domingo, 2 de agosto de 2015

PRUEBA DE DECIR DIEZ VECES SEGUIDAS QUISIESE (poema)

PRUEBA DE DECIR DIEZ
 VECES SEGUIDAS QUISIESE

Quisiese no asumir vivir oculta
y mostrarme como soy,
con esa parte más bien
pluscuamperfectamente
distorsionada que nadie conoce.

Quisiese no tener
que preocuparme
por lo que llevo puesto,
deslizándome por la vida
con la única cobertura natural
otorgada con agrado en forma de piel.

Quisiese no haber de excusarme
por ser una mujer diferente,
con arte donde otros
sólo desearían belleza,
con cultura donde otros
anhelan obediencia,
con cabeza donde
muchos desean sumisión.

Quisiese que me sedujeran
por entero cada noche, cada día,
a cada hora sin importar si el motivo
fuera lúbrico o simplemente cordial.

Quisiese que vieran
más allá de hembra,
que buscaran al ser humano
complejo y completo
que soy más allá
de un cuerpo de mujer.

Quisiese ser lluvia,
torrente, ola, cascada
para mojarme siempre contigo.

Quisiese ser ascuas,
llama, lava, volcán
para que mi deseo por vos
fuera más visible que nunca para ti.

Quisiese ser torbellino,
tornado, huracán
para arrastrarte
muy lejos de cualquier lugar
desconocido por el hombre y
hacerte para siempre mío.


Quisiese sentirme libre.

Quisiese ser, simplemente, tú.

CORAJE (poema)

CORAJE

Se me rasgaron las ropas
cuando por fin
estuve frente a ti.
Desnuda no tuve
argumento alguno,
sólo una sumisión
vergonzosamente desconocida.

Me pediste que me arrodillara y lo hice.
Me exigiste que me abriera a tu ser.
No opuse resistencia.
Me ordenaste que te
olvidara para siempre.
Te borré de mi mente
sin hacer pregunta alguna.

Más volvías a mí una y otra vez,
sin que yo te reconociera nunca.
Rememorabas una y mil veces
ese momento tan traumático para mí,
tan adictivamente perverso para ti.
Siempre era la primera
vez cuando te volvía a ver
(eso tú lo sabías muy bien.
Te embargaba el engaño
de pervertir mi cuerpo
con la inocencia fingida del ayer),
incluso cuando habían pasado
muchos años desde aquel primer día.

Pasó el tiempo.
En mi olvido obediente
siempre quedaba
esa memoria callada
que jamás lograba
recordar del todo.

Pero llegó ese día cualquiera.
Me plante ante ti.
No te reconocía.
Como las otras veces
mi ropa seguía encadenada a mi cuerpo.

-        “¡Arrodíllate!
-        No.
-        ¡Ábrete a mí!
-        Nunca.
-        ¡Olvídalo todo!
-        Jamás”.

Exhalaste un último
resquicio de mi esencia dócil y ,
aquel día, moriste ante mí.
Tu domino había acabado para siempre.
Caminé libre por fin
sin saber a quién pertenecía
aquel cadáver de hombre
que yacía a mis pies.

NUEVO BLOG

Esta es la dirección. Os espero al otro lado:

http://inizierodinuovo.blogspot.com.es/