Sé que es algo infantil, pero desde muy pequeña he tenido
un poco de temor a las estatuas. ¡Me encanta el arte! Bueno,… me apasiona. Mi
deseo siempre era visitar Italia y ver sus cuadros, sus esculturas, sus
estructuras antiguas paganas y cristinas, zambullirme en todo su arte en
mayúsculas. En 2002 pude recorrer ese bello país y ver la grandeza que allí se
oculta.
Sin embargo, ese temor de cuando era pequeña, no estaba del
todo superado. Es más, cuando vi en Florencia, si mal no recuerdo, el Rapto de
las Sabinas es algo que me cautivó y me hizo estremecer por igual. Aquellas
manos cinceladas en mármol en la carne, que se podía sentir hasta la angustia
por la fuerza que era agarrada, era tan real, tan pura que se me hacía imposible
concebir que fuera sólo mármol pues parecía tener alma toda ella.
Ahora, con el último descubrimiento dentro de una estatua
de Buda, ese temor de niña, se incrementa: una figura budista con una momia
dentro.
La figura, decorada con laca y pintura dorada, fue una de
las piezas “estrella” en una exposición realizada el año pasado en el Drents
Museum de Assen, en los Países Bajos. Lo curioso de esta pieza es que no es
“simplemente” una escultura de casi mil años de antigüedad, la pieza cuenta en
su interior con algo igualmente valioso: la momia de un monje budista que vivió
en las fechas de creación de la estatua.
Pese a que este hallazgo fue descubierto en 1996 al pedir
su propietario una restauración de la figura, no fue hasta el año pasado cuando
un grupo de expertos liderados por Erik Bruijn (especialista en arte y cultura
budistas) sometieron a la estatua a una batería de pruebas que incluían
tomografías computerizadas y análisis con una sonda médica.
Gracias a la investigación de la estatua en cuestión y más
concretamente en la momia que se halla en su interior, los expertos creen haber
averiguado su posible identidad, que se correspondería con el maestro chino
Liquan, un célebre monje budista del siglo XII que fue muy venerado tras su
muerte, pues tenía fama de haber alcanzado la iluminación.
Pese a que lo mío es más un temor pasajero, este nuevo
descubrimiento no le va a sentar nada bien a los que sufren esterofobia, miedo
a las estatuas (se llama así porque se les llamaba esteros en griego, que significa
"tema viviente").
Sin lugar a dudas no deja de ser una gran curiosidad y uno
de los motivos de visitar cualquier exposición que contenga, no sólo esta pieza
en concreto, sino aquellas que contengas piezas de gran veracidad artística que
nos haga imaginar mientras paseamos… ¿Tendrá una momia dentro?
MORALEJA: Auguste Rodin, (1840-1917)
escultor francés contemporáneo del Impresionismo, y considerado como un artista
importante, a tal punto de entenderse que es uno de los "padres de la
escultura moderna", dijo: “Hay fuerzas desconocidas en la naturaleza, cuando nos
entregamos por completo a ella, sin reservas, ella nos las proporciona, nos
muestra formas que nuestros ojos no ven y nuestra inteligencia no entiende ni
imagina”.
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