Quizás
todo aquel que no haya leído la noticia, le gustaría darle un pequeño repaso.
Ahí os paso el enlace. Lo que está claro es que una vez más se han vuelto a
vulnerar las opciones de un grupo de personas en concreto,… ¿Por qué? Por tener
una discapacidad mental.
No
es la primera vez que pasa y no será la última (por desgracia) pero,… ¿Cómo
podríamos acabar con esas descalificaciones, con esta falta de sensibilidad? El
artículo 512 del Código Penal sanciona con entre 1 y 4 años de inhabilitación
profesional a quien, ejerciendo su actividad laboral, deniegue a una persona la
prestación a la que tenga derecho por razón de su discapacidad (lo pone en
artículo anteriormente nombrado). Pero por que no habido “malicia” o por pedir
disculpas, que siempre es acto que honra a quien lo hace, los jueces son
siempre benevolentes y les suele imponer sólo un año si es que se llega a
inhabilitar al profesional o al lugar donde se negaron a acoger a los jóvenes,
en este caso, sólo por ser discapacitados psíquicos.
En
el artículo se nombran varios casos más pero sólo hace falta salir a la calle y
ver que estamos TODOS hechos de una pasta de crudeza que roza lo francamente
repugnante. Nos hemos convertido en seres sin humanidad.
A
una chica se le despide por estar obesa y pese a que la razón sale escrita en
un e-mail de la empresa, como quien lo dice es la hermana del jefe o gerente,
pasa inadvertido y no hay sanción. Una mujer mayor coge un tren con su hijo
discapacitado y ella con enfermedad de azúcar a parte de prótesis en ambas
rodillas. Llegan a una estación en la que el tren sólo para un breve instante.
Resulta, que como está en obras, la zona donde tienen que bajar está a una altura
que ni madre (por lo anteriormente nombrado) y su hijo que también padece
esclerosis múltiple, pueden bajarse con facilidad. Su hijo cae y se hace una
fuerte contusión en una pantorrilla y no son atendidos sino que tienen que ser
ellos mismo los que acudan por su cuenta al centro de salud más cercano. La
mujer, va a su hijo caer y acaba haciéndose daño. Por todo esto, tienen que
costearse un taxi para volver y cuando presentan la reclamación: primero el
propio ayuntamiento no consigue ayudarles a cumplimentar los papeles y segundo,
ante la ineptitud de los propios de la estación que no les ayudaron, pasando
por el personal administrativo al que presentaron la documentación y siempre la
dieron por incompleta del todo, consiguen que tanto la mujer mayo (de 78 años)
y su hijo, lo dejen correr. No pueden con tanto ir y venir y cada vez más
gastos que no pueden permitirse (ni ellos ni nadie). Una mujer es atropellada
en el paso de cebra y sus lesiones, pese a ser de gravedad, no son graves para
tenerla en cama empotrada. Tanto INEM como seguridad social, en vez de
facilitarle el trámite para la recuperación, marean a la persona de acá para
allá, y yo me pregunto,… ¿Para qué? ¿Para que también renuncie a lo que le
pertenece por derecho? ¿Así solucionamos los problemas de un país?
¿Consiguiendo que las personas pierdan toda la fe en el propio ser humanos? Un
inmigrante, soltero, sin hijos, que lleva legal más de diez años, que acabado
el paro, va a servicios sociales a pedir lo mínimo para vivir. La persona que la
atiende no le ayuda en lo mas mínimo que es comida. Pone una queja formal y
sólo cuando la persona, por un trato de discriminación es simplemente
AMOLESTADA, ayuda al pobre inmigrante a recibir treinta euros para comida. Y
suma y sigue y suma y sigue…
¿Cuándo
dejaremos de enfrentarnos los unos con los otros? ¿Cuándo aprenderemos que sólo
unidos conseguiremos todo lo que nos propongamos de manera legal? ¿Cuándo nos
daremos cuenta que no podemos convertirnos en aquellos que nos gobiernan para
los que somos menos que nada sólo por haber nacido en familia trabajadora?
¿Cuándo dejaremos de comportarnos como ANIMALES SIN RAZONAMIENTO? ¿CUÁNDO? Por
desgracia, para esa pregunta, no tengo respuesta.
1.- Ada Zafrilla
Las personas con síndrome de Down son como todos, los hay más
guapos y menos, más altos y menos, más simpáticos y menos, más deportistas y
menos, más gorditos y menos, pero lo que sí es cierto es que todos tienen algo
en común, que ellos y sus familias deben demostrar más que los demás, y cada
vez más, todos vemos y todos veis que es una realidad. ¡Claro que pueden! Sólo
hay que brindarles la oportunidad. Somos como los granitos de arena, todos
iguales, todos diferentes.
2.- Enrique y Sylvia
Rocío es un ángel que hace felices a los que la conocen.
3.- Rafael Ramos
Estoy orgullosísimo de mi hijo.
4.- José David García
Él tiene síndrome de Down pero a nosotros nos da toda la
felicidad que jamás hubiéramos imaginado. Adrián no sería mejor si fuera de
otra manera. La felicidad que refleja su cara es la misma que a nosotros nos
da.
5.- Anónimo
Este es mi hijo Jorge, la ilusión de mi vida
6.- Natalia Bastias
Mi prima Mayte Molina de 3 años, una gran niña, tan normal como
el resto. Su madre, un ejemplo de esfuerzo y dedicación por sacar adelante a su
hija.
7.- Rosa Paradas
Tras conocer vuestra hermosa idea os adjunto algunas fotos de mi
hijo David. Gracias y seguimos luchando para la integración y aceptación en la
sociedad de todas las personas con síndrome Down.
8.- Carmen Márquez
Cuando hablamos de capacidades o discapacidades, viendo a mi
hermano, me doy cuenta de que nadie es capaz de hacerlo todo y nadie es incapaz
de hacer nada.
9.- Manuel R.
Mi hija Estefanía y yo nunca hemos tenido barreras.
10.- José Erre
Cuando digo que mi hija tiene síndrome de Down no busco que me
compadezcas, sino que me envidies.
