lunes, 24 de junio de 2013

HIELO (poema)


 
HIELO

 
Me quemaba el hielo de tus besos

cuando tu mirada se acabó

perdiendo en el infinito de la noche.

¿Dónde va mi amor?

¡No me respondió nadie!

Pasaron los días apagados,

las horas envejecidas,

los desconsolados minutos.

Poco a poco me fui convenciendo…

ya no volvería a sentir tu fría

y calculada caricia,

tu susurro agrio,

tu murmullo seco.

¡Lloraba! Mis mejillas

eran un mar de amargura

donde se perdía tu esencia

triste, vacía, olvidada.

 

Me quemaba el hielo de tus besos

cuando tu mirada se perdió para no volver.

Era de noche y la luna

cuchicheaba rumores que no entendía.

Intentaba huir,

correr hacia la nada,

caminar sin rumbo

por un camino correctamente silenciado.

 

Perdí el tiempo, las ganas, el deseo.

Perdí la fuerza para acabar

sucumbiendo a su hechizo.


 

Me quemaba el hielo de tus besos

cuando tu mirada se perdió para siempre.

 

Se secaron mis labios,

murió mi latido

y poco a poco caído,

el corazón desnutrido,

fue agonizando de ternura perdida.


 

sábado, 22 de junio de 2013

ONCEAVO ANIVERSARIO (poema)


 
ONCEAVO ANIVERSARIO

 

No se como pasó.

No recuerdo cuando fue

el momento exacto

que me enamoré de ti.

Hubo un instante

(corto, breve,

tremendamente duro)

que sentí un vacío

inmenso en mi alma.

Luego, cuando llegó

nuestro primer beso,

fue como llegar a casa,

una distinta, familiar, desconocida,

que sería sólo nuestra.

Cuando el sueño

se hizo realidad

no podía creerlo.

Una cama para dos,

un beso de Buenas Noches,

la sonrisa vespertina de por la mañana,

el compartir una vida a tu lado,

que hasta llegar tu,

estaba incompleta.

 

No se como pasó.

¡No me importa!

Está aquí a mi lado.

Once años es todo

un compromiso de amor.

Momentos amargos

llenos de lágrimas donde

me tendiste la mano y yo a ti.

Momentos entrañables

compartidos juntos con risas.

Momentos sólo nuestros,

tuyos y míos, de nadie mas.

 

No se como pasó amor,

 te lo digo de veras.

Hoy te vuelvo a mirar,

con los mismo ojos del ayer,

impregnados por ese amor infinito

que sentimos el uno por el otro.

 

No se como me enamoré de ti.

Cada día nuevo que paso a tu lado,

poder verte, abrazarte, besarte,

es como volver a enamorase

cada día un poco mas.

¡Estás en mi corazón!

¡Eres mi corazón!

 

ROMPE MI HECHIZO (poema)


 
ROMPE MI HECHIZO

 

Deseo que ya no pueda ser.

 

Fue el abrazo cálido de ayer

la trampa perfecta que me

aprisionó en tu mundo.

La boca torturada constantemente

por tus besos permaneció

siempre libre a tus sortilegios.

Ahora que ya no eres mía,

mis labios encantados están del recuerdo.

 

No se que mundo encontraré

mas allá de tu hechizo.

 

Eres parte de mi ayer.

En mi presente sin ti,

… ¡Sólo maldición!

jueves, 20 de junio de 2013

BLANDIRTE CON UN BESO (poema)


 
BLANDIRTE CON UN BESO

 

No existía tu beso en mis labios.

(Resultaba absurdo pensar en ello).

 

Tu boca limitada a mi boca,

como tierra y mar,

como ola y piedra,

como los mensajes

llenos de señales confusas,

como tortura infinita de eclipse.

 

¿Por qué me estremecían?

¿Amor, ternura, traición, dolores?

Ni amor era, tampoco ternura.

No existía traición y

 había siempre insuficiencia de dolor

en tus muerdos lascivamente complacientes.

 

Aparecieron besos entre tus labios y los míos.

(Resulta paradójico detenerse en ello).

Masticamos las voracidades

y nos empachamos de deseo.

¿Besos? ¿Sólo eso?

Cuesta creer que sólo

eso conjeturéis de nosotros.

 

 

miércoles, 19 de junio de 2013

PARA TI QUE NO ME LEES (escrito)


 

 

Querido amigo,

 

Es más fácil escribirte ahora que no me lees. Antes cuando te escribía tampoco me leías pero me molestaba que no lo hicieras. Ahora soy muy consciente de que no lo haces y me da igual.

 

¿Cómo estás ahora que ya no estoy en tu vida? ¿Aliviado? ¿Feliz? ¿Inmensamente contento? La respuesta no me quita el sueño pero más de una vez te he visto en mi mente triste, apenado, como si realmente estuvieras triste por que ya no esté en tu vida. Por suerte, abrí los ojos y me di cuenta de que sólo era un sueño. ¡Tú nunca me echarás de menos! Yo a ti si,… pero no te preocupes, fue solo un momento. Justo el instante que me dije,… ¡¡¡No le importas nada!!! Te lloré cuatro lágrimas y me recompuse al segundo. Quería demostrarme que era fuerte pero francamente no es fuerza lo que me rodea y me hace seguir adelante sin ti. Es más el orgullo, el quererme, el empezar a ser un poco más egoísta conmigo y con lo que me rodea a mí.

 

¡Me estoy convirtiendo en un monstruo! Noto como las uñas cada vez nacen con más fuerza en mis manos que están empezando a parecerse a zarpas por días. Tengo ganas de hacer daño y me siento bien cuando veo el sufrimiento a mi lado y no me da la gana de hacer nada por evitarlo. No sé, es algo extrañamente excitante, como un veneno que se va colando poco a poco por cada poro de mi piel hasta convertirme en algo que no creía jamás que pudiera ser. Ahora mismo, por ejemplo, tengo sed de sangre, hambre de dolor, un terrible deseo de sufrimiento extremo.

 

A veces, desde un cochecito, un niño me mira con sus tiernos ojos y se me estremece lo poco que me queda de corazón. ¡Me quedan apenas cuatro días para perderlo! ¿Cómo lo sé? Simplemente lo sé. La cuenta atrás empezó el día de tu silencio y ahora,… ya no hay vuelta de hoja.

 

Es extraño sentir como el corazón se me van congelando por dentro. Pero no tengo miedo. Supongo que era lo que siempre habías buscado,… que dejara de tener corazón, que dejara de quererte, que me olvidara de ti.

 

No te emociones al leerme si es que al final te entra la curiosidad y empiezas a buscarme entre páginas de Internet dónde antes sabías que yo estaba y ahora ya no. No te escribo porque me esté acordando de ti sino es como una despedida de mi parte humana, una despedida sin lágrimas, sin gimoteos tontos, ni palabras falsas bañadas de amor que nunca existió. Es el fin de un estado lógico del ser humano (tu no crees en otra cosa). Me pudro y me convierto en lo que siempre has deseado para mi: ser un ser completamente oculto que nada puede sentir.

 

Para ti que no me lees sólo unas últimas palabras,… ¡Devora! No, no te quedes el último. Sé que ahora no lo entenderás. ¡No importa! Tu trasformación es más lenta pero llegarás al mismo punto dónde yo me encuentro ahora y lo sabrás. ¡Será tu mantra!

 

Se despide una que un día fue una mujer humana,

 

ARACNE

martes, 18 de junio de 2013

ABRAZAME MUY FUERTE (relato)


 

Nunca lo hubiera imaginado si me lo hubiera contado otro cualquiera. Ahora que lo estoy contando incluso me parece hasta un poco irreal pero lo que viví un día de junio jamás se borrará de mi mente ni de mi cuerpo.

 

El se llamaba Julián y era una persona francamente horrible. No saludaba, siempre colgado del teléfono respondiendo e-mails de trabajo, casi nunca hablaba sino era para humillarte y siempre públicamente. Todos lo detestábamos en el trabajo y por desgracia, era el responsable de la empresa.

 

Llevaba ya cuatro años trabajando allí y había tenido un poco de suerte porque no me había tocado pasar por sus malos modos a la hora de reclamar algo. Pero había sido la primavera de aquel año una mala, con lluvias, con frío que iba y venía y hacía que las personas, enfermaran en masa y teniendo que coger hasta la baja por fiebres altas. Aquella semana de cincuenta que éramos en oficina sólo estábamos tres (no todos de baja sino algunos de vacaciones ya que la empresa no dejaba poder disfrutar de las cuatro semanas seguidas). Marta tenía reducción de jornada laboral por maternidad y se fue a las cuatro. Patrick tuvo que ir a solucionar unos asuntos personales urgentes. Y yo me quedé sola ante una centralita de 10 líneas, sin saber muy bien que hacer y con la sombra de mi responsable pululando muy cerca.

 

Empezó a caer una lluvia terriblemente fuerte y abundante. Parecía que el techo se fuera a venir abajo por el golpeteo de miles de goterones precipitándose irremediablemente contra el techo de uralita que había por encima del falso techo. El teléfono no paraba de sonar y no podía atender todas las llamadas que entraban. Julián salió de su despacho. Me miró inquisitivamente como si me quisiera decir que si era una inútil. En ese momento sonó un trueno ensordecedor. ¡Tenía pánico a las tormentas! Al sentirlo me hice un ovillo y me importó un pimiento el jefe, los teléfonos, todo. ¡¡¡Estaba aterrada!!! Noté como alguien se me acercaba y me abrazaba. Mis ojos estaban cerrados por el pánico, mis manos en los oídos para no ver ni escuchar nada y alguien me aferraba con un abrazo tremendamente paternal, contra su pecho, como protegiéndome,… ¡Me sentí muy segura! Escuché un estruendo pero no pude abrir los ojos. Cuando pasó un buen rato, no recuerdo cuanto, una voz masculina me dijo: “Ya ha pasado todo”. Cuando abrí los ojos y vi a Julián no podía creerlo. ¿Cómo un hombre sin sentimientos podría estar abrazando a una mujer sólo para protegerla de un medio que sólo vivía en su cabeza? Su cabello azabache parecía diferente. Su mirada marrón parecía diferente. Él no parecía la misma persona. No se porque al mirarle y seguir abrazada por sus brazos me giré a ver de donde había venido el estruendo y vi que los cables de la centralita habían sido arrancados por él de cuajo. “Ya lo arreglará mañana el de mantenimiento. Para eso llega temprano”. Respondió de forma cómica y esa sonrisa me cautivó por entero. Me acerqué a su boca y no pude contenerme un beso. Le pedí disculpas por el atrevimiento pero el me devolvió el beso sin dejar acabar mis palabras. Mis manos le quitaron la americana del traje que cayó al suelo. Mis dedos de deslizaron uno a uno entre los botones de su camisa que fue abriéndose poco a poco. Sus manos hacían lo propio con mi blusa mientras su lengua seguía jugando con mi lengua en mi boca. ¡Como besaba! Era dulce, intenso, infinitamente pasional.

 

Desabroche su cinturón y dejé que los pantalones cayeran al suelo tras bajar su bragueta. Llevaba un boxer azul marino que ceñía perfectamente su enorme y descomunal sexo erecto. El me dio la vuelta y desabrochó mi falda que hizo caer al suelo mientras besaba mi nuca. Me despojó de mi blusa por fin y de mi sujetador para acariciar mis pechos jugueteando con mis pezones desde detrás de mí. Sentí su pecho en mi espalda y eso me hizo gemir inmensamente de placer. Su sexo me rozaba el trasero aún contenido en su ropa interior. Dejó caer mis braguitas suavemente en el suelo y yo le quité su boxer. Estaba un poco recostado sobre un box de cuatro mesas sin ordenador y me deslicé hacía él mientras le empecé a besar de nuevo. Me senté encima suyo y su pene atravesó mi caliente y húmedo sexo. Creía morirme de placer. Empecé a cabalgarle primero lentamente, disfrutando infinitamente de toda su virilidad creciente, notando uno a uno, cada centímetro de su descomunal sable. Quería disfrutarlo al máximo y incremente muy poco a poco los rotativos movimientos de cadera. ¡Era increíble! Me estaba volviendo loca de placer cuando empecé a cabalgarlo muy fuerte. El mordisqueaba mis pezones con maestría haciendo que me pusiera más y más ardiente. Estuvimos no recuerdo cuanto pero de lo que si me acuerdo es que aguantó, y aguantó y aguantó hasta que yo estuve a punto de perder el conocimiento tras orgasmo, y orgasmo, y orgasmo, y orgasmo,… hasta que me fue imposible seguir contando por el mareo. ¡Era una tremenda maquina sexual! Cuando estaba medio exhausta, me puse de rodillas delante suyo y empecé a lamer sus huevos, a apretarlos suavemente con mi lengua dentro de mi boca, a lamer todo el camino hasta su glande. Me metí su pene en la boca y le empecé a lamer, primero lentamente, repasando cada rinconcito sin dejar ningún lugar sin lubricación. Sus ganas por fin se derramaron en mi boca y yo me sentí completamente plena como mujer. ¡Era genial aquella locura! Lo mejor había sido formar parte de ella.

 

A ESO LE LLAMAS AMOR (poema)


 
A ESO LE LLAMAS AMOR

 

Me pides amor cuando

tu verga hierve deseando

una vez más mi cuerpo.

- ¡No está el corazón

tan abajo! - Te digo.

Tu respuesta es simple:

una sonrisa muda

que se pierde

en el horizonte

mientras me alejo.

 

¡No sabes amar!

Lo demostrarte la noche pasada

y la anterior y la que precede a esta.

Algo que crece sin un latido certero,

un impulso irrefrenable de tenerme,

un amargo rumor de no saber ni mi nombre,…

a eso le llamas tu amor.

 

¡No sabes amar!

Confundes términos,

lugares, personas.

No son ellas ni yo.

No eres tu o los otros.

No se trata de mostrarte imperativo

sólo por demostrar ser más fuerte.

(No se ama al que puede golpear

sino al que decide no hacerlo).

No se trata de poseer sin ser jamás poseído.

No se trata contigo o con nadie.

¿No lo ves? ¿Sigues sin verlo?

 

¡No sabes amar!

Nunca lo sabrás y no te importa.

Tu eres feliz con tus amantes perdidas,

con tus muecas fingidas,

con esas lágrimas que nunca

muestras pero dices a todos

que existen después de un adiós.

 

¡No sabes amar!

Siempre lo supe.

Ahora ya no puedo seguir

a tu lado ni un día más.

Se me agotaron las ganas,

las fuerzas, el existir sólo a medias.

Me rendí cansada de no sentir

tu abrazo sin tu espada envistiéndome,

sin palabras de amor sólo resuellos.

Me agotaste al no

ver mi nombre en tu boca.

Me cansé te ti.

 

¡No sabes amar!

A eso lo llamas amor.