martes, 27 de enero de 2015

LA EUROPA DEL EURO: CRISIS Y EVOLUCIÓN






En 2002 el euro se extendió por los 15 países que entonces formaban la comunidad económica europea. Convivieron con la moneda de cada país (peseta, franco, lira,…) hasta que se llegó su absolutismo “reinado” del terror.

No fue algo que notaríamos de golpe en nuestras vidas, en nuestros bolsillos. Pero a la larga, toda aquella ilusión de ir al cajero el 1 de enero de 2002 después de las campanadas de fin de año, se nos convertiría en llanto, en desesperación.

El redondeo era una gran putada (da igual que esta palabra pueda herir algunas sensibilidades. Esa fue nuestra verdad) pues todo el mundo lo hacía a la alza.

Los sueldos parecían abultar muchos menos en nuestras carteras y duraban cada vez menos. Estar en Europa nos costaría caro, pero eso aún no lo sabíamos.

Todo parecía muy progresivo, algo que casi nadie se esperaba. Hoy se quedaba este sin poder invitar y no pasaba nada, pagaba otro. El ir al cine ya no era accesible para todos pero en casa también uno estaba bien, sobretodo con televisión por cable. El gasoil ya no era tan rentable como antes, aunque se seguían vendiendo coches. Todo fue subiendo de manera cada vez más elevada. El poder adquisitivo disminuía y no quisimos darnos cuenta. Buscamos un segundo empleo, un tercero. ¡Todo valía! Continuar con nuestra vida era primordial para cada uno de nosotros.

Mas el tercer empleo falló. El segundo desapareció. Y el tercero se topo de bruces como la plaga española del siglo XXI: los ERES habían llegado.

Cuando todo no podía empeorar, hubo un cambio de Gobierno, una reforma laboral que beneficiaba al Capitalista, no al trabajador. El paro subió en España. La pobreza que nos arrolló tras la Guerra Civil se hacía de nuevo visible en un país Europeo, no tercermundista. El hambre, la falta de recursos, los desahucios, los robos de “guante blanco” que dejaban visiblemente al aire que todos los dirigentes, sin distinción de colores o de ideales, se habían lucrado a manos llenas.

Eso pasaba en España pero no era la única que sufría las consecuencias del Euro.

Grecia, Portugal, Francia, Italia les seguían muy de cerca.

Grecia perdía sus ahorros al intentar mantenerse en la eurozona, ahora compuesta por 19 países, que nada velaba por sus ciudadanos. Un de cada tres personas, estaba en el límite de la pobreza. Con los reajustes impuestos por el “eurogrupo” los griegos arrastrarían una deuda de más de trescientos millones (175% del PIB) en 2013. Mas lo peor de todo no era la falta de recursos sino las nuevas políticas que dejaban a los ciudadanos griegos sin seguridad social, teniendo que hace hospitales privados y voluntarios, atendieran a ese tercio de la población sin apenas derechos.

Llegaron las elecciones de 2015. El 25 de enero se proclamaba con la victoria Alexis Tsipras, perteneciente al grupo Syriza, un partido de extrema izquierda. El miedo hizo temblar los cimientos del toda la eurozona. No deseaban un partido que tuviera como prioridad el alivio de la deuda contraída y, sobretodo, el aumento del gasto social.

Sin embargo la evolución ya se nota incluso cuando apenas se ha producido un cambio sensible en lo más importante. Los que respiran ahora el miedo en el ambiente no somos los de siempre, y eso se ve en la prensa, en la bolsa, en los movimientos de capitales, en las decisiones tomadas precipitadamente. Algo está cambiando, para bien o para mal eso el tiempo lo dirá. Mas se puso un freno de emergencia necesario para volver a empezar. Primero ha sido Grecia, pero España, tarde o temprano le seguirá.

El cuento no ha acabado, pero al final, o eso deseamos, por fin, aunque no podamos comer perdices, podremos volver a comer, y eso ya es un gran final.

MORALEJA: Abraham Maslow, psicólogo estadounidense conocido como uno de los fundadores y principales exponentes de la psicología humanista, dijo: “Hemos llegado al punto de la historia biológica donde somos ya responsables de nuestra propia evolución. Nos hemos convertido en autoevolucionadores. La evolución significa seleccionar y, por tanto, escoger y decidir, y eso significa valorar”.

CRÍMENES IMPERFECTOS: DOROTHY





Hay veces que se cuestionan las palabras de una persona. ¡No es nada malo cuestionar al prójimo! Es mas, incluso puede ser que ese punto o puntos de vista diferentes, hagan que la propia persona evolucione y aprenda, o faciliten que los que no desean ver lo obvio, abran los ojos.

Otras veces se trata de desprestigiar al prójimo, sin más ni más. ¿Por qué? Porque la estupidez humana es infinita. ¡Así de simple!

Pero no sólo en el afán del desprestigio se basa la infinita estupidez, sino en hacernos creer que todo… fue casual.

¿A qué me refiero? Bueno, dejarme hacer un pequeño inciso. El pasado viernes vi en la televisión un programa titulado Crímenes Imperfectos. Hablaban de Dorothy, una mujer con depresión que había aparecido muerta en su casa, en su cama, con un tiro en la sien, con un arma en una mano del calibre 22’. Junto al cuerpo de Dorothy, se encontraron tres cartas de despedida: dos para su esposo y una para su hermana. Dorothy, en aquel momento, estaba embarazada de su tercer hijo de poco tiempo.

Su marido estaba en el club de oficiales, sus hijas estaban dormidas en sus camas. Nadie había forzado la entrada. Todo hizo sospechar que Dorothy, se había suicidado.

Un año después, su marido era detenido por el asesinato de Dorothy. ¿Cómo puede ser que lo que parece un suicidio acabe demostrándose que fue un asesinato? Los pequeños errores son los que hacen que la verdad, tarde o temprano, salga a la luz.

El marido de Dorothy, cometió varios errores en el asesinato en el posterior duelo tras la muerte de su mujer. Sin embargo, uno que me llamó particularmente la atención fue que tras asesinarla, cerró con su lengua los tres sobres de las cartas supuestamente de despedida de su mujer.

Tramar un complejo asesinato para hacer que parezca un suicidio y luego meter la pata en lamer un simple sobre para cerrarlo, hizo que Chris fuera investigado.

Fueron muchas las pruebas que se encontraron en contra de Chris después del ADN de los sobres. A sus compañeros, por ejemplo, del club de oficiales, les había dicho que iba a llamar a su mujer. Pero una de sus compañeras, que también fue a llamar unos minutos después, no lo vio. Sin embargo, el no apareció hasta veinte minutos mas tarde y sin la chaqueta que llevaba cuando había dicho que iba a llamar. Dicha chaqueta, en las fotos de la escena del crimen, apareció bien colgada en el mango de la puerta de la habitación donde su mujer supuestamente se había suicidado. ¿Quién ve a su esposa o esposo muerto en la cama y cuelga bien la chaqueta detrás de la puerta?

Todos cometemos errores. ¡No somos perfectos! Es por este motivo que las cosas no son lo que parecen ni parecen lo que son.

Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra dice un versículo de la Biblia.

No sabemos cuanto pasará hasta que el supuesto suicidio de Alberto Nisman sea completamente esclarecido. Lo que hay que tener claro, y eso es vital para desenmascarar la mentira y dar luz a la verdad, es que todos, todos, todos, cometemos errores. Parecen cosas simples, insignificantes, casi imperceptibles. Ahora bien, en el día a día, un lo siento o enmendar la acción en cuestión si se puede, es francamente como el pan nuestro de cada día.

Sin embargo, cuando de muertes hablamos, es mucho más difícil rectificar nuestros actos por muchas cuestiones. La primera y más vital es el hecho de arrebatar una vida. Todo lo demás, son lo que demostraran a los demás que nosotros fuimos los que dimos muerte a un inocente.

MORALEJA: Winona Ryder en el papel de Susanna Kaysen en la película Inocencia Interrumpida, decía: “Cuando no quieras sentir la muerte puede parecer un sueño. Pero ver la muerte, verla de verdad, hace que soñar con ella parezca ridículo. Quizás haya un momento, mientras creces cuando todo se revela. Quizás buscamos secretos por no fiarnos de nuestra mente”.




jueves, 22 de enero de 2015

SECUESTRADA (relato)



¿Sabéis lo que es tener una vida monótona e insustancial? Levantarte cada mañana a la misma hora durante años y años y ver que todo en tu día a día es igual que el anterior, y que el siguiente, y que el otro. 


Acababa de cumplir los cuarenta y dos años (bueno, de eso hacía ya medio año) y necesitaba, anhelaba, deseaba que me ocurriera algo, lo que fuera, para poder sentirme viva. 


Era un jueves de enero. Salí del trabajo. Me dirigía a mi coche. Como siempre, la bombilla de aquella zona del parking estaba fundida. Abrí la puerta de mi coche. Alguien me tapó la boca desde atrás y con la otra mano, me aprisionó las manos contra mi cuerpo. Un aliento masculino se estrellaba contra mi nuca de forma aceleraba. Era un hombre fuerte, decidido. No sabía que quería de mí. Debería haber sentido miedo. No fue así. 


No quedaba nadie en la empresa. Si gritaba nadie me escucharía. En ese momento, me dijo: 


- No grites y no te escapes. No quiero hacerte daño, pero si me obligas te lo haré. Necesito poseerte. No soporto un día sin hacerlo. 


Dios, aquello me hizo humedecer de deseo. Mis pezones se pusieron duros como piedras con aquella voz masculina. Me daba igual quien fuera. Me sentía excitada. Me sentía deseada. Me sentía viva. 


Quitó la mano de mi boca. No grité. Sus manos arrancaron mi blusa. Sacó mis pechos por encima del sujetador y empezó a acariciarlos fuertemente. ¡Me encantó! Pellizcaba mis pezones y aquel sutil dolor me estaba volviendo loca de deseo. 


Me recostó fuertemente contra el capó del coche con mis pechos desnudos tocando la helada chapa. Levantó mi chaquetón. Luego mi falda y empezó a acariciar mis muslos, mi culo, por encima de las medias. 


Noté como rasgaba las medias con fuerza, mientras bajaba su bragueta al mismo tiempo. Ladeo mis braguitas y metió su sexo con tal fiereza dentro del mío, que tuve un orgasmo al primer contacto. Su forma de embestirme era salvaje. Me sentía poseer por un animal salvaje. Noté sus pelvis golpear con mi trasero de forma acelerada, dura, fuerte. El seguía penetrándome más y más fuerte. Yo encadenaba un orgasmo, tras otro, tras otro, tras otro. No podía dejar de gemir, cada vez más y más fuerte. Con cada derrame, deseaba que no parara, que no acabara nunca. 


- No pares, no… sigue bien duro. ¡Dame más! No pares, no. – le decía de forma suplicante sin dejar de gozar cada vez más y más con aquel completo desconocido. 


Yo era la víctima, la mujer abusada por un extraño. Pero él, lejos de correrse e irse, me complacía cada vez más y más. 


Me sobraba la ropa, me sobraba todo. Ardía como un volcán que explosionaba con más fuerza con cada vez más y más. 


Con el vigor de la excitación y la fuerza, se salió su verga de mi sexo.

- Métemela, métemela, métemela. 


Le pedí necesitada como si en su sexo tuviera el oxigeno de mis venas. 


Él estaba tan acelerado y yo tan ansiosa. Se adentró en mi segundo agujero. ¡Grité! Jamás se habían adentrado nadie en él. Me incorporé un poco pues me dolía un poco. Él se dio cuenta de que me dolía. Quería recular… 


- ¡No! No salgas. Lento, hazlo lento. 


Aquello le encantó, podía sentir como su sexo se agrandaba dentro de mi culo. Fue metiéndola y sacándola con mucho cuidado. Ya no dolía tanto, empezaba a gustarme. Su mano se deslizó por mi clítoris mientras seguía con cuidado dándome toda su furia. 


Su grito en mitad de la oscuridad resonó excitantemente por todo el parking. Cuando su leche me rellenaba, me derramé en sus dedos de goce.

Aquella experiencia fue extremadamente viciosa. Él se marchó sin que yo pudiera verle. 


Al día siguiente, cuando volví al trabajo y aparqué en el mismo sitio de siempre, pude ver que en el suelo, donde la noche anterior me había sentido más viva que nunca, había un gemelo que ya había visto más de una vez.

Me dirigí al despacho de su dueño. 


- ¡Hola! He encontrado esto en el aparcamiento. ¿Es tuyo verdad?
- Sí. ¡Menos mal! Pensaba que lo había perdido. ¡Gracias!
- De nada. 


Cuando me iba de su despacho desde la puerta, giré la cabeza para decirle: 


- Me debes unos pantys nuevos. 


Él sonrío y mirándome fijamente, me respondió: 


- Tranquila, la próxima vez que NO nos veamos, te los traeré. 


Le sonreí de forma picara y le respondí: 


- Procura no tardar mucho en que llegue esa próxima vez. ¡Tengo muchas ganas! No puedes imaginar cuanto. 


Salí del su despacho no sin antes comprobar que su sexo se había inflamado en su pantalón de aquel traje gris. Sin lugar a dudas, no pasaría mucho hasta nuestro próximo encuentro. Pero eso… es otra historia.

LLEGO ESE DÍA EN EL QUE YO YA NO ERA YO (poema)



LLEGO ESE DÍA EN EL
QUE YO YA NO ERA YO

Llegó ese día en el que yo ya no era yo.
Mi cuerpo ya no era mi cuerpo,
mis decisiones ya no eran mías,
mis actos no los llevaba a cabo yo.
Era como estar y no existir,
como avanzar anclada al suelo,
era algo contra corriente desde
un pensamiento racional, consciente.

La mano se movió sola,
la siguió el brazo.
Todo se movía teniendo
un destino, una misión.
¡Yo la desconocía!
Era la espectadora impasible
de la voluntad decisiva de mi cuerpo.
Otro cuerpo distinto, jamás conocido,
se precipitaba contra el mío
sin voluntad de refrenarse.
Yo repetía no, lo escuchaba resonar
dentro de mi cabeza imaginada.
No era rechazo, ni repugnancia,
ni indecisión,…
era miedo incontrolable.
‘¿Qué me está pasando?’

Mi voluntad era otra.
Nadie me escuchaba a mí,
mientras mis ganas
que yo desconocía poseer,
se fundían irrefrenablemente
a otro hombre, a otro cuerpo, a otro ser.

Podía escucharlos
consumirse
entre gemidos,
a él y a mí.
¡Pero no era yo!
Esa no era yo,
jamás lo sería.

Cansados los cuerpos,
extenuados, se dejaron
vencer por el cansancio,
el uno sobre el otro.
Trate de tomar el control.
Sabía que ese era
mi único momento.
No llegué a tiempo.
Se despertó, me miró a los ojos,
esbozó una sonrisa pícara.
‘¿Quién eres?’ me preguntó.
‘¡Sólo sé que no soy yo!’
‘Pues no huyas, no ahora.
Quizás los dos podamos
encontrarte al fin.’
Me recosté en su pecho
y me dejé vencer.
No sabía quien era,
mas allí al menos,
me sentía mujer.

miércoles, 21 de enero de 2015

NO ES DIFÍCIL FINGIR UN SUICIDIO





Dentro de las muertes más fáciles de fingir está el suicidio. Hasta como hacerlo sin ser pillado salió en un capitulo de dibujos animados japoneses llamados El detective Conan. En ese capitulo incluso salía como con un sencillo juego de hilo de pescar, podías aparentar incluso como que la habitación estaba sólo el “suicida”.

Pero ahí no acaba el asunto. En un capitulo de las serie CASTLE incluso aparecía como unos asesinos enviados por la propia gente de seguridad del estado, iban a fingir el suicidio de Beckett por una causa de fuerza mayor. ¡Así de sencillo! Asesinada por su propio país como si de un peón en una partida de ajedrez se tratara.

Sin embargo si les preguntamos a los ilustrados que estudian la muerte de Alberto Nisman. ¿Sabéis que dicen? ¡Fue un suicidio! Y por desgracia se quedan más anchos que largos.

Nisman no encaja en el perfil de un suicida y no hace falta ser un detective de renombre, un funcionario ilustrado en la mejor medicina forense, ni un escritor celebre de novelas de misterios. Si una pieza no encaja, el puzzle no estará completo. Mas a algunos ya les está bien que todo sea así. Alberto había recabado demasiada información durante diez años que verían la luz si él seguía adelante con su propuesta de esclarecer los hechos. Porque Alberto Nisman no murió por ser fiscal, ni se suicidó porque no pudiera soportar su vida o sufriera una crisis mental. Alberto fue asesinado porque quería mostrar la verdad, quería enseñarnos hasta donde es capaz un gobierno de llegar. Sin lugar a dudas, esto le costó la vida.

¿Que la presidenta mostró mucha sorpresa al conocer la noticia? Fingir, como he dicho antes, es tan sencillo que hasta es fácil de ser interpretado. Sin embargo hay una cosa que no podrán fingir nunca con tanta sutileza como para que nosotros, la gente de a pie nos lo creamos: que la muerte de un hombre que luchaba por sacar a la luz la verdad, fue algo fortuito. Un tiro en la sien no es nada fortuito. Hasta con burundanga es capaz de anularse la voluntad de una persona.

Silenciar a alguien es algo que utilizaba la mafia contra sus enemigos o contra los chivatos. Si esto ha sucedido en Argentina… ¿Qué clase de política se está siguiendo como para que ser permitan actos como este? ¡Juzguen ustedes mismo!


lunes, 19 de enero de 2015

“PUBLIC ENEMY OF THE YEAR TWO THOUSAND AND FIFTEEN”





Sólo han transcurrido desde el inicio del año diecinueve días. Sin embargo, ya ha habido un enemigo público al que ha habido que silenciar por un bien mayor, o eso es lo que pensará más de uno en Argentina.

Alberto Nisman de cincuenta y dos años de edad, fiscal argentino, ha sido encontrado muerto en su vivienda. El pasado sábado, sus guardaespaldas acudieron a su casa. Como no respondía dieron el aviso. Su madre se personó y con la ayuda de un cerrajero ya que la puerta estaba cerrada y con la llave puesta, accedió al interior de la vivienda encontrando el cuerpo sin vida de Alberto junto a un arma de fuego del calibre 22”.

Los investigadores sólo ha podido decir que Nisman murió de un disparo pero no se han aventurado aún si fue suicidio o parte de una puesta en escena digna de cualquier guión cinematográfico.

Pero… ¿Por qué quitar del medio a un fiscal argentino? ¡Bueno! Alberto no era un fiscal cualquiera. Durante diez años investigó las causas del atentado terrorista que hubo en julio del 1994. Mediante su investigación tenía pruebas fehacientes de que la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, pudo encubrir a los protagonista con el fin que sólo el sabía. Esto fue denunciado y justo hoy, tenía que ratificar su denuncia sobre este caso. Sin embargo, una cualidad que tiene los muertos, sean del país que sean, es que no pueden hablar, ni defenderse, ni apelar. La muerte se lleva no sólo la vida, sino la voz, la esencia, e incluso quizás, las pruebas de lo que posiblemente era lo que lo llevó a acabar prematuramente en la tumba.

Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de Argentina desde diciembre de 2007 una vez habló sobre el miedo y dijo lo siguiente: “Sólo hay que tenerle temor a Dios y a mí, un poquito. Por lo menos los funcionarios que dependen de mi nombramiento. Es responsabilidad mía. Todos y cada uno de los funcionarios”.

Quizás fuera una advertencia por si alguien se revelaba en su contra. Quizás fuera un aviso. Quizás una amenaza encubierta. Quizás sólo una frase normal y corriente sin más ni más.

Sin embargo, cuando algo nada probable sucede, hay que pensar en todo y analizar cada movimiento que estratégicamente se ha tomado en consecuencia de un “bien mayor” o eso… es lo que pensarán los posible “asesinos” para poder conciliar el sueño tranquilo por la noche.

¡La realidad siempre supera a la ficción! Si parece un pato, camina como un pato, se mueve como un pato y huele como un pato, lo más probable es que sea un pato. Así que si parece un asesinato… ¿Hace falta que acabe la frase?

MORALEJA: Dijo Voltaire: "Azar es una palabra vacía de sentido; nada puede existir sin causa."

domingo, 18 de enero de 2015

LA “CALIDAD” DEL VERBO





Es una lástima que en la evolución de la palabra, en la trasparencia del vocablo, verbos utilizados desde siempre, sean por las editoriales motivos para rechazar un manuscrito de gran valía. Verbos comunes en nuestro día a día, que por su forma a un tanto soez o malsonante, refuerzan la teoría por la cual un texto puede ser refutado por su simple utilización del mismo.

¡Pobres verbos sin calidad! Pobre FOLLAR, JODER, MEAR, CAGAR,…

Pronto hemos olvidado que lo vulgar, aunque malsonantes, existe y no podemos ir contracorriente. Por mucho que se intenta culturizar al vulgo, el pueblo no entiende de elitismos gramaticales y aunque la labor es francamente encomiable, olvidamos que no es lo mismo FOLLAR que HACER EL AMOR, que no es lo mismo JODER que estar JODIENDO.

Es más, imagínense un escena tórrida, pasional, de esas que lo cuerpos vivos y calientes, parecen como bolas que rebotan contra paredes, mesas, puertas y demás. Se rasga una camisa por allí, se levanta bruscamente una falda por allá, el rasgar de ropa interior es el preludió de lo lascivo en mayúsculas. En ese momento, él la mira a los ojos y le dice: “¡Te voy a hacer el amor!” Vamos, yo, con lo romántica que soy yo, después de tirar mis zapatos, mis palomitas, el bolso y todo lo que tenga a mano que sea arrojable contra la gran pantalla, soy capaz de coger un vuelo e ir en busca del director, de los actores y darles sendas collejas de las de coger carrerilla y con la mano abierta por lo estúpido de la frase. Ahí, él no debería decir nada y de la boca de ella, de manera jadeantemente suplicante tendría que emerger un “¡Fóllame!” ordenante, lascivo al máximo que hiciera arder la sala por los cuatro costados y no de indignación como en el caso anterior.

Además, que si la calidad del verbo viene dada por su familia gramatical, no debemos olvidar que el verbo FOLLAR proviene del latín directamente de ‘follis’ cuyo significado es ‘fuelle’ (pieza que sirve para soplar aire y se utiliza, entre otras cosas, para avivar el fuego) y es precisamente esta palabra la que deriva en follicare, convirtiéndose en el acto de soplar con el fuelle y que da el significado de ‘resollar’ y/o ‘jadear’.

Ese resoplar o jadeo realizado con el fuelle (follis) unido al movimiento que se hace al bombear fue el que con el tiempo terminó  derivando en la palabra follar  que conocemos y tanto se utiliza para referirse vulgarmente a la práctica del coito. ¿Cómo se puede considerar un verbo sin calidad uno que proviene tan dignamente de sus ancestros latinos de alcurnia y postín?

Sin embargo, y perdonen mi atrevimiento, es la falta de utilización de ese mismo verbo de forma activa lo que hace que no se pueda visualizar en conjunto una obra como es debida.

En una época donde los látigos, los atizadores de cuero, los antifaces y demás artilugios sexuales han hecho que miles de mujeres y de hombres fantaseen con la idea de dominar y ser dominados, no puede ser que las editoriales, sobretodo aquí en nuestro país, por el exceso de manuscritos, rechacen una obra por un verbo malsonante, por una habla vulgar de los protagonistas, por no pertenecer a esa clase ilustrada que de poco importa al trabajador de a pie.

Si las obras de teatro hacían en la antigüedad que un hombre o una mujer pudiera evadirse por unos instantes de la peste, de la miseria, de la desgracia por poco dinero,… ¿Por qué tratamos que la mayoría de libros que salen ahora mismo al mercado tengan que ser tan políticamente correctos en cuestión de forma, calidad y sonoridad verbal?

Esta claro que el hombre olvida cuando se rompieron las cadenas de lo normal, de lo lógico y se construyo una nueva forma de concebir un tipo de escritura, de cultura o de arte.

¡No podemos capar los nuevos movimientos literarios! No podemos despreciar a un “libro” por las “tapas”. No se puede refrenar la creación y encauzarla como si de un río se tratara.

Si para nuestro padres escritores la transgresión fue la cuna de un nuevo renacer, de una nueva expresión, de un forma distinta de ver la vida,… ¿Por qué se nos trata a nosotros de cauterizar con morfología correctora cada paso que damos en pos de nuestra lucha por encontrar nuestra voz única y personal?

Esta claro que muchos olvidan que los que marcaron una bifurcación del camino, ya sea a nivel social o cultural, no se les llamó locos sino visionarios.

Mas en el siglo XXI, no hay cabida para nuevos locos ni para nuevos maestros ni visionarios. Si las editoriales no aceptan, el texto es apartado una, dos, tres veces.

Pocos son los caminos que nos quedan a los que no deseamos pasar por el aro. Meros proscritos de lugares cirbernéticos donde la prosa no se corrige tan puramente.

Somos mendigos del verbo,
prisioneros de nuestras palabras.
Somos los supervivientes
de letras nada puras.
No somos ni mejores ni peores.
¡Eso sí! Llámenos con todas
las letras por nuestro nombre.
¡Nosotros somos escritores!

MORALEJA: Hay un proverbio hindú que dice así: “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”.