LLEGÓ
EL FRÍO
Ahora
que el fresco ha llegado,
las
noches tan largas dibujan
tu
nombre en cada
pliegue
de mi cama.
Oigo
crujir las mantas
con tus
recuerdos engarzados
a fuego
en cada hilo tejido.
Si
busco entre mis lecturas
serenidad
y sosiego,
una
nueva forma
para
alejarme de tu recuerdo,
me
secuestra mi almohada
con tu
aroma ungido hasta
el
mismo centro de su cuerpo.
¡Llegó
el invierno!
Todo
huele a frío.
¡Nada
consigue
escarcharte
en mi vida!
Quemas,
te abres paso
entre
ventisca imposibles
de
soportar para un cuerpo humano.
Naces y
renaces en cada
viento
helado del norte,
que se
mete en mi blusa
buscando
mi carne.
No
puedo apartarlo.
¡No lo
deseo!
Siento
el sueño adormecerme,
la
sangre sin vida correr más
lentamente
por mis venas.
La
hipotermia es inminente.
Ha
llegado la luz
al
final del túnel,
la
manera perfecta
para
decir de una vez adiós.
Entre
las sombras,
una
quimera me perfila
uno de
tus beso en mi boca.
Me
enardezco con el volcán
que has
hecho avivar en mí.
¡No
podré morirme nunca!
Mientras
sigas tan presente
a fuego
en todo mi ser.
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