Cuesta entender que en países que pueden tener una salud de calidad en una mano y un organismo normal en otra valoren más tener un cuerpo diez que estar sanos.
¿Cómo se puede tener tanta obsesión con el físico? ¿Cómo se puede llegar al extremo de inyectarse cosas que pueden causar problemas en el organismo de carácter grave, infección en la sangre y demás, por parecer sexy a los ojos de los demás?
Yo he entiendo que una persona que sufra un problema físico o que por algo de amor propio con uno mismo, necesite algún pequeño retoque pero siempre que se ponga en manos de profesionales cualificados y siempre que haya tenido una revisión psicológica exhaustiva para comprobar que su decisión no es un impulso infantil. Lo que no puedo entender o no entenderé jamás es que alguien no ponga sólo su cuerpo sino su vida en mano de personas que no tienen ni idea de cómo ejercer ese tipo de operaciones y se dejen inyectar silicona con cemento y que la incisión la tapen con pegamento sellado de neumáticos. ¿Nos hemos vuelto locos?
Siempre he creído que la belleza está en los ojos del que mira pero si la persona que hay frente al espejo se ve tan verdaderamente mal como para sufrir esta clase de intervención mortal creo sinceramente que lo que necesita primero es tratamiento psiquiátrico rápido.
¿Belleza? Si, claro que hay que buscar la belleza que uno quiera ya sea quitándose unas arruguitas, poniéndose senos, arreglándose una imperfección causada por un golpe o una operación. ¿Belleza antes que salud? No, eso jamás. Lo mejor es quererse tal y como somos, con las limitaciones que cada uno tenemos.
La mejor versión de uno mismo es la que cada cual ve al mirarse en un espejo. Si es capaz de mirarse de arriba abajo y quererse por lo que es y como es,… lo demás está demás.
MORALEJA: Mas vale vivir una vida que morir con la ilusión de seguir buscando para siempre un cuerpo diez que jamás será perfecto del todo.