Un nuevo accidente aéreo. Un avión de la compañía alemana
Germanwings (la compañía Low Cost del grupo Lufthansa), salía del Prat con
destino Düsseldorf a las diez horas de esta mañana. En él viajaban ciento
cincuenta personas.
Un portavoz de Germanwings ha explicado que a las 10:47 el
Airbus (pilotado por un comandante con diez años de experiencia y 6.000 horas
de vuelo), comenzó a perder altura. A los pocos minutos se situó a 1.800 metros y a las
10:53 se tuvo el último contacto. En la zona, los picos más altos alcanzan los 3.000 metros.
El avión pasó en apenas nueve minutos de los 30.000 (9.000 metros) a 6.900 pies (1.800 metros). Se
desplazaba a una velocidad de al menos, seiscientos cincuenta kilómetros por
hora. Según el Ministerio de Exteriores francés, el accidentado es uno de los
aviones más viejos de la compañía. Winkelmann ha negado que la edad del avión
pueda ser una causa, aunque no ha querido "especular" sobre los
motivos del accidente y ha apostado por ser "prudente". La aeronave
no emitió ninguna llamada de emergencia: fue el controlador del aeropuerto más
cercano el que dio la voz de alarma cuando detectó la pérdida continua de
altura.
De las muchas cosas que se han dicho sobre esta tragedia,
hay una que a mí no para de darme vueltas en la cabeza. Ayer justamente este
avión, según datos de las noticias emitidas en las televisiones autonómicas y
estatales, no voló pues la puerta no cerraba bien y los tripulantes, se negaron
a viajar con él. Hoy, después de lo ocurrido ayer, una pregunta asalta mi
mente: ¿Qué ha hecho que este avión viejo y con un problema grave más que
demostrado volara hoy?
Un billete, ya sea en una compañía low cost o no, nunca
valdrá lo que vale una vida.
Las responsabilidades, pues siempre en cualquier accidente
hay un factor humano, no deberán quedar sin nombres y apellidos, sin una
justicia que ponga paz en los corazones y en las vidas de los familiares de las
víctimas de este accidente de avión.
¡Nadie debió autorizar que ese avión despegara! Ciento
cincuenta vidas arrebatadas antes de tiempo lo confirman.
Cuando la vida deja de valer tan poco, uno se pregunta
tantas y tantas cosas que la mente no es capaz de asimilarlo. ¿Se pudo evitar
este accidente? Sí, se pudo evitar. ¡Todos los accidentes se pueden evitar!
Ahora bien,… ¿Quién hizo que no fuera así?
MORALEJA: Pelet de la Lozere dijo: “Las penas de la vida
ayudan a soportar la idea de la muerte; y la idea de la muerte ayuda a soportar
las penas de la vida”.
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