martes, 3 de noviembre de 2015

CATORCE MISAS EN TU NOMBRE (poema)



CATORCE MISAS EN TU NOMBRE



Llegó otra vez ese amargo día.

Una fecha en el calendario

que deseo rasgar cada año

para hacerla desaparecer

para siempre de mi vida.



Aquel veintiséis de octubre

la muerte te ganó.

Te llevó con ella,

dejándome completamente

afligida, desamparada, abandonada,

… completamente sola.



Un vacío agonizante robó

de mi cuerpo la alegría de vivir.



Desperté a la mañana siguiente

de aquel día y no sentí nada.

Ni mi latido, ni mi respiración,

ni las ganas inmensas de verte

para saber que estabas vivo

 (un sentimiento extraño,

como estar muerta en vida).

¡Todo podría haber

 sido un mal sueño!

Una pesadilla que al despertar,

con la frente empapada,

una recuerda aliviada al abrir los ojos.



Pero pasaron los días.

Sin darme cuenta

el primer aniversario

de tu fallecimiento, llegó.



Una misa por tu alma.

Y otra, y otra, y otra más.

Este año fueron catorce

y las lágrimas al pronunciar

tu nombre escuecen más

que sal en herida abierta.



Cada mañana despierto deseando

que todo sea un mal sueño.

Cada noche me voy

a la cama con un solo deseo…

¡Ojalá hoy pueda verlo

un instante en mis sueños!

viernes, 30 de octubre de 2015

EL FALSO RESCATE



Bien sabían el pasado martes el estado sobre donde estaban sus tres militares cuando decidieron decretar el secreto de sumario. Sin embargo, hasta hoy no se ha comunicado que el Capitán José Morales Rodríguez, el Teniente Saúl López Quesada y el Sargento Jhonander Ojeda Alemán estaban dentro de la cabina del Superpuma accidentado el pasado 22 de octubre cuando regresaba a la base de Canarias.

Mientras la información obtenida el pasado jueves de que un helicóptero Marroquí avistara un los militares en una balsa con bengalas y que posteriormente fueran rescatados por un pesquero también marroquí, con la llegada de Morenés a la zona el pasado viernes todos respiraron más angustiados. Sin lugar a dudas, algo había pasado para que en plena era de móviles, de conexiones vía internet y demás dispositivos militares de los que desconocemos, los militares no hubieran establecido comunicación alguna ni con sus familias, ni con sus amigos, ni con sus compañeros.

De nuevo más especulaciones sobre un posible secuestro y más datos inconcretos que hacían que todos se aferraran a un clavo ardiendo mientras en su interior la esperanza iba muriendo un poco más cada día.

Hace apenas unas horas, las familias han sido informadas de que José, Saúl y Jhonander estaban dentro de la cabina del helicóptero siniestrado poniendo así un punto final más que agridulce a un falso rescate que nunca existió.

Ahora vienen las preguntas… ¿Desde cuándo el Ejército Español confía en lo que otros dicen para salvaguardar la vida de sus propios militares? Quizás si desde el minuto uno se hubiera hecho todo lo que hubiera sido posible por no sólo confirmar sino para RESCATAR SINCERAMENTE a José, Saúl y Jhonander, posiblemente haría ya días que esto hubiera finalizado y quizás incluso pudiéramos hablar de algún superviviente. Pero no, los trabajos de “rescate”, los trabajos de “búsqueda” no empezaron hasta que el ministro de Defensa puso un pie en Canarias, ni un minuto antes. ¡GRAVE ERROR! Uno más de esta falsedad llamado Estado Español.

No estuvimos en Irak ni entonamos un NO A LA GUERRA que dio la vuelta al mundo. Lo del 11M fueron los miembros de ETA y no las consecuencias de una intromisión en una guerra que no reportaba nada bueno a nuestros militares. El único culpable del accidente de tren de Santiago de Compostela se produjo el miércoles 24 de julio de 2013 fue sólo el conductor del mismo y no ADIF, ni siquiera el estado por las deficiencias de la red ferroviaria y la falta de arreglos dentro de la maquinaria al servicio del trasporte ferroviario. Ahora, los tres militares españoles José, Saúl y Jhonander no fueron rescatados a tiempo porque los tenía un pesquero marroquí a bordo y la inteligencia española, incluso el propio ejército español, se conformó con esa versión de los hechos porque… ¿Para qué cuestionar nada si puede solventarse esperando sentados en una cómoda silla de un despacho?

Ahora, como está mandado, las banderas hondearan a media asta, se lucirán crespones en los ayuntamientos de donde eran los militares, se hará un funeral de estado y se pondrán muchas fotos en periódicos que facilitaran la información que les dejen publicar sobre el asunto. Pero la verdad, la única verdad, es que se sabía que el Capitán José Morales Rodríguez, el Teniente Saúl López Quesada y el Sargento Jhonander Ojeda Alemán habían desaparecido el pasado 22 de octubre y hasta el 23 de octubre por la noche, no se empezaron las tareas ni de búsqueda ni rescate. ¡¡¡DEMASIADO TARDE!!! Un día tarde.

MORALEJA: De nada pueden servir ahora ni los pésames, ni los lamentos, ni las muestras de soporte a familiares y amigos. Lo que verdaderamente hará que la herida cicatrice es que dejen de otorgarse esta clases de licencias de búsqueda a personal ni cualificado, ni despierto, ni vivo para dar una reacción lo suficientemente rápida como para salvar tres vidas. Los tres militares no fallecieron por ahogamiento si es lo que dictamina la autopsia el día de mañana cuando se realice. José, Saúl y Jhonander fallecieron porque no se les rescató a tiempo, porque no se hizo nada por salvar sus vidas hasta que ya era demasiado tarde. Da igual que ahora venga el Presidente, o el mismísimo Rey a estrechar la mano de los que lloran sus pérdidas porque se fueron demasiado pronto. El daño infligido no se cura con un apretón de manos. ¡Nada de crepones negros! Se hicieron mal las cosas desde el principio y ahora, hay que depurar responsabilidades. Tardaron un día en empezar a buscarlos. ¿Cuántos días pasaran para que dejen a sus almas descansar en paz esclareciendo la verdad?

miércoles, 14 de octubre de 2015

TARDE LLUVIOSA DE DOMINGO (relato)



No se respiraban ganas algunas en el ambiente. No por su parte, aquella tarde lluviosa, con aquel golpeteo de lluvia en los cristales, era más que suficiente. Pero para mí no. En mi interior ardía el fuego del deseo. Me quemaba el cuerpo entero y no iba a satisfacerme a mi misma. Si tenía que convencerle, lo haría y me daba igual lo que necesitara para conseguir mi propósito.

Le dije de ir a dormir la siesta juntos. Me desnudé y cogí la tablet. Me tumbé en la cama y le esperé. El verme desnuda no le alteró nada. Pero le extrañó verme con la tablet en la mano intentando colocar un altavoz de más potencia.

Él se desnudó frente a mí sin ninguna ceremonia. Mientras yo con la tablet, iba buscando una forma para que él entrara en mi juego y lo conseguí: busqué paginas con porno amateur para disfrutar en pareja.

Cuando se puso a mi lado y me vio curioseando los videos antes de darle a uno en concreto, su deseo empezó a desatarse sin saber para nada que había en mi mente aun par gozar juntos de aquella tarde lluviosa.

Le día al primer video. Uno de un hombre y una mujer que entre juegos de sirvienta y amo, acaban haciéndolo a cuatro patas en el suelo. Los gemidos resonaban por la habitación con aquel altavoz auxiliar colocado para la ocasión. Sus ganas se fueron inflamando más y más, sobretodo cuando observó que yo apretaba muy fuerte mis piernas, una contra otra, pues mi sexo ya hervía entre flujos licuosamente ansioso de sentirse poseído por su miembro que ya estaba deliciosamente erecto esperando una señal fortuita para lanzarse de cabeza al abismo sin fin del goce.

El video acabo y le hice sufrir un poco más. Puse uno de un trío entre dos mujeres y un hombre. Dos amigas jugaban a probarse la lencería que se habían comprado. Mientras se tocaban para ver la firmeza de cómo quedaban los pechos de una y de otra, con aquellas prendas de colores vivaces y sensuales, entró un amigo de ambas. Empezaron a bromear con él, a ponerle por encima de la cabeza, algunas de las prendas que aun no se habían probado. Entre risas y juegos, las dos féminas empezaron a devorarse las bocas, mientras él se quedaba boquiabierto pasando a ser un juguete sexual a la espera de ser utilizado primero por una, luego por la otra, y más tarde por las dos a la vez.

A mi pareja aquellos gemidos de goce, el hecho de que yo le hiciera esperar tan sólo en tocarme aunque fuera de forma sutil, ni siquiera con un roce, le gustó tanto que su sexo aumentó más y más. Lubricado en su punta de puro deseo, esperaba con ansia el momento de protagonizar él mismo su propio encuentro a dos conmigo.

Un tercero dejé que empezara, de una pequeña orgía de cinco (dos mujeres y tres hombres). Me abrí ante él como dándole permiso a que hiciera conmigo lo que deseara. De fondo, el principio de los gemidos de los cinco amantes empezaba a lubricar de nuevo nuestra estancia tornándolo todo mucho más placentero, mucho más morboso, mucho más deseoso.

Besó mi cuello de forma impetuosa. Sus manos apresaron mis pechos fuertemente sin hacerme daño alguno, sí proporcionándome un placer más que sublime que me recorrió por entero mi cuerpo con un delicioso escalofrío. Su boca fue bajando por mi vientre. La punta de esta, se cobijo en mi ombligo turbándome hasta un punto jamás imaginado. Siguió bajando, hasta estrellarse con mi sexo bañado en esa esencia maravillosa provocado por unas ganas inmensas de él, de su cuerpo, de su verga palpitantemente dura.

Levantó su cara tras un beso en la punta de mi rasurado monte de Venus. Se acercó, me robó un beso y mientras disfrutaba de su deliciosas lengua jugueteando con la mía, a traición clavó su pene en mí. ¡No dolió! Fue la puñalada más deliciosa que un hombre puede asestar a traición. Sus cuchilladas sobre esta, incrementando la fuerza de su envestida, las que provocaron que mis orgasmos fueran llegando uno, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro, sin perder las ganas de desear, de seguir suplicar que no parara jamás.

Aguantó de forma magistral incrementando poco a poco la fortaleza de sus empujes, las ganas, el deseo. Al final se vertió dentro de mí, casi a la par que yo conseguía mi decimoquinto orgasmo solapándose mis gemidos a los suyos.

Lejos de quedarse flojo de todo, seguimos visionando videos esperando su recuperación para otro momento sublime entre ambos. Mientras, alcanzó un pequeño juguete sexual, un pene de bolso que me había regalado aquel mismo viernes y que aún no habíamos utilizado. Cogió un lubricante de sabor, y con mi cuerpo recostado sobre la cama bocabajo, empezó a adentrar sus dedos en mí en mi ano. Primero con un dedo. Poco a poco se fue colando otro, y otro. De golpe los sacó todos y dejó que aquel pene suplente, fuera introducido con su vibración al máximo para satisfacer mi parte trasera. Yo aullaba de forma gozosa, sintiéndome una hembra de cualquier animal que encontrará en esa postura incluso, el deleite de una hembra en celo, deseando que su macho se colocara encima para servirle para saciar su deseo.

Me cogió de la cintura, dejando a cuatro patas para poder penetrarme de nuevo. Con sus nuevas envestidas, tan impetuosas como las primeras, con dos vergas metidas en mí, sentí que mi ilusión de la doble penetración tanto años deseada, por fin se hacía realidad. Empujaba y empujaba como tratando de meterse todo él por mi sexo caliente, húmedo, ansioso de más. Un orgasmo bestial recorrió mi cuerpo como si la fuerza de la descarga de un rayo me hubiera atravesado por entero. No me había recuperado del tremendo orgasmo cuando al sentirle derramarse en mí de nuevo, otro rayo me atravesó otro vez con otro derrame por mi parte aún más bestial que el anterior.

Caímos en la cama rendidos los dos. Y es que lo mejor no es como uno llega a la cama, sino que sepa como utilizar sus ganas de disfrutar incluso cuando las ganas parecían no existir.

lunes, 5 de octubre de 2015

TRES MESES



Quizás sea tan bonito como tan triste morir de amor en pleno siglo XXI. Quien no recuerda a Romeo y Julieta, ese amor imposible que como destino final tuvo la muerte.

Sin embargo, ese sufrir es mucho más duro para los que se quedan que los que se van. Si pensamos en ellos, los que se van, se encuentran tan en paz consigo mismo que el paso final para caer en brazo de la muerte es hasta infinitamente plácido para ellos. ¡Un salto de fe! Cubierto por el manto de las esperanza de encontrar por fin al amor perdido.

Este fin de semana una gran amiga ha perdido a su madre. Hace tan sólo tres meses enterrábamos a su padre.

Hace tan sólo unos días que la habían ingresado. Hablando con ella me decía: “Me parece estar viviendo una pesadilla”. Y eso que el estado de su madre era reservado pero no grave.

Al final, la pesadilla cobró vida.

Muchos son los que dicen que la orfandad duele sobre todo cuando eres pequeño. ¡No nos engañemos! Ser huérfano de padre y madre duele igual se tenga diez que cuarenta (si uno quiere a su padres y los quiere de corazón, no ese nuevo formato moderno de amar en función de lo que uno va heredar el día de mañana).

Volver a su casa y tener que recoger su ropa, empaquetar sus cosas y ver como algún estúpido familiar se cree con derecho de reclamar algo para sí mismo, es sólo algo a lo que estamos tan acostumbrados que ni nos sorprende.

Una vez más una despedida y da igual pensar que fue temprana o tardía. Una despedida es algo muy duro. Ellos se marchan, libres, fuertes, llenos de ese gran amor cosechado en vida. Sin embargo, los que nos quedamos, los recuerdos, las lágrimas, los instantes que habrá que soportar a solas sin ellos.

Son muchos los besos que les dimos, y los abrazos, y los te quiero. También se quedaron TANTOS Y TANTOS por decir. Siempre deseando poder tenerlos un poco más, poder estar con ellos un poco más, anhelar que jamás se fueran.

El adiós y la pena van siempre de la mano. El adiós se olvida pero la pena es tan eterna que incluso en un lecho muy lejano, quizás con su edad en el futuro, el último instante sea para ellos de nuevo, con las manos tendidas diciendo: “Padres, ya os veo”.

MORALEJA: El gran Camilo José Cela, (1916-2002) escritor español, dijo: “La muerte llama, uno a uno, a todos los hombres y a las mujeres todas, sin olvidarse de uno solo -¡Dios, qué fatal memoria!-, y los que por ahora vamos librando, saltando de bache en bache como mariposas o gacelas, jamás llegamos a creer que fuera con nosotros, algún día, su cruel designio”.