BLANDIRTE CON UN BESO
No existía tu beso en mis labios.
(Resultaba absurdo pensar en ello).
Tu boca limitada a mi boca,
como tierra y mar,
como ola y piedra,
como los mensajes
llenos de señales confusas,
como tortura infinita de eclipse.
¿Por qué me estremecían?
¿Amor, ternura, traición, dolores?
Ni amor era, tampoco ternura.
No existía traición y
había siempre insuficiencia
de dolor
en tus muerdos lascivamente complacientes.
Aparecieron besos entre tus labios y los míos.
(Resulta paradójico detenerse en ello).
Masticamos las voracidades
y nos empachamos de deseo.
¿Besos? ¿Sólo eso?
Cuesta creer que sólo
eso conjeturéis de nosotros.