lunes, 2 de diciembre de 2013

SER VERDUGO. SER VÍCTIMA

 

Cuando alguien habla de verdugo a mí me viene a la mente un hombre encapuchado, fuerte, con una hacha muy grande afilada en las manos. Era el ejecutor, la parte final de la sentencia de muerte, la mano que daba fin con la vida del acusado. Siempre pensé en ellos como personas sin alma, sin corazón, sin sentimientos. Nunca me imaginé que cumplían una misión, unas órdenes trasmitidas desde más arriba. Jamás los vi como parte del fin de una cadena.

 

Cuando alguien habla de víctima me viene a la mente la imagen de una persona sin fuerzas, desaliñada, falta de carácter. Su cuerpo esta con el porte cansado, con la mirada perdida sin saber muy bien donde está y porqué se encuentra en esa tesitura. Se trata, en mi subconsciente, de alguien que estuvo en el lugar inadecuado a la hora más desafortunada del mundo. Un “cabeza de turco” para llegar al fin de algo, sin que ese final ni sea el más correcto o el más adecuado.

 

 ¿Se puede ser verdugo y víctima? En mi mente son contrarios así que yo digo que no. Es como decir que puedes ser parte de la solución y del problema por igual. ¿Tiene sentido? Si tu has causado ese problema,… ¿Cómo va a estar en tu figura ser la solución?

 

¿Se puede ser una víctima falsa? ¡Eso si! La víctima puede ser algo que alguien construyó para un objetivo concreto y que sólo, cuando cumpla su misión, será liberada (no literalmente obviamente).

 

¿Se puede ser un verdugo falso? De poder se puede pero es más complicado. Un verdugo tiene unas características muy gigantescas concretamente hablando. La fortaleza no se puede fingir, ni la falta de escrúpulos, ni la carencia de sentimientos.

 

¿Por qué hoy mi pequeña diatriba se enfoca en las víctimas y los verdugos? La verdad es que no lo sé. Mirando hoy a mi alrededor he visto muchos verdugos, gente potencialmente cruel, sin sentido del respeto por la vida humana. Sin embargo, las víctimas, en el mundo real, son invisibles. ¡No podemos verlas! Sabemos que están ahí pues el que mata y el que sufre conviven día a día el uno con el otro en el bar, en la cafetería, en la empresa, en la cola del supermercado,… en cualquier parte. Quizás por eso mi escrito vaya de eso hoy: es muy fácil descubrir la parte mala de las personas, de muchas personas en concreto, pero esa parte que flaquea, que les hace ser débiles no aparece a simple vista. Quizás, sin poder serlo, todos seamos verdugos y víctimas por igual y ya se que he dicho que eso no es posible anteriormente. Pero sino me doy esta explicación hoy es como si aceptara que todos los que hacen daño están ahí, al salir de la puerta de mi casa y los que sufren, simplemente,… no existen. ¡Duele hasta decirlo! Necesito saber que existen víctimas en el mundo simplemente para creer que hay gente con corazón y con alma que sólo eligió un mal momento para dejar de enseñar que en él o en ella, habita un ser humano completo.

 

MORALEJA: Johann Kaspar Lavater dijo: "Si quieres ser sabio, aprende  a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y acallar cuando no tengas nada que decir."

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