El equipo de la ciudad condal, el Barcelona,
se coronó el pasado domingo como campeón de la Liga Española 2014-2015. En el
día de hoy ha recibido, es su propio campo, el trofeo ante la mirada de los
noventa y cinco mil asistentes al Camp Nou.
Lo más bonito del partido, a parte de la
deportividad entre Barça y Depor, ha sido el preciso homenaje a una de las
leyendas del fútbol, Xavi Hernández, que con tan sólo 35 años ya tiene en su
palmares hasta la fecha, veintitrés títulos con su equipo de siempre más dos
Eurocopas con la Selección Española y un Mundial.
Entre familiares, amigos, compañeros de
equipo y aficionados incondicionales, el número 6 del Barça se ha emocionado
con esas muestras de cariño que se le han ofrecido antes, durante y después del
partido.
Desde aquí sólo FELICITAR a los CAMPEONES DE
LIGA 2014-2015, y agradecer al gran Capitán del Barça tantos momentos tan
bellos, entrañables y emotivos que nos ha hecho vivir a los amantes del balonpié.
Mas, por desgracia, tras algo tan hermoso
como alzar una copa de campeones, está esa cara amarga que como siempre deja un
sabor agridulce a los seguidores más incondicionales y también, más pequeños.
El pasado lunes 18 de mayo se pusieron a la
venta tan sólo 3.000 entradas infantiles las cuales se agotaron en seguida. ¿Por
qué en un campo donde puede haber cabida hasta para 98.000 espectadores sólo se
pusieron a la venta tres mil entradas?
Esta claro que a la directiva del Barça los
niños les sobran y eso es una realidad. Da igual que los jugadores estuvieran
arropados en la celebración por sus hijos (sólo faltaría que no dejaran a
aquellos que tienen que relegar a los suyos en pos de su trabajo salir al campo
para celebrar con sus padres y familiares algo tan importante para ellos como
un título de liga). Pero en las gradas los más pequeños… ¡MOLESTAN! No son
admitidos ni siquiera en las celebraciones.
Si el futuro son los más pequeños, si hay
padres, abuelos, tíos que pagan por los carnets de los benjamines del equipo sin
posibilidad de tener una butaca en la que poder sentarse. ¿Cómo puede ser que
el equipo no los contemple ni siquiera con unas pocas más entradas para sentir
el orgullo de ver con tres, cuatro, cinco… diez años ver a su equipo celebrar
un gran triunfo?
Está claro que no gustan los niños en el
Camp Nou porque ni siquiera se piensa en ellos a la hora de poner unos horarios
para poder ver algún partido de su equipo a una hora más “razonable”. Es más,
el año que viene se verán más partidos del Barça y del Madrid en horario de
tarde pero no por los niños, sino por el mercado asiático.
En fin, política, chanchullos, hipocresía,…
nada de apostar por el futuro, que sin lugar a duda, siempre serán los más
pequeños de la casa.
MORALEJA: Ruud Gullit, ex
futbolista, dijo: "Un
equipo es como un buen reloj: si se pierde una pieza todavía es bonito, pero ya
no funciona igual".
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