Lunes, 14 de marzo de
2016
Todos pensamos que cada
día damos lo mejor de nosotros mismo. Yo también lo pienso pero hay veces que
me planteo… ¿Seguro que este es ese día que estaba dando lo mejor de si?
Como hoy por ejemplo.
Al entrar en uno de los baños de la empresa en el que no había entrado hasta
ahora (es que hay varios pues somos muchas), un cubículo más estrecho y escaso
como donde trabajo cada día, he encontrado algo realmente sorprenderte: un gran
armario empotrado (más grande incluso que mi cubículo que me ha dado ganas de
meterme dentro de él con mi mesa, mi ordenador, mi papelera, mi cajonera, mis
estanterías de plástico azul, mis papeles, mi bote de bolígrafos para sentirme
ampliamente cómoda). Mas lejos de empezar a mover muebles de oficina de acá
para allá, la frase de dar lo mejor de mí, se me ha colado dentro de la cabeza.
¿Qué estaría esperando el hombre que se le ocurrió hacer un armario empotrado
más que el baño dentro de uno de ellos? Además de ser un lugar raro para poner
un armario empotrado, lo mejor de todo, es el uso tan bueno que se le da:
dentro… NO HAY ABSOLUTAMENTE NADA. Ni tampones en plan de urgencia, ni
compresas para lo mismo, ni papel higiénico, ni siquiera un bote de lejía por
casualidad. ¡¡¡NADA!!! Todo un espacio enorme, dentro de un espacio minúsculo,
que no se aprovecha para nada. Ni de almacén, ni de oficina, ni de cuarto
auxiliar, ni siquiera para hacer entrevistas. ¡Nada! Dentro no hay más que un
armario vació.
Pero luego, la segunda
visita al baño, ha sido aun peor. ¿Y si a alguien le daba por meterse dentro
para darte un susto? No es uno de los mejores momentos para gastar una broma, y
menos cuando una mujer está en esos días del mes en los que más que hablar
grita, más que ser un remanso de paz muerde, más que reírse por la broma, es
capaz de meter a su compañera dentro y tapiar ese agujero en la pared en menos
de dos minutos por siempre jamás. ¡Nadie lo sabría! Día tras día, sin que nadie
recordara ese agujero en la pared de un hombre, que en un momento de
inspiración máxima, colocó en un mini baño de oficina, sólo para que una mujer
con la regla, se vengara de la becaria que se metió dentro del mismo en el peor
momento para darte un susto.
Y es lo que tenemos las
mujeres: honestas, dulces, tiernas, femeninas,… Pero en los momentos
menstruales… ¡¡¡ANIMALES CON GANAS DE SANGRE (lo siento Victoria,… alguien tenía
que pagar los platos rotos)!!!
MORALEJA: Charles Dickens dijo: “Hay hombres que parecen tener sólo una idea
y es una lástima que sea equivocada”.
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