miércoles, 25 de diciembre de 2013

JAMÓN. GAMBAS. TURRÓN

 

Todas las familias hacen un esfuerzo extra para vestir sus mesas en Noche Buena, Navidad, Sant Esteve, Noche Vieja, Año Nuevo o Reyes. Parece como una competición no escrita entre familias. Todos, absolutamente todos, intentan que tanto su mesa, como sus manjares, sean lo mejores esas fechas.

 

En el mantel empieza el primer reto. El poner uno de papel es un delito que le quita puntos a la mesa en si. Toda la mantelería tiene que ser de tela (el encaje es excesivo y también mengua los tantos en el marcador navideños de mesas con estilo. ¡Demasiado recargado!). ¿Colores? Los crudos con flores rojas y lazos verdes predominan como una tradición bien asimilada. Hay gente que juega con colores azules y blancos pero son colores fríos que dejan a los invitados idem de idem (se trata de ganar, de ser los mejores, y para eso nada debe ser frío y menos,… en el césped de un campo de platos, cubiertos, copas y delicias navideñas).

 

Tras el mantel empiezan a servirse platos. El jamón, mejor o peor, no debe faltar. Hay personas que apuestan por manjares todos terrenales y meten la pata. ¡La fusión es lo mejor para comidas especialmente rocambolescas! No digo que apostar por manjares de pato confitado en embutido, o lomo relleno de especies, o pollo endulzado con trufas de lo mas profundo de los mares olvidados del sur. Esos manjares raros están buenísimos, que no es quepa la menor duda. Pero a la hora de apostar por ser los mejores, sino se mezcla tierra y mar,… ¡¡¡ESTÁIS PERDIDOS!!! Eliminados en la segunda ronda y dejando no fríos a los jueces, vuestras familias, sino francamente decepcionados. Apostar por un surtido de quesos del país, de jamón (obviamente del país), de buen pan, de buenos embutidos y mezclarlos con gambas o langostinos entre ellos en platos distintos distingue a los PROFESIONALES de los AMATEURS dentro de vestir una mesa como Dios manda (el Dios que sea que para eso no tengo problemas).

 

El toque final, el tanto oportunamente bien marcado en tiempo de descuento, lo que hace que un buen cocinero triunfe es la buena elección de turrones y complementos de las fiestas navideñas. No deben faltar los de todo la vida y del país, obviamente (jijona, alicante o torta imperial para los que no sean tan valientes), de chocolate con trocitos crujientes (y una marca muy especial que nos hace soñar a todos todas las fiestas de invierno) y yema quemada. Cualquiera que se incluya a parte de estos cuatro ases de una baraja turronera estará bien elegido. Si falta cualquiera de estos cuatro habría que enviar al cocinero directamente a un centro comercial a buscarlo como penitencia de no pensar en que sin los maestros no se puede vestir una mesa en condiciones. ¿Complementos adecuados? Pocos mazapanes o ninguno, pocas neulas o barquillos o ninguno, pocos mantecados o ninguno (no olvidemos que al ser comidas un tanto copiosas, menos es más al final es lo mejor). ¿Bombones? Pocos pero ninguno sería un grave error.

 

Como toque de distinción los buenos vinos que acompañen a una cena y refrescos para todos aquellos que no sepan tener un buen paladar vinícola (o un buen beber que también los hay torpes en ese arte). Los buenos digestivos son indispensables (un buen orujo de hierbas, un chupito de crema de whisky, un traguito corto de limoncello,…).

 

El café no debe faltar como broche de oro y si es bien servido en taza con cucharilla pequeña (no la de postre sino la de café) es el tanto final que hace a la ganadora o al ganador el triunfador perfecto de una disputa familiar no escrita que sigue vigente en silencio tras siglos y siglos de tradición no trasferida. Además, las fotos que todos cuelgan en las redes sociales, son el mejor galardón que se les puede otorgar sobretodo cuando el resto de los familiares y amigos agregados pulsan el clásico ME GUSTA una y otra vez. ¡¡¡GANADOR DE GANADORES!!! Y encima,… apreciado ese mérito por otros que no estuvieron a la altura. ¿Es ese el verdadero MILAGRO NAVIDEÑO? ¿El conseguir que toda la familia de cerca y de lejos esté de acuerdo en la mejor mesa bien adornada y servida? Posiblemente ese sea el verdadero milagro porque lo peor de lo peor de estas fiestas son lo reproches, las quejas, la falta de tacto, el error de forma de los seres humanos, los gritos, los malos modos y demás. ¡Estamos en navidad! Y puedo aseguraros que estas fechas no son santo de mi devoción pero por una vez al año deberíamos saber comportarnos a la mesa (y no me refiero a comer con cubiertos o con los dedos sino a vivir y dejar vivir a los demás. ¡Basta ya de comidas o cenas llenas de tertulianos sin caché mal avenidos! Arriba el decoro y las formas sobretodo porque hoy, una año más, es Navidad).

 

MORALEJA: Dos frases como punto y final en el día de hoy:

 

* "El alcohol es la anestesia que nos permite soportar la operación que es esta vida" de George Bernard Shaw (cambiar operación que es esta vida por operación SOBREVIVIR A LA NAVIDAD).

 

* "Sólo bebo para que mis amigos me parezcan interesantes" de Don Marquis (cambiar amigos por familia y… doble acierto en la frase).

 

¡¡¡Feliz Navidad otra vez y suerte para sobrevivir a estas fechas!!!

AMIGO INVISIBLE (mas que un poema, menos que un relato)


AMIGO INVISIBLE
 
Tapó mis ojos.
Todo se volvió
perversamente oscuro.
Su mano en mi cintura,
el aliento candente de su boca
provocaba mi nuca.
Su dedos fueron conquistando
retazos de mi ropa
(la piel la acompañaba
tanto en gusto como en gana).
 
Las prendas caídas
 fueron un césped
cálido donde nos lubricamos
algo más que los labios,
donde las perversiones
cobraron más vida,
donde el placer se hizo
carne en nuestro cuerpos.
 
Si hubo un límite se traspasó.
Si en alguno momento
se imploró una plegaria
fue la de las caricias
lascivas hasta la muerte
 
El bello vigor intenso
se disfrutaba por igual de nuevo.
Calcinarse de placer hasta
la inmortalidad del delirio.
 
¿Cómo se puede ser
tan libre estando
preso de otro cuerpo
tan adentro fundido al mío?
 
Me quemaba,
ardía por dentro,
por fuera,
por el borde
mismo del delirio.
 
Si hubo un presente
más bello fue su esencia
resbalando por yo desnudo
hasta el mismo
abismo del gemido.
 
Tras la tormenta de susurros
lujuriosos la calma fue poca.
De nuevo otro regalo
y otro y otro,… hasta
que la noche llegó cerrada
para abrirnos las puertas
de nuevo a un vendaval
infinito de apetito insaciable.
¡Ardorosos! ¡Fundidos! ¡Presos!
¡Sedientos! ¡Hambrientos! ¡Vivos!

lunes, 23 de diciembre de 2013

TENER POCAS LUCES

 

Cuando alguien tiene pocas luces significa que no es muy listo, que no se da cuenta de las cosas que pasan a su alrededor, que no es precisamente un “iluminado”, un lumbrera.

 

Entonces se supone por mera definición en si, que cuando se tienen MUCHAS LUCES es precisamente por todo lo contrario, porque la persona es muy avispado, muy “iluminado”.

 

Trasportemos así porque si a estas fiestas navideñas que nos ocupan. Por esta misma regla de tres aquellos que tienen su balcones, ventanas o frontales de su casa cubiertos de muchas luces son verdaderamente personas tan ILUMINADAS que les importa un pepino tanto la contaminación lumínica, como el importe elevado de la factura de la luz, como el hecho de que depende de la edad poner tantas luces demuestra una falta importante de una carencia. ¿Quizás será falta de vatios entre neurona y neurona? Eso yo no lo sé. Ni soy neurólogo, ni electricistas para entender la conexiones inconexas que tienen todos aquellos que convierte desde el uno de diciembre hasta mas allá de la primera quincena de enero, su casa en un árbol inmenso navideño con luces intermitentes y molestas (eso sino se monta un especie de CORTILANDIA con música y todo que entonces, y sin ser psiquiatra tampoco, yo los enviara de cabeza a una habitación acolchada y con camisa de fuerza. Nadie en su sano juicio puede tener tanta alegría navideña, ergo,… ¡¡¡ESTA LOCO!!!).

 

Por esta misma regla de tres, los tontos, los borricos del Belén que abogamos por una navidad sin tantas luces, somos los menos “iluminados” y por tanto, menos hábiles a la hora de decidir pasar unas fiestas tan tremendamente consumistas de forma mas intimista y sin tantos gastos innecesarios.

 

En resumen, que a veces mejor ser tonto y disfrutar de la tranquilidad de un día normal como cualquier otro, que estar gritando a gritos con destellos destellantes: ¡¡¡ESTOY LOCO!!! ¡¡¡ESTOY LOCO!!! ¡¡¡ESTOY LOCO!!!

 

MORALEJA: W.C. Fields  dijo una frase digna de ocupar el final de este escrito: “La Navidad en mi casa es por lo menos seis o siete veces más agradable que en cualquier otro sitio. Empezamos a beber temprano, y cuando el resto de la gente ve un solo Santa Claus, nosotros vemos seis o siete”. ¡Feliz Navidad! Iluminados y los que no lo estáis tanto.

QUE NO TE TOQUE NADA AUNQUE LO NECESITES

 
Llegó el 22 de diciembre, día del Gordo de Navidad, de la tan ansiada Lotería cantada a dos voces por niños y niñas de San Idelfonso.
 
Muchos habrán esperando meses con un décimo comprado aquí o allí en la cartera, en el monedero, en el bolso. Una esperanza de coger un pellizquito, de que el número que saliera ganador del premio grande fuera el suyo.
 
Esos mismos, después de que las bolas cayeran, de que los niños entonaran otro número que no era el suyo en su cantar, habrán pensado: ¡Al menos tengo salud!
 
Otros, una gran mayoría, a los que le quitaron la vivienda no hace mucho, o los que tiene un familiar enfermo, o los que llevan días sin poder dar de comer a sus hijos, ni siquiera el consuelo de no tocarle nada, pese a que eran los que más lo necesitaban, les llega en estas fechas.
 
Todos, en menor o mayor medida, han ido aquí o allí a echar la carta a los Reyes Magos. Pero esa magia, ese fulgor, no llegará para poder custodiar un penar de tantas y tantas familias desatendidas en nuestro país. Mientras unos hablan de una independencia que sólo molesta a unos pocos, han dejado de pensar en las carencias de muchas personas que no tienen ni donde dormir en estos días de tanto frío. Los que están contra esa independencia tampoco se libran. Unos imputados, otros a la espera de juicio, otros, pese a ser culpables, apelando a un indulto (siempre con la supremacía del yo por bandera sin pensar en ellos, en nosotros, en todos los que la CRISIS nos está asolando a base de bien).
 
Todos aquellos que creen tener el poder, a los que dejamos que dominen los hilos de nuestras vidas, sin pillar lo que verdaderamente importa y una vez más está claro, cristalino como el agua: ¡¡¡SÓLO IMPORTAN LAS PERSONAS!!! Lo demás,… para nada sirve sino se aboga por la vida.
 
Téngalo claro: ¡¡¡NO HACÍA FALTA UN ANUNCIO DE LOTERÍA DE NAVIDAD!!! No hacía falta gastarse ni uno, ni dos, ni tres, ni cuatro, ni cinco millones de euros o lo que sea en algo que se vende sólo por la ilusión que genera. Ahora bien, con ese dinero podrían haber llevado la ilusión, la esperanza de veras a muchas casas españolas que por desgracia no tienen ni para calefacción, ni para luz, ni para gas, ni para comer,… ¿Quién necesitaba más ese dinero? ¿Los cantantes FAMOSOS de su anuncio o los niños con padres sin ningún recurso? Piensen un poco, sólo un poco no vayan a cruzárseles aún más los cables por el esfuerzo sobrehumano pedido en este escrito: los niños, los ancianos, los enfermos, los discapacitados, las personas a las que prometen un trabajo justo con su constitución en la mano, a los que prometen una vivienda que les han quitado ustedes mismo, no deberían haber sufrido su despilfarro PUBLICITARIO SIN SENTIDO.
 
¡Es navidad! Y ni lo parece. ¡Hagan el esfuerzo mínimo! Pero hagan algo con cabeza por una vez.
 
MORALEJA: A todos los niños de San Idelfonso y a todos los peques de la casa en general, a los agraciados con los premios, a todos los que no han perdido la ilusión tras no haber ganado nada, a todos los que no utilizáis la cabeza solo para llevar gorras o sombreros,… felicidades por ser como sois. Hay un mundo nuevo gracias a todos vosotros y mientras existe la esperanza, no la que genera sólo un décimo, seguiré luchando con mis palabras que espero que de algo sirvan, hasta que pueda. ¡¡¡FELICES FIESTAS!!!

domingo, 22 de diciembre de 2013

EL DÍA QUE TE TOQUÉ EL PITO (OSEA, EL CLAXON)

 

El sonido de un claxon o pito es algo desapacible. No todos suenan igual pero la gran mayoría suenan de forma molesta o desagradable.

 

Con las nuevas tecnologías el sonido del claxon ha sonado más de una vez. ¿A qué me refiero? Con el invento de la mensajería instantánea los móviles se han convertido en una forma más de estar en contacto o de simplemente, distraernos de una tarea sencilla para cual se requieren los cinco sentidos más uno como es el hecho de conducir. Antes, cuando un coche se paraba en un semáforo, alguien aprovechaba para hurgarse la nariz, besar a su pareja, juguetear con las emisoras de la radio, cambiar alguno de los CD,… Ahora eso ha quedado anticuado. Ahora si llegas a un semáforo en rojo y no te dedicas a mandar chorradas por el móvil no estás en la honda. ¿Es tan importante poner una palabra más de un juego que es como el Scrabble para ganar a tu amiga o para fastidiar a tu cuñada? Y claro, no siempre tu mente está tan lucida como para que eso suceda antes de que amablemente el vecino de detrás de ti te recuerdo con un sonido de MOOOOOOOOGGGGG que llevas más de dos minutos haciendo el tonto con el semáforo en verde. ¡¡¡CUANTA TORPEZA!!! Ni encuentras una palabra que tenga una Z para ganar y lo que es peor, ya te han tocado el pito (osea, el claxon).

 

Pero una de las veces que ese sonido es más y más molesto es cuando intimas con alguien en un coche. Él te toca. Tú le tocas. Él te besa. Tú le devuelves el beso. La cosa se calienta y las manos empiezan a buscar trozos de piel tras una camisa, tras un vaquero, tras una blusa, tras una prenda íntima,… Cuando el calor ha cedido la barrera de lo imaginablemente posible que puede aguantar un ser humano antes de entrar a matar, se produce involuntariamente la toma de posiciones para adoptar, sin saberlo, una de las posturas mas complicadas del Kamasutra. En esos movimientos ella, porque normalmente suele ser ella, se resbala sin querer sobre el claxon y se produce ese,… PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII que hace frenar en seco a ambos de golpe (de 100 a cero en décimas de segundo y todo por culpa de un pito).

 

Pero eso no es lo peor. Imaginaros que eso ocurre en un picadero, o en un lugar de encuentro de parejas. ¿Qué pasa si suena ese molesto ruido? Que ves saliendo en estampida y normalmente contra tu voluntad (ese no es pito que querías tocar) a hombres con los pantalones por los tobillos a mujeres con las bragas en la mano. ¡¡¡TODO UN ESPECTACULO!!! Eso si, no apto para corazones sensibles ni ojos no acostumbrados a carnes flácidas, pechos colganderos, barrigas cerveceras, culos con estrías y demás.

 

Y es que hay que decirlo: tocar el pito no es agradable. Pero si hay que hacerlo, para avisar a alguien o para reírse con un amigo por ese desliz fortuito contra el volante de su coche, te ríes, descargas un poco de adrenalina y a seguir adelante. ¡Eso es lo mejor! No pararse y dejar que todo fluya aunque sea con una banda sonora pitadora gratamente muy molesta.

 

MORALEJA: Hay una frase que no se quien la dijo que dice lo siguiente: "Si todo está bajo control es que no vas lo suficientemente rápido”. Esto no es aplicable jamás si el pito a manipular con la boca o con la mano (o con lo que a uno o una le apetezca), no es el del coche.

sábado, 21 de diciembre de 2013

FINAL DE UNA PARTIDA PERDIDA (escrito)

 

Mi mundo se hizo pequeño. Aquella mañana, cuando los rayos de sol traspasaron la ventana de par en par abierta lo vi claro: yo no podía vivir más allí dentro.

 

Todo en mi había cambiado y yo,… ya no era yo. Era una imitación mala de lo que había sido en un ayer no tan lejano, cuando era joven, cuando ella no estaba en mi vida, cuando sabía lo que quería y cuando.

 

Eso ya no era así. Ser marido tiene pegas. ¡Hay que amoldarse a la nueva vida para dos! Hasta que al convertirse en padre hace que tu mundo se empequeñezca para ser parte del mundo de tus hijos que ya deja de ser tu mundo (no es malo pero ya todo queda supeditado a ellos. No sólo se pierde una parte de ti sino que, poco a poco, te acabas perdiendo tú por entero).

 

El trabajo adecuado, para mí que aún puedo elegir por ser uno de los mejores dentro de mi campo, era el que tuviera a mi familia cerca para poder compartí con ellos hasta de la primera y última de todas aquellas cosas, pequeñas o grandes, de la vida de mis retoños.

 

Ella se alejó o lo hice yo (ahora no lo recuerdo bien). Nos limitamos ambos hasta el punto que un día, al menos yo, cuando me miré en el espejo no me reconocí. ¡Yo no era mi reflejo! Pero me había convertido en él.

 

Luego todo se precipito como una pequeña bola de nieve que cae de una montaña y al llegar a la ladera es tan inmensa que es imposible dejar de observarla. Intentar no acabar aplastado por ella era un reto duro, no imposible.

 

Ahora, que todas las cartas quedaron visibles sobre la mesa, que no hay ases en la manga, que la verdad se reflejó ante los dos por igual y a la misma vez, las máscaras cayeron y la palabra separación era la losa que pesaba sobre los cimientos derruidos de un matrimonio que parecía ser una farsa mal elaborada. ¿Se puede fingir el amor?

 

Volver sobre los paso para encontrarme no me parecía mala forma de empezar mi nueva vida. Eso aún estaba por ver. Lo importante es que empezaba una nueva etapa y que en ella, intentaría volver a ser ese yo que un día fui. No se trataba de volver a ser un joven sino de seguir viviendo esa nueva vida destrozada por un amor que acabó, con el ímpetu con el que decidimos componer juntos, ella y yo, un proyecto en común. Nuestro tiempo juntos había acabado, para bien o para mal. Lo que venía ahora sería complicado pero no imposible. ¡No hay nada imposible!

 

Mi mundo se había hecho muy pequeño. Aquella mañana lo vi claro. Debía empezar a ensanchar mi mundo poco a poco y sin prisa. Mi mundo volvería a su tamaño normal pero para eso, tendría que tener ganas de volver a empezar desde cero y aunque no me aterraba el desafío,… no lo haría nunca sin mis hijos en ese nuevo mundo mío.

jueves, 19 de diciembre de 2013

ÚLTIMO DÍA DE OTOÑO (poema)


ÚLTIMO DÍA DE OTOÑO

Me asfixia este
último día de otoño.
En el cielo gris se desviste
una sombra que no reconozco.
Su perfume me contaminaba.
Podía sentir el aliento vagando
tristemente por mi nuca.
Se marcharon las golondrinas,
las mariposas ya no
brillaban dando suerte
blanca a nuestros ojos.
¡Todas se habían esfumado!

Se helaba una y otra vez
la misma escarcha
que el sol no lograba
calentar durante todo un día.

Los parques inhóspitos
marcaban el fin de la vida.
Una bomba de oscuridad helada
se cernía sobre nosotros
cada vez con más y más fuerza.

Se precipitaba el invierno.
Se derrumbaba a tal velocidad
sobre las personas ausentes
que casi acababa
de golpe con su recuerdo.

La nieve empezó
a cuajar con fuerza.
¡No! ¡Aún no por favor!” Grité yo.
¡Ya es tarde! ¡No puedes evitarme!”
Susurro aquella sombra en mis sueños.
El último día de otoño
acababa de morir antes mis ojos.
Mi llanto no duró mucho:
el aire coagulo hondamente
mis lágrimas contra mi cara.
¡Así acabó mi pena!
Sin sangre corriendo por mis venas,

sin ríos de dolor resbalando por mi penar.