viernes, 28 de noviembre de 2014

CENSURA QUE CENSURARAS





Sí, estoy acostumbrada a las críticas. Si no te acostumbras, y las buscas, ya sean para evolucionar o para autoflagelarte para poder ser mejor, es que eres tan prepotente que piensas que no necesitas aprender nada más, que eres maestro sin metas ni objetivos en la vida.

Sin embargo, lo que es el tema de la censura, me cuesta tanto concebirlo que cuando lo vivo, en pleno siglo XXI, en mis propias carnes, mi vena mas rebelde se revela hasta que no puede más.

¡No soy prepotente! Prometo que no lo soy. ¿Orgullosa? Sí, lo llevo en los genes, en el ADN y en cada poro de mi piel. ¿Insensible? ¡NO! Pero cuando una revista on-line me dice que los contenido que escribo relacionados con el sexo no son adecuados por insinuar en mis fotos algo y en mis escritos hablar claro sobre algunos temas que no deberían ser peliagudos traspasado el siglo XX, me revelo. ¡No puedo callarme! No por que sea más que nadie, ni más lista, ni más nada. ¡No es justo vetar contenidos que no son ni pornográficos, ni insustanciales! ¡No! El sexo forma parte de la vida adulta y no debe esconderse tras un espejo tintado para que sigamos ciegos en temas que nos podría ayudar a mejorar y a sentirnos mejor con nosotros mismos.

Mas las mentes perturbadas de este continente llamado Europa, hace que dicho contenidos sean considerados inadecuados y con una explicación así de sencilla: “¿Enseñaría esas fotos a un niño?” Intenta hasta crearte remordimientos de conciencia.

Mi respuesta ha sido tajante: ¡No voy a escribir sobre eso temas! Acepto su arcaica política retrograda anclada en el pasado. Ahora bien, su web está destinada para personal adulto, ergo, un niño jamás verá ese contenido pues… no es el publico para el que van dirigidos (¡Lo siento! Pero no podía callarme).

No son muchos los lugares donde uno puede ser uno mismo y mostrar sus ideas con nombre y apellido. Lo que verdaderamente es más insultante, es que personas adultas oigan, lean o escuchen la palabra sexo y sigan creyendo que es un tema tabú, que hay que esconder a quien intenta instruir o informar. ¡Eso sí que es lamentable! La evolución va hacía adelante señores, nunca hacía atrás les guste o no. ¡No voy a volver a las cavernas! ¡No voy a tumbarme y dejarme hacer! ¡No! La revolución sexual ha llegado les guste o no. ¡¡¡ABRAN LOS OJOS!!! Quizás acaben aprendiendo algo de provecho.

MORALEJA: Matthew Gregory Lewis dijo: “Una mala composición lleva consigo su propio castigo: el desprecio y el ridículo. Una buena suscita la envidia y hace recaer en el autor infinitas mortificaciones; se ve atacado por la crítica parcial y malhumorada. Uno encuentra defectos al plan, otro al estilo, un tercero al precepto que se quiere inculcar. Y quienes no logran encontrar defectos en el libro se dedican a estigmatizar al autor. Sacan con malicia, de la oscuridad, todas las menudas circunstancias que pueden poner en ridículo su carácter o conducta personales, y apuntan a herir al hombre ya que no pueden herir al escritor. En una palabra, ingresar en el ejercicio de la literatura es exponerse adrede a los dardos del desdén, el ridículo, la envidia y la desilusión. Escribas bien o mal, ten la seguridad de que no escaparás a la censura”.

2 comentarios:

  1. La protección de los niños del supuesto daño que les pueden hacer imágenes sexuales se ha convertido en la última disculpa de la censura. Pradógicamente, ahora sabemos quienes son los que abusan sexualmente de los niños: los curas que se dedicaban a acusar de pederastia a los gays y a reprimir la sexualidad a diestro y siniestro. Como explica el libro "Harmful to minors" (cuya publicación fue un gran escándalo), a los niños en realidad no les interesa las imágenes pornográficas que nos excitan a los mayores. Si acaso, les dan asco. Por otro lado, está bien empezar a hablarles a los hijos de sexo desde que son peuqeños, para que se acostumbren a tratarlo como un tema normal. Esperar a la adolescencia para hacerlo no es conveniente, pues es entonces cuando los hijos se mostrarán más reacios a hablar de ello.

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    1. Tienes mucha razón Hermes. Mientras hablan de moralina se olvida de la moral. Sin lugar a dudas siempre habrá algo que ha alguien no le agrade, pero no por eso de debe usar a los niños para que las palabras lleguen mas allá y fluyan.

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