lunes, 16 de diciembre de 2013

UN DÍA MAS EN EL MUNDO (poema)


 
UN DÍA MAS EN EL MUNDO

 

No voy a engañarte.

¡Siento miedo!

Miro un espejo que

no me refleja nada.

Hay tantas luces desde

aquí que me ciegan

el pensamiento.

Quiero ir, escapar,

sentir que existe algo

mas que nacer y morir

sin más ni más.

 

Me levanté temprano esta mañana.

Luché por buscar una nueva

ilusión redentora

que me aliviar las ganas

de no regresar.

¡No existe la ilusión!

¡Se murió la dignidad humana!

 

Muertos y más muertos

incrementan sus cifras.

¡Nadie hace nadie!

Golpes de los uniformados

contra personas con las manos

vacías pidiendo lo

que es constitucionalmente lógico

(casa, vivienda, trabajo,…).

 

“¡Colla de borricos!

¡No tenéis derecho a nada!”

Nos dicen desde sus pulpitos

intocables de mafiosos

venidos a menos.

¡Solo son ratas!

Ratas mangantes y maleantes

que contaminan todo lo

que tocan y mucho más.

 

Se cierra otra puerta.

¡No hay ventana más allá!

Quien nació pobre morirá pronto.

Quien nació en casa de gubernativo

vivirá mucho y bien,

con dinero legitimo

o negro negrísimo.

¡Eso que más da!

¡Nada le cuestionara

un hijo pijo a su papa!

 

Bienvenidos al siglo

veintiuno de la desigualdad.

¿Alguien da más?

¡HAGAN JUEGO SEÑORES!

Su partida contra la dignidad,

siempre ganada ha de estar.

 

 

FIN DE LA HERIDA (poema)


 
FIN DE LA HERIDA

 

En este deshonesto

adiós no quedó nada.

Si fuiste algo

ahora sólo

olvido serás.

Todo me supo

a malquerencia,

Una forma extraña esa

donde confundiste

posesión con deseo,

amor con obsesión,

ansias con capricho.

 

No me perdiste para eso hacía

falta estar y no nunca estuviste.

 

Para lastimar mi corazón hacía

falta que yo sintiera algo por ti.

¡Eso nunca paso!

 

No hubo otra,… hubo cientos.

¿Crees que me importó?

 

Decírtelo claro fue

mi máxima más querida.

No escucharme jamás la tuya.

 

Sí, estuve loca,

me dejé llevar,

tuve sueños,…

jamás fueron contigo.

¿Ves lo poco que me

importabas ahora?

 

Donde tú ves desdén

yo sólo expreso gratitud

por tu ignorancia constante.

 

Si estas aquí o allá,

si ríes o lloras,

a mí que más me da.

 

En este deshonesto

adiós no quedó nada más.

 

¿Lo entiendes ya?

domingo, 15 de diciembre de 2013

NOSOTROS A SOLAS (poema)


 
NOSOTROS A SOLAS

 

Tu cama estaba muy

fría cuando llegué yo.

Un anillo dorado

brillaba en tu mano.

¡Eso no importó!

En la mía otro brillaba

por similar razón.

No era tuya.

No eras mío.

No deseábamos nada.

El hambre era toda nuestra.

No era convencional

la forma de verse,

ni la de encontrarse a ciegas,

ni siquiera la forma de rozarnos.

No eran engaño, ni farsa,

era inevitablemente,

hallarse para deleitarse.

El goce era la clave.

La falta de él la excusa.

 

Hubo, hay y habrá.

¡No necesito más!

El momento que elijas,

a la hora que decidas,

cuando tú lo ordenes

sin previo aviso.

Una llamada,

simples palabras,

para llegar a la cima

del placer una y otra vez

juntos, pero nunca solos.

¡Esa era la descarga!

¡Ese era el motivo!

¡Eso era todo!

¡QUE DICHA MAS GRANDE

HABERTE CONOCIDO!

Un regalo saber que existes.

Un placer perderme en tu deseo.

Un deseo irrefrenable de escuchar

una vez más, tu voz muy pronto.

viernes, 13 de diciembre de 2013

ALGO BUENO HA PASADO POR FIN


 
No se quien rezó más, ni a que Santo o Virgen se encomendó pero por fin ha acabado una destornillarte amargura de locuras encadenadas para conseguir un impulso para un país que no ve ni brotes verdes, ni brotes rojos, ni amarillos, ni marrones. Sobre una enorme zona inhóspita querían cimentar un proyecto que nos costara a todos por el capricho de un ricachón caprichoso sin escrúpulos que pensaba que nuestro país estaba en venta. ¡No nos vendemos! Pasamos hambre, nos torean con los sueldos, no chulean con las pagas extras, nos recortan hasta la hebilla mugrienta de un pantalón si prisillas ya para ajustarse,…
 
Pese a eso más de una vez esos que tanto saben, que tanto defienden sus actos por activa y por masiva, para los que su mayor máxima es: ¡Que se jodan los de allí (normalmente algún lugar de Cataluña o toda en si)! Iban hasta poner la cama si hacía falta porque una gran capital europea se convirtiera en el lugar de diversión de alguien que sólo buscaba no invertir y si conseguir beneficiarse de ese poco de desesperación que albergo más de un corazón al escuchar de nuevo la palabra construcción.
 
¡El fin llegó de la pesadilla! Los castillos de naipes, de rascacielos inconmensurablemente altos y horribles para la visión que hasta ahora teníamos de Madrid, explotaron ante las narices de un alocado magnate que no buscaba invertir en España sino llenarse los bolsillos a su antojo de las desgracias ajenas.
 
¿España llegará a salir de la crisis? Quizás si. ¿Seremos capaces de conseguir un nuevo proyecto que esté a la altura de nuestras demandas y no de nuestras desgracias? Si el inversor tiene cabeza y no cabezonadas de OLD CRAZY MAN. Se puede pedir una cosa, dos, tres, pero no encabronarse con que un país se postre a sus pies y encima, le paguen por ello. ¿Estamos locos o que?
 
En fin,… ¡¡¡ALGO BUENO POR FIN!!! Que corra el cava Catalán, las aceitunas (que todas están buenas y hay donde elegir), el pan de pueblo con aceite de oliva virgen (que el mejor se fábrica aquí digan lo que digan). Que se descorche un buen rioja (no hay ninguno malo). Que se preparen tortillas de patatas, paellas, gazpacho, cocido madrileño, empanada gallega, “pa amb tomaquet”, pulpo a la gallega, butifarra a la brasa, “all i oli”. Que se corte buen queso que de eso tenemos de sobra en este gran país y de todas clases, para todos los gustos. De postre polvorones de la Estepa (estamos casi en Navidades así que,… ¿Por qué no? Que de Murcia venga la fruta, de Badajoz en buen jamón y embutidos curado, que de Cáceres vengan las cerezas de Jerte. Que de norte a sur se monte una mesa en cruz, en cuadrado, en ocho puntas o seis para que no falte ningún producto de esta gran tierra. ¡¡¡SOMOS GRANDES!!! Tenemos todo lo que deseemos y más pues tenemos una tierra que baña el sol, que es lugar de veraneo, que envidia más de un país que ahorran para pasar las vacaciones aquí.
 
Las locuras del juego a otro lado. Que si, que somos a veces un país de pandereta, que siempre hemos tenido a malos estrategas en el poder. Pero lo mejor de todo es que para echarle huevos al asunto, de esos tenemos muchos y aunque nos muramos de hambre, no vamos a arrodillarnos ante capullos, lunáticos, locos, psicópatas del juego, mafias, conejitas siliconadas de tercera regional o pero, chulos, macarras, y un largo, larguísimo etcétera sin fin. Quien quiera mesa para comer que la reserve, no hay problema, pero que pague por el festín. No nos sobra en dinero para invitar a tanto necio venido a más. Aquí hay una máxima muy clara: si quieres y deseas lo mejor, hay que pagar y no esperar que encima te pague por venir.
 
¡¡¡ADIOS!!! Con las dos manos, los dos pies, con la muleta y el capote. Te marchas estocado, herido, humillado y sobretodo, encabronado por no salirte con la tuya. ¡En España somos así! Locos también, quizás más que tú, pero tan sobradamente preparados para decir NO a ti y a cualquiera que venga con esa prepotencia manipuladora que da un dinero mal ganado por el juego.
 
MORALEJA: Juan Pablo Mártir dijo en 1626: “Los españoles son ejemplo que no parece excepción, pues siendo generalmente de estatura pequeña, la grandeza del corazón es tan grande que les da aliento, de forma que con su propio valor se han hecho dueños del mundo”. No sé si es la mejor frase para hoy pero… me ha cautivado por lo de la grandeza del corazón.

jueves, 12 de diciembre de 2013

SIN ESPERA (poema)


 
SIN ESPERA

 

Llegaste tarde,

demasiado tarde

para seguir

esperándote

ni un minuto más.

 

Llegaste tarde,…

yo ya no estaba.

No dejé nada

por si venías.

Si llegabas tarde

una vez más,

no hacía falta

decir nada.

¡Todo estaba dicho!

 

Tus besos los recuerdo

como latigazos cuajados

de espinas embusteras

mal disfrazadas.

No hubo promesas

(tú nunca prometes).

Incluso las que no

dijiste jamás,

no ante mí,

si ante otras.

 

¡No voy a volver!

La espera fue larga,

interminable, inaguantable.

¡Me fui! No voy a regresar.

No pasa nada.

Lo quisiste así.

Un final real

para una historia

ilustrada por unas manos

que dibujaban abrazos

y se veían sumidas

en millones de pedazos

recubiertos de ausencia.

 

Llegaste tarde,

demasiado tarde

para seguir

esperándote

ni un minuto más.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

PERSONAL NADA CAPACITADO

 

* Una ambulancia es un vehículo destinado al transporte de personas enfermas o heridas, hacia, desde o entre lugares de tratamiento. […]

 

De cualquier forma para que el empleo de estos vehículos tenga resultados óptimos es necesario que aquellos que los administren, equipen adecuadamente estas ambulancias, que si bien se utilizan para la atención de emergencias o solo para transportar pacientes el uso es oficial y requiere de una enorme responsabilidad, incluso para que se optimizara este vehículo primero se debería contar con el personal capacitado y los botiquines o herramientas básicas incluso en las ambulancias mas básicas. (Enlace web: http://es.wikipedia.org/wiki/Ambulancia).

 

Mas de una vez, durante este año, me habéis leído quejarme de varios problemas dentro de la sanidad con ingresos, con médicos, con los propios enfermos,… ¡No es nada fácil tener a alguien que quieres ingresado! ¡No es nada fácil soportar un tratamiento largo! ¡No es nada agradable tratar con PERSONAL NADA CAPACITADO para un cargo!

 

Cuando uno llama a una ambulancia entiendes que no es por gusto. Es por necesidad, porque algo, que no puedes controlar, necesita de un medio de trasporte, de un personal cualificado para hacer la gestión de una persona, de una persona enferma.

 

Cuando necesitas los servicios de la ambulancia sólo esperas eso, un trato digno para alguien que no se encuentra bien, que está enfermo. Repito: UN TRATO DIGNO PARA ALGUIEN QUE NO SE ENCUENTRA BIEN, QUE ESTÁ ENFERMO. No se está pidiendo un trato de favor, ni una limusina, ni nada por el estilo. Se está pidiendo DIGNIDAD. ¿Sabéis lo que es la dignidad? La dignidad, o «cualidad de digno», deriva del adjetivo latino 'digno y se traduce por «valioso». Hace referencia al valor inherente al ser humano en cuanto ser racional, dotado de libertad y poder creador, pues las personas pueden modelar y mejorar sus vidas mediante la toma de decisiones y el ejercicio de su libertad. (Enlace web: http://es.wikipedia.org/wiki/Dignidad). Eso es la dignidad pero para mi la dignidad es tratar a una persona como se merece. Dejadme, aunque me haga pesada, que lo repita: TRATAR A UNA PERSONA COMO SE MERECE.

 

Las ambulancias de trasporte no tratan a las personas como se merecen, ni siquiera las tratan bien. Cuando se hace un traslado de un enfermo en ambulancia el aquejado, simplemente por esa cualidad de no encontrarse al cien por cien de salud, puede sufrir mareos, vómitos, malestar, etc. ¿Creéis que por el simple hecho de que un enfermo haya devuelto la persona que viene en la ambulancia para trasladarlo se niegue a hacerlo sólo por no se encuentra bien? Esto ha pasado y no hace mucho. La persona a la que yo acompañaba por un tratamiento médico, no se encontraba bien y devolvió. Se informó al de la ambulancia que a esa información respondió con: “Pues que sepa que el trayecto es largo y yo no voy a cambiar mi ruta por nadie” (según el responsable coordinador de dicho servicio, es recomendable que ningún paciente pase más de una hora dentro de una ambulancia. Teniendo que ir a tres ciudades distanciadas obviamente unos kilómetros, la última vez el trayecto que suele ser de media hora o tras cuartos, fue de dos horas y media sabiendo que una persona NO DEBERÍA PASAR MÁS DE UNA HORA DENTRO DE LA AMBULANCIA. ¿A qué hay algo que no cuadra? Si tiene que pasar como máximo una hora,… ¿Cómo puede ser que en la ambulancia vayan seis u ocho personas a cuatro puntos geográficos distintos? ¿Es error del coordinador? ¿Es fallo de Gerencia por querer sacar más beneficio con un solo vehículo? ¿Es un resbalón del sistema sanitario que confía en personal NADA CUALIFICADO para el traslado de enfermos? ¿¿¿??? YO no lo sé. Yo sé la parte mala de la situación que es la siguiente: una persona enferma no se la trata bien. Si va con silla de ruedas el trato es peor pues la amarran atrás y conducen como si no llevaran a nadie dentro en plan eslalon de obstáculos porque obviamente,… hay que cumplir un horario. El enfermo supera un tratamiento dañino, horrible, pesado, desgastante, doloroso,… pero lo peor que tiene que sufrir es un traslado inhumano por parte de personas que les da igual el ser humano, la vida, la salud, la dignidad de la individuo).

 

Nadie esta exento de ser enfermo. Pese a esa gran frase, nadie ayuda a nadie a nivel de dejar de sufrir o sufrir un poco menos. ¿Tiene que ser un traslado en ambulancia la consecuencia del empeoramiento visible del enfermo? Yo creo que no pero por desgracia, no he encontrado a NADIE en este largo trayecto de cura que me demuestre que EL ENFERMO ES LO PRIMERO Y SU SALUD LO MÁS IMPORTANTE.

 

Alguien debería poner orden en su propia casa, en su propia empresa, pero están tan ocupados con las cifras que ni para despedir a personas incompetentes tiene tiempo habiendo personas ALTAMENTE CULIFICADAS pudriéndose a la espera de una oportunidad en la larga cola de paro.

 

MORALEJA: Concepción Arenal dijo: “La dignidad es el respeto que una persona tiene de sí misma y quien la tiene no puede hacer nada que lo vuelva despreciable a sus propios ojos”.

martes, 10 de diciembre de 2013

LA AYUDANTE PERFECTA (relato)

 

No recuerdo que vi exactamente en ella cuando la contraté. Quizás su retentiva al almacenar mentalmente datos, su agudeza intelectual, por lo extrovertida que parecía,… Lo que sé es que sexualmente no me causó ningún sudor frío y eso me relajó. Tener a una mujer cerca que no te deje concéntrate no es lo que quería, no para ser mi ayudante personal.

 

Nuestro primer año juntos fue un verdadero desastre: no llevaba a tiempo mi ropa a la tintorería, no la recogía, se olvidaba de reservarme los vuelos de enlace, no tenía presente si me faltaba algo a nivel personal para los viajes,... Cuando estaba a punto de despedirla se presentó con un regalo para mi hijo por su cumpleaños. ¡Yo ni siquiera me había acordado! Me abrazó al abrirlo inmensamente sorprendido por el regalo. Cumplía sus siete años. Ese fue un gran error por mi parte como padre que ella solucionó perfectamente haciendo que mi hijo me envolviera entres sus brazos con tanta ternura por algo que yo había olvidado. La miré, le sonreí y a partir de aquel momento fue cuando encajamos a la perfección como equipo.

 

Coexistíamos sólo como ayudante personal y jefe, nunca había habido nada más, aunque más de uno lo insinuara. Ella pasaba de habladurías y yo era el jefe. Si alguien me venía con niñerías de patio de colegio, lo echaba a la calle. ¡Éramos una empresa seria! Si alguien no sabía estar en su lugar,… puerta.

 

Habíamos tenido momentos de tensión muy fuertes en muchos momentos a lo largo de cinco largos años pero eran cosas normales que se solucionaban porque las relaciones no son fáciles. Hablarlo calmadamente era algo que había aprendido gracias a ella. Poco a poco, nos fuimos acoplando más y más y más. Ella era ya para mí como una hermana pequeña pues nos llevábamos de edad, catorce años largos (yo de febrero y ella de diciembre).

 

Había empezado el mes de diciembre de dos mil trece. Llevaba casi dos meses encerrado en mi despacho. Estaba muy liado intentando de acabar unas nuevas estadísticas de proyección a nivel internacional para presentar a unos posibles inversores. La crisis nos estaba jodiendo de mala manera y había que tirar para adelante. ¡Yo no me iba a rendir! No sin luchar.

 

Ella acababa de cumplir sus años y se presentó a las diez de la noche en la empresa con comida para llevar:

 

        Aún no has cenado y llevas meses encerrado en este despacho casi sin comer – me dijo.

        Tranquila, no me voy a morir.

        ¡Eso no! No sin pagar las extras – respondió riéndose y haciéndome reír a mí.

        ¿Qué traes ahí?

        He ido a buscarte sushi para cenar pero como aquí no hay un restaurante japonés en condiciones, he cogido el coche y me he ido a tu restaurante favorito a buscarlo.

        ¿Pero si está a una hora de camino?

        Lo sé,… ¡No me mereces! – me volvió a hacer reír.

        ¡¡¡ESTÁS LOCA!!!

        Ya te dije que mi garantía prescribe a los cinco años y… hace dos días que caducó.

 

Tuve que reírme por la tontería aunque no fuera muy buena.

        Deja eso un momento y cena. – me ordenó. Le hice caso.

 

Me senté en la mesa que tenía en el despacho y empecé a comer el sushi que me había traído. Había elegido todo lo que más me gustaba (nigiris de salmón, atún, izumidai y eby, hosomaki mixto (mitad salmón y mitad de cangrejo), sashimi de salmón y de atún, diablo, surimi roll, geisha, tridente, eléctrico y kokoro). Me puse un poco de wasabi,… lo necesitaba. Ella se sentó en el pequeño sofá que había en el despacho. Iba vestida diferente y ni me había dado cuenta hasta aquel momento:

 

        ¿Has quedado esta noche? Estás diferente

        Vaya manera de piropear que tienes tú. – me contestó de forma imperativa medio en serio medio en broma.

        Entiéndeme. Nunca te había visto tan arreglada.

        Sigue, sigue, sigue,… mmmmmmm. ¡Me encanta que me digas cochinadas! – susurró gimiendo como Meg Ryan en la famosa escena de cuando Harry encontró a Sally en que fingía un orgasmo.

        Estás de psiquiátrico.

        Posiblemente pero no soy yo la que tiene todas las papeletas para ser candidato a un Alzheimer prematuro. ¡¡¡SE TE OLVIDA TODO!!! Hoy es mi cumpleaños.

        ¡Felicidades! ¿Y qué se supone que te he regalado? – respondí mientras me metía en la boca el nigiris de atún.

        Un par de conjuntitos muy sexys de ropa interior.

        ¡Si que soy generoso!

        Tranquilo, no han sido nada caros. Ya sabes que me quieres poco – estuve a punto de sacar el arroz del sushi por la nariz.

 

Se hizo un silencio largo. Me toqué las sienes pues me dolía mucho la cabeza.

 

        Has vuelto a cancelar el masaje otra vez. Es por eso que tiene los dolores de cabeza.

        Ya sabías que no iba a ir. No se porque te empeñas en reservarme hora. No tengo tiempo. – dije un tanto enfadado.

        Va,… túmbate en al mesa.

        ¿Qué dices?

        Q-U-E  T-E  T-U-M-B-E-S  E-N  L-A  M-E-S-A – hizo una pausa después de cada letra y cada palabra para que lo entendiera bien.

        ¿Para qué?

        ¡Te quieres tumbar de una vez! Eso si, quítate antes la americana, la corbata y la camisa. – me indicó muy seria.

 

Me quité la americana, la corbata, la camisa y me tumbé en la mesa después de retirar los restos de la cena.

 

Se arremangó las mangas de su camiseta. Buscó en su bolso algo. Vertió algo frío en mi espalda y empezó a masajearla. Al principio fue suavemente. Luego, un poco más rápido sobretodo por la zona cervical. Me hacía daño pero lo compensaba con otro movimiento que me aliviaba el dolor. Fue poco a poco, sin prisas, recorriendo cada centímetro de mi espalda contracturada por los nervios del trabajo. ¡Necesitaba aquel masaje! No sé si estuvo media hora larga.

 

Después me pidió que me diera la vuelta. No quería que la mirara mientras me masajeaba de frente. Me tapó los ojos con su pañuelo del cuello. Masajeó mis manos, mis brazos, mi cuello. Algo en mí, al tener la vista mermada, me hizo excitar. Mi pantalón se abultó por la zona de la bragueta. Ella siguió como si no lo hubiera visto. Media hora más de masaje en que mi sexo no pudo bajar sino que fue creciendo. Estaba paralizado de vergüenza. Al acabar el masaje, se fue para mi bragueta, y sacó mi sexo. Extendió con su mano por mi sexo el fluido de mi propia erección. Empezó a acariciarlo suavemente dejando que se deslizara muy lentamente. ¡No quería acelerar nada! Yo seguía sin poder moverme. Estaba muerte de vergüenza y tremendamente empalmado, sin dejar de decirle mentalmente: “No pares, no pares, no ahora,…”. Ella parecía escuchar mis pensamientos porque no dejó de deslizar su mano hacia arriba y hacia abajo de forma acompasada dejando que mis gemidos de placer fueran en aumento. Estuve a punto de llegar una vez, y otra, y otra, y otra, y otra. Ella aflojaba su ritmo. Evitaba que me corriera. Quería darme más y más placer con sus delicadas y perversas manos. Seguía y seguía. Yo necesitaba culminar pues pensaba que no podía aguantarme más de deseo. Ella no me dejó llegar. Seguía reteniéndome una y otra vez. Cada vez más lento. Cada vez con más placer. Cuando menos lo pensaba dejó la mano en el punto de no retorno y bajó mi piel de golpe proporcionándome la mejor corrida de toda mi vida. Mi cuerpo convulsionaba de placer y su mano, pese a correrme, no dejaba de seguir y seguir sirviéndome más y más y más espasmos de placer, de deseo, de goce infinito.

 

Limpio todo. Me quitó el pañuelo de los ojos. Y muy seria me dijo:

 

 

        Esto no ha pasado nunca. Se que lo necesitabas y … sólo he hecho lo que creía mejor. Si dices algo,… me despediré. ¿Entendido?

 

Me incorporé sentándome en la mesa y la besé en la boca apasionadamente.

 

        ¡Entendido! – respondí – Esto que te he dado tampoco a pasado. ¿En paz?

        ¡Me parece perfecto!

 

Han pasado ya diez días desde aquel momento y ahora más que nunca tengo que reconocerlo: ¡Es la ayudante perfecta! No ha dicho nada, no ha actuado raro y sabe estar sin excusas que valga. Se comporta como antes y eso me fascina. Pocas mujeres harían algo así y volverían a saber cual es su lugar. ¡Jamás encontraré una igual! Espero que jamás se marche de mi lado.