Hoy, en Túnez a primera hora de la mañana, tres supuestos
yihadistas vestidos con uniformes militares intentaron asaltar la sede del
Parlamento de Túnez y, tras un tiroteo, se refugiaron con rehenes en el vecino
museo del Bardo.
El balance, por desgracia no definitivo hasta ahora, cuenta
con treinta y dos heridos y veintidós muertos de los cuales, una veintena eran
turistas.
En los últimos años, se ha sufrido un repunte de la
actividad yihadista en esta zona. Decenas de guardias nacionales han muerto o
han sido heridos por combates contra los islamistas.
Muchos son los que apuntan que esto es debido a un precario
sistema educativo, unido al alto índice de paro y la falta de esperanzas en una
sociedad atrapada por la crisis económica han hecho, además, que las tesis de
los radicales islámicos hayan comenzado a calar en una nación conocida
tradicionalmente por su modernidad y laicismo.
Como podéis leer, los síntomas no son muy distintos de los
que sufre nuestro país en este momento. Muchas son las familias que han tenido
que pegar una patada en la puerta y meterse a vivir de ocupas para no perder a
sus hijos. Muchas son las familias a las que la pobreza era una desconocida se
han convertido en una compañera mucho más que molesta sobretodo cuando en el
día a día no hay nada para llevarse a la boca.
Entonces… ¿Por qué aquí no se sucede este “ataque
terrorista” contra todo y todos? Los muertos y los heridos del atentado de hoy
en Túnez eran de distintas nacionalidades (española, italiana, polaca, alemana,
colombiana, brasileña, sudafricana,…). ¿Por qué en España no nos alzamos con
esa furia que no parece tener fin? La situación es muy difícil para todos.
Muchos a los que la falta de recursos le superó al llegar la crisis se quitaron
su vida, se suicidaron. Otros optaron por el camino de la calle. Pero pese a
que la angustia y el sufrimiento por no tener nada, no ha llevado a crear un
grupo terrorista para acabar con todo y con todos porque sí.
Los españoles no son ni más buenos, ni mejores, ni más
sensato que el resto de seres humanos de la tierra. Pero por desgracia, saben
lo que es el terrorismo, saben lo que es un atentado. Por desgracia, saben lo
que es perder a seres queridos por culpa de terror causado por personas con una
mentalidad subdesarrollada. Por desgracia, tenemos nombres y apellidos que han
perecido en el intento de que todos podamos vivir en paz sin buscar nunca
ninguna guerra.
Hace mucho que nos pusieron en el punto de mira. Aún nos
cuestionamos porque a nosotros. Si hay que culpar a alguien de estas muertes,
de las de hoy, de las del pasado, de las que por desgracia van a llegar por
mucho que tratemos de evitarlo, sin duda no es la gente de a pie con una vida
normal y corriente. Si hay un culpable, no hay que buscarlo en el transeúnte
que sale de su casa a ganarse la vida, ni en el pobre trabajador que cansado se
toma unos días de vacaciones para olvidarse de la horrible realidad que se vive
en nuestro país (nunca la de nuestros dirigentes que esa es otra España QUE NO
EXISTE Y QUE JAMÁS EXISTIRÁ mientras ellos y personajes como ellos, están en el
poder). Si hay un culpable, no seré yo el que lo indique con el dedo acusador
para que vayan a por él con todo su arsenal militar. ¡No! El único culpable
cuando alguien decide matar, asesinar, atentar contra una vida, es el que carga
el arma en su hombro y dispara.
La vida es muy corta para perderla por motivos tan sin
sentido. La lucha tiene que ser interna para llegar a ser mejores para con
nosotros y con el resto del mundo. Si uno se pasa buscando toda su vida al
enemigo, cuando el espejo de la realidad se lo ponga delante suyo, no va a
saber identificarlo pues nunca hubo culpable, sólo personas que no debieron
morir así.
MORALEJA: Umberto Eco dijo: “El fin del
terrorismo no es solamente matar ciegamente, sino lanzar un mensaje para
desestabilizar al enemigo”.
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