Cuesta despedirse de alguien sobretodo cuando es para siempre: lamentos, dolor, angustia, vacío, recuerdos,… Mas duro es cuando alguien desaparece para siempre y por mucho que lo busques, por mucho que intentes poner fin a un sufrimiento de no tener una tumba dónde poner flores, dónde poder visitarle, dónde poder desfogar un dolor que durará para siempre con lágrimas que liberen la angustia que el corazón lleva como una cadena perpetua incurable.
No entiendo como hay personas que teniendo poder, disponiendo de lugares, de fechas, de nombres quieran seguir enterrando un pasado dónde murieron muchos, sin depender del bando en el que lucharán por una creencias o por otras, y que muchas años después sigan sus parientes sin poder ni siquiera abrir la boca para decir que quieren encontrar a los suyos para darles sepultura. Da igual si se es cristiano o no pero si hay una ley divina en la que algunos creen, si existe ese infierno del que hablan algunas religiones,… ¿Por qué negar excavar en una tierra que clama a gritos un poco de cura aliviando su dolor dejando ver lo que en ella se intentó ocultar?
Si la guerra acabó hace muchos años, si todos somos personas que tuvimos alguien que sufrimos la pérdida de un ser querido que no hemos localizado aún,… ¿Por qué se le niega la sepultura a nuestros muertos? ¿Por qué hay lápidas para unos y fosas comunes de las que no se quieren hablar para otros? ¿Cuánto mas van hacer sufrir a aquellos que dejaron sin vida y no dejaron poner su nombre ni en una piedra para saber dónde yacían? ¿Qué más hay que esconder en este sin sentido de la vida? ¿Qué se guarda junto a los huesos de nuestros desaparecidos que sólo nombrarlos asusta a muchos que aún están vivos y ni siquiera estaban vivos en esa batalla?
Duele pensar que tras la muerte haya diferentes paraísos para unos u otros porque es muy seguro que no hay peor infierno que el tener que vivir en un mundo donde el recuerdo del recuerdo no dejan que sean nombrado.
MORALEJA: La sangre que bañó el campo de batalla fue roja por los bandos. Los cuerpos sin vida que están desaparecidos los hay por los dos bandos. La memoria histórica tiene que existir para que aprendamos de los errores. No es malo decir que un muerto está muerto y tampoco querer encontrar sus restos para poner fin a un sufrimiento que ya dura años. ¡El fin es duro pero más cuando no se permite llegar a ese final!
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