Martes, 15 de marzo de 2016
No sé si os habéis dado cuenta de
la forma que tiene de conducir la gente. Da igual si son hombres o mujeres, van
como locos, como si llegaran tarde a cualquier lado.
Hoy el accidente ha sido contra una
persona, dos personas muy importantes para mi sobretodo el niño de nueve años
que ha quedado conmocionando del shock. Volvían a casa como cada día por unas
carreteras de curvas. Durante más de diez kilómetros de carretera, es
obligatorio que no se exceda los cincuenta kilómetros por hora. Los que se
preocupan por los demás, como este caso, siguen la normativa. Pero aquellos o
aquellas que se creen inmortales, cogen esas curvas en forma de herradura
algunas, como si no les importara nada su vida ni las del resto ya que a
ciertas velocidades, uno acaba invadiendo el carril contrario.
Eso es lo que ha pasado hoy. Un
coche ha invadido el carril contrario y lejos de poder controlar su velocidad
para poder evitar el choque, ha envestido el coche que iba por el otro carril
dejándolo para el arrastre. Por suerte, los cinturones de seguridad les han
evitado un daño mayor. Ahora sólo hay que esperar que se les pase el susto, los
nervios y sobretodo, que le arreglen lo antes posible el coche o que al menos
le pongan uno de sustitución cosa que no pinta muy bien.
A la otra persona le daba igual
como ha quedado su vehículo. Tenía otro para el día siguiente (o eso le ha
dicho al que le ha llamado al móvil que ha cogido mientras rellenaban el parte
de accidente). Pero aquel que circulaba de forma correcta, a la velocidad
adecuada, siguiendo todas las precauciones que solicita el tener un coche entre
manos y llevar vidas dentro de él, se ha quedado tirada en mitad de la
carretera, bajo la lluvia. Además, se quedará sin medio de transporte porque no
llega el trasporte público donde viven.
Para lo que podía haber pasado
francamente no ha sido nada. Pero lo realmente horrible es que día tras día,
hay personajes, personajillos y verdaderos estúpidos, que conducen como si fueran
los dueños de la carretera, como si ellos sólo tuvieran coche. Es por eso que
coches, motos y ciclistas sufren las consecuencias de estos tipejos que van
como de perdonavidas por la vida, haciendo más mal que bien, y en algunos
casos, hasta causando unas muertes que no deberían haber pasado nunca.
Seamos todos conscientes de una
cosa: la vida es un ratito y todos formamos parte de este mundo donde un error
puede destrozar más de una familia por siempre jamás.
MORALEJA: Confucio dijo: “El hombre que ha cometido
un error y no lo corrige comete otro error mayor”. Ojalá sirva de algo el gravar
esta frase en alguna retina a fuego. ¡Sé consiente! No cometas un error mayor.
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