Mira que pasan cosas raras
en el mundo, pero hay algunas que verdaderamente arrancan unas carcajadas con
tanto arte que pese a lo “violentado” de la situación, al pensarlo aún con más
calma, la carcajada se conveniente en una risotada más que sonora.
Una británica de veintitrés
años de edad, asidua de las vacaciones en Marbella, decidió darse un paseo por
el peñón pues deseaba ver a los macacos de Berbería de la región.
Los animalitos al ver a la
muchacha, empezaron a jugar con la parte de arriba de su bikini y según la
afectada, a hacer tocamientos de índole sexual. Al final uno de los macacos le
quitó la parte de arriba y los que pasaban por su lado, pese a los gritos de la
chica, se reían de la escena pues les resultaba de lo más cómica. ¡Pensaban que
era una broma!
Sin embargo, la joven
panadera de Macclesfield, al auxilio de uno de los agentes del orden, pidió
interponer una denuncia. La policía le dijo que eso era imposible ya que los
macacos de Berbería eran animales salvajes y por lo tanto, no podían cometer
delito alguno.
La chica seguía muy
alterada y ofendida ante la actitud, según ella, nada profesional de los
agentes. A estos uno de él acabo con la despechada señora interpelándole la
siguiente pregunta: “Y si pudiera, ¿Cree que podría reconocer a su atacante de
una línea de varios sospechosos?”
La mujer no le quedó otra
cosa aguantarse con su enfado y dejar pasar el accidente aislado. Es más, los primates
no fueron a verla sino que ella fue en busca de los monos y como bien dice el refrán:
“Quien con niños se acuesta mojada se levanta”.
Lo mas cómico de todo no es
que una mujer se indignara porque le quitaran la parte de arriba sin son
consentimiento. Tampoco el hecho de lo avispado que estuvo el policía cuando la
mujer, enfurecidísima, se empeñaba en interponer una denuncia contra los
macacos. Lo más gracioso de todo es que después de Perros Callejeros, Perros
Callejeros II y Perros Callejeros III: los últimos golpes de El Torete (que como muchos saben son
películas españolas que se basan en la vida del Torete (conocido delincuente de
la Barcelona de los años setenta y ochenta y sus amigos forman una pandilla de
pequeños ladrones cuya edad media ronda los quince años de edad), en pleno
siglo XXI ya me imaginaba dichas películas actualizadas con títulos: Macacos
Callejeros, Macacos Callejeros II y Macacos Callejeros III: todo por sus
pechos. Sé que no debería mofarme de esta manera pero es que hay mujeres que de
verdad no saben reconocerse cuando están haciendo el ridículo y un acto como el
tratar de denunciar a un mono salvaje, es para partirse la caja durante tres
meses y medio sin parar ni a comer, ni a nada.
(Aunque aún soy más mala de
pensamiento. Imaginad que la denuncia trasciende. Primero encontrar un intérprete
para que el pobre animal se pueda defender en condiciones. Una vez conseguido
(cosa nada fácil) imaginad que el macaco rebate su acusación con una denuncia
de provocación en toda regla. Mirar, si después el juez le da la razón al
animalito es que es para MORIRSE DE LA RISA,
jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja).
MORALEJA: Friedrich
Wilhelm Nietzsche dijo: “La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis
de humor que es capaz de utilizar”. Ahí queda eso.
Pues tiene una cierta lógica, pues hoy en día mucha gente habla de los "derechos del animal", es decir, quieren tratarlos como si fueran personas. Pues si los animales tienen derechos, también deben ser responsables de sus actos. ¿O no?
ResponderEliminarNo te digo que no pero te digo como le dijo el polícia a la mujer: “Y si pudiera, ¿Cree que podría reconocer a su atacante de una línea de varios sospechosos?” ¿O tu eres de los que castiga a toda la clase por culpa de uno?
EliminarGracias por tu comentario.