domingo, 14 de febrero de 2016

DE VUELTA A LOS ORÍGENES




13 de febrero de 2016

 

Hola a todos,

 

¡He vuelto! Estuve durante mucho tiempo perdida y es que tener que tirar la toalla con el viejo blog fue un duro golpe para mí. ¡No quería! Pero tuve que hacerlo pues para una aprendiz de escritora como yo que trata de ganarse la vida en este medio, que poco regala más allá de vuestro aprecio, conseguir algo de ingresos era necesario por no decir más que vital.

 

Sin embargo para volver me hacia falta una mano amiga, un mentor, un maestro, un guía. Y lo encontré. Bueno mejor dicho,… ¡ÉL ME ENCONTRÓ A MÍ!

 

Con el cambio de blog él se puso en contacto conmigo vía e-mail algo que no había hecho nadie, absolutamente nadie, hasta la fecha. Pero yo estaba tan y tan asqueada con esa decisión casi tomada contra mi propia voluntad que tardé cinco meses largos en abrir ese correo.

 

Cuando por fin lo abrí, un hombre desde muchos kilómetros de distancia me decía que por qué había tomado esa decisión drástica de cerrar mi blog ya que era asiduo a él (de lectura diaria cosa que me halagó muy gratamente pues una lanza sus palabras a este inmenso océano lleno de talento a raudales cual mensajes en botellas vacías que normalmente se pierde en las orillas de más de una playa perdida sin que nadie consiga leerlos nunca).

 

Respondí a su correo inmensamente agradecida por sus palabras. Lo que yo no sabía es que él también poseía una página (http://luisbermejo.com/) llena no sólo de gran talento sino también de su propia voz a través de podcast de inmensa calidad que traspasaron, por el poder de su fuerza y la intensidad de su voz, los kilómetros que nos separaban de una forma cercana y amiga.

 

Pero no sólo es escritor, locutor, blogger y un ser humano excepcional, sino que también tenía un gran talento en cuestiones informáticas ya que Luís es Consultor SEO (https://applenosol.com/).

 

Gratuitamente, cosa que pocas personas harían por no decir NINGUNA, me asesoró y me instruyó como poder hacer que mi mundo volviera a ser uno (el de mis blogs que era el que principalmente, tenía mi mente dividida y me había costado un bloqueo mental importante).

 

Sin embargo eso no acabó ahí. Él mismo ha hecho posible que esto sea un hecho y por eso hoy vuelvo, gracias a él y a su ayuda desinteresada, a ser la blogger de CON UNA SONRISA…  (http://sonrrise.blogspot.com.es/).

 

Más lejos de los que podáis pensar que tras esa ayuda su labor humanitaria para conmigo ya está cumplida, Luís ha hecho mucho más por mí que nadie a nivel profesional. Me ha dado un nombre (hasta ahora no tenía), una oportunidad para darme a conocer a través de sus podcast (http://luisbermejo.com/blog/ojala-pudiera-probar/) y a tener la fuerza de mostrarme, incluso con mi propia voz (http://luisbermejo.com/blog/un-mediodia-cualquiera156-un-mediodia-cualquiera/).

 

Desde aquí dar las gracias a Luís por todo su apoyo, colaboración y el cariño que ha puesto en todo lo que hemos hecho juntos hasta la fecha. Tenemos un futuro profesional en el que vamos a dar que hablar pero espero que de forma instructiva, creativa y con arte, que es lo que verdaderamente nos gusta a ambos (entre otras cosas).

 

Así que estoy de nuevo. ¡He vuelto! Y me llamo… PAULA J.

 

MORALEJA: Luís, lejos hoy de dedicar esta moraleja a una frase concreta que alguien ilustre dijo, te la dedico a ti, un ser humano completo, amable, cariñoso, directo, que no tira la toalla pese a los contratiempos y que es capaz de entregarse por entero no sólo a un buen proyecto sino a una persona que simplemente, vagaba perdida y sin nadie que la guiara. ¡Gracias por tenderme la mano (no me la sueltes nunca)! Gracias por ayudarme a ser yo misma cada día un poco más.

 

¡¡¡GRACIAS LUÍS

BERMEJO JÍMENEZ!!!


 

 

 

 

 

 

miércoles, 10 de febrero de 2016

SUEÑOS (relato)



 

Mi dulce Gregor,

 

¡Aún no me creo que por fin hayas quedado para vernos! Cada vez que quedábamos tras aquel día que nos conocimos, todo se complicó de una manera o de otra. Tantas llamadas, tantos mensajes, tantas ganas siempre contenidas. Creí que al final nunca nos veríamos jamás. Pero te presentaste de sorpresa en mi ciudad, como una estrella fugaz a la que sólo se puede contemplar durante un instante. ¡Que placer más inmenso!

 

Poder verte, estar frente a ti, tomando un café fue una visión más que mágica.

 

Aquella noche soñé contigo, conmigo, con los dos. Toda la felicidad del mundo cabe en un instante y el vivido a tu lado, esa esencia que creaste para ti y para mi, duró todo el día y toda la noche.

 

El sueño fue intenso, como la cercanía de tu cuerpo con aquellos dos abrazos que no deseaban que acabaran jamás. Ese día, el del sueño, quedábamos en tu ciudad. Yo bajé con el tren y tú me esperabas en la estación. Al verte fui yo la que de dio el abrazo sin pensarlo. No quería separarme de tu lado.

 

Nos costó separarnos y ya salimos de la estación cuando no quedaban nadie en ella. Caminamos durante un buen rato. Deseaba cogerte la mano. Deseaba sentir tus dedos entre los míos. Pero como una tonta no hice nada. Caminamos y hablamos durante un buen rato. Nos reímos cómplices como siempre. Era como si el tiempo no hubiera pasado y la cercanía hubiera existido siempre entre ambos.

 

Llegamos a un lugar apartado. Parecía como un hotel oculto del que sólo se veía el nombre.

 

-         Me debes un masaje. ¿Entramos? – me dijiste con esa preciosa sonrisa socarrona que tienes.

-         Si, claro. Pero no traje el aceite de masaje. – respondí.

-         Tranquila, seguro que aquí tienen.

 

Me cogiste por la cintura y me arrimaste a tu cuerpo. Me encantó.

 

-         No tengas miedo. No voy a hacerte nada.

 

Sonreí y te respondí:

 

-         ¡Qué lástima!

 

Sonreíste tú también y estuvimos a punto de besarnos cuando alguien corrió unas cortinas tras la puerta y nos interrumpió.

 

Nos llevaron a una habitación preciosa. Una cama deliciosa y una luz tenue invitaban a la intimidad. Pediste algo al hombre que nos condujo hasta allí. Él se marchó y por fin, corriste hacia mi boca y nos besamos por primera vez. ¡Que delicia! Mis labios ardían con los tuyos. Tu lengua y mi lengua jugaban de forma impetuosamente delirante.

 

Unos golpes en la puerta nos sacó sobre nuestro desenfrenado, entregado y más que deseado y esperado beso. Era de nuevo el hombre con el aceite. Cerraste la puerta y me sonreíste de forma maliciosamente tierna:

 

-         ¿Me desnudo?

-         No pretenderás que te lo dé con la ropa puesta… ¿No?

-         ¡Qué graciosa! – respondiste mientras mentalmente me llamabas cabrona a tu manera. – Me refiero si me desnudo entero.

 

Tragué con dificultad. Deseaba tanto tenerte así que no supe que decir. No se porque mi cabeza se ladeo diciendo no y te fuiste al baño a desnudarte. ¡Que gilipuertas fui!

 

Al rato saliste completamente desnudo con la toallita de bidet tapando tu sexo para no incomodarme. Me resultó extremadamente morboso y excitante. Te sentaste en la cama y me dijiste mirándome fijamente.

 

-         ¿Tú no te vas a quitar nada?

 

Te sonreí y me iba a dirigir al baño para ponerme un poco más cómoda para darte el masaje y me dijiste:

 

-         No, no. Aquí, delante de mí.

 

Aquella propuesta tuya para mirarme mientras me desnudaba me resultó apasionante.

 

-         Ok, lo haré. Deseo que me mires fijamente sin perderte detalle alguno. Eso sí, pongo una condición: no puedes empalmarte.

-         ¿Cómo? – dijiste con tu sonrisa traviesa dibujada en tu boca.

-         Bueno, que yo no puedo ver tu erección ni mientras me desnudo ni mientras te doy el masaje. ¿Trato hecho?

-         ¡Trato hecho!

 

Me quité los zapatos, las medias. Me despojé de mi camisa para quedarme ante ti con un top de tirantes negro con sujetador a juego. Me di la vuelta para dejar mi parte trasera bien visible mientras bajaba mis pantalones de vestir también negros, dejando mi culote azabache sugerente y sensual a tu vista, provocándote por si solo.

 

-         Me lo estás poniendo muy difícil. ¡Eres mala! – me respondiste con los ojos inflamados de deseo.

 

Me di la vuelta para dirigirme hacía a ti. No vi ni un centímetro erecto de tu sexo asomar tras aquella minúscula toalla que te cubría.

 

-         ¿No te quitas nada más?

-         ¿Para darte el masaje? No, así estoy bien Gregor.

-         ¿Seguro? Por mi no lo hagas. No voy a tocarte. Sólo me tocarás tú a mí.

-         ¿Crees que no voy a conseguir que te me tires encima inflamado de deseo? – te dije un poco de forma chulesca.

-         ¡Soy un caballero! No lo haré.

-         ¿Seguro?

-         ¿Quieres que lo hagamos más interesante?

-         ¿Cómo de interesante? – dije temiendo y deseando escuchar tu propuesta.

-         El primero que no pueda contenerse, pierde.

-         ¿Y que gana el otro?

-         ¡Sorpresa!

-         Interesante. ¡Trato hecho!

 

Me fui para ti para ponerme a un lado. Te pusiste de espaldas sin quitar aquella pequeña toalla de tus partes. Verte desnudo por completo por detrás me alteró mucho. Tuve que centrarme mucho en el aceite, en su olor, en su tacto. Pero de nuevo perdí la razón cuando empecé a untártelo por la espalda. Notaba el calor de tu piel, la firmeza de tu cuerpo, la fragancia de tu piel mezclándose con el del aceite. ¡Me encantaba! Mi cuerpo empezó a quemarse por dentro. Sólo me podía decir… “¡No puedo perder! ¡No puedo perder! ¡No puedo perder!”.

 

Tú ni te estremecías ni nada. Estabas ahí, tan sereno como siempre. Te odié un poco por no conmoverte lo más mínimo con el roce de mis dedos sobre tu piel. Yo no podía aguantar más y tu tan fresco, tan entero. ¡Te odie! Poco y durante un instante pero te odie.

 

Una idea maliciosa se apoderó de mi mente.

 

-         Gregor, me voy a poner de otra manera para darte el masaje mejor.

-         Como desees.

 

Me escarranché sobre tu trasero como si montara a caballo. Aquello sí que no te dejó indiferente. Mientras deslizaba mis manos por toda tu espalda, todo tu ser, al sentir el calor de mi sexo en tu culo, empezó a tensarse. Me excitó mucho verte tan receptivo. Mi mente y mi cuerpo perdía el control de manera más desenfrenada aún. ¡Te deseaba! ¡Te deseaba mucho! Ya no podía contenerme más. Llevaba demasiado tiempo conteniendo mi deseo por ti, incluso antes de conocernos. Con cada mensaje, con cada llamada, con cada e-mail, habían hecho crecer en mí unas ansias tremendas por poder estar contigo a solas, por entregarme sin reservas, sin miramientos, hasta quebrantar mi firmeza por entero.

 

Salté de un golpe de encima de ti y me fui al baño.

 

-         ¿Todo bien? – dijiste un poco preocupado.

-         Si, Gregor, todo bien.

 

Aunque no era cierto. Había perdido el control. Necesitaba poner un poco de agua helada en mi nuca para no perder la apuesta. Necesitaba mitigar con el hielo líquido del grifo esa lava hirviendo que me prendía en cuerpo por entero de la cabeza a los pies. Mientras me humedecía cara, nuca, manos, rostro tratando de recobrar la compostura, abriste de golpe la puerta del baño, con aquella insulsa toalla mini tapando aún tu sexo.

 

-         ¡Perdiste!

-         Tú tienes la culpa. ¿Cuál es mi penitencia?

-         Tranquila, ahora sólo vengo que cobrarme mi victoria.

 

Te viniste ante mí. Me cogiste por las nalgas con ambas manos, dejando caer por fin la toallita, subiéndome sobre el mármol del lavamanos de forma impetuosa. Tu sexo estaba duro, muy duro, descomunalmente erecto. Me bajaste impúdicamente el top y el sujetador de golpe, arrojando a mis pechos al aire. Tu boca se posó impulsivamente sobre ellos para devorarlos a conciencia. ¡Cuánto había deseado aquel momento! Sentía tu boca succionar, absorber, poseer mis senos como nadie lo había hecho jamás en la vida. No podía contener mis gemidos que avivaban más y más tus ganas de mí. Tu mano se deslizó por dentro de mis braguitas. Estaba encharcado mi sexo. Aquello te encantó. Levantaste tu boca para besarme mientras tus dedos se adentraban en mí. Me sacudí por entera alcanzado mi primer orgasmo junto a ti. Al sentir como mi sexo pleno de espasmos delirante presionaban tus dedos, arrancaste mis bragas para meter tu sexo en mis adentros. ¡Diooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooos! Que placer. Sentir tu verga dentro de mí, tus envestidas suaves, me arrancaron mi segundo, mi tercer orgasmo casi de inmediato. ¡¡¡TE DESEABA!!! Quería más y más y tú seguías duro para mí, entregado, deseoso, lascivo como jamás había visto a un hombre.

 

Subiste el ritmo de tus envestidas. Aquel movimiento acertado me volvía loca de placer, de deseo.

-         No pares Gregor, no.

Mi forma de suplicarte más y más, te encantó. Seguiste cada vez más y más fuerte. Me derramé otra y otra y otra vez mientras no parabas de envestirme. Estabas muy excitado, cada vez más. Tu sexo estaba tan y tan duro. Tu sudor me hacía hervir más por ti. Tus gemidos hacían que los míos se incrementaran. Estábamos poseídos por la parte más salvaje de nuestro ser. Suspirábamos ansiosamente. Nos movíamos descontroladamente como dos fieras enceladas. Un grito exaltado conjunto inundó aquel baño mientras tu leche bañaba mis adentros y yo volvía a alcanzar un último orgasmo. Nos fundimos en un abrazo enorme, extasiados ambos.

 

Fue entonces cuando me desperté Gregor, con mi sexo ardiendo y sin ti. Sólo deseo que alguna vez podamos llegar a estar de esa manera. Sería un placer para mí más que querido.

 

Besos, mil besos y gracias por venir.

 

Tuya,

 

 

PAULA J.

DESPERTÉ DE UN SUEÑO AMARGO (poema)


DESPERTÉ DE UN SUEÑO AMARGO
 
Aquella sábana se había
apoderado de mí.
Me asfixiaba el cuerpo,
se arropaba sobre mi ser
como una culebra mortal
buscando mi traspaso
a la otra vida tras
su última caricia.
 
¡Deseaba escapar!
Luché, me revolví
de derecha izquierda,
del derecho del revés.
Me faltaba el aire.
Notaba mi latido disminuir.
 
“¡Este es el fin!”
Me dije mientras
perdí la razón,
mientras la vida me
abandonaba por fin.
 
Ya no había aire,
ni mundo, ni existencia.
Ya no quedaba ni rencor,
 ni dolor, ni envidia.
Ya no existía ni el amor,
ni la rabia, ni la ira.
¡No quedaba nada!
¿Es esto la otra vida?
 
Un golpe certero en el pecho,
una descarga maestra
en el medio, justo en el centro,
y todo volvió a cobrar sentido.
 
Extraño es el vivir.
Pero no sufra por ello,…
tras el largo camino,
la nada es peor
que la vida misma.
 
¡Despierta! No hay nada
tras un sueño amargo.
 

martes, 2 de febrero de 2016

UNA DOSIS DE REALIDAD A LA CARTA



 

¿Qué es un trauma? Un trauma es un choque o impresión emocional muy intensos causados por algún hecho o acontecimiento negativo que produce en el subconsciente de una persona una huella duradera que no puede o tarda en superar.

 

Hay traumas que no se superan jamás. Por mucho que lo desee, por mucho empeño que uno ponga, por mucho ganas que tengas de volver a ser tú, no se vencen.

 

Además, como todos somos completamente diferentes, pese las generalidades entorno a hombre y a mujer que existen, todos, absolutamente todos, solemos actuar de maneras diferente cuando algo, por muy pequeño que sea, por muy insignificante que sea, te recuerda a ese momento donde tu inocencia se rompió, donde todo dejó de ser algo “puro” para convertirse en algo parecido a desear estar muerto.

 

¡Nadie nos entenderá jamás tras ese momento! Actúes como actúes, no te entenderán nunca. Nadie, incluso alguien que haya vivido lo mismo que sufriste, será capaz de entender tu comportamiento cuando en tu entorno algo te recuerda a ese instante desgarrador que te cambio la vida.

 

A veces suele ser algo ridículo: un olor, un sonido, un color, un reflejo,… Otras es algo más complejo como una voz, un susurro, un roce, un grito o un silencio. Y otras, las más raras de las veces, pueden ser comparaciones tan absurdas como imaginar que las migajas pueden ser caviar de Belga.

 

Lo más traumático tras esta nueva revelación de intenciones (con intención o sin intención, duras o blandas, fingidas, bromeadas, o del tipo que sea que a ti te duela por ese mal recuerdo) no es una comparación tan sui géneris sino que esta venga de los labios de una persona que es más especial para ti que el resto. Es entonces cuando ese momento único digno de borrar cobra vida por si propio y no te queda más que meterte en tu caparazón, deseando que el dolor por esa nueva herida, sea el menos posible.

 

Sé que pocos entenderán el poder de esta entrada o el significado que ella tiene más allá de unir palabras así formando algo más o menos legible. Pero sin lugar a dudas, alguien que lo lea con cabeza lo entenderá y sabrá que más allá, de la piel, del placer, del sexo, de la autocomplacencia mutua para saciar el hambre o la sed acumulada, existe una mujer a la que la vida no trató bien y que por evitar el sufrir, sólo desaparece.

 

MORALEJA: Emilio Cautelar, dijo: “No quiero pensar porque no quiero que el dolor del corazón se una al dolor del pensamiento”.

lunes, 1 de febrero de 2016

VUELVE DE NUEVO EL DOLOR (poema)


VUELVE DE NUEVO EL DOLOR

 

Cuando una mano

busca perdidamente

la satisfacción propia

bajo el pantalón por encima

del valor de una palabra

la intención queda clara,

el sueño se desvanece,

se pierde al instante la magia.

 

Si alguna vez algo

tuvo sentido para ambos,

sin duda lo atesoré mas yo

que para cualquier otro.

 

De nuevo el dolor,

algo siempre rechazado,

invade un corazón triste

que muere una

vez mas por nada.

 

Vuelve al amargo

silencio a mi vida,

la cara oculta regresa

a pesar mas que la propia.

 

Nadie nunca

busca la verdad,

pues les vale siempre

cualquier otra mentira.

 

 

 

sábado, 30 de enero de 2016

UN REGALO INESPERADO



 

Empecé mi andadura como blogger el jueves, 13 de octubre de 2011. Toda mi vida me encantó tanto leer como escribir (yo era de aquellas niñas a las que regalaron un diario en el cual escribía mis sueños, mis esperanzas y mis anhelos. Incluso entonces sabía que esa pasión por escribir no era una cosa que se me pasaría con el tiempo y con la edad).

 

En casa de mis padres no había teléfono y una vez por semana, al tener a nuestra familia lejos, íbamos a una cabina de teléfonos de la época y llamábamos tanto a los padres de mi padre como a los padres de mi madre. Cuando me enseñaron el poder que tenía un sello de correos, yo, a parte de las llamadas semanales, le escribía sobretodo a mi abuela paterna a la que le tenía un gran cariño. Ella no sabía ni leer ni escribir pero yo no lo sabía. Cuando le llegaban las cartas mi abuelo se las leía. Nunca había cartas de respuesta pero no importaba. No lo hacía para que hubiera un mensaje de vuelta sino para que supieran que pese a la distancia, pese al tiempo que pasaba de un año al otro cuando nos veíamos, yo les quería y les quería mucho.

 

Un año, de esos en la que en el periodo vacacional podíamos viajar para verlos, en la puerta de la casa de mi abuela, mientras comíamos pipas con una conversación de aquellas de familia que casi ya no quedan, mi abuela me dijo: “Mi Niña, gracias por tus cartas. Me gusta que me escribas. Yo no se leer ni escribir. Siempre deseo ponerme con una de tus tías a escribirte unas letras pero siempre tienen mucha prisa”. Yo le respondí: “Abuela, no pasa nada. Sólo deseo que sepas que estoy aquí pese a que no esté”. Luego siguió: “Además… ¿Sabes lo que dice el abuelo cuando las lee? Esta Niña tiene algo especial”. Aquello hizo que dos gotas se deslizaran por mis mejillas de pura emoción. No esperas crítica alguna de lo que haces, ni respuesta, pero cuando la recibes así porque sí, sinceramente uno siente una inmensidad increíble. La abracé muy fuerte y me fui a la cama con una sensación que jamás había sentido y que no sabría como explicar ni siquiera a día de hoy.

 

Con el tiempo, mucho tiempo después, el reconocimiento o la crítica de como escribía llegaba en forma de premio literario. La sensación no fue tan fuerte como cuando tu abuela y tu abuelo declararon su amor por aquello que escribías pero sin lugar a dudas era una forma de darle alas a la creatividad y sobretodo un impulso para no desistir a seguir tu pasión por la palabra escrita.

 

Cuando empecé la andadura de blogger no sabía cual sería mi continuidad ni siquiera si algo de lo que publicaba, podía considerarse de calidad. Sin embargo día tras día, con comentarios distanciados en el tiempo, publicados de forma visible ante vuestros propios ojos de personas completamente ajenas a mi vida, me daba fuerzas para no tirar la toalla.

 

Sin embargo, cuando en agosto de este año tuve que cambiar mi dirección de blog esperando conseguir así algo de ingresos pues me encontraba en el paro y sin ningún tipo de percepción estatal, necesitaba imperiosamente conseguir algo de solvencia para poder pagar mi hipoteca, algo en mi interior murió pues me alejaba de ese mismo sueño de conseguir un blog que durara durante años para que todos vieran mi evolución como escritora.

 

El tiempo pasó y no se porque un día abrí de nuevo el correo (habían trascurrido muchos meses) y encontré un e-mail de un hombre que alababa mi forma de escribir. Decía que se había leído mi blog desde el principio hasta el final. Aquello le dio un chute increíble a mi ego de escritora que sin duda necesitaba. Desde aquel momento quise recompensar esa maravillosa entrega con un relato que publiqué y le dediqué a esa persona por haber sido tan atento deleitándose con mis palabras.

 

Lo más curioso y lo que yo no sabía es que esa persona también tenía un web en donde también escribía y publicaba podcast. Hace un par de días, me manda un enlace el cual os adjunto: http://luisbermejo.com/blog/153-aquella-cancion-de-roxy/. Me dijo que era un regalo para mí. Al leerlo y escucharlo me quedé maravillada, intensamente no sólo cautivada por su talento sino también por su voz que me invitaba a sentirme poseída por su relato más allá de lo nunca imaginado.

 

Sé que actualmente hay mucho talento, demasiado volando no sólo por páginas y páginas de internet. Pero lo que también sé es que cuando alguien tiene una gran aptitud, tiene un inmenso talento brotando a raudales destilando a diario por cada poro de su piel con una pasión que te inunda todos los sentidos, no presentarlo ante las ondas es como un acto de hipocresía máxima. Es por eso que os presento un web (http://luisbermejo.com/) que no os dejará indiferente y que espero que alguna vez, algún mecenas de esos que deseo que aún continúen existiendo, vea lo que yo veo y sea capaz de ofrecerle un lugar en las ondas tal y como él se merece.

 

¡¡¡GRACIAS POR TODO LUÍS B.J!!! De nuevo me has dejado sin palabras.

 

MORALEJA: A todos los que poseen el poder de ayudar a unos y a otros a conseguir publicar o darse a conocer a través de una editorial, emisora de radio y demás, les dejo el siguiente mensaje: “Soy muy consciente de que en algún momento, alguien apostó por ustedes o por su talento. Sé que cuando uno está en las alturas olvida sus inicios que siempre suelen ser humildes y duros. Sin embargo, y pese a que en un país en crisis económica y de valores, algo como el talento queda en un segundo plano siempre pues no hay que olvidar que hay cosas más importantes, hay que apostar por las nuevas promesas aunque sólo sea para que ellos no tiren la toalla y perdamos, para siempre, la fuerza creativa que nos invade, no sólo de manera visual y auditiva, sino a través de blogs y paginas web de semejantes que tienen mucho que dar y que desean demostrar mucho su talento más allá de lo hoy en día conseguido. ¡NO SEAMOS TERCOS MULOS QUE SÓLO APUESTAN POR LO QUE VENDE! Apostemos también por el ingenio y, sobretodo, por las personas”.

 

Y a las personas como yo, que disfrutan del arte de la palabra escrita, no seis tan parcos en las redes sociales. ¿Qué cuesta compartir algo? ¿Un minuto como mucho? Porque somos tan simples, dentro de nuestra cultura o nuestra incultura, que sólo somos capaces de compartir el video de risa que alguien subió y poco más. Utilicemos las redes por si algo nos gusta publicarlo pues los bloggers ya ponen ese icono en el que sólo tenéis que pinchar para poder subirlo a vuestro facebook. ¿O es que os asusta parecer inteligentes?

 

En fin, sólo me queda decir: Luís B.J…. ¡NO DEJES JAMÁS TU ARTE Y TU FORMA DE TRASMITIR! Mientras los otros no lo ven por estar más que ciegos por las cifras y el dinero, que sepas que una servidora, la tienes ya como fan de por vida. ¡Gracias por tu genio! No cambies nunca.

ÉRASE UNA VEZ… MI VIDA (poema)


ÉRASE UNA VEZ… MI VIDA

 

Dime cuando vas a romper

la luna en mil pedazos

celoso de que ilumine

mis solitarias noches.

 

Dime cuando atetarás

contra las estrellas disparando

una a una sin previo aviso,

hasta no dejar ninguna.

 

Dime cuando tendrás valor

de dejarme completamente

a oscuras para siempre,

para verme deambular

recorriendo las sombras

sombrías quebrantadas

cual vidente de la luz ciega.

 

Mientras otra noche

se precipito de nuevo

donde sólo hay

una cama fría,

un cuerpo ajándose,

un mundo tan pequeño

donde ya sólo habito yo.