lunes, 10 de junio de 2013

EN BUSCA DE UN SUEÑO (poema)


 
EN BUSCA DE UN SUEÑO
 
La noche me llamaba
para buscar un sueño.
Anduve por las arenas interminables
 hasta no tener muslos.
Me arrastré hasta
quedarme sin dedos.
Sin cuerpo seguí
yendo sobre ellas.
¡Nada encontré parecido
a lo que buscaba!
 
Me tope con la luna muda.
Chapoteé en una ciénaga de alcohol
caduco junto al sapillo alérgico al agua.
La culebra ponzoñosa de amor
me confesó que cupido había
abandona el reino del cariño.
Me olvidé de lo que buscaba.
 
Mi reino soñado se hizo real.
Caminaba cada día sobre
nubes manchadas de sahumerio.
Me zambullía en mares,
en océanos inmortales
de vientos pintados.
Bebía confusiones machucas
para desayunar y comía
espejismos cotidianos en vaso largo.
¡Era feliz! ¡Me sentía feliz!
 
Un día, sin venir a cuento,
alguien besó mis labios y desperté.
 
- ¡Estúpido príncipe descarado!
¿Quién te dio permiso?
 
- Vine a despertarte de tu sueño.
 
-Pues vete bien lejos,…
yo ya era feliz sin ti.
 
Desde ese día ya no
puedo conciliar el sueño.
Perdí mi mundo,
mis desayunos,
mi sueño.
 
¡Maldito aquel que inventó
los cuentos de hadas!

domingo, 9 de junio de 2013

LLORA TU VERSO AMIGO UN BOLERO AMARGO (poema)


 
LLORA TU VERSO AMIGO UN BOLERO AMARGO

 

Llora tu verso amigo un bolero amargo.

(Hubo una playa, un mundo

donde éramos uno, libre,

independiente, único).

La guitarra nada en tu pena,… ¿O era la mía?

No había piano que tocara nota para tu verso,

ni verso que esperara auxilio en una nota.

(¡Que amargo cantar a

un amor que no te escucha!).

viernes, 7 de junio de 2013

LOS JEFES DECÍAN: TENÉIS QUE TRABAJAR COMO EN UN BANCO. LOS EMPLEADOS RESPONDE AHORA: ¿SEGURO?


 

Dentro del mundo de las oficinas era más que conocida la frase que TENÉIS QUE TRABAJAR COMO EN UN BANCO refiriéndose a la eficacia y la eficiencia que caracterizaba a las ANTIGUAS entidades financieras. ¿Por qué antiguas? Porque en la actualidad tanto la eficacia como la eficiencia de TODAS las entidades financieras, dejan mucho que desear por brillar por su ausencia.

 

Los bancos, en la actualidad, venden aire embotellado a personas que no saben ni firmar para conseguir una cuota extra a final de mes (como si el cobro de 19 pagas fuera poco para ellos).

 

Los bancos, en la actualidad, duplican recibos de forma masiva (espero que el gobierno no tenga nada que ver en esta acción para ver entrar dinero en sus arcas durante un corto espacio de tiempo y especular, con dinero ajeno, para poder obtener un corto margen de despiste o de dinero en sus cuentas hasta que se resuelve el problema).

 

Los bancos, en la actualidad, tienen en nómina a directores de banco que no saben que un pagaré al descuento, se puede devolver hasta un máximo de seis días desde su vencimiento y no, como dicen algunos de ellos, hasta treinta días para que el cliente, si es poco avispado, de deje engañar por su falta de conocimiento.

 

Los bancos, en la actualidad, tienen un personal que llamarlos incompetentes sería hasta un piropo. Actúan como si tuvieran el mundo cogido por los huevos y sin embargo, su forma de tratar a los demás, entre ellos otras personas que ha estudiado lo mismo que ellos y están en el sector privado trabajando, dejan visible que consiguieron su carrera en una tómbola por su trato chabacano y sin dar la cara nunca. (¿Cuál es su frase preferida? Envíalo directamente al e-mail de la oficina para que no se note lo poco que saben sobre lo que les están hablando).

 

Y por desgracia, suma y sigue, suma y sigue, suma… y sigue.

 

En definitiva, que no sólo todos aquellos que robaron o están imputados en un asunto de evasión de capital, robo de dinero, compra indebida de bancos extranjeros,… son los que tienen que estar entre rejas. Quizás la cárcel no sea un buen lugar para tantos eruditos en el arte del engaño, pero al menos, si están encerrados y aislados de la sociedad, al menos dejarán de hacer más daño a nuestro país.

 

 

MORALEJA: Ellos ni siquiera se merecen mi moraleja hoy así que me la dedico a mí (el burro siempre delante) y todos aquellos que les gusta el arte de escribir: "Escribo por el solo placer de escribir, para mí solo, sin ninguna finalidad de dinero o publicidad. En mi pobre vida, tan vulgar y tranquila, las frases son aventuras y no recojo otras flores que las metáforas." Gustave Flaubert

jueves, 6 de junio de 2013

PROBLEMA SIN RESOLVER


 

Cuesta creer que la estupidez humana llegue a estos extremos en que la no comunicación es la resolución inadecuada a un problema sin resolver.

 

¿Quién tuvo la culpa? ¿El que fingía amistad? ¿O la que se harto de imaginar una relación de amistad que no era dual sino mono y por desgracia sólo ella era la parte activa?

 

Todo pasa en un segundo: algo estalla como si de una bomba de relojería bien programada se tratara. Él, como no escucha, se centra sólo en esa parte en que ella le preguntó que estaba haciendo y el respondió que redactando un informe. No se da cuenta o no quiere darse cuenta, que cuando él hablaba, ella escuchaba con todo su ser. La falta de su atención final sólo fue el punto y final a muchas negativas que se sucedían desde hacía semanas, meses, años. Quedar y posponer una y otra vez un encuentro para desayunar por mil y una estupideces sin sentido (servicios sin cobrar, tiempo que se decía no tener, no poder cuando querer es poder,…).

 

Duele ser la única que se entrega en una relación ya no importa si es amorosa o simplemente amistosa. El ver como pasan las horas, los días y ser tu carta la única que se va posponiendo no sólo en el tiempo sino en la vida, es como recibir un baño de agua helada (miles de agujas superfinas y pequeñas, se encargan de pincharte por todo el cuerpo y el dolor es tan débil y a la vez tan intenso que pierdes hasta el conocimiento hasta pasado unos minutos. Si consigues recordar el motivo de tu mal y ves que la única solución es la distancia,… hay que poner tierra de por medio sin miramientos ni pensamientos de que todo mejorará. ¿Cuánto dolor es capaz de soportar una mujer por alguien que merece la pena? ¿Se ganó esa persona el ser tan importante con todas sus humillaciones? Cuesta, es duro, doloroso, lacrimógeno en algunos momentos pero cuando esa persona ni responde ni dice un simple LO SIENTO, ME EQUIVOQUE y opta por el silencio como única forma de comunicación muda, te das cuenta que el dolor soportado durante el último lustro, tu dolor, a esa persona le es completamente indiferente. Cuando a alguien deja de importarle tu sufrimiento, alguien al que antes llamabas amigo, es porque simplemente o ha dejado de serlo o nunca lo fue. Si alguien que te conoce y te respeta no es capaz de evitarte un dolor tan inmenso como el del ser un sonido de fondo al que no escuchar,… es hora no sólo de DAR UN PORTAZO A ESA PUERTA sino de apuntalar todas las ventanas para dejar de sufrir de una vez).

 

Cuesta decir adiós, cuesta hasta no volver a pensar en esa persona pero una cosa tienes que tener muy, muy, muy clara: para él hace mucho tiempo que no existes y ya es hora que te mires en el espejo y te veas siendo feliz, sin él, sin ese amigo, pero... ¡Feliz!

 

MORALEJA: François Rochefoucauld dijo sobre afecto: "Una amistad reanudada requiere más cuidados que la que nunca se ha roto."

QUAN ERRADOS ESTAMOS DE LO QUE VEMOS



 

Hace unos cuantos días fui a caminar una ruta de GR (gran recorrido) con un amigo. Días atrás empezamos otra que tuvimos que dejar por el mal tiempo. Andando, disfrutando del paseo, nos encontramos con ciclistas, corredores y con caminantes como nosotros.

 

Un tramo del recorrido que hicimos coincidía con una carretera que había que cruzar con dos carriles. En ese lugar, a varios lados de la carretera, se ponen de vez en cuando, mujeres que venden su cuerpo por dinero a cambio de favores sexuales. Delante de nosotras había dos chicas muy majas que caminaban. Al cruzar la carretera, una de ellas tuvo que volver atrás pues se le había caído algo, y su acompañante, amiga o lo que fuera, se quedó al otro lado de la carretera sola. La chica llevaba una camisa de tirantes blanca normal de mujer y un pantalón short color turquesa con unas deportivas blancas. A su espalda llevaba colgada una maquila también turquesa, de esas que sólo cabe la botella de agua o de refresco para reponer sales minerales y poco más. Se paró a su lado un coche de una marca muy conocida de las caras. Le dijo que cuanto… La chica no tenía ni idea de que se trataba y le respondió que cuanto que. El del coche le insistió que cuanto por mamarla y la chica se puso de todos los colores. Cuando vio que nosotros íbamos a cruzar arrancó el coche y se fue. La chica quedó como en estado de shock y nos miraba con mirada suplicante para que nos acercáramos. Lo hicimos y nos quedamos a su lado, sin decir nada porque todo lo habíamos escuchado, hasta que llegó a su amiga. La miró y se echo a reír. ¿Qué ha pasado? Le preguntó esta y le contó lo que le había pasado. Dieron media vuelta y se fueron de regreso por donde habían venido asustadas ella por lo sucedido y la otra chica, al ver lo mal que lo estaba pasando su amiga por un error.

 

Retomamos el camino y durante un largo rato tanto mi amigo como yo permanecimos callados. No se que pasaba por su mente pero se muy bien lo que pasaba por la mía: ¿Cualquier mujer joven con ropa veraniega y buen cuerpo, parada en una carretera de paso, es una puta? ¿O es que aquel simio llamado hombre con recursos, al sentirse superior aún no sé porque, quiso porque podía, hacer daño a una persona bella e inocente? Mi mente estaba cavilando para encajar las piezas en un sudoku mental el cual no cuadraba de ninguna manera. Es difícil ser una mujer, con ropa ligera o no, en un mundo de hombres. Pero cuesta más sobrevivir a las ofensas de esos hombres que dejan de serlo por momentos por liberar sus instintos. Yo no me reprimo pero quizás el verbo reprimir debería conjugarse más a la hora de parar un coche y ofender, sin sentido, a una mujer joven que caminaba con ropa ligera de paseo.

 

Hoy, que aún estaba mi mente encajando el sudoku de aquel día de forma no tan activa, he visto a un par de hombres mayores sentados en los borales de una carretera parecida a la de aquel día. Ellos estaban sentados, en lo que parecían una especie de carros de huerto. Estaban allí, descansando, y por un momento en esta mente mía que me traiciona a veces sin motivo, me pregunté… ¿Cuánto cobrarán ellos por sus “servicios”? ¿Por qué no se les trataba a ellos como putos? ¿Por ser mayores? ¿O por ser hombres? Incluso más adelante, dos más venían caminando y se pararon y uno de ellos no llevaba camisa y me dije a mi misma… ¿Eso no es una forma de vender su producto (en este caso, su cuerpo)? O yendo más al límite,… ¿Están intentado provocarnos a nosotras las mujeres con sus artes de maduritos maduramente maduros?

 

En fin, seguro que me quedaré con la intriga porque no paré para decirles,… ¿Cuánto? Pero pese a todo, seguro que más de uno, le daba un infarto sólo con la pregunta y no quiero tener en mi conciencia la muerte de varios ancianos por una pregunta un tanto incoherente incluso dicha en broma.

 
MORALEJA: Charles Baudelaire dijo: “La vida es un hospital donde cada enfermo está poseído por el deseo de cambiar de cama”.

miércoles, 5 de junio de 2013

UN PIERCING MUY ESPECIAL (relato)


 

 

Llevaba sólo un par de meses trabajando en aquella joyería. No podía negar que había conseguido el trabajo por enchufe, pero el los tiempos que corren ya se sabe que sólo funciona para los que están bien apadrinados.

 

No había mucho trabajo pero entre reparar, grabar, cambiar las pilas de los relojes de muñeca que traían,… el día era mucho más ameno.

 

Una tarde vino un chico a hacer un “encargo especial”. No sabía a que se refería con un “encargo especial” y, como ya era la hora de cerrar, mi jefe ya se había marchado. Le aconsejé que viniera al día siguiente y me dijo que no podía. Que le ayudara. Acedía a ayudarle. Me dijo que hacía cosa de un par de meses, había comprado un piercing de oro a medida, y que necesitaba que le consiguiera un cierre que ese si era estándar. Le dije que me enseñara el piercing para buscar lo que me había pedido y el me dijo que no podía mostrármelo, no con la tienda abierta aún al público. Cada vez entendía menos pero, como quedaba sólo un minuto para cerrar, bajé la persiana hasta abajo y le volvía a pedir que me lo mostrara. Se bajó los pantalones y yo me alarme. Él noto mi desconfianza y me dijo que el piercing no podía mostrarlo porque aún lo llevaba puesto. Del golpe todo encajó. Se bajó los boxers que llevaba, me mostró su sexo y el piercing que en el se había hecho. Le atravesaba el glande en forma curva. Parecía doloroso incluso mirarlo. Al no tener cierre, se habían enganchado y no podía quitárselo. Busque un cierre mientras trataba de recobrar la compostura. Se lo alargué y le dije el importe para que se lo pusiera y se marchara. Me sentía un tanto incómoda. Pero él me dijo que no podía ponerse el cierre porque una parte del piercing muy pequeña, se había quedado dentro. Me pidió ayuda. Yo me puse arrodillada delante de él y con mucho cuidado, intenté ayudar a salir de su escondite al mal intencionado piercing. Iba con mucho cuidado, tocando con mucha delicadeza. No podía conseguir nada y seguía intentando zafarlo olvidándome que estaba tocando un sexo masculino. Al cabo de un rato, su pene empezó a crecer. Las caricias que no lo eran habían hecho efecto en aquel desconocido y ya no podía controlar más su enorme erección. Lo miré a la cara y estaba muy incómodo, colorado, abochornado. Me levanté y de pié delante de él, con su sexo verdaderamente duro, pude conseguir sacar la parte del pendiente para colocar el cierre. Toda aquella situación me estaba resultando muy morbosa y mis pezones dejaron al descubierto a través de mi blusa veraniega de color melocotón, que mi cuerpo también se había erectado. No se como acabamos besándonos apasionadamente. Su pantalón que había permaneció medio sujetó, cayó al suelo por fin. Me arrancó la blusa de un tirón y me cogió por las piernas para sentarme en el mostrador de forma salvaje. Levantó mi falda negra y ladeo mi braguita para adentra su sexo en el mío. Me acariciaba con fuerza los pechos, me mordía con locura los pezones y yo no podía controlar mis gemidos que poco a poco, iban en aumento. El pendiente estaba puesto y su sexo dispuesto a probar la fuerza del cierre. Sentí como su sexo me atravesaba por entero. Embestía con mucha fuerza y eso me volvía loca de placer. No podía dejar de pedir más y más mientras me derrame por primera vez en su sexo. Las siguientes se encadenaron a la primera y el no dejaba de mostrar toda la fuerza contenida que había tenido todo el día, por culpa del piercing mal cerrado. Me arremetía con fuerza con su sexo y no deseaba que parara. Me derramaba una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez y cada vez deseaba más y más. No podía parar de pedirle que no parara, que no parara, que no parara. Al final, no recuerdo después de cuantos orgasmos míos, un grito suyo inundó la joyería y su eyección testicular, le siguieron unas convulsiones increíbles de placer que seguían teniendo su sexo completamente duro y firme.

 

Nos recompusimos y salimos de la joyería por la puerta de atrás. El reloj de la farmacia cercana marcaba la una de la mañana. Había estado casi cuatro horas embriagados de placer y casi no nos habíamos dado cuenta del tiempo. Nos miramos, nos reímos y nos despedimos.

 

¿Si volveré a verle otra vez? Eso no os lo voy a decir pero cuando pruebas a un hombre con tanta fuerza sexual que dar, es fácil que si tú has estado a la altura, a él también le entren ganas de volver a repetir.

martes, 4 de junio de 2013

ME QUEMABA (poema)


 
ME QUEMABA

 
Me quemaba

lentamente

en la saciedad

de deseos encarnados.

Me quemaba

pesadamente

en unas ascuas

de pliegues infinitos

de tu cuerpo.

Me quemaba

lánguidamente

mientras el probar

de nuevo tu boca

se alejaba sin remedio.

Me quemaba

paulatinamente

por desatar por siempre

el sinfín de te quiero

que contenía mis labios.

 

¡Todo era ensoñación!

Un mundo que vive

entre mi cama

y mis ganas.

Ese ratito amargo

en que todo es posiblemente

falso pese a vivirse

en primera persona.

La escapada de un deseo

que se perdió fugazmente

en un sueño.

 

Me quemaba,

juro por Dios

que me quemaba,

en su océano de amantes

con tu perfume

pero sin tu esencia,

con tu ojos

pero sin tu mirar,

con tus ganas

pero sin ese deseo

bajamente ardiente tuyo,

con tu cuerpo

pero sin la inmensidad de este.

 

Me quemaba,

bien lo sabe el altísimo

que me quemaba,

cuando un recuerdo glacial

me embriago de agua.

Eras tu que vivías en mi presente,

ese que jamás existirá en nuestras sobras.

 

A las cenizas se les dieron

paz una tarde cualquiera.

Cómo epitafio diez simples palabras:

“Para alguien

que murió por amor,…

un amor nunca amado”.