domingo, 28 de julio de 2013

JAMÁS SOSPECHARÁN QUE VIVO ENTERRADA (poema)


 

JAMÁS SOSPECHARÁN

QUE VIVO ENTERRADA

 

Enterrada por papeles y escombros,

soy la prueba viva del destierro.

Ni patria,

ni casa,

ni nombre,

ni dueño.

 

Me perdí en febrero,

… ¡Nadie me buscó!

Llegó abril al golpear

mi techo pero yo no estaba.

En junio alguien

se acordó de una chica,…

pero no era yo.

Corrieron rumores

de desaparición, pero

no era de la mía.

 

Al fin me olvidaron

(no recuerdo que me

recordaran nunca).

 

Jamás sospecharán que vivo enterrada.

A ellos ya no les importa si vivo.

NO ES FÁCIL (poema)


 
NO ES FÁCIL

 

Me he mirado en tus

ojos una vez más.

¡No vi nada!

Me busqué en lo

más profundo.

¡Sólo noté tu ausencia!

¿Por qué me castigas

con tu indiferencia?

 

¡No es fácil seducirte!

 

Siempre huyendo por huir,

siempre fingiendo por fingir,

siempre escapado por escapar.

¿Tanto te asusta amar?

 

¡No es fácil quererte!

 

Nada tiene valor en tu mundo

y todo pierde el sentido.

Vivir con las ganas y

el deseo contenidos es

estrellarse cien mil veces

con el mismo muro

y querer volver a golpearte

una y otra vez más.

 

¡No es fácil pensarte!

¡No es fácil imaginarte!

 

Me gustaron los retos.

Ahora,… sólo espero un último

movimiento certero para

rendirme por siempre.

¡Ya no quiero jugar más a

ser tu sombra ardiente!

 

No es fácil estar a tu altura

y ya me cansé de marearme tanto.

¡Me apeo viejo!

Te dejo seguir tu camino.

 

¡No es fácil haberte amado!

sábado, 27 de julio de 2013

EL CRONÓMETRO ME DEJÓ UN MINUTO (poema)


 
EL CRONÓMETRO ME DEJÓ UN MINUTO
 

El cronómetro me dejó un minuto,…
no puedo desperdiciar ni un segundo.
No estás y me siento libre.
He resucitado sin ti.
La parca vendrá y
será la mas perfecta amante.
Ahora que me queda poco,
he empezado a vivir.
Ya no soy víctima.
Ya no siento miedo.
Ya no me conformo.
 
Se me antojó 
gritar en un entierro,
levantarle la sotana al cura,
mirar sin descaro
a la vecina del quinto.
 
Se me antojó 
pasearme desnudo
por la plaza mayor,
decirle al alcalde
que es un sinvergüenza,
mearme desde la escultura
en el lago en plan
estatua de sal.
 
Se me antojó
follar con una profesional,
llamar frígida a la señorona
que fue criada ayer y no supo
jamás lo que es un orgasmo,
reírme en misa de doce,
pellizcar el culo de la rubia
que utiliza el cinturón como falda.
 
Mi visión acaba ahora
y la bendita muerte
lo es todo en mi presente.
 
¿Qué me queda?
¡Y que importa!
 
Mi mundo es mío
y mis antojos cumplidos
la mayor eyaculación
en el fin de mis días.
 
 

jueves, 25 de julio de 2013

CINCO MINUTOS TARDE


 

Un viaje de Madrid a Galicia en tren (una vuelta a casa tras un año largo de trabajo o la esperanza de poder olvidar, por unos días, la situación que no rodea en un día a día francamente duro recorría la mente de mas de uno de los pasajeros). El reloj como siempre apremia. La velocidad aumenta. ¡Hay ganas de llegar! Sigue aumentando la velocidad. ¡Estamos cerca! (cuando uno regresa el viaje se hace mas corto). Una curva pronunciada y un chirriar agudo estremecen en un atardecer que empieza a teñirse de un miedo que se visualizarse en más de uno de los viajeros. Llega la fatalidad. Descarrilamiento, dolor, explosión, gritos, llanto,… fin de mas de una vida.

 

Se nos persigue con anuncios a todos aquellos que conducimos más de un medio de trasporte, con la velocidad, con la responsabilidad, con el respetar escrupulosamente las señales de tráfico. Las denuncias vuelan de aquí para allá y hacen bien, pues sólo los que las inflingen, son los que son multados (perseguidos todos, porque pese a ser adultos, todos tenemos DEMASIADA PRISA para respetar un semáforo, un ceda, un stop o la señal que sea. Por eso necesitamos que alguien nos ponga en nuestro sitio porque pese a todo,… no sabemos cumplir las normas si no se nos acosa a hacerlo. ¡Esa es la verdad!).

 

Por desgracia, ayer, alguien que incumplió una norma acabó destrozando, hasta el momento, 77 vidas, setenta y siete familias, lo hizo, sólo, porque se llegaba cinco minutos tarde. ¡Esta es la parte más cruda de la realidad! Da igual las lamentaciones, los llantos, las condolencias, el lo siento. No se trata de perseguir al responsable como si fuera a un apestado porque no estamos juzgando los motivos de un ser humano por rebasar casi en el doble de lo permitido, la velocidad del tren que conducía. Se trata una vez más de demostrar que EL TIEMPO ES DEMASIADO VALIOSO PARA PERDER LA VIDA. ¡Errar es humano! Eso no lo he olvidado ni en momentos de controversia y dolor compartido con los familiares de las victimas y los heridos. Pero dejemos ya de errar tanto y aprendamos una vez que NADA, ABSOLUTAMENTE NADA vale más que UNA VIDA HUMANA. Nos debemos un respeto TODOS a todos los niveles pensados, imaginados y soñados para empezar ha hacer valer a las personas por encima de dinero, estadísticas, resultados y demás.

 

¡Nadie podrá remplazar JAMÁS esas setenta y siete vidas hasta el momento! ¡NADIE OCUPARÁ SU LUGAR! Hoy hay un vacío enorme en todo el pueblo da igual de donde sea uno.

 

Mi corazón y mi fuerza, esta con vosotros en el día de hoy familiares, amigos, accidentados en el descarrilamiento del tren de Madrid a Galicia. Nada de lo que yo o cualquier persona pueda deciros podrá aliviar vuestro dolor, vuestra pena, vuestra pérdida. Pero desde lo mas profundo de mis ser os acompaño en el sentimientos y sólo espero y deseo, que todos aprendamos hoy un poquito más a respetar y a pensar que el tiempo no es infinito y que los seres humanos,… tampoco.

 

 

MORALEJA: ¡NADA TIENE MAS VALOR QUE UNA VIDA HUMANA! Nada. Dejen de forzar nuestra muerte. El culpable de estas perdidas no es que conduce sino el que ACOSA laboralmente a otro ser humano que también perdió su vida en el día de hoy porque algo así te persigue para siempre aunque sigas respirando e ileso.

 

¡NADA TIENE MAS VALOR QUE UNA VIDA HUMANA! ¡NADA! Y no me cansaré JAMÁS de decirlo. Espero que ustedes, y saben muy bien a quienes mes refiero, no les cueste tanto aprenderlo. Yo no me casaré de repetírselo hasta que me entiendan. ¡NADA VALE MÁS QUE UNA VIDA HUMANA! ¡NADA! ¡ABSOLUTAMENTE NADA!

SUSURRO A CONTRALUZ (poema)


 
SUSURRO A CONTRALUZ

 

No compartimos más que eso:

un susurro a contraluz.

Un teléfono que sonaba de tarde

en tarde y simplemente para preguntar:

“¿Qué tal te ha ido el día?”

 

Las estaciones no cambiaron aquellas

citas telefónicas, que a fuego lento, iban

haciéndose cada vez mas dulces.

 

Eran el veneno y su cura, sin

ganas nunca de curarse y deseando

envenenarse cada día un poco mas.

 

El sonido de aquel

teléfono móvil

se convirtió como

en reclamo

de auxilio que

verdaderamente desconozco

a cual de los dos ayudaba.

 

Un viernes la dulzura

se convirtió en

algo lúgubre

y vacío de sentido.

 

¡Un mensaje y la voz

desapareció para siempre!

 

Parece que fue ayer,

pero ya pasaron muchas

horas y desengancharme

de una droga que corrió

tantos días por mis venas,

cuesta demasiado.

 

Con los efectos del mono

escribo estas líneas

con la esperanza de que

algo de lo que nunca

hubo salga de mi cuerpo

de mujer, de hembra.

 

Sólo el vacío que nadie

llenará queda al final.

Ahora medio cuerda

y medio sobria, es

cuando comprendo que aquello

nunca debió  haber existido.

 

¡Esa voz jamás volverá

a sonar en mi oído!

 

 

 

(¡Ojala me llamara!)

miércoles, 24 de julio de 2013

ESCRIBIÉNDOTE (relato)


Querido Rupert,

 

El deseo que aparece en sueños me despierta sobresaltada sin saber si fue real o no.

 

Esta noche era la ayudante del responsable de un departamento. Teníamos que ir a una reunión juntos y justo en la puerta me di cuenta de que llevaba una camisa blanca escotada y que me había puesto, por error, un sujetador negro. Mi compañero que siempre estaba preparado para todo me dio una corbata que llevaba de sobra y me dijo,… “¡Póntela! Nadie se dará cuenta de nada”. Era una corbata negra preciosa con unos pequeños ribetes en rojo sangre. Me la anudé al cuello y me quedaba genial. El vio que su nudo de la corbata no había quedado tan bien como el mío y me pidió que le anudara la suya. No me había fijado pero llevaba un traje gris oscuro con una preciosa camisa lila clara y una corbata con tonos lilosos que le favorecía mucho. “¡¡¡Estas impresionante!!!” Se me escapó a traición. Teníamos que entrar en la reunión y me acordé que no me había retocado el maquillaje. Le pedí que hiciéramos el espejo. “¿Qué es eso?” Me preguntó un poco extrañado. “Cuando las mujeres no tenemos espejo, raramente, nos miramos una frente a otra y nos ayudamos para retocarnos el maquillaje. Solo tienes que mirar que cuando me de con el gloss en los labios no me salga mucho. ¡Sólo eso!”. Saqué el brillo de labios del bolsillo de mi pantalón negro y lo deslice por mis labios mientras él me miraba fijamente. Al principio pensé que nos jugábamos mucho en aquella reunión y por eso no dejaba de clavarme la mirada pero cuando acabé de utilizar el pintalabios vi que se mordía el labio inferior. “¿Todo bien?” Le pregunté,… “Te has salido un poco”. Su mano acarició suavemente mi labio y borró con su caliente mano lo que estaba mal.

 

Entramos en la reunión y fue amena su presentación… era un gran compañero y habíamos preparado cualquier pregunta que pudieran hacerle a la perfección. Delante de aquellos cinco hombres mostró su elocuencia, desenvoltura en la materia y me tenía a mí de soporte. Pero algo ocurrió de golpe,… por la ventana de la sala entró la luz y nos iluminó dejando al descubierto la transparencia de mi blusa y dibujando todo lo que habíamos intentado ocultar con la corbata. Ahora, pese que el hablaba, todos me miraban a mi y yo,… notaba como la sangre aparecía a traición en mis mejillas. Estaba completamente avergonzada. Sentía aquellos ojos lascivos mirándome, pensando a saber que,… empecé a asustarme un poco. Noté que mi compañero subía el tono de voz,… incluso tenía pinceladas de agresividad y de furia. Intentó dar por concluida la reunión y me sacó a empujones de la sala mientras se despedía.

 

Fuimos a su despacho y el tenía cara de enfado pese a que la presentación del proyecto había sido un gran éxito. Cerró la puerta con furia y me asusté un poco.

 

“¡Lo siento!” susurré para intentar calmarle con mi perdón. “Tranquila,… tu no tienes la culpa” dijo mientras se desanudaba la corbata. Yo hice lo mismo con la que me había prestado y al entregársela me cogió la mano. “¿Podemos hacer de nuevo el espejo?” dijo con un tono enigmático y provocador. “Si claro,… ¿Llevo algo mal puesto?” le pregunté. “Pase lo que pase,… no te muevas y confía en mi”. Cerró la puerta de su despacho y lo tuve frente a frente mas cerca que antes. Empezó a desabrocharme la blusa lentamente sin dejar de mirarme a los ojos. Me rozó mi sostén y tocó mis pechos que empezaron a ponerse erectos con el tacto de sus manos. Se quitó la chaqueta, se desabrocho la blusa,… deseaba poder perderme entre aquel torso desnudo pero no me movía tal y como me había pedido. Se quitó la camisa y luego me quitó la mía. Se abrazó a mí y yo no pude contener devolverle el abrazo,… Me cogió la cara entre sus manos y me beso apasionadamente. Yo le devolví el beso. Me empotró contra la mesa de su despacho y creí morir de placer al sentir su miembro erecto rozándome aún con el pantalón puesto. Se despojó de su pantalón. Me quitó el mío descontrolado. La ropa interior cayó al suelo al poco tiempo y nos dejamos llevar por el deseo. Me penetraba con tal furia que cada embestida era como un pequeño orgasmo para mí. Sentía su fuerza, su pasión,… su gemidos. Todo su cuerpo por entero me hizo enloquecer de placer. Me derramaba una y otra vez mientras él seguía embistiéndome cada vez con más fuerza. Se detuvo y me dio la vuelta. Note como su miembro crecía dentro de mi trasero hasta penetrarlo dándome un placer extremo. No podía dejar de gemir mientras su pene me enteraba y sus manos jugaban con mis pechos. Estábamos gimiendo como bestias salvajes y nos derramamos el uno en el otro a la vez.

 

“¡Te deseo mucho!” me dijo entre una mezcla de susurro y gemido cuando aún estaba dentro de mi. “Esto no se ha acabado aún”  le respondí. Lo llevé a su silla y cogí las dos corbatas. Le anudé sus manos con la negra en plan prisionero y le puse la otra como venda en los ojos. Eso le volvió a excitar. No veía nada,… pero todos sus otros sentidos se agudizaron. Notó como le acariciaba todo el cuerpo con mis manos. Luego mi lengua se deslizó por todo su cuerpo mientras mis labios y mis dientes le proporcionaban placer con pequeños besos y mordiscos. Llegué a su miembro erecto de nuevo y empecé a lamerlo,… desde el glande hasta los testículos deslice mi lengua repetidas veces provocando su excitación y sus gemidos. Me introduje su miembro en la boca y empecé a deslizarme lubricándolo con mi boca, devorándolo, haciéndolo mío con cada movimiento de lengua, boca y labios. Sus gemidos parecían gritos extremos de placer cuando su ambrosía se derramo en mi boca. Después de llegar de nuevo al orgasmo se desató no se como y me ató a mi con fuerza las manos y me vendó los ojos. Me tiró sobre la moqueta y sentí como sus dedos se adentraban en mi sexo. Entraban con una fuerza sublime y yo sólo podía dejarme llevar, derramarme orgasmo, tras orgasmo, tras orgasmo, tras orgasmo,… hasta que de nuevo sentí su miembro penetrarme y darme un placer extenuante que me hizo gritar como una loca al llegar a un orgasmo bestial que compartimos a la vez. Me desató y me tomó en sus brazos jadeando aun de cansancio, de deseo, de pasión. Yo estaba casi agotada y él,… me besó de nuevo y me acurrucó en su pecho. “¡Te deseo tanto!” me dijo. “Si quieres,… volvemos a empezar”. Me besó apasionadamente y me desperté.

 

Había mojado la cama de lo excitada que me había puesto el sueño. Me levanté con el cuerpo estremecido aún por el placer,… ¿Seguro que fue sólo un sueño? Mi cuerpo no era el mismo y yo,… necesitaba darme una ducha para serenarme.

 

Los calores del verano seguro que me hacen delirar mas de la cuenta.

 

Un abrazo enorme amigo,

 

ARACNE

 

 

martes, 23 de julio de 2013

DECISIÓN FINAL (escrito)

 

Le miré a los ojos y no tuve que decir nada. Ya estaba todo dicho. Intentó bajar la mirada. Su orgullo se lo impidió. Decidí girarme por última vez. No me retuvo,… no tenía fuerzas para enfrentarse a la verdad (definitivamente ya era demasiado tarde. Hacía tres meses que ya era demasiado tarde. Los cuchicheos, las mentiras, los falsos pretextos, los mensajes, las ventanas cambiadas del ordenador una y otra vez si yo entraba sin avisar en nuestra habitación, ya eran un hecho tangible. Había un nombre. Había un rostro. Había otra persona que no era yo aquel día señalado. ¡Todos le vieron! Besándola, acariciando su rostro, abrazado a ella,… y otras cosas que se callaron seguro que para no hacerme daño. ¡Yo nunca les creí! Nunca pensé que eso pudiera pasarme a mí que había centrado toda mi vida en hacerle completamente feliz. Nunca una mala palabra. Nunca un reproche. Nunca un no a nada. Toda mi vida entregada para ser suya en cuerpo y alma. ¡No fue suficiente! Aún recuerdo cuando todos me decían que hasta la perfección cansa. ‘¿Perfección? ¡Yo no soy perfecta!’ les decía porque era la verdad. Todos ellos siempre le decían: ‘Desearíamos lo que tu tienes’ y él, orgulloso, me miraba, me abrazaba con fuerza, como si tratara de hacerme daño pero sin hacerlo, para demostrarles que yo era sólo suya, solamente suya. Días después uno, no pudo resistir la tentación de probar lo que le pertenecía a él, sólo a él y a sabiendas que yo no cedería sino es porque estuviera dolida, me llevó al lugar donde se habían citado con el pretexto de que habíamos quedados todos para una fiesta sorpresa ahora no recuerdo muy bien para quien. Nos sentamos en una cafetería. Yo estaba de espaldas a la puerta. Cuando entró con ella no me vio ni yo a él. Se sentaron y sentí su perfume pasar muy cerca de mi. Algo, no recuerdo muy bien el que, recorrió todo mi cuerpo de los pies a la cabeza. Se sentaron dos mesas mas allá y él, de espaldas a mi, le hablaba con palabras que yo ya conocía de cuando yo había sido la primera, la única, la de un ayer que él ya había olvidado. No podía ver su rostro aún y pese a escuchar su voz, pese a sentir su aroma a mi alrededor no podía creerlo. Mi acompañante no decía nada. Eran tantas las veces que me lo habían dicho todo que ahora, sólo, se conformaba con ver mi reacción si es que la había. Quería levantarme de la silla. ¡No pude! Quería acercarme y ver que no era él para decirles a todos los que habían dudado que,… se equivocaban. ¡No tuve valor! El se giró a recoger algo que se le había caído a ella un poco más allá al suelo y me miró. Se quedó helado. ¡Todo era verdad! Un verdad incómoda pero verdad a fin de cuentas. Me levanté, salí de la cafetería y no volví la vista atrás).

 

Me apartaba y no miré hacía atrás. Le amaba, pero el dolor era tan grande que no podía ceder en el último adiós.

 

Caminé hacia delante, sin recordar muy bien si había venido en taxi o en metro. No recordaba ni que camino había cogido para llegar a los juzgados y no me pareció extraño. Ahora era una brújula sin norte y sin aguja que me guiara. ¡Estaba perdida! ¡Esta sola! ¡Esta vacía!

 

Me dije,... ‘Los que me amaban, han querido este final para mi. ¡Que alegría tenerlos a mi lado! Sin ellos, quizás, ahora sólo sería una mujer felizmente engañada’.

 

Lloré una última gota y empecé a andar sin rumbo pero feliz de ver cuantos me querían los que me rodeaban. ¡Ya estaba sola! Ese era mi premio por amarles.