miércoles, 4 de junio de 2014

PIRÁMIDE (relato)



Ser mujer y trabajar en un sex-shop no es fácil al principio. ¿Dónde me he metido? Es lo primero que pensé en cuanto firmé el contrato por tres meses. Pero no había nada más y nada podía ser peor que no tener trabajo.

La primera semana fue rara. Casi nadie entraba. Pensé que era por mi culpa.

A la semana siguiente no es que hubiera una avalancha de clientes en masa, pero poco a poco, fui dándome cuenta de que todos los que van a un sex-shop tienen el mismo miedo que una mujer que acaba de empezar a trabajar allí (al menos la primera vez).

Los tres meses pasaron volando. Durante aquel tiempo me había dedicado, en las horas que no había clientes, a memorizar nuestro catalogo y a curiosear, los productos que nos dejaban de muestra para informar mejor al cliente que deseara algo en concreto.

Mi jefe, no me podía ofrecer continuidad en la tienda. Pero me dijo que si quería hacer media jornada en la tienda y media jornada preparando Tupper sex. ¿Qué le iba a decir? Mi contrato sería de comercial de juguetes eróticos durante tres meses más.

El primer Tupper sex que hice fue un verdadero triunfo. Todas las mujeres de la reunión (veintidós mujeres de alrededor de los treinta y tantos) compraron bolas chinas (negras, rosas, verdes, rojas, lilas,… pero las mejores del mercado) y algún tanguita comestible. Mi jefe quedó impresionado con esa primera venta. ‘Hacía mucho que nadie conseguía vender tanto en un Tupper sex. ¡Buen trabajo!’ me dijo. De echo me comentó que hacía tiempo ponían un límite de compra pero que como estaba el mercado, sólo pedían que cada una de las que iba, comparara algo de forma simbólica por el desplazamiento de la chica (lo mas barato eran unos preservativos por dos o tres euros si eran fluorescente o no).

Fui haciendo mis ventas aquí y allí y la racha de buena suerte seguía. Yo estaba muy contenta. Por fin volvía a ser válida en el mundo laboral. ¡Me sentía la mar de bien!

Llegó junio y faltaba un mes para finalizar mi segundo contrato cuando mi jefe me llamó a su despacho:

        Laura, tengo que pedirte un favor – pensé que volvería a reducirme las horas o vete a tu saber que.
        Si, dígame Pedro.
        Tengo unos clientes muy especiales que quieren un Tupper sex algo diferente.
        ¿Qué quiere decir algo diferente?
        Son un grupo de hombre…
        ¡¡¡¿¿¿¿QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE???!!! – no le dejé terminar la explicación. – Yo no hago Tupper sex para hombres. ¡Lo siento! ¡¡¡NO!!!
        Espera Laura, un momento, escúchame.
        ¡¡¡QUE NO!!! ¡¡¡QUE NO!!! ¡¡¡QUE NO!!!
        ¡LAURA! ¡UN MOMENTO POR FAVOR! – su tono de voz seco me detuvo pero en eso no iba a ceder lo más mínimo.
        Diga lo que diga, no voy a ir.
        ¡VALE! Tranquila. Escúchame, son mis amigos Gays, así que no te van a hacer nada. Ya les he dicho que si accedía a ello, era porque iba a estar la mar de tranquilo de que a ti no te iba a pasar nada malo. ¿Vale? Ahora puedes irte y pensártelo si quieres hacerlo o no.

Me dirigía a la puerta para irme y me dí la vuelta:

        ¿Cuándo sería? ¿En qué productos están interesados?
        Sería el próximo viernes noche a eso de las ocho.
        ¿Las horas serán nocturnas?
        ¡Por supuesto!
        ¿Y en qué están interesados?
        En las pirámides. – Las pirámides era un nuevo producto que había salido a la venta que sólo llevábamos una de muestra porque eran caras. Tenían diez velocidades y para disfrutar en pareja, eran un verdadero descubrimiento. A solas, también se podía gozar mucho de ellas. Estaban hechas con un material agradable al tacto y su forma, daba un placer increible.
        ¡Vale! Pues allí estaré. ¿Cuántas quiere que me lleve?
        Son 27 los asistentes así que 28.
        ¿Cree que voy a vender ventisiete pirámides en una noche? ¡Son muy caras! No van a compara tantas.
        Se ve que no conoces a muchos hombres homosexuales que yo diga.
        ¡Pues no! No conozco a muchos (‘salvo los de la tele iba’ a decir pero me callé pues esos, realmente, no contaban).
        Ellos saben lo que quieren y desean ese nuevo producto – me dijo de forma clara y concisa.
        ¡Ok! ¿Alguna cosa más?
        Si,… hay una pequeña cosita que...
        ¿Qué? ¿Digame?
        Quieren que vayas disfrazada.
        ¡¡¡¿¿¿¿QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE???!!! – me quedé blanca.
        Sus fiestas siempre tiene algo especial y para esta, quieren que lleves un disfraz de los que vendemos en la tienda. ¡Laura! ¡¡¡SON GAYS!!! Nadie te faltará el respeto.

Pese a todo tenía mis reservas con ese último punto pero después de mucho pensarlo, accedí.

El viernes llegó arrasando y yo muerta de miedo. No tenía todas conmigo de que todo lo de que eran gays fuera un montaje para vete tú a saber que. ¡No me fiaba!

Lo peor vino elegir cuales de los modelitos de disfraces que teníamos en la tienda, me tenía que poner (‘Si alguien piensa que esto no es currarse un puesto de trabajo, que baje Dios y lo vea’, pensé para mis adentros). Pensar dejar claro que era fuerte pero tanto el de mujer militar, como el de policía, como el de dominatrix con látigo y todo, tapaban más bien poco. Al final me decidí por uno de colegiala que más o menos, tapaba más que los otros (tenía una pinta diferente y demasiado provocadora pero… eran Gays. ¡No me va a pasar nada).

Cuando llegué puntual a su casa, me cambié rápidamente a escondidas en el coche, me hice un par de coletas y entre con mi supermaletón de productos.

Me recibieron de forma cordial y debo de reconocer que todos mis temores se esfumaron de seguida. Eran personas muy dulce, encantadoras, y como había dicho mi jefe, que sabían lo que querían. Todos menos uno. Había un hombre que su mirada, la sentía traspasarme desde el momento que puse un pie en la fiesta.

Fui mostrando mis productos uno a uno. Todos miraban, curiosos, lo que traía. Aquel hombre no. Tenía su mirada clavada por entero en mí y no se perdía ni uno de mis movimientos. Empecé a sentirme un poco molesta.

Cuando mostré, por curiosidad, las vaginas vibratorias, todos sonrieron con comentarios que tenían alergia a aquellas cosas. Todos reían. Todos menos él. Estaba claro, aquel hombre, si le iban los hombres, sin lugar a duda era bisexual. Ese pensamiento empezó a gustarme en cierta manera. Era un hombre alto, corpulento, elegantemente vestido, serio, con ojos profundos, pelo negro y una exquisita nuez tan bien marcada, que daban ganas de morderla. Empezaba a desear que no dejara de quitarme ojos ni una vez más.

Mostré el producto deseado y todos se sintieron la mar de contentos con él. Hice corto de pirámides, pero por suerte, tenía unas cuantas más en el coche. Salí a buscarlas mientras ellos habían puesto un poco de música y me invitaron a quedarme para bailar, para pasar un rato entre amigas (me hizo gracia como lo dijeron). Me dirigí al coche pensando que  aquel día fue apoteósico para mí en cuestión de ventas pese al modelito sexy que tenía que llevar puesto ya que las miradas de aquel caballero, habían provocado en mí una excitación que no había sentido jamás al ser observada. Fui a abrir el capó cuando alguien, me cogió de la cintura, empotrándome con su cuerpo. Si duda era aquel hombre, del que no conocía ni su nombre. Sentí su miembro grande preso en el pantalón. Podía zafarme, salir corriendo, pero lo que deseaba sinceramente, era demostrarle la parte de niña mala que me había hecho adoptar aquel disfraz. Moví mi trasero sobre su bragueta, dejando que la faldita se levantara un poco por cada lado de forma traviesa. Cogí su otra mano y empecé a lamer sus dedos de forma muy sugerente con mi lengua. Empecé a escuchar sus gemidos. Sin darme la vuelta, bajé su cremallera, y empecé a masturbarle con mi mano mientras no paraba de moverme, apretando su sexo con mi trasero. Eso lo estaba volviendo loco de deseo. Voltee un poco la cabeza y le dije: ‘He sido una niña muy mala’. Eso le turbo, le trastornó, sacando hacia fuera, su parte más salvaje. Me tumbó sobre el capó del coche, ladeo mi braguita, y empezó a penétrame como jamás lo había hecho nadie hasta entonces. Sentía sus embestidas, rápidas, salvajes, sin control alguno. Podía sentir su sexo entrar y salir volviéndome loca cada vez y cada vez y cada vez un poco más. No podía controlar mis gemidos. El no podía controlar sus ganas. Siguió follándome cada vez más y más y más fuerte. Me derramé con un grito que se sintió en toda la calle. Al poco tiempo, pude notar todo el calor de su leche esparcirse en mis adentros consiguiendo que volviera a gritar con otro tremendo orgasmo que me recorrió por entero de la cabeza a los pies.

Acabamos los dos rendidos, tumbados encima del capó de mi coche. Me dijo su nombre pero no lo recuerdo. No era cortés que los clientes pensaran que ese era un servicio más de nuestra tienda. Me pidió volver a verme pero no le di mi número correcto.

Cuando volví al trabajo, me toco quedarme en la tienda. Una mujer entró que quería sorprender a su marido con algo diferente. Le dije: ‘Llévese el disfraz de colegiala. ¡Se volverá loco!’.  Me gustaría haberle dicho que lo había comprobado de primera mano pero creo que eso era mejor guardarlo para mí como una anécdota morbosamente y placenteramente, muy excitante.

lunes, 2 de junio de 2014

¿NOTICIA O SÓLO PARTE DE LA HISTORIA?





* El Rey abdica (enlace web: http://www.abc.es/espana/20140602/abci-juan-carlos-abdica-201406021042.html).

Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. Creí que el rey, Don Juan Carlos I, nos había librado de algo que yo sólo conocía por los libros de historia: la dictadura de Francisco Franco. Cuarenta años de dolor. Cuarenta años de angustia. Cuarenta años de zanjas aún no se sabe muy bien donde. Cuarenta años de desaparecidos. Cuarenta largos años de represión. Pero llegó el 20N y con la muerte de un dictador, España, veía una nueva etapa ante sus ojos. Nació una constitución. Nombraron a un rey y la democracia, reino durante muchos años.

Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. Aún no podía votar pero deseaba que llegara el día en que mi elección sirviera para marcar el rumbo de nuestras vidas. Estudiaba y la enseñaza era de calidad. La sanidad, siempre un poco a remolque, siempre estuvo ahí, para cualquier urgencia que tuviera mi familia o yo. Era un mundo más o menos aceptable, pese a que había cosas de las que ya empezaba a darme cuenta de que no encajaban (no en la mente de una chica de diecisiete años).

Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. El príncipe Felipe salió de abanderado en los juegos olímpicos de Barcelona ’92. Se me erizo el bello de los pies a la cabeza al verle paseando la bandera de nuestro país orgulloso, al ver las lágrimas de Elena, emocionada sin seguir para nada el protocolo, aplaudiendo a dos manos fuerte por aquella escena que conmovió a más de un español. Después, en mi amada Sevilla, vi casarse a Elena. Luego en mi linda y bella Barcelona, vi enlazarse a Cristina. Tiempo después, en Madrid, vi unirse en santo matrimonio a Felipe. Lo seguí emocionada desde el principio hasta el final.

Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. Nació Felipe Juan, Victoria, Juan, Pablo, Miguel, Irene. Nacieron Leonor y Sofía. Seguí cada presentación de cada miembro orgullosa de formar parte del pueblo en el que reinaba un rey justo, magnánimo, cercano, que soltaba un POR QUÉ NO TE CALLAS yendo contra todo el protocolo a favor, de los suyos.

Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. Mas llegó la crisis, una crisis de valores, una crisis profunda, sin vuelta de hoja al parecer. Una crisis que se trataba de encubrir, que no se ha resuelto, que ha dejado sin lo básico (trabajo digno, casa, alimentos, educación, sanidad,…) a todos aquellos que debía amparar una Constitución creada para hacer una mejor España, para que el pueblo tuviera lo que desde hacía cuarenta años, se le había negado. Esa crisis encendió muchas luces en lugares a los que hasta ahora no nos atrevíamos a mirar. Todo se iluminó y no fue nada bueno lo que mostró aquella nueva visión. Llegó Botswana y la matanza de elefantes en un momento muy crítico. Llegaron los escándalos políticos. Llegaron los desahucios. Llego la sustracción de pagas para sobrevivir, remuneraciones para tirar adelante, de formas de conseguir un poco de vida en un país “muerto” a muchos niveles. Llegó de nuevo el atraso con leyes de antes de la guerra. Llegó el caso Urdangarin, salpicándolo todo y a todos. Llegó la hora de dar un ejemplo por parte de ese rey tan querido y admirado por el pueblo. ¡SILENCIO! Hubo mucho silencio. Hubo reuniones ocultas para salvar a su hija, Cristina, de ese olor putrefacto que les había invadido por no saber conformarse con un sueldo superior al SMI con el que tenían que vivir, antes de la crisis, muchos españoles. Llegó el dolor al vernos desamparados. Llegó la rabia. Llegó el rencor. Llegó el momento de abdicar.

Hubo un tiempo en que yo también creí en la corona. Ahora, que se tomo una decisión que debió tomarse hace mucho tiempo, que ya han pasado otros casi cuarenta años más malos que buenos, creo que llegó el momento de tomar otro camino. No se trata de nombrar al sucesor sin más ni más. ¡NO! Si hay que redactar una nueva constitución ahora es el momento. Si hay que eliminar cargos políticos (como el senado que para nada sirve) ahora es el momento. Si hace falta una reestructuración estatal para conseguir un bien para el país, ahora es el momento de hacerlo. Si ha llegado el momento de dejar a la monarquía de lado, pese a las sucesiones del trono por su desmesurado presupuesto que más que ayudar perjudica a un país en números rojos, ahora es el momento.

Ahora es el momento de hacer una noticia que verdaderamente cambie el rumbo de la historia y no algo que ya se venía venir tal y como estaba el panorama. Ahora es el momento del cambio, para un lado o para otro, pero un cambio que nos haga, de nuevo, sentirnos como mínimo, personas iguales ante la LEY, ante el ESTADO, ante TODO. No puede haber un doble rasero que diferencie el trato por lo que se tiene. ¡¡¡ESO NO!!! Y por desgracia, es lo que está pasando.

Los brazos cruzados no sirven de nada. El presidente de EEUU Barak Obama lo demostró ayudando al pueblo con decretos que verdaderamente, pusieran en funcionamiento de nuevo la economía de su país ayudando a los más desfavorecidos. ¿Por qué en España, hasta ahora, el Rey no ha hecho algo parecido?

Ha llegado el momento de labrar un nuevo futuro. ¿Con rey o no? Sinceramente, si es para heredar el reinado de su padre, para mi está de más el nombramiento. Ahora bien, si es para dar de nuevo voz al pueblo y sobretodo, presente digno y futuro esperanzador, a mi no me importa que exista un Felipe VI, Rey de España, pues como ya he dicho, hubo un tiempo en que yo también creí en la corona.

MORALEJA: Don Juan Carlos I de Borbón, Rey de España, dijo una vez: “La realidad es muy difícil de soportar para quienes creen que cualquier tiempo pasado fue mejor”. Deseemos que, a partir de ahora, la realidad sea más fácil porque merezca la pena volver a formar parte de algo en lo que creímos un día no hace tanto (la igualdad, la democracia, la ley,…).

¡Creí en la corona! Ahora ya no. No ha sido por mi falta de FE la que me hizo perder mis creencias. Fue la parsimonia ante actos tan viles en los que jamás se dio ni la cara, ni una solución correcta, ni nada. No abogo por la república pues yo no conozco como será. Mas si tengo que vivir otros casi cuarenta años más de “brazos cruzados”, de “bocas cerradas”, de “injusticias reales”, prefiero no tener rey y que alguien que de la CARA, pero de VERDAD, responda de los platos rotos poniendo a cada cual en su sitio, SEA CUAL SEA el cargo que ocupe en nuestros sistema democrático. Si sus manos no están limpias, no pueden formar parte del nuevo proyecto.

domingo, 1 de junio de 2014

SI FUERA VERDAD, TODOS DEBERÍAN HACER IGUAL QUE ÉL





* Un juez del Constitucional da positivo de alcohol tras ser interceptado en moto sin casco. (Enrique López reconoce los hechos y añade que "hay circunstancias personales que podrían justificarlos".El magistrado ha anunciado que presentará su dimisión este lunes). Enlace web: http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/juez-constitucional-positivo-alcoholemia-tras-ser-interceptado-moto-sin-casco-3287802.

* El juez Enrique López dimitirá tras ser pillado en moto sin casco y ebrio. (El magistrado se había saltado un semáforo en rojo y cuadruplicó la tasa de alcoholemia. "Reconozco los hechos y asumo las consecuencias que tienen", ha afirmado a Efe). Enlace web: http://politica.elpais.com/politica/2014/06/01/actualidad/1401625400_720528.html.

Dar la cara no es fácil. Dentro del mundo de la política, es casi una misión imposible, pero no como esas series de los ochenta que tenían emoción e incluso, algo de intriga surrealista. En cuestión de pedir perdón, la misión imposible pues nadie reconocer, pese a ser pillados “con las manos en la masa” su culpa.

¿Qué es la culpa? Falta que se comete intencionalmente. Responsabilidad que recae sobre alguien por haber cometido un acto equivocado de manera consciente.

¿Qué es un acto equivocado o incorrecto? Pues desde huir para que no te pongan una multa, hasta viajar a matar elefantes cuando el país está sumida en una crisis que deja a miles de ciudadanos sin casa, hasta acusar de un atentado a un grupo terrorista nacional para poder cubrirse las espaldas delante de unas elecciones con más mentiras. Un acto incorrecto es cobrar dinero negro y no admitirlo. Un acto incorrecto es intentar convencer a Europa y a al mundo, que en España todo va bien cuando no es cierto. Un acto incorrecto es promulgar a los cuatro vientos cualquier doctrina, cualquier ley, cualquier promulgación, cualquier comentario, que denigre a las mujeres y las menosprecie ante los hombres.

En este país, por desgracia, sabemos muy bien que es cometer ACTOS TOTALMENTE INCORRECTOS. Lo que no sabemos, y es un pena, es pedir disculpa de frente, dando la cara desde el primer momento.

Enrique podría ser mejor juez o peor. Mas si realmente dimite por sus actos cometidos, como persona, demuestra un valor, una fuerza, una integridad que otros, con cargos muchos más importantes que el suyo, ni han tenido ni tendrán en su vida.

MORALEJA: Albert Camus,  novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista francés nacido en Argelia (1913-1960), dijo: “Inocente es quien no necesita explicarse”.

UN PASO MÁS ALLÁ





La muerte de un ser querido es un duro golpe para todos. Esté lejos, esté cerca, tenga ocho u ochenta, el dolor nos atraviesa por entero a todos por igual. ¡Nunca es buen momento para morir! Ni para el que se va, ni para los que se quedan. Pero hay momentos en los que el propio moribundo, por su sufrimiento de dolor, de pena, de sabiendas de final, pide compasión a los suyos diciéndoles: “No deseo sufrir más”. Ese susurro mortecino de ayudar en el paso final a tu padre, a tu madre, a tu hermana, a tu hermano, a quien sea, pese a que el diagnóstico médico diga que le queda muy poco de vida, se convierte en una decisión que para nada es fácil de tomar. Le amas y ves el dolor en su cara. Le quieres y no puedes verle sufrir. Cuando al final dices,… adelante, quitarle la máquina, el respirado, anular su forma de seguir con vida, y pese a saber que la consecuencia es el que se marche sin más padecimiento en su cuerpo, la tortura en tu cabeza y la culpa empieza a crecer de forma terriblemente fuerte.

Su último paso llegó. Las lágrimas por la perdida se derraman como cantaros inmensamente perpetuos rotos contra tu voluntad. La culpa, la ausencia, el echo de ver morir un trozo de tu propio ser, se une todo en un coctel que cuesta mucho de tragar.

¡No todos actúan de la misma manera! Cuando das la noticia a los tuyos unos rompen a pegar patadas y puñetazos contra todo (su rabia, su dolor, es la única forma que conocer para salir. No es mala, pero tampoco buena. La pena tiene forma increíbles de sentirse en unos u en otros). Hay personas más racionales que no desean que se les vea llorar. No es que no tengan sentimientos. ¡Para nada! Pero tienen la cabeza suficientemente amueblada, para guardar su dolor para ellos solos. Otros parecen actrices o actores que interpretan, de forma magistral, el dolor echo carne. Lloran, se caen, se marean. Nadie dice que sea fingidos, o quizás sí pero habría que ser muy mala persona para armar todo ese follón, ese escándalo en un momento como ese sólo por llamar la atención (vamos, bajo mi punto de vista). Otras no consiguen poder eliminar su pena de inmediato. No son conscientes de que esa persona se fue como primera reacción. ¡No es nada malo no llorar cuando alguien se muere! La asimilación de la perdida no es un trago fácil de asimilar. Pero cuando el dolor, cuando se es consciente de que esa persona ya no está, es en un momento en el que nadie está para reconfortarla. Puede pasar al día siguiente, a la semana, al mes, al año. Por eso, cuando llega, todo aflora se consuelo alguno.

¡El dolor no nos es ajeno! Ni cuando el que se marchó es un amigo o alguien que veíamos una vez al año.

La vida es una cuestión de momentos que deseamos vivir y con quien deseamos vivirlos. Deberíamos ser un poco menos juiciosos y mas vitales en cuestión de saber aprovechar los instantes que nos brinda el poder estar vivos. No podemos pasar de puntillas por nuestra propia existencia. No hace falta empeñarse en dejar huella para que nos recuerden los que se quedan. Las pisadas que demos por nuestra felicidad, tienen que ser visibles para nosotros, gozadas y disfrutadas a nuestro antojo. El resto,… nada importa una vez que la vida se nos va. ¡Pensad en eso! No os perdáis la forma de haber vivido cada día un poco.

MORALEJA: Santa Gianna dijo:"¡Su supieras que diferente se juzgan las cosas a la hora de la muerte!... Que vanas parecen ciertas cosas a las que les dábamos tanta importancia en el mundo".

sábado, 31 de mayo de 2014

ARRINCONADA (poema)



ARRINCONADA

No quedó nada cubriendo mi cuerpo.
Mi piel, cien por cien, desnuda.
¡No tenía nada que ocultar!

De espaldas, no veía nada.
Escuché un rumor acercándose.
Sonaba afilado, su esencia tajante
se hundió profunda en mí,
mientras un grito desgarrado
nacido de la ingenuidad pura,
lo ocupaba todo sin dejar
espacio a la traición.

Desangrarse fue un instante
(con una herida abierta
poco dura ya el latido).

Se fue apagando, poco a poco.
¡Se perdió otra vida!
Su última imagen fue clara:
la pared vacía,
el frío de la baldosa,
el calor rojizo abandónala
bañando por entero sus pies.

‘¿Quién era ella?’ me preguntan.
‘¿Importa eso ahora?’ respondí sin más.
‘¡Todos merecen ser recordados!
Inclusos los que murieron
sin ver jamás a sus verdugos
frente a frente’.

jueves, 29 de mayo de 2014

QUIEN ALGO QUIERE, ALGO LE CUESTA



* Temblores bancarios. La sentencia de Caixa Penedés criminaliza las pensiones millonarias de los directivos. (Lo que ha hecho el juez es elevar a delito unas pensiones millonarias... habituales en cajas y, más aún, en bancos. Recuerden que Ángel Corcóstegui se llevó 110 millones de euros, Alfredo Sáenz 88 y Francisco González tiene asignados 80... por el momento. Y todavía hay casos pendientes en Bankia, en la CAM o en Novagalicia y sigan ustedes contando. Y a los condenados no les ha servido la devolución del dinero cobrado: entre los cuatro han cosechado 5 años de cárcel, aunque no entrarán en prisión. La pregunta es: ¿este fallo sentará precedente?) Enlace web: http://www.hispanidad.com/Confidencial/temblores-bancarios-la-sentencia-de-caixa-peneds-criminaliza-las-pens-20140529-163125.html

* La excúpula de Caixa Penedès, dispuesta a devolver 28,6 millones de sus pensiones. (Los exdirectivos de la entidad buscan un pacto con la acusación en un intento de evitar la cárcel) Enlace web: http://www.elperiodico.com/es/noticias/economia/excupula-caixa-penedes-devuelve-286-millones-sus-pensiones-3284711

* Anticorrupción no recurrirá la condena de exdirectivos de Caixa Penedès (Enlace web: Enlace web: http://www.eleconomista.es/legislacion/noticias/5819753/05/14/Anticorrupcion-no-recurrira-la-condena-de-exdirectivos-de-Caixa-Peneds.html#.Kku8HcEMPfmefIU).

Uno nunca debe quedarse con los enunciados de las noticias. Si algo me han enseñado, es que siempre hay una causa para que no se airee más un asunto pese al hedor que desprende este, pese a la sentencia, pese a todo. ¿Qué tiene que ocultar el caso que hay detrás de las pensiones millonarias de Caixa Penedés? Pues yo, a ciencia cierta, no lo sé. Pero por la libertad que me da el suponer y la fuerza que me otorgan los conocimientos que poseo, algo que es aún mucho más GRANDE e INMPRESIONANTE como que cuatro directivos se apoderaran, de forma ilegal, de 28,6 millones. ‘¡¡¡ERES MUY MAL PENSADA!!!’ pensarán y no van errados ni lo más mínimo. Mas yo siempre me remito a una frase simple y concisa: la realidad siempre supera a la ficción.

¿Habéis visto alguna vez EL SEÑOR DE LA GUERRA? No, tranquilos, no estoy cambiando de asunto simplemente, quiero hacer un pequeño inciso para llegar a mi conclusión de hoy. Denme un poquito de cancha, sé que no se arrepentirán. Los que no la hayan visto, se la recomiendo a todos aquellos que tengan poca sensibilidad pero que deseen hacerse una pequeña idea, de lo que es un traficante de armas. Para los que sí la habéis visto, os pido que recordéis ahora a Nicolas Cage  en su papel de Yuri Orlov. Hay una escena, ya casi al final, en que Yuri es capturado por Jack. El dialogo entre ambos, es el siguiente:

YURI (traficante): Disfruta.

JACK (policía): ¿De que?

Y: De esto. Dime que soy todo lo que desprecias, que soy el demonio en persona, que soy el responsable del desmoronamiento del tejido de la humanidad y del orden mundial, el genocidio hecho carne. Dime ahora todo lo que quieras, porque no hay mucho tiempo.

J: ¿Te estás enterando? ¿O has perdido la cabeza? Has estado involucrado en todos los embargos de armas que se conocen. Hay suficientes pruebas para condenarte a varias cadenas perpetuas. Vas a pasar los diez próximos años de tu vida yendo de una celda a los tribunales antes de que siquiera empieces a cumplir la condena. Creo que no comprendes la GRAVEDAD de tu situación.

(Silencio largo)

Y: Mi familia me ha repudiado. Mi mujer y mi hijo me han abandonado. Mi hermano ha muerto. ¡Créeme! Comprendo perfectamente la gravedad de mi situación. Pero te aseguro que no pasaré ni un segundo en los tribunales.

J: Has perdido la cabeza.

Y: Me caes bien Jack. Bueno, a lo mejor no pero te entiendo. Déjame contarte lo que va a pasar. Así podrás irte preparando.

J: Esta bien.

Y: Pronto llamarán a esa puerta y te pedirán que salgas. Habrá un hombre que te superará jerárquicamente. Primero te felicitará por lo bien que lo has hecho. Te dirá que estas haciendo del mundo un sitio más seguro. Que van a concederte una distinción y van a ascenderte. Y después te dirá que tienes que soltarme. Tú montarás en cólera. Seguramente le amenazarás con dimitir. Pero al final, me soltarán. La razón por la que me soltarán es por la misma que TÚ crees que me van a condenar. Yo me codeo con algunos de los hombres más viles y sádicos que se hacen llamar líderes en la actualidad. Pero algunos de esos hombres, son los enemigos, de tus enemigos. Y como el mayor traficante de armas del mundo es tu jefe, el presidente de EEUU, que envía mas mercancía en un día que yo en un año, a veces es un poco violento que estén sus huellas en las armas. A menudo necesita un freelance como yo para abastecer a fuerzas a las que a él no le pueden ver abasteciendo. Así que, ya puedes decirme que soy un mal, pero por desgracia para ti, soy un mal necesario.

(Suena la puerta).

J: Te diría que te fueras al infierno, pero creo que ya estás en el.

(Sale de la cárcel).

Fuera hay un coche esperándolo. El hombre que superaba al en rango a Jack le dice:

Siempre es un placer tratar contigo (se produce un apretón de manos cordial entre ambos).

Yuri (voz narrando): “La mayoría se contentan con que les saquen de la cárcel. Yo espero que además, me paguen por salir. ¡No soy imbécil! Que me necesitaran aquel día no quiere decir que no fuera la cabeza de turco del siguiente. Pero estaba de vuelta, haciendo lo mejor que se hacer”.

Si la condena de los cuatro exdirectivos de CAIXA PENEDÉS hubiera sido superior a dos años, es decir, como la Fiscalía Anticorrupción había solicitado de tres años, o tres años y medio, entrarían en la cárcel. Pero ahora ni la fiscalía se plantea, por lo que dice la noticia, ni siquiera a apelar la sentencia. ¿Por qué? ¿Por qué cuatro personas ladrones SENTENCIADOS no irán a la cárcel? Pues, aunque nos joda y nos moleste y la irá empiece a recorrer todo nuestro fuero interno de rabia e impotencia, son un mal necesario, no para nosotros, obviamente, sino para aquellos que no quieren ver peligrar sus cuantiosas cantidades sacadas del mismo lugar y al mismo tiempo. De nada importa que hayan conducido al país a una crisis, que los españoles hayan tenido que perder sus casas, sus empleos, que hayan tenido que irse a trabajar fuera de sus país o que no tengan ni para comer y hayan tenido, encima, que financiar de nuevo el sistema financiero para que saliera a flote OBLIGADOS. Las personas que no se nombran en este artículo ni en ningún sitio, todos aquellos que se esconden tras esta indecorosa sociedad que nos rodea, llamados “líderes”, “presidentes”, “concejales”, etc, no dejarían jamás que sus subalternos fueran a prisión por el echo de que poseen la información necesaria, para causar un daño que no les interesa para nada. ¡¡¡LA REALIDAD SIEMPRE SUPERA A LA FICCIÓN!!! Y sino,… tiempo al tiempo. Sólo un apunte para haceros pensar: ¿Dónde irán esos veintiocho coma seis millones que se suponen que han devuelto? ¿Alguien los ha visto decir a que se destinará ese dinero que ya consideraban perdido y que en las cuentas contables ya aparecía como “incobrable”?

MORALEJA: De la misma película, El Señor De La Guerra hay otra frase que dice Yuri Orlov (Nicolas Cage) que es la siguiente (no es que sea ni consoladora ni que inspire mucho aprendizaje, pero es una verdad impactantemente cierta): “Dicen que el mal prevalece cuando los hombres buenos no hacen nada para impedirlo. Deberían decir que el mal prevalece.”

miércoles, 28 de mayo de 2014

MANTENER LA MENTE FRÍA





No es fácil mantener la mente fría, serena. Cuesta custodiarse en nuestro lugar y no incurrir al insulto fácil, al despecho de por sí, a arremeter cuando vemos que intentan despellejarnos del derecho y del revés. ¡Cuesta mucho poner la otra mejilla! Y no me refiero a algo religioso sino en tener la suficientemente fuerza mental y física para decir: ‘No voy a dejar que esto me afecte. No voy a dejar que me hagan daño’. En la mente de seguida se apodera la frase más dura que alguien puede decirse a si mismo: ‘¡NO VOY A DEJAR QUE ME VEAN LLORAR!’ ¿Qué hay de malo en llorar y que lo vean? ¿En serio eso es lo peor que puedes hacer para verles sufrir? ¿Pero tú crees que les enorgullecerá verte sufrir si no tienen corazón? ¡¡¡LO DUDO!!!

¿Por qué a las personas les gusta ver el sufrimiento humano? Nunca lo entenderé. Cuando alguien sufre, llora, siente dolor, no deja de ser PRIME TIME en cualquiera franja horaria televisiva ya sea a las diez de la mañana o a las doce de la noche.

Cuando esto lo extrapolamos al día a día, suele ser delirante la cantidad de personas que intentan buscarte para herirte, para verte sufrir, para hacerte daño. No sabes muy bien por qué pero donde quiera que vayas, con la indiferencia, con la supremacía, con la dejadez, con la estúpida sobrevaloración de un ser humano por encima del otro. ¿Verdaderamente es eso lo que nos ha enseñado la vida? ¿A ver en el sufrimiento humano el hecho de tener un día mejor si hacemos llorar al prójimo?

A mi se me pasó el tiempo de luchar, de poner los puños por delante. ¡Lo siento! No voy a buscar pelea nunca más. Nunca más andaré buscando el impulso fácil de ver sangrar la cara de otro porque sí, porque hoy no he tenido un buen día. ¡NO ME GUSTA EL SUFRIMIENTO HUMANO! Llámame rara.

Mas donde haya alguien que vea mermado sus derechos, su forma de vida, sus mínimos necesarios, si me pide ayuda, tener por seguro que aunque me falten las fuerzas por el momento vivido, no voy a dejar de DEFENDER LO QUE ES JUSTO, por encima de todos y de todo.

¡La vida es corta! Eso todos lo sabemos. Así que DISFRUTA DE LA VIDA sin tener que ver a alguien llorar o sufrir para sentirte pleno.

MORALEJA: Benjamin Franklin, estadista y científico estadounidense (1706-1790), dijo: “La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”.