Lunes, 22 de febrero de 2016
“Todo el mundo sabe que una huelga es incompatible con una
mesa de negociación” dijo Ada Colau hace cuestión de pocos días en referencia a
la huelga de los trabajadores de TMB los cuales, coincidiendo con el inicio del
Mobile
World
Congress
Barcelona
que ha empezado hoy y que durará hasta el próximo 25 de febrero.
Esto da mucho que pensar: Ada Colau tiene doble
personalidad, los trabajadores de TMB son oportunos pero muy inoportunos y que
cada vez que se quiere fastidiar al usuario coincide con un Congreso o una
Feria importante en algún a de las ciudades más importantes del país.
¿Casualidad?
Empezaré por el final… Cuando alguien acude a este tipo de
congresos, normalmente es la misma Feria quien garantiza a los asistentes el
trasporte de ida y vuelta a las instalaciones de la misma. Es decir, que lo
ÚNICOS perjudicados por la huelga de los trabajadores del TMB suelen ser los
usuarios que día tras día, haya o no evento, intenta utilizar este medio de
trasporte para acceder a sus puestos de trabajo.
No voy a ir yo de radical por la vida y voy a decir lo que
dice ADITA de que la huelga es incompatible con una mesa de negociación. Pero sí
que estoy de acuerdo con ella al decir que SE ESTÁN PASANDO si es realmente cierto
que rechazaron un aumento por pedir algo tan exorbitado como 150 euros al mes más.
¿Habéis salido a la calle lejos de vuestro trabajo remunerado? Me da igual si
trabajáis o no en TMB pero… ¿Habéis visto cuales son las condiciones para
jóvenes y no tan jóvenes en el mercado laboral? ¡De risa! Yo no os voy a poner
ejemplos que he oído y escuchado. Os voy a decir ejemplos que me han pasado en mí
en primera persona.
Tengo estudios y durante toda mi vida he trabajado de lo
que estudié. Hasta que llegó la crisis. Aún así tengo que decir que yo fui una
de las afortunadas, al menos al principio. Yo no empecé a sentir sus efectos
hasta 2012 pues, aunque acabé el paro y me puse a trabajar de lo que había pues
no se me caen los anillos, pude ir tirando. Cuando se acabó mi prestación
empecé a trabajar cuidando a una mujer mayor de lunes a domingo cuatro horas
por la mañana. No me pagaban por horas pues decían que nos le salía a cuenta.
Me pagaban un sueldo fijo, hubiera o no más o menos días. Trabajaba de lunes a domingo,
y aunque no era jornada completa, no tenía descanso alguno. ¿Si la mujer se
ponía mala? Yo la llevaba al médico con mi coche. Si vomitaba pues la comida le
había sentado mal, pese a que mi horario se hubiera acabado, la cambiaba, la
metía en la ducha, la aseaba, la metía en la cama, avisaba a sus hijas,
limpiaba todo y me iba sin que NADIE se hubiera presentado allí de su DOS
HIJAS. Fueron dos años muy bonitos a la vez que muy duros pues cuando le
empiezas a coger cariño a alguien, ya no es un trabajo sino que forma parte de
ti. ¡No tenía vacaciones! ¡No tenía reposos! Y a medida que empeoraba, las
horas subían siendo ya parte de su casa durante seis, siete y ocho horas
diarias. ¿Subieron el sueldo? Sí, a proporción de las horas pero sin una vía de
escape y cada vez más y más implicada, no compensaba. Y para colmo de mis
males, su marido, un celosos integral, no paraba de hacerme la vida imposible
con insultos, falta de respeto y otras cosas que me callo minando no sólo mi
ánimo sino mi autoestima. Yo cobraba, cuando hacía 4 horas 400 euros al mes,
hubiera o no más días. Y cuando hacía 8 horas, 800 euros al mes. Me tenía que
desplazar y me gastaba mensualmente cien euros en trasporte (como mínimo). ¿Creéis
que me compensaba? ¿En serio? Sin embargo lo hice pues lo peor era estar mano
sobre mano. Eso si, yo no podía hacer huelga porque lejos de vivir en un país
con derechos, los míos, ya no existían en ese mundo donde te puedes dar con un
canto en los dientes si te pagan el día 5 y encima dando las gracias pues con
un contrato sólo verbal, la patada te la pueden dar y tal día hizo un año.
Si, mi situación no es mucho más distinta de las personas
que cogen el metro cada día en el TMB. Incluso yo era de las privilegiadas, por
así decirlo. Sin embargo, los que sí que son UNOS PRIVILEGIADOS siguen haciéndoles
la vida a los usuarios por llamar la atención, como los niños pequeños, con
unos sueldos y unas condiciones que más de uno firmaría con los ojos cerrados.
En fin, es verdad que NADIE VALORA LO QUE TIENE HASTA QUE
LO PIERDE. No deseo que nadie pase por lo que yo y muchas personas vivimos o
estamos viviendo. Pero si que es verdad que de vez en cuando más de uno
necesita una GRAN DOSIS DE REALIDAD para darle un valor extra a aquello que
posee y otros no.
MORALEJA: Benjamín Franklin dijo: “La felicidad humana
generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas
veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”.