El móvil. ¡¡¡QUE GRAN INVENTO!!! Y es que ya no imaginamos
la vida sin este aparatito que hace de todo: fotos, envía mensajes, permite
llamar, puede ser utilizado para recibir el correo, controlar la agenda, mensajería
instantánea y todo, en un tamaño prácticamente minúsculo.
Muchos son los que utilizan el móvil como una herramienta
de trabajo. Otros porque se siente solos y en cierta manera, entre las redes
sociales y los chats entre amigos, hasta siente cierta compañía con el (incluso
me atrevería a decir que hasta la función vibrador a beneficiado a mas de uno o
de una si llevaba mucho tiempo sin… cumplir con su misión de liberar “mala
leche”, nunca mejor dicho).
Para mi es útil de lunes a viernes pero el fin de semana,
se convierte en una forma de crear controversia con todos los que me rodean,
desde amigos hasta familiares. ¿Por qué tengo que tener el móvil encendido el
fin de semana? Yo decido apagarlo siempre, desde que tuve que agenciarme de uno
para cuestiones laborales. Llegado mi tiempo libre, es un aparato que a mi,
principalmente, me estorba y mucho. Pero obviamente la equivocada soy yo. ‘¿Y
si alguien quiere contactar contigo para algo?’ Me dicen los que “me quieren” en un afán
que yo considero mas de control que de estimación. Obviamente, la función de
desconectar el móvil es especialmente, para darme permiso a mi misma para tener
dos días de paz y tranquilidad sin tener que soportar su estúpido y molesto
ruidito (el del móvil, no el de la familia y amigos que PARA NADA son molestos,
o no casi siempre).
¡Pues no! El móvil tiene que tenerse encendido por la
mañana, por la tarde, por la noche y, como mucho, se puede poner en silencio.
¿Habrán oído hablar esos que TANTO ME QUIEREN del ahorro energético? ‘¡Oh!
¿Y si sale una emergencia?’ Llegados a este momento donde mi paciencia
ya es mínima que un pelo rubio solitario de Pitufo en las piernas de Pitufina
tras una depilación recuerdo cuando no teníamos teléfono fijo ni en casa. Era
un día de agosto de hace ya bastante y mi abuelo falleció a mas de mil
kilómetros de donde nosotros vivíamos. Eran las tres de la mañana y la puerta
sonó con insistencia. Era la vecina de arriba, a la que por la dirección
nuestra había localizado nuestra familia de allí y nos informó de la mala
noticia, de la emergencia. Y es que, nos guste o no, incluso si tienes el móvil
desconectado o si ni siquiera se ha inventado, esas noticias llegan pese a que
sean las únicas que no desees recibir.
Pese a esto, sigo siendo una rebelde que apaga su móvil el
fin de semana. ¿Por qué? Porque ya que no dejo que un reloj me diga que tiempo
me queda, ya que no permito a un termómetro de pared que me diga si tengo que
tener calor o no, no voy a permitir jamás, que un móvil suene cuando yo no deseo
ni verlo conectado, le guste o no a los que TANTO ME QUIEREN Y ME RODEAN.
MORALEJA: Arturo Pérez-Reverte dijo: “La rebeldía es el único refugio digno de la
inteligencia frente a la imbecilidad.”
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