miércoles, 10 de abril de 2013

ENCRUCIJADA


 

Es raro cuando miras en el diccionario una palabra al azar porque tu vida está pasando en ese momento por ese vocablo buscado. La pones en el buscador, intentas encontrar su significado simplemente para ver si hallas una pista del camino que debes elegir. A veces un nombre, un sinónimo, un verbo te hace cambiar de parecer o crees que es como esa pista divinamente mágica que necesitabas para no seguir más tiempo parada y poder continuar por una camino o por otra. Pero raras veces, casi impensable, encuentras una definición que hace que suenen dentro de ti, todas las alarmas imaginablemente pensadas.

 

¿Qué es una encrucijada? Una encrucijada es un punto en tu vida en el que hay varias opciones delante de ti, y no sabes muy bien cual elegir. Estando en ese punto dudas, temes y, por pura inercia del individuo, sufres por no encontrar una solución práctica que te ayude a retomar por un camino u otro.

 

Cuando todo deja de tener sentido hace algo rocambolesco y no es una opción pero si quizás la respuesta. Una encrucijada, no es sólo esa definición que tú tenías en la mente sino que también significa “Trampa o celada que se prepara con intención de hacer daño”.

 

Tu te dices para ti misma,… “No, por favor, otra vez no. ¡No merezco más dolor! Otra vez,… no” y todos los malos recuerdos, los mas dolorosos, inclusos algunos que intentabas reprimir en lo mas profundo de tu ser, hacen cola en tu mente para atormentarte una y otra vez. No se conforman sólo con eso sino que te buscan por la noche y te atacan en tu propia vigilia acaparando tus sueños.

 

En ningún momento te paras y te dices: “¡Sólo es una definición! No le des más vueltas” sino que, al no tener mas fuerza que la indecisión y el intentar justificar ese comportamiento concreto, ese lugar, ese instante que tocó decidir y no supiste que hacer, buscas el camino fácil, aquel que puede parecer el más lógico, pero que sin duda, no es el más correcto.

 

Te acabas lamentando y sigues en el mismo lugar preguntándote una y otra y otra vez cual fue el error y porque sin apenas darte cuenta que el error fue tener miedo a elegir y haber buscado una SALIDA adecuada, para no enfrentarse a la verdad que es sólo una: elegir y aprender del camino tomado.

 

 

MORALEJA: Winston Churchill dijo: "Si echamos una ojeada a nuestra vida pasada, veremos que una de sus más usuales experiencias es que hemos sido favorecidos por nuestros errores y perjudicados por nuestras prudentes decisiones."

martes, 9 de abril de 2013

UNA NOCHE MUY OSCURA (relato)



Era una noche muy oscura. Caminé desnuda, descalza, sigilosamente hasta su habitación. Él estaba dormido. Podía sentir su respiración acompasada y tranquila. Camine hacía su cama y me tumbé sin que se diera cuenta a su lado. No se veía nada pero con el primer roce me di cuenta que él también estaba completamente desnudo cubierto sólo por una sábana muy suave. Él dormía de lado. Empecé a acariciarle el pelo, su sedoso pelo corto. Luego baje mi mano dócilmente por su brazo derecho. Sentí que se estremecía y suspiraba pero aún seguía dormido. Me fui deslizando lentamente hacia su cuerpo para acoplarme extremadamente cerca de su silueta. Pasé mis dedos por su cuello. Los deslizaba arriba hacia su oreja haciéndole casi cosquillas pero no se despertaba. Supongo que se pensaba que era un sueño. Acerqué mi boca a su cuello y empecé a besarle. Se despertó de golpe casi asustado pero le abracé para que se tranquilizara y seguí besándole en el cuello. Empecé a escuchar unos leves suspiros de placer. Se giró un poco y su pecho quedó a merced de mis manos. Deslice mi lengua por sus pezones,… primero el derecho, luego el izquierdo mientras mis manos no dejaban de acariciarle sin cesar haciéndole suspirar cada vez más fuerte. Estaba excitado y yo también. Me puse a horcajadas encima suyo y su miembro me penetró de forma sublime. Me deslicé con las caderas primero hacia adelante y hacia atrás. Sus gemidos de placer me excitaban cada vez más. Me derramé por primera vez en su sexo palpitantemente erecto. Seguía moviéndome de forma acompasada ahora rotando mis caderas. Note como él se incorporaba y buscaba mis pechos con su boca mientras sus manos agarraron fuertemente mis nalgas. Su lengua empezó a lamerme los pezones y yo me volvía a derramar encima de su sexo. No paraba de moverme, de notar que su polla se endurecía con cada movimiento, que sus gemidos eran cada vez más y más intensos,… Yo me mojaba cada vez más, mi cuerpo se estremecía con la fuerza de su músculo masculino que seguía fuerte, erecto, vibrante. Gemíamos casi al mismo tiempo hasta que sentí un fuerte ardor en mi sexo. Luego yo,… al sentir ese calor, tuve uno de los mayores orgasmos que había tenido nunca. Me abrazó y sentí su cabeza entre mis pechos. Estaba un poco mareada y él seguía dentro de mí. Su sexualidad, pese a la descarga, seguía erecta y eso me seguía excitando. Bajé mi boca buscando la suya. Sus labios eran cálidos y su lengua pronto empezó a arder junto a la mía. Me bajé de su sexo y me giré para sentir sus labios recorrer mi cuello hasta llegar a mi nuca. Grité de pura emoción pues todo era tacto, placer, lujuria,… Los ojos no veían nada y eran como si nuestros cuerpos supieran dónde estaban los cuerpos el uno del otro. Estábamos los dos encima de la cama de rodillas, el pegado a mi espalda besándome, acariciándome toda. Me incliné un poco con un gemido y sentí su sexo adentrarse en mi trasero. Estaban tan excitada que llegué al orgasmo con la fuerza de su primer empujón de su sexo contra mis nalgas. Seguía penetrándome una y otra vez mientras sus manos estaban en mis caderas. Gemía una y otra vez. Yo me mojaba más con cada gemido suyo y los míos ya no eran gemidos, eran como suplicas placenteras para que no parara nunca, para que siguiera, y siguiera, y siguiera dándome placer sin límites. Sentí de nuevo el ardor anterior esta vez en mi culo con su gemido bestial de placer absoluto. Seguía dentro de mí esperando que yo obtuviera otro pues su miembro,… seguía erecto, fuerte, muy duro. ¡Eres incansable! Pensé mentalmente y sentí como sonreía como si hubiera sido capaz de haberme leído el pensamiento. Entonces escuché en mi oído,… ¡Tú eres la insaciable! Eso me puso los pezones completamente duros otra vez mientras mi sexo se estremecía por el goce de un susurro lascivo e intencionado. Busqué su boca de nuevo entre la oscuridad y le tumbé besándole. Busqué sus manos que seguían deslizándose por mi cuerpo. Empecé a lamerle los dedos y eso le hizo estremecer de placer. Bajé mi boca buscando ahora su sexo y empecé a lamerlo lentamente. El gemía de placer y yo, tumbada en la cama, notaba como la suave sábana estaba en una posición perfecta para frotándome con ella mi clítoris moviendo mi pelvis mientras me deleitaba saboreando su sexo. Jugueteaba lamiendo su glande con la punta de mi lengua, sintiendo como sus gemidos me alborotaban más y quería mover más la pelvis para seguir notando aquel trozo de tela dándome delectación entre mis piernas, en ese punto delicioso que me hacía gemir cuanto más le oía, cuanto más me frotaba, cuanto más sentía su polla deslizarse por mi boca,… Sentí por tercera vez el ardor de su esencia en mi boca y yo, con su estremecido gemido de placer, con el roce de mis caderas en aquel tejido, llegué a un orgasmo increíblemente bestial que me hizo gritar como nunca de éxtasis.

 

Cayó rendido en la cama por fin y me abrazo. Cuando se durmió intenté salí a hurtadillas de la habitación pero justo cuando alcancé la maneta se acopló a mi cuerpo y no me dejó salir de la habitación oscura.

 

 

lunes, 8 de abril de 2013

AMOR CADUCO (poema)


AMOR CADUCO


Pocos son los laureles

que adornan tu hermosa cabellera.

Juraste, si eso fue juramento,

un amor que no cumpliste

y ahora malvendes en coches ajenos,

con amantes de medio pelo,

que sólo están contigo

por reafirmar su hombría.

 

¡Pobre necia antigua!

Sueñas con ruptura

mientras desgarras con deseo

su impermeable pecho.

Anhelas separación

cuando tus labios martirizan

su cuello dejando la huella

inconfundible de engaño.

Fantaseas con la exclusividad

de un hombre que no tienes en exclusiva.

 

¡Pobre títere aniñado!

A tus años volviste

a dibujar cuentos de hadas

en tus cuadernos laborales.

Tus labios creyeron de nuevo

en la inocencia de una boca

con mucho aprendido.

Tus caricias fueron

una cifra más en un

cuerpo de macho experimentado.

 

¡Fuiste sólo Princesa de lo Falso!

Fuiste sólo eso:

un desfogue de los años,

una ilusión hambrienta

de un moribundo vivo,

la alegría de uno que sabe

muy bien donde buscar,

donde susurrar,

donde tocar,

donde adulterar,…

sin salir ni herido en el juego.

domingo, 7 de abril de 2013

¿POR QUÉ ME HABLÁIS SEÑOR COMO SI FUERA UNA LOCA? (poema)


¿POR QUÉ ME HABLÁIS SEÑOR

COMO SI FUERA UNA LOCA?

 

No me resigno a ser una más.

Si alguna vez existió

entre vos y mí esa mirada

que yo imagino cada día en mi celda,

si alguna vez murió entre

mis ganas un beso de vuestra boca.

¿Por qué me habláis señor

como si fuera una loca?

 

No me resigno a ser la otra.

No busco ser la primera,

ni la última, ni la tercera.

Quiero que mi yo sea

vuestro por entero cada noche,

en cada delirio, en cada grito

que vuestra alma

expulse de rabia, de deseo.

¿Por qué me habláis señor

como si fuera una loca?

 

No me resigno a ser tu amante.

Antes de ella estuve yo

y después también.

Estuve entre ella,

su recuerdo y el suyo.

Estuve cuando creíais que no estaba,

cuando no me pensabais,

cuando creíais haberme despistado

e incluso, una vez más.

¿Por qué me habláis señor

como si fuera una loca?

 

No me resigno a ser tu esposa.

No hay anillo que encaje en este dedo,

ni inscripción amorosamente bella

que me retenga a vuestro lado.

No hay jergón callado.

No hay sabanas blancas

para mi en vuestro lecho

(ni siquiera existe vuestra cama para mí).

No hay ropajes inmaculados,

ni castidad guardada,

ni rubor virginal en mis sombras.

¡Bien conocéis cada pliegue

de mi cuerpo por entero!

¿Por qué me habláis señor

como si fuera una loca?

 

No me resigno a ser nada.

Bajo este mes de marzo

que se me escapa por la espalda,

imprimiste con tus huellas

lo que fui, lo que soy,

lo que siempre seré para ti.

Mi piel son pergaminos

grabados por vuestros dedos,

las tablas sagradas de un amor cobarde.

¿Tiene la nada por

segundo nombre el vuestro?

¿Tiene la nada el apellido

que me regalasteis?

¡No lo creo!

¿Por qué me habláis señor

como si fuera una loca?

 

Decirme adiós si lo deseáis.

No permaneceré

encerrada mucho tiempo.

Alguien conocerá mi amor

y vuestra injustificada renuncia de él.

Alguien llamará un día,

me quitará esta extraña camisa prieta

que me ajustó vuestro pánico manifiesto.

Alguien vendrá a salvarme

de esta prisión para locos.

Pero decirme señor,

decirme sólo una cosa,…

¿Quién os salvará a vos de vuestra

paradójica demencia oportuna?

Tener por seguro una cosa:

esa,… ¡Nunca seré yo!

sábado, 6 de abril de 2013

LA COACCIÓN LABORAL DE JEFECILLOS SIN ESCRÚPULOS


 

Todos sabemos que hablar de trabajo en los tiempos que corren es hablar de presión laboral, de sacrificio, de esfuerzo elevado sin retribución porque la frase mas escuchada por un superior de segunda es que en la cola del paro hay mucha gente a la espera de una oportunidad (que da una ganas de responder si hay alguien en esa cola, y son casi seis millones, que aguante todas tus impertinencias, tus chulerías, tu falta de educación, tu falta de compañerismo, tu síndrome de alto cargo infinitamente subido,… yo cojo, y me planto en bikini en pleno invierno delante del Congreso de los diputados bailando la Macarena con un loro en la cabeza que haga ruidos obscenos).

 

Mas te das cuenta que en esa cola que es tan inmensamente larga y dura para muchos, nadie, absolutamente nadie, hace lo mismo que tú no sólo en aguantarle a él, en hacer tu trabajo correctamente, en estar a punto para cualquier demanda de esas de última hora para ayer, sino que también sabes dar ánimos a tus compañeros y compañeras a los que humilla más que a ti aún no sabes muy bien porque.

 

Muchas veces, cuando su increpación ya no puede ir contra tu departamento, insinúa que en otro departamento sobra gente (cuatro o cinco) pero sin embargo, de ese mismo departamento, le han cargado de trabajo a él para que lo distribuya entre vosotros y tú te preguntas fríamente,… No sólo no tienes huevos sino que eres una nenaza pues sabes, de ser ciertas las mentiras que acabas de decir, que hay cinco personas tocándoselos a dos manos y en vez de IMPONERTE, agachas la cabeza como un puñetero cobarde y pones el culo en pompa para que te la metan hasta doblada. ¿Te das cuentas de lo que dices cuando hablas? ¿Te das cuenta de en que posición te dejan tus verdades a medias o tus mentiras mal pensadas? Yo, de estar en tu lugar, si sobran esas cuatro o cinco personas realmente, y tal y como tu dices, pues se les despide y ya la empresa no tiene esa perdida que tanto le quita el sueño al JEFE, RESPONSABLE, GERENTE, porque según tu y tus argumentos, es el único que no duerme y eso que yo sepa, tú en mi cuarto no has colocado ninguna cámara para saber si yo puedo dormir, descansar o si tengo un cuarto para poder, simplemente, reposar mi cabeza de tus estupidez supinas.

 

Pero,… ¿Qué hay realmente de ese sobreesfuerzo pedido por esos jefecillos? ¿Falta de huevos de exponer delante de los verdaderos responsables los problemas laborales? ¿Qué sacan ellos de esa presión infinitamente despreciable? ¿Sobres de dinero en B? ¿Qué demuestran con ese acto de vileza? ¿Falta de valor? ¿Falta de carácter? ¿Miedo?

 

Es duro pensar que alguien así, este cobrando más que tú sólo por ser un gilipollas y, encima, uno de los cobardes que es lo peor de lo peor, sino que al final se cree tanto sus propias mentiras que hasta acaba perdiendo el juicio con todo lo que es provoca en los de su alrededor que ni pierden de vista la propia realidad y la ajena que es infinitamente MUY DURA.

 

MORALEJA: Wilde, Oscar dijo: "En el mundo común de los hechos, los malos no son castigados y los buenos recompensados. El éxito se lo llevan los fuertes y el fracaso los débiles".

viernes, 5 de abril de 2013

ME MATÓ UN MARTES JUEVES (poema)


 

ME MATÓ UN MARTES JUEVES

Dije que era jueves
y me disparó un martes.

(Sabía que sería él

incluso cuando no lo era).

Llegó sin esperanza,

sin murmullo de intermedio día,

sin chaqueta ni traje a rallas,

sólo con polo amarillo,

pantalón desgastado y

virilidad de hombre

siempre en cuarto creciente.

 

La luna estaba llena pero su deseo no.

Su luz se ceñía al temblor

oculto de sus apetitos.

Quería poseerle y la dejó hacerlo

(me pregunte cuantas más

fueron sólo eso,… un instante).

 

¡Me callé!

 

Celar no va con mi porte y clase,

pese a ser de cuna pobre y de casa humilde.

Intenté contener mi rabia

que salpicaba por entero

la noche inmensamente estrellada.

Ansié que mi furia

fuera mansa, sumisa, manejable.

 

Corté rosas del jardín vecino,

me distraje con un libro prestado,

batí un suflé a punto de nieve para otro,…

se desinfló con mis lamentos.

 

A nadie pude contarle nada,

ni siquiera a ti porque no estabas.

Te pudieron más

las voracidades que el afecto.

 

Su revolver no era grande,

ni su munición pesada,

ni si quiera su puntería era diestra.

Sólo contaba con una gran ventaja:

sabía cual era el lugar

que con un roce, desángrame podría.

 

Digo que es jueves
y me mató un martes.

Pocos me escuchan aquí,

o se acuerdan de los días.

¡Los muertos no suelen

tener charlas largas!

Aquí se olvida pronto el tiempo,…

pues ya no tienes donde ir.

¡Es la meta!

 

Es irónico

ganar la última partida.

MOMENTO ADECUADO, PERSONA APROPIADA



 

Hay momentos en la vida que merecen no ser recordados nunca. Sólo el hecho de pensar en ellos causan un dolor tan grande en tu mente, en tu cuerpo, en todo tu ser, que temes hasta pensar en intentar pensarlo.

 

Pasa el tiempo. Crees tenerlo todo controlado bajo escombros de recuerdos menores (algunos buenos y otra nos). Empiezas a confiar de nuevo en que todo es posible. Pero un corte, una rasgadura, un grito fuera de lugar, un NO no escuchado te hace volver a ese momento dolorosamente duro. Empieza a costarte respirar, todo se nubla a tu alrededor y aquello que creías olvidado, cobra vida ante tus ojos una y otra vez. ¡No se puede borrar el pasado! ¡No se puede nunca!

 

Un día, no importa muy bien cual, algo se dispara en tu cuerpo. Empiezas a desear ser completa al cien por cien (hasta ese momento te faltaba un trozo, un pedazo muy importante de lo que fuiste y ahora no eres).

 

No te planteas nada, pero nace una inquietud que hace que algo dentro de ti se contradiga por entero.

 

Pasan las horas, los días, los meses y sin saberlo, tus pasos te van acercando a ese momento adecuado, a esa persona apropiada que te ayudará, sin saberlo en un principio, ha cicatrizar heridas profundas, hondamente arraigadas.

 

El miedo te recorre todo el cuerpo. ¿Cómo puedo confiar en esa persona? ¿Cómo explicarle sin que te vea como un ser extraño, lo ocurrido? ¿Cómo enfrentarse directamente a ese momento desde el presente?

 

Un día cualquiera, sin nada en especial, una mañana, abres tu correo y aparece el siguiente mensaje:

 

“El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma”.  Aldous Huxley

 

No es un correo Spam, ni lo envió un amigo, ni nadie remotamente conocido. Como salido de la nada, como si el mismo universo te estuviera dando una respuesta que necesitabas, ahí estaba esa frase y la respuesta a una suplica: ¿Qué debo hacer?

 

Pocos minutos mas tarde alguien que estaba allí desde hacía tiempo, te tiende una mano y empiezas a vislumbrar un posible reencuentro contigo misma, con tu yo completo y pese al miedo, que existe y que se irá poco a poco (o al menos es lo que tu misma te dices), tiendes tu mano y recibes esa ayuda que tu cuerpo necesitaba, que tu mente necesitaba, que toda TU necesitabas.

 

El camino sólo acaba de empezar. Nada se ve aquí tan cerca del principio y tan lejos del fin. Lo único que tengo claro es que no camino sola,… eso me da fuerza para dar un nuevo paso, y otro, y otro y otro,… hasta que llegue el final y la pesadilla, haya llegado a su fin. No importa si pasa un día, una semana, un año. Lo importante, lo realmente importante es que empecé a caminar por ese camino. Lo que tarde en volver a ser yo, eso, realmente, es secundario.



MORALEJA: Jean Paul ((1763-1825) Escritor y humorista alemán) dijo: “Los tímidos tienen miedo antes del peligro; los cobardes, durante el mismo; los valientes, después”. ¿Seré yo uno de esos valientes?