lunes, 19 de agosto de 2013

CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO - 18/08/2013 (3/3):


CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO


18/08/2013 (3/3):



“¡Fin del juego! Se acabó tu tiempo”, te dices mentalmente contra tu voluntad.

 

El desayuno es mucho más triste pues ya se marcharon dos de tus tres hermanas y pese a todo, tu también las hechas de menos. Tu sobrino también se fue y tus cuñados. Tu madre está invadida por la melancolía y recuerda cuando llenó todos los armarios de comida para que nada nos faltara cuando fuéramos a pasar los días que pudiéramos con ellos. Tu padre esta viendo un documental taurino y recordándote que hay que bajar a mirar los niveles de los coches antes de ponerse en marcha (es su forma de demostrarte que está también preocupado ya que a él le enseñaron que los hombres no pueden manifestar jamás que están tristes o que desde que te casaste te extraña al no tenerte en casa cada día aunque sea sólo para comentarle como te ha ido el coche durante el día).

 

Al final bajáis los cinco a la piscina y disfrutáis de las pocas horas de sol. Despedida con un chapuzón normalito que esta vez por fin te sale a la perfección y un par de series de nados primero de braza, crol, espalda,… Bucear de piscina a piscina como cuando eras pequeña (aunque teniendo que parar en el camino a tomar el aire). Hacer un par de pinos casi perfectos bajo el agua y volver a probar la voltereta, también bajo el agua, que al final sale bien si te tapas la nariz porque es la única forma de evitar que tragues agua por decimotercera vez.

 

La hora de comer es casi una pequeña contrarreloj no programada ni pautada.

 

Recoger los cuatro trapos colgados en el armario, cerrar maletas y bajar al coche. ¡Todo tiene un poco de tristeza mezclado con cada pliegue de las ropas!

 

Por fin enfilas de nuevo la carretera que por octava vez en menos de dos años y no la coges bien, como las otras siete veces anteriores, teniendo que seguir un tramo por la nacional hasta que mas tarde, por fin puedes entrar en la autopista.

 

Cinco minutos de cola en el peaje de rigor (aún es poco para lo que normalmente se suelen encontrar alguien al final de una quincena sobretodo la de agosto. Me viene a la mente cuando la Dirección General de Tráfico dice lo que deberíamos salir escalonadamente para evitar las colas y me pregunto: si normalmente ya entre dos parejas es complicado elegir una película que nos guste a los cuatros o un lugar donde cenar, como para pedirle a miles de persones de se ponga de acuerdo para salir unos a una hora unos y otros a otra. ¿Han olvidado en que país estamos los de Tráfico? Si aquí casi el lema universal es: “¡QUE SE JODA NUESTRO VECINO!” como para ponerse de acuerdo en la hora de salida mas de dos.

 

Por fin llegas a tu ciudad y te das cuenta de que acaba de llover mucho, demasiado. Ves como el agua correr por medio de la ciudad intentando salir embarrada hacia ese lugar donde hace poco estabas tú disfrutando de tus míseras escasas horas de vacaciones.

 

Deshaces la maleta y al poner la tele, todo sigue igual que al irte: los mismo problemas tanto en Egipto como en el Peñón con mas tensión acumulada por el paso de los días, paro, dolores de cabeza, centros sanitarios cerrados, corrupción, pactos para poder libarse la prisión y parecer que no han hecho nada los que tenían una gran mano influyente que les protegía la espalda,… Todo está exactamente idéntico como antes de marcharte (puede parecer que los problemas son como una planta que hubieras dejado con agua en un plato y siguiera su curso vital sin importarle que tú estuvieras o no junto a ella).

 

Todo sigue igual pero todo está diferente. Has cogido aire, un poco de bronce y te has dado cuenta, que la vida es muy corta para tener que vivirla a medias o pendiente de cosas vulgares que no llevan a nadie a nada.

 

El mundo sigue ahí, con su gente, con sus cosas y seguirá su curso, como esa planta, hasta que alguien tenga el valor de podarla y liberarla de las malas hojas que de tan renegridas, no la dejan casi ni crecer en paz.

 

CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO - 17/08/2013 (2/3):


 
CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO

 
17/08/2013 (2/3):

 

La noche pasó y caíste rendida en una cama más pequeña de lo normal, hinchada con un inflador, que ahora ya le queda sólo un soplido de aire, de la que cuesta levantarse un mundo y medio.

 

Pese a que estamos en familia, te semivistes para salir a desayunar y te sientas en la mesa de la terraza donde mermelada de fresa, mantequilla, crema de cacao, café calentito con leche, aceite, ajo, tomate, tres clases de tostadas de tres panes distintos, pizza de la noche anterior (si, porque tu esplendida tercera hermana (lo de tercera por nacimiento claro está que de momento, pese a ser todo mujeres, no hemos montado un concurso entre nosotras mimas ni mucho menos) que quería que no faltara comida, cuando hizo las cuentas para comprarlas, contó que si éramos diez para come contando a mi sobrino que no comería pizza, hacían falta ocho para cenar (su lógica es mas vale que sobre que no que falte). Eso si, cuando ves la mesa tan repleta de tanto manjar a elegir dices: “¡Ala! ¡Que bueno!”  Pero claro, cuando te las ponen para desayunar te hace gracia. Lo malo es cuando también aparece para comer recalentada que ahí ya te escamas un poco diciéndote a ti misma: “Joer, esto de llegar los últimos al apartamento no es bueno. Claro, como ya se han gastado toda la pasta durante los diez primeros días ya no les queda mas que para el peaje de vuelta”. Pero en fin, tal y como está el panorama, no se puede tirar nada. Eso si, cuando te la vuelven a poner la pizza para cenar la noche siguientes te ACUERDAS DE TU MADRE y en especial de tu hermana y de toda tu familia entera porque VAYA PUTADA tener que comer cuatro veces seguidas, no pizza, sino la misma recalentada que cuando llega la noche eso no es masa cocida sino piedra), batido de chocolate, magdalenas rellenas y croissant de chocolate te esperan, al igual que tu familia, para desayunar. ¡Que bonito es desayunar en la terraza! El sol aún no calienta y la brisa mañanera de las once y media del día es la mejor hora para hacerlo.

 

Después, un poco mas tranquilos, se produce el efecto laxante (unos a causa del café y otros a causa del batido). Lo difícil es que sois diez en un apartamento con dos habitaciones, cocina mediana, amplia terraza, comedor grandecito pero sólo con un cuarto de baño. Ahí se produce en efecto TONTO EL ÚLTIMO que consiste en no quedarte para el final, no por el consecuente olor acumulativo de un espacio cerrado, sino porque el efecto AHÍ QUE VOY producido por un desayuno y cena inusual, no se puede contener con el clásico apretar nalga contra nalga. En fin, que deseas que llegue tu turno entre sudores fríos provocados por la contención cular.

 

Por fin salís todos aliviados en mayor o menor medida, en dirección a la piscina con toallas, cremas, pareos, agua y demás (se vuelve a producir el mojadero normal de nuca, muñecas y tobillos tal y como está mandado). Esta vez, después del fracaso del planchazo contra el agua barriguero del día anterior, te lanzas en bomba que es mucho peor ya que no te acuerdas de saltar mas arriba y no te da tiempo de cogerte las piernas por medio de la pantorrilla y acabas lanzando mas agua fuera que sientes como si hubieras vaciado las piscina con la problemática de cómo te has tirado mal, las rodillas dan en el fondo de la piscina y el dolor del barrigazo del día anterior no es nada comparado con el de hoy.

 

Después de aparentar que todo ha ido bien en el salto tras sacar la cabeza del agua, me pongo a observar la variedad de personas que hay en un lugar de veraneo normal: la mujer que se pone gorra y gafas de sol para meterse en la piscina y que aún no sabemos muy bien porque. En principio imaginamos que es para no mojarse el pelo pero si así fuera, lo llevaría recogido en un moño y no en una coleta que se moja mientras nada. Alguien especula que es por culpa del sol pero si es por eso, el bikini debería taparle escasamente algo más que los pezones y los agujeros del cuerpo que no sean la buconasalesauditivos. Luego está el típico abuelete que va con los nietos pero que no juega con ellos ni para atrás y se dedica a intentar de sacar el máximo de fotos de mujeres en top less mientras aparenta que fotografía a su prole.

Allí, sobre las toallas en la zona de mas sol, hay un par de parejas que no sabes quien está con quien de lo cariñosos que se presentan los cuatro entre si, entre ellas, entre ellos.

Más allá aparecen dos dioses de los cuerpos perfectos y deseables. Nada musculados en exceso pero si en su justa medida, con los ojos verdes y color miel, como si de vampiros de Crepúsculo se trataran. Hipnotizan al pasar y deseas que tengan a bien pasar por tu lado aunque sea sólo de paso. Luego, cuando ya has pensado que serán los próximos protagonistas de tus sueños mas ardorosos de aquella noche, descubres así como quien no quiere la cosa, que las chicas como tu no le van (bueno, en definitiva ni como tu ni como ninguna chica ni mujer del planeta ya que no son de la cera de enfrente sino de tres calles mas para abajo).

En la piscina pequeña mamas y papas que hacen de padres una vez a la semana con sus hijos de corta edad que no paran de llorar porque sienten que están con un extraño.

En otro sector niñitas con cuerpos perfectos pero menores de edad que están de vuelta de todo y que intentan ligarse a los extranjeros mas sexys de la piscina (descontando al sector gay claro está).

 

Después de una jornada mañanera de sol un tanto corta, nos vamos a comer algo y al final, la tormenta perfecta se monta y acabas teniendo que dormir la siesta (sobretodo si te dan verdadero pavor los rayos y los truenos).

 

Por la noche de vuelta a la orilla a pasear junto a pescadores, a despedirte del inmenso y profundo mar mientras tu madre te dice que no te adentres tanto en las aguas que se le acaba de acordar de la película del Tsunami y le parece que no ve muy bien el horizonte (como cuando la escena mas conmovedora y desgarradora de el mismo film). A ti te da por acordarte de Tiburón y te da por hacer una pequeña observación o de lo poco fuertes que somos los humanos o de los influenciables que somos cinematográficamente hablando.

 

Te retiras a dormir, a descansar, a saborear las horas escasas que te quedan de paz, de sosiego, de algo parecido a la libertad.

 

CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO - 16/08/2013 (1/3):


 
CRÓNICA DE TRES DÍAS DE DESCANSO

 

 

16/08/2013 (1/3):

 

Tal y como está la situación económica actualmente, poder decir ME VOY TRES DE VACACIONES es casi un privilegio (bueno, sin el casi). Además que la salida no te cueste ni un solo euro ya es la reostia pero para que esto ocurra tienen que darse tres factores importantes:

 

1º: Que tus padres tengan cierta edad (mayores de cincuenta y nueve), que hayan pasado todos los veranos de su vida teniendo que ir a ver a sus padres a más de mil kilómetros de distancia (cosa que no les importaba hasta que tenían que cambiar de casa de los padres a casa de los suegros. Lo peor es que los hombres, la mayoría de ellos, se tenía que conformar con sietes escasos días al AÑO con sus padres. El resto del mes, tres largas semanas casi cuatro, tenían que pasarlas con los suegros que, normalmente, no le trataban mal pero tampoco le tenían el aprecio que le tenían a la hija ni mucho menos pese a los gritos anuales y los reproches semanales), hayan decidido que a partir de los sesenta van a pasar quince días en un apartamento alquilado con piscina, jardín propio y muy cerca de la playa y que tengan un nieto que le guste estar con los abuelos.

 

2º: Que uno de los dos haya cogido vacaciones y que al otro, pese a no tener contrato, le permitan cogerse un fin de semana de descanso.

 

3º: Haber cogido, como una manía, guardar los billetes de cinco euros que llegaban a tus manos desde su salida al mercado y haberlos escondidos de forma estratégica que encontrarlos antes de tiempo se hubiera convertido en un misión casi imposible y agotadora (de ese modo, has conseguido ahorrar casi cien euros para gasoil y peajes porque cuando digo que te salga “gratis” el fin de semana de tres días me refiero a alojamiento y a comida ya que NADIE te va a quitar tener que pagar casi los veinte o treinta euros de peaje (según donde vayas) y los cincuenta o sesenta euros en gasoil).

 

Si se conjugan esto tres factores casi imposibles, consigues coger el coche, cerrar la puerta de casa y salir por fin después de 365 días de encierro no voluntario, dirección a la playa.

 

La autopista, incluso con sus locos al volante, te parece algo ideal (pese a los adelantamientos por la derecha obligados por los gilipuertas que cogen el carril del medio a cien por hora desde que cogen la carretera y no lo sueltan hasta llegar al destino como si de una fila de miguitas de pan se tratara o como si fuera una petición que hubieran hecho al SAN ASFALTI DE TODOS LOS SANTOS como promesa de siete meses horribles de problemas con el coche).

 

Es hermoso ver como los camiones juegan a rebasarse una y otra vez en una danza hipnótica donde los pitidos son como las castañuelas que avivan la llama de un baile casi prohibido (como la lambada para vehículos de gran tonelaje pero con muchos más peligros adquiridos).

 

Es inmensamente placentero observar los excesos de equipaje en coches y camionetas que atentan contra las leyes de la gravedad (es mágico observar lo importante que es para mucho llevarse la nevera a cuestas y como nevera no me refiero a esa con asa de color azul con tiras blancas sino a la nevera NO FROST de DOS METROS POR DOS METROS sobresaliendo por todos las costados del vehículo que uno no sabe si es el coche el que lleva a la nevera o la nevera la que lleva al coche).

 

Es tremendamente sorprendente ver carteles de lugares que se encuentran a mas de mil kilómetros en varios idiomas como si ese lugar, estuviera a la vuelta de la esquina (esto, normalmente lo hacen, para los torpes y como son cuatro contados, pues hay que ponerlos en color AMARILLO para que les quede claro que siguiendo esa carretera TO RECTO llegaran, diez horas mas tarde, a su destino).

 

Cuando final llegas al tuyo, a tu emplazamiento veraniego de tres días y dos noches, pese a la indicación de la vía, la prisa por relajarte te invade. Llegas al apartamento, te arrancas la ropa como si esta estuviera en llamas, te pones el bikini mas rápido aún de lo que te has desvestido, coges el ascensor (para ir mas rápido claro por que las escaleras son lentas incluso si estás en un primero) y llegas a las piscina donde te duchas antes de meterte para que no se te corte las digestión (eso si, recuerda, no hace falta el cuerpo entero sólo nuca, muñecas y tobillos que no se como eso evita que te un chungo digestivo, pero que es mano de santo y no se sabe muy bien porque).

 

¡Por fin estás de vacaciones (aunque sólo sean tres días y dos noches)! El agua está ahí y tu estas dentro, chapoteando, disfrutando de las ahogadillas, tirándote de cabeza después de un año y comprobando que irremediablemente se te da horriblemente tan mal como el año anterior porque lo primero que has notado es un planchazo en la barriga que duele que no veas (y aunque cuando sacas la cabeza de la piscina mirando a tu alrededor como aquí no ha pasado nada ellos han visto el barrigazo contra el agua que has dado y se ríen para adentro diciendo,… ¡¡¡OTRA QUE SE CREE QUE NO LA HAN VISTO!!!).

 

Disfrutas haciéndote el muerto, reposando de ese horrible año que has tenido que esperar para poder remojarte el pandero por fin.

 

Cuando la vida parece perfecta y por fin parece que ha llegado la ansiada paz que deseabas, el cielo se pone en tu contra y empieza a llover. A ti no te importa pues estás en el agua y sería absurdo salir corriendo del agua para no mojarse. “¡Es un disparate!”  Te dices. ¡Pero estás equivocado! La mayor incongruencia del mundo es quedarse dentro del agua,… ¿Por qué? Pues sinceramente no tengo ni idea. Al caer las primeras gotas todos, absolutamente todos salen de forma despavorida del agua como si alguien hubiera visto un tiburón blanco como en la película; se lanzan contra las toallas tendidas en el suelo y no dejan de correr hasta llegar a la ducha (y la incongruente soy yo porque quiero quedarme en la piscina).

 

Llega la noche y sales a pasear después de la cena por el paseo marítimo. Te acercas al agua y empiezas a caminar por la orilla del mar románticamente diciéndote: por fin llegó el verano (o el fin de este) y puedo disfrutar de la brisa con aroma a sal.

viernes, 16 de agosto de 2013

SEVILLA (poema)


 
SEVILLA

 

Recuerdo mi Sevilla más de lo que deseo

desde una distancia que me atormenta.

Me invade su aroma a romero,

a hierva buena, a dama de noche.

 

El rumor del río cuando la noche caía

era consuelo del calor adormecido.

 

Recuerdo mi Sevilla, sus gentes, sus calles,

el orgullo latente de haber nacido en el sur.
Quisiera estar allí, pasear por Triana,
sentir el agua del Guadalquivir tocar mis dedos.

La Giralda me embelesa,

me embriaga el Parque María Luisa,

me adopta la penumbra bañada por la risa.

 

Me siento huérfana sino estoy allí.

El aire me falta y nada puede mitigar

mi sufrimiento de sentir que voy

muriendo por volver a Sevilla.

jueves, 15 de agosto de 2013

LA CRUDEZA DE LAS PALABRAS



 

Hay momentos en la vida que las palabras cobran un sentido especial que no siempre suele ser bueno. Cuando escuchas un Te quiero por primera vez, cuando un Te amo te arropa en una cálida noche de verano, cuando te llaman Amor, Cariño, Bombón,… con delicadeza y con pasión es algo francamente bello. Pero cuando por desgracia escuchas Operación, Enfermedad, Muerte,… algo dentro de ti sinceramente se descompone y te deja totalmente a merced de un dolor compartido con aquel que sufre por esas palabras.

 

¡Nadie es mejor cuando muere o cuando está enfermo! Simplemente es que la asociación con ese mal, con esa pena, nos hace más vulnerable a los sentimientos y todo aquello malo que pasó, se borra de nuestra mente dejando paso al miedo de la perdida que lo inunda todo en poco tiempo como si de un virus infeccioso se tratara.

 

Pero no a todos nos pasa lo mismo y por igual. Hay personas de las que puedes escuchar tranquilamente frases como: si les dan veinte pastillas al día así nunca se morirá, que ganas tengo de que todo esto acabe, para vivir de esta manera (en silla de ruedas o con menos conciencia de la que un día se tuvo) mejor que deje de sufrir de una vez y cosas por el estilo. ¿Aman a sus seres queridos aquellos que dicen estas palabras o simplemente están siendo egoístas?

 

Las enfermedades, el paso del tiempo, el deterioro de los cuerpos, no son cosas que uno le gusta vivir ni en presente y en un mundo paralelo o cercano. ¡Los viejos estorban! He escuchado yo más de una vez en el día de hoy. Pero,… ¿A partir de que edad una persona es mayor? A partir de los 65-70 años empieza la tercera edad. Si se es viejo a partir de entonces,… ¿Qué hay que hacer si estorban? ¿Acabar con su sufrimiento? ¿Actuar como LOS CHICOS DEL MAIZ y liquidarlos llegados a estas edad para que dejen de sufrir?

 

El ser humano no es muy inteligente. A veces, muchas veces olvidamos que nosotros también llegaremos, si todo va bien, a esas edades. No digo que por llegar a ser viejos debamos sacrificar nuestras vidas jóvenes o maduras por nuestros bisabuelos, abuelos, padres, tíos,… Pero lo que está claro es que si consideramos que el cuidado de alguien a quien AMAMOS es un sacrificio posiblemente no es amor lo que nos guíe y si interés y codicia a la misma medida.

 

¿Estorban mas los viejos pudientes que los que no lo son? Posiblemente si ya que los fiduciarios, los futuros herederos de ese capital amasado por su familiar no desean el fin de su sufrimiento como ellos quieren aparentar ante la sociedad sino que anhelan cobrar y hacerse con algo que ni se han ganado.

 

Francamente cuesta mucho ser un árbitro imparcial en un juicio moral sobre el amor a nuestros mayores. No busco ser juez pues es muy complicado dictar una sentencia que haga feliz a todos por igual. Lo que está claro es que la vejez no es el fin sino una etapa de la vida. Las personas mayores tienen en su poder un conocimiento infinito de la vida, de las cosas sencillas, del amor, del cariño,… Se que no todos tenemos la fortaleza para estar junto a ellos en el final de su camino vital pero lo que si es cierto que desear su muerte no nos convierte en mejores personas sino en personas francamente vagas que prefieren tirar la toalla antes de seguir aprendiendo de toda la sabiduría que ellos poseen y de la fortaleza que han ganado con los años, las penas,… de sus tremendas ganas de vivir.

 

MORALEJA: Fernando de Rojas, dramaturgo español autor de LA CELESTINA, dijo: “Nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan mozo que hoy no pudiese morir”.

 

Vivamos mucho o poco sigamos siempre la misma máxima: ¡Vive y deja vivir!

martes, 13 de agosto de 2013

ACEITE DE ALMENDRA A LA MENTA (relato)



Estábamos en agosto y éramos pocos los que no habíamos cogido aún vacaciones. Entre ellos estaba mi amigo David que las cogía la segunda quincena de agosto y la primera de septiembre y yo que las cogía una semana después que él.

 

El teléfono apenas sonaba y, como los responsables desaparecían siempre todo el mes de agosto, nos dedicábamos a ordenar el archivo el uno frente al otro y hablar de nuestras cosas. Luego nos íbamos a tomar algo a la máquina y al volver después de un buen rato que no nos podíamos tomar cuando estaban todos, volvíamos a ordenar papeles y a charlar.

 

Quedaban un par de días para que él se fuera y una semana larga para que me fuera yo y me fui a dar un masaje a un centro que me habían recomendando para soportar lo largo que se estaba haciendo el trabajo desde semana santa hasta la fecha. ¡Me dejaron como nueva! Me lo dio una mujer menuda pero con una fuerza increíble. Utilizó como un aceite de almendra a la menta del que me dio una muestra.

 

Al día siguiente, el olor a menta y la suavidad de mi piel eran todo uno. Llegué y enseguida vino David con un chocolate para mí y un té al limón para él.

 

-         Hueles a menta.

-         Son imaginaciones tuyas.

-         Que si niña, que hueles a menta – acercando su nariz hasta mi cuello me puso nerviosa y todo.

 

Le expliqué que me habían hecho un masaje y no paró de decirme que el quería probarlo también. Que sacara la muestra que me habían dado y que le hiciera un masaje yo.

 

-         ¡Estás loco! No puedo hacerte un masaje aquí y ahora.

-         ¿Por qué? ¡Si no hay nadie!

-         Te tendrías que quitar la camisa – tardó nada y menos en quitársela y quedarse con el torso al descubierto.

-         ¡Estás loco David! Yo no se dar masajes. ¿Y si viene alguien?

-         Pues ya cargaré yo con las culpas. Anda,… dame un masajito.

-         ¡Estás como una cabra! – me reí de su ímpetu y su insistencia y saque el frasquito y me puse un poco de aceite en la mano.

 

Sentada en la silla tras de él que se había sentado a horcajadas en otra delante de mi, empecé a deslizar mis manos por su espalda. El olor del aceite era increíble y todo lo que tocaba lo dejaba impregnado del delicioso olor a menta. Me dijo que siguiera y al ponerme la segunda vez, vertí demasiado en la mano. Me levanté para que no se le mancharan los pantalones y empecé a deslizarme por sus hombros, por su nuca y sin querer la mano se me resbaló un poco para su pecho. El se giró de golpe y me miró fijamente. Me quedé sin habla. Jamás había visto su mirada de tan cerca y eso me puso nerviosa a la vez que me excitó. A partir de ese momento ya no pude concentrarme en lo que hacía pero no podía parar en seco para que no pensara nada malo. Me senté y seguí con mucho cuidado esparciendo y masajeando su espalda. El notaba que estaba un tanto temblorosa. Cogió una de mis manos y la beso dulcemente. Eso hizo que un escalofrío intenso recorriera todo mi cuerpo. Se giró en aquel momento y beso mi boca. Lo que fue un roce de labios se convirtió en beso, que se encadenaba con otro mas intenso y fogoso. Sus manos empezaron a perderse entro los botones de mi blusa. Dejó entrever mi sujetador blanco de debajo y su boca, abandonó la mía para buscar mis pezones y saborearlos lentamente. Mi placer iba en aumento. Había olvidado donde estaba. Me dejaba llevar por aquel compañero. Desabrochó su pantalón y su miembro inmensamente erecto, salio por la bragueta. Bajé mi cabeza y empecé a saborearlo. El gemía y eso me excitaba más y más. Quería sentirle dentro de mí y parece como si él hubiera escuchado mis pensamientos. Levantó mi falda y ladeo mi tanga. Me acompañó hasta él y me puse a horcajadas introduciendo su sexo en el mío. ¡Fue increíble! Empecé a moverme muy lentamente para poder notar toda su excitación viril dentro de mí. Poco a poco comencé a mover mis caderas de forma salvaje notando como su sexo seguía erectamente fuerte penetrándome y haciendo disfrutar como una loca. No podía contener los orgasmos que me venían uno tras otro con más fuerza y cada vez más encadenados. El gritaba de placer pidiendo que no parara de moverme más y más y más y más y más. Noté como se derramaba dentro de mí y eso me excitó tanto que al poco me corrí yo encima de él con un orgasmo tan bestial como el suyo que me hizo alcanzar un éxtasis extenuante de goce.

 

Estuvimos el uno encima de otro un rato más y en aquel momento que no sabemos cuanto duró, no vino nadie, ni llamó nadie, ni nadie nos molestó. Si nos habían visto o no nunca lo supimos pero si pudimos comprobar que el aceite de almendra a la menta para nosotros dos, sería el afrodisíaco vital para nuestros futuros encuentros carnales.

PARA QUE LUEGO DIGAN QUE NO ES IMPORTANTE…


 

Es muy difícil hoy en día saber la importancia que tiene cada cosa en si misma. Cada cual determina ese grado de importancia por muchos motivos entre los cuales se encuentra el entorno donde vive, la gente a la que conoce, las personas a las que no quiere conocer, etc.

 

Por ejemplo, alguien que se codea con individuos de un cierto nivel económico su prioridad, su grado de importancia se basará en su apariencia y no sólo física o en cuestión de ropa sino a muchos niveles como el trabajo, los lugares donde veranee, las actividades que deberá realizar extracurriculares, etc. ¡Es importante saber cual es el lugar de cada cual! Y sobretodo, saber lo que debemos o no debemos hacer según el momento.

 

Yo no me codeo con personas de tanta alcurnia y las prioridades de las personas que yo conozco suelen ser bastante más sencillas. Por ejemplo, en estos cinco días, he sufrido un asunto de gran importancia para un señor mayor de ochenta y dos años que sufría gravemente pues decía que no iba de vientre (va por delante que el señor es un poco obsesivo compulsivo en plan Jack Nicholson en la películas Mejor… Imposible. ¿Qué en la realidad no existe un hombre así? Bueno, como siempre olvidáis mi máxima que la REALIDAD SIEMPRE SUPERA A LA FICCIÓN pero es verdad. Este hombre que os digo no es igual que Melvin,… ¡¡¡ES MUCHO PEOR!!! Tiene que utilizar un vaso concreto y si está sucio se pone de muy mal humor (y eso que él no lo lava). Pero no sólo con el vaso, también tiene un tenedor, una cuchara, un cuchillo y un par de platos fijos que cuando se utilizan para otras cosas, es como si se desmontara todo su mundo literalmente hablando. Sufre sordera pues un día, por su mala manipulación de los audífonos, se le rompió el del oído derecho un domingo y lo llevamos el lunes a reparar y el otro se estropeó un miércoles y porque no escuchaba decía que se iba ahorcar en la morera que tiene en el patio, que así no se podía vivir (y eso que al día siguiente el problema tenía fácil solución pero para él, ese momento, era el fin de su vida tal y como la conocía y a sus manos. Vale decir, y con todo el respeto del mundo, que ese día, por lo dramático de la situación, casi tenemos que llamar a un médico para que le pinchara un tranquilizante pues sus gritos de desesperación e incoherencias eran tantos, que toda la calle en la que vive, pensaban que lo estaban torturando y que no hacíamos nada. Luego, cuando le dije que si llamaba al médico y este le escuchaba que quería quitarse la vida por tal necedad lo ingresarían sin dudarlo en un psiquiátrico (no por su desesperación por la amenazada de atentar contra su vida), se acabó serenando un poco y recobrando la poca cordura de un hombre que no quiere tratarse de un mal (al mental me refiero) que perjudica a mas de uno).

 

En cuanto lleva doce horas (con ocho horas de sueño para el cuerpo mas dos de descanso con los ojos cerrados en el sofá) sin sentarse en el honorable trono, llamó a su hija mayor para comunicarle que estaba muy mal. Esta, le compró en la farmacia supositorios de glicerina para que el evacuar fuera cosa pronta. ¡No dieron resultado!

 

Habían pasado veinticuatro horas en total (con mucho descanso y dormitando de por medio) y el hombre se desesperaba aún mas. Según su versión, no salía nada y eso no era bueno. Le dijeron sus hijas que tuviera paciencia y que tomara un par de kiwis en ayunas a parte de los supositorios. ¡No dieron resultado!

 

No habían pasado ni treinta horas (desde el principio de la odisea) que el hombre decía que los intestinos se le habían parado y que había que ir a urgencias. Sus hijas, conociéndole y sabiendo como es, le dijeron que no iban a pasar un bochorno así en urgencias (que las pobres ya han pasado mas de uno sólo en este último año por circunstancias varias de sus obsesiones) sólo porque él no tuviera paciencia con una cuestión nada grave. Se enfadó con ambas y fue a buscarse pastillas para conseguir su propósito. ¡No dieron resultado! (¡El farmacéutico era un cabrón! Que no entendía su mal ni él ni nadie (según palabras textuales)). Lo bueno de todo es que si que iba al baño con estreñimiento claro está, pero esas pequeñas cagarrutillas, en plan cabrita de monte, que soltaba, para él, no eran defecar y tenía a todo el mundo pendiente de su mal no tan malo.

 

Aquella noche no paró de llorar como un crío chico dando por saco a su esposa diciendo que se iba a morir de la mierda que tenía en las tripas (que no era tanta pues si que había defecación). No dejó que su esposa durmiera y a las siete de la mañana, se fue a buscar la farmacia de guardia (diferente a la que ya había ido el día anterior) para que le diera otra cosa diferente a lo que había probado. Allí encontró la respuesta que buscaba: el farmacéutico le dio unas gotas y fue tomársela que fue mano de santo. Pero eso no es lo que busca este señor hipocondríaco, obsesivo compulsivo y sin paciencia, no. Lo que buscaba fue lo que le dijo el facultativo: si hoy no va, mañana vaya al médico. ¡¡¡ALELUYA!!! No por los excrementos vertidos por el inodoro sino porque alguien le daba la razón para poder ir a urgencias por heces retenidas contra su voluntad en su organismo (como si la mierda hubiera hecho un complot para no salir de su cuerpo y provocar aún mas, su ira).

 

Ese día fue tres veces y estaba contento a la par de asustado porque,… ¿Y si ahora no dejaba de cagar? ¡¡¡HE AQUÍ EL VERDADERO DILEMA!!! Estar pendiente durante más de un día de unas boñigas que no salen o salen en tropel. ¡¡¡QUE TRISTE LA VIDA DEL QUE NO SABE VIVIR!!! Si tanta controversia crea una mierda,… ¿Por qué estamos tan preocupados por cosas que no tienen tanta importancia como el defecar? ¡Incautos! La mierda os corromperá desde dentro haciéndose dueños de vuestro ser.

 

MORALEJA: Ernest Hemingway dijo: “Quédate siempre detrás del hombre que dispara y delante del hombre que está cagando. Así estás a salvo de las balas y de la mierda”.