Sí, estoy acostumbrada a las críticas. Si no te
acostumbras, y las buscas, ya sean para evolucionar o para autoflagelarte para
poder ser mejor, es que eres tan prepotente que piensas que no necesitas
aprender nada más, que eres maestro sin metas ni objetivos en la vida.
Sin embargo, lo que es el tema de la censura, me cuesta
tanto concebirlo que cuando lo vivo, en pleno siglo XXI, en mis propias carnes,
mi vena mas rebelde se revela hasta que no puede más.
¡No soy prepotente! Prometo que no lo soy. ¿Orgullosa? Sí,
lo llevo en los genes, en el ADN y en cada poro de mi piel. ¿Insensible? ¡NO!
Pero cuando una revista on-line me dice que los contenido que escribo
relacionados con el sexo no son adecuados por insinuar en mis fotos algo y en
mis escritos hablar claro sobre algunos temas que no deberían ser peliagudos
traspasado el siglo XX, me revelo. ¡No puedo callarme! No por que sea más que
nadie, ni más lista, ni más nada. ¡No es justo vetar contenidos que no son ni
pornográficos, ni insustanciales! ¡No! El sexo forma parte de la vida adulta y
no debe esconderse tras un espejo tintado para que sigamos ciegos en temas que
nos podría ayudar a mejorar y a sentirnos mejor con nosotros mismos.
Mas las mentes perturbadas de este continente llamado
Europa, hace que dicho contenidos sean considerados inadecuados y con una
explicación así de sencilla: “¿Enseñaría esas fotos a un niño?”
Intenta hasta crearte remordimientos de conciencia.
Mi respuesta ha sido tajante: ¡No voy a escribir sobre eso temas! Acepto su arcaica política
retrograda anclada en el pasado. Ahora bien, su web está destinada para
personal adulto, ergo, un niño jamás verá ese contenido pues… no es el publico
para el que van dirigidos (¡Lo siento! Pero no podía callarme).
No son muchos los lugares donde uno puede ser uno mismo y
mostrar sus ideas con nombre y apellido. Lo que verdaderamente es más
insultante, es que personas adultas oigan, lean o escuchen la palabra sexo y
sigan creyendo que es un tema tabú, que hay que esconder a quien intenta
instruir o informar. ¡Eso sí que es lamentable! La evolución va hacía adelante
señores, nunca hacía atrás les guste o no. ¡No voy a volver a las cavernas! ¡No
voy a tumbarme y dejarme hacer! ¡No! La revolución sexual ha llegado les guste o
no. ¡¡¡ABRAN LOS OJOS!!! Quizás acaben aprendiendo algo de provecho.
MORALEJA: Matthew Gregory Lewis dijo: “Una mala composición
lleva consigo su propio castigo: el desprecio y el ridículo. Una buena suscita
la envidia y hace recaer en el autor infinitas mortificaciones; se ve atacado
por la crítica parcial y malhumorada. Uno encuentra defectos al plan, otro al
estilo, un tercero al precepto que se quiere inculcar. Y quienes no logran
encontrar defectos en el libro se dedican a estigmatizar al autor. Sacan con
malicia, de la oscuridad, todas las menudas circunstancias que pueden poner en
ridículo su carácter o conducta personales, y apuntan a herir al hombre ya que
no pueden herir al escritor. En una palabra, ingresar en el ejercicio de la
literatura es exponerse adrede a los dardos del desdén, el ridículo, la envidia
y la desilusión. Escribas bien o mal, ten la seguridad de que no escaparás a la
censura”.
La protección de los niños del supuesto daño que les pueden hacer imágenes sexuales se ha convertido en la última disculpa de la censura. Pradógicamente, ahora sabemos quienes son los que abusan sexualmente de los niños: los curas que se dedicaban a acusar de pederastia a los gays y a reprimir la sexualidad a diestro y siniestro. Como explica el libro "Harmful to minors" (cuya publicación fue un gran escándalo), a los niños en realidad no les interesa las imágenes pornográficas que nos excitan a los mayores. Si acaso, les dan asco. Por otro lado, está bien empezar a hablarles a los hijos de sexo desde que son peuqeños, para que se acostumbren a tratarlo como un tema normal. Esperar a la adolescencia para hacerlo no es conveniente, pues es entonces cuando los hijos se mostrarán más reacios a hablar de ello.
ResponderEliminarTienes mucha razón Hermes. Mientras hablan de moralina se olvida de la moral. Sin lugar a dudas siempre habrá algo que ha alguien no le agrade, pero no por eso de debe usar a los niños para que las palabras lleguen mas allá y fluyan.
Eliminar