jueves, 22 de enero de 2015
SECUESTRADA (relato)
¿Sabéis lo que es tener una vida monótona e insustancial? Levantarte cada mañana a la misma hora durante años y años y ver que todo en tu día a día es igual que el anterior, y que el siguiente, y que el otro.
Acababa de cumplir los cuarenta y dos años (bueno, de eso hacía ya medio año) y necesitaba, anhelaba, deseaba que me ocurriera algo, lo que fuera, para poder sentirme viva.
Era un jueves de enero. Salí del trabajo. Me dirigía a mi coche. Como siempre, la bombilla de aquella zona del parking estaba fundida. Abrí la puerta de mi coche. Alguien me tapó la boca desde atrás y con la otra mano, me aprisionó las manos contra mi cuerpo. Un aliento masculino se estrellaba contra mi nuca de forma aceleraba. Era un hombre fuerte, decidido. No sabía que quería de mí. Debería haber sentido miedo. No fue así.
No quedaba nadie en la empresa. Si gritaba nadie me escucharía. En ese momento, me dijo:
- No grites y no te escapes. No quiero hacerte daño, pero si me obligas te lo haré. Necesito poseerte. No soporto un día sin hacerlo.
Dios, aquello me hizo humedecer de deseo. Mis pezones se pusieron duros como piedras con aquella voz masculina. Me daba igual quien fuera. Me sentía excitada. Me sentía deseada. Me sentía viva.
Quitó la mano de mi boca. No grité. Sus manos arrancaron mi blusa. Sacó mis pechos por encima del sujetador y empezó a acariciarlos fuertemente. ¡Me encantó! Pellizcaba mis pezones y aquel sutil dolor me estaba volviendo loca de deseo.
Me recostó fuertemente contra el capó del coche con mis pechos desnudos tocando la helada chapa. Levantó mi chaquetón. Luego mi falda y empezó a acariciar mis muslos, mi culo, por encima de las medias.
Noté como rasgaba las medias con fuerza, mientras bajaba su bragueta al mismo tiempo. Ladeo mis braguitas y metió su sexo con tal fiereza dentro del mío, que tuve un orgasmo al primer contacto. Su forma de embestirme era salvaje. Me sentía poseer por un animal salvaje. Noté sus pelvis golpear con mi trasero de forma acelerada, dura, fuerte. El seguía penetrándome más y más fuerte. Yo encadenaba un orgasmo, tras otro, tras otro, tras otro. No podía dejar de gemir, cada vez más y más fuerte. Con cada derrame, deseaba que no parara, que no acabara nunca.
- No pares, no… sigue bien duro. ¡Dame más! No pares, no. – le decía de forma suplicante sin dejar de gozar cada vez más y más con aquel completo desconocido.
Yo era la víctima, la mujer abusada por un extraño. Pero él, lejos de correrse e irse, me complacía cada vez más y más.
Me sobraba la ropa, me sobraba todo. Ardía como un volcán que explosionaba con más fuerza con cada vez más y más.
Con el vigor de la excitación y la fuerza, se salió su verga de mi sexo.
- Métemela, métemela, métemela.
Le pedí necesitada como si en su sexo tuviera el oxigeno de mis venas.
Él estaba tan acelerado y yo tan ansiosa. Se adentró en mi segundo agujero. ¡Grité! Jamás se habían adentrado nadie en él. Me incorporé un poco pues me dolía un poco. Él se dio cuenta de que me dolía. Quería recular…
- ¡No! No salgas. Lento, hazlo lento.
Aquello le encantó, podía sentir como su sexo se agrandaba dentro de mi culo. Fue metiéndola y sacándola con mucho cuidado. Ya no dolía tanto, empezaba a gustarme. Su mano se deslizó por mi clítoris mientras seguía con cuidado dándome toda su furia.
Su grito en mitad de la oscuridad resonó excitantemente por todo el parking. Cuando su leche me rellenaba, me derramé en sus dedos de goce.
Aquella experiencia fue extremadamente viciosa. Él se marchó sin que yo pudiera verle.
Al día siguiente, cuando volví al trabajo y aparqué en el mismo sitio de siempre, pude ver que en el suelo, donde la noche anterior me había sentido más viva que nunca, había un gemelo que ya había visto más de una vez.
Me dirigí al despacho de su dueño.
- ¡Hola! He encontrado esto en el aparcamiento. ¿Es tuyo verdad?
- Sí. ¡Menos mal! Pensaba que lo había perdido. ¡Gracias!
- De nada.
Cuando me iba de su despacho desde la puerta, giré la cabeza para decirle:
- Me debes unos pantys nuevos.
Él sonrío y mirándome fijamente, me respondió:
- Tranquila, la próxima vez que NO nos veamos, te los traeré.
Le sonreí de forma picara y le respondí:
- Procura no tardar mucho en que llegue esa próxima vez. ¡Tengo muchas ganas! No puedes imaginar cuanto.
Salí del su despacho no sin antes comprobar que su sexo se había inflamado en su pantalón de aquel traje gris. Sin lugar a dudas, no pasaría mucho hasta nuestro próximo encuentro. Pero eso… es otra historia.
LLEGO ESE DÍA EN EL QUE YO YA NO ERA YO (poema)
LLEGO ESE DÍA EN EL
QUE YO YA NO ERA YO
Llegó ese día en el que yo ya no era
yo.
Mi cuerpo ya no era mi cuerpo,
mis decisiones ya no eran mías,
mis actos no los llevaba a cabo yo.
Era como estar y no existir,
como avanzar anclada al suelo,
era algo contra corriente desde
un pensamiento racional, consciente.
La mano se movió sola,
la siguió el brazo.
Todo se movía teniendo
un destino, una misión.
¡Yo la desconocía!
Era la espectadora impasible
de la voluntad decisiva de mi
cuerpo.
Otro cuerpo distinto, jamás
conocido,
se precipitaba contra el mío
sin voluntad de refrenarse.
Yo repetía no, lo escuchaba resonar
dentro de mi cabeza imaginada.
No era rechazo, ni repugnancia,
ni indecisión,…
era miedo incontrolable.
‘¿Qué
me está pasando?’
Mi voluntad era otra.
Nadie me escuchaba a mí,
mientras mis ganas
que yo desconocía poseer,
se fundían irrefrenablemente
a otro hombre, a otro cuerpo, a otro
ser.
Podía escucharlos
consumirse
entre gemidos,
a él y a mí.
¡Pero no era yo!
Esa no era yo,
jamás lo sería.
Cansados los cuerpos,
extenuados, se dejaron
vencer por el cansancio,
el uno sobre el otro.
Trate de tomar el control.
Sabía que ese era
mi único momento.
No llegué a tiempo.
Se despertó, me miró a los ojos,
esbozó una sonrisa pícara.
‘¿Quién
eres?’ me preguntó.
‘¡Sólo
sé que no soy yo!’
‘Pues
no huyas, no ahora.
Quizás
los dos podamos
encontrarte
al fin.’
Me recosté en su pecho
y me dejé vencer.
No sabía quien era,
mas allí al menos,
me sentía mujer.
miércoles, 21 de enero de 2015
NO ES DIFÍCIL FINGIR UN SUICIDIO
Dentro de las muertes más fáciles de fingir está el
suicidio. Hasta como hacerlo sin ser pillado salió en un capitulo de dibujos
animados japoneses llamados El detective Conan. En ese capitulo incluso salía
como con un sencillo juego de hilo de pescar, podías aparentar incluso como que
la habitación estaba sólo el “suicida”.
Pero ahí no acaba el asunto. En un capitulo de las serie
CASTLE incluso aparecía como unos asesinos enviados por la propia gente de
seguridad del estado, iban a fingir el suicidio de Beckett por una causa de
fuerza mayor. ¡Así de sencillo! Asesinada por su propio país como si de un peón
en una partida de ajedrez se tratara.
Sin embargo si les preguntamos a los ilustrados que
estudian la muerte de Alberto Nisman. ¿Sabéis que dicen? ¡Fue un suicidio! Y
por desgracia se quedan más anchos que largos.
Nisman no encaja en el perfil de un suicida y no hace falta
ser un detective de renombre, un funcionario ilustrado en la mejor medicina
forense, ni un escritor celebre de novelas de misterios. Si una pieza no
encaja, el puzzle no estará completo. Mas a algunos ya les está bien que todo
sea así. Alberto había recabado demasiada información durante diez años que
verían la luz si él seguía adelante con su propuesta de esclarecer los hechos.
Porque Alberto Nisman no murió por ser fiscal, ni se suicidó porque no pudiera
soportar su vida o sufriera una crisis mental. Alberto fue asesinado porque
quería mostrar la verdad, quería enseñarnos hasta donde es capaz un gobierno de
llegar. Sin lugar a dudas, esto le costó la vida.
¿Que la presidenta mostró mucha sorpresa al conocer la
noticia? Fingir, como he dicho antes, es tan sencillo que hasta es fácil de ser
interpretado. Sin embargo hay una cosa que no podrán fingir nunca con tanta
sutileza como para que nosotros, la gente de a pie nos lo creamos: que la
muerte de un hombre que luchaba por sacar a la luz la verdad, fue algo
fortuito. Un tiro en la sien no es nada fortuito. Hasta con burundanga es capaz
de anularse la voluntad de una persona.
Silenciar a alguien es algo que utilizaba la mafia contra
sus enemigos o contra los chivatos. Si esto ha sucedido en Argentina… ¿Qué
clase de política se está siguiendo como para que ser permitan actos como este?
¡Juzguen ustedes mismo!
MORALEJA: Gar Mar dijo: “Cuesta más responder con gracia y mansedumbre, que
callar con desprecio. El silencio es a veces una mala respuesta, una respuesta
amarguísima”.
lunes, 19 de enero de 2015
“PUBLIC ENEMY OF THE YEAR TWO THOUSAND AND FIFTEEN”
Sólo han transcurrido desde el inicio del año diecinueve
días. Sin embargo, ya ha habido un enemigo público al que ha habido que
silenciar por un bien mayor, o eso es lo que pensará más de uno en Argentina.
Alberto Nisman de cincuenta y dos años de edad, fiscal
argentino, ha sido encontrado muerto en su vivienda. El pasado sábado, sus guardaespaldas
acudieron a su casa. Como no respondía dieron el aviso. Su madre se personó y
con la ayuda de un cerrajero ya que la puerta estaba cerrada y con la llave
puesta, accedió al interior de la vivienda encontrando el cuerpo sin vida de
Alberto junto a un arma de fuego del calibre 22”.
Los investigadores sólo ha podido decir que Nisman murió de
un disparo pero no se han aventurado aún si fue suicidio o parte de una puesta
en escena digna de cualquier guión cinematográfico.
Pero… ¿Por qué quitar del medio a un fiscal argentino?
¡Bueno! Alberto no era un fiscal cualquiera. Durante diez años investigó las
causas del atentado terrorista que hubo en julio del 1994. Mediante su
investigación tenía pruebas fehacientes de que la presidenta argentina,
Cristina Fernández de Kirchner, pudo encubrir a los protagonista con el fin que
sólo el sabía. Esto fue denunciado y justo hoy, tenía que ratificar su denuncia
sobre este caso. Sin embargo, una cualidad que tiene los muertos, sean del país
que sean, es que no pueden hablar, ni defenderse, ni apelar. La muerte se lleva
no sólo la vida, sino la voz, la esencia, e incluso quizás, las pruebas de lo
que posiblemente era lo que lo llevó a acabar prematuramente en la tumba.
Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de Argentina
desde diciembre de 2007 una vez habló sobre el miedo y dijo lo siguiente: “Sólo
hay que tenerle temor a Dios y a mí, un poquito. Por lo menos los funcionarios
que dependen de mi nombramiento. Es responsabilidad mía. Todos y cada uno de
los funcionarios”.
Quizás fuera una advertencia por si alguien se revelaba en
su contra. Quizás fuera un aviso. Quizás una amenaza encubierta. Quizás sólo
una frase normal y corriente sin más ni más.
Sin embargo, cuando algo nada probable sucede, hay que
pensar en todo y analizar cada movimiento que estratégicamente se ha tomado en
consecuencia de un “bien mayor” o eso… es lo que pensarán los posible
“asesinos” para poder conciliar el sueño tranquilo por la noche.
¡La realidad siempre supera a la ficción! Si parece un
pato, camina como un pato, se mueve como un pato y huele como un pato, lo más
probable es que sea un pato. Así que si parece un asesinato… ¿Hace falta que
acabe la frase?
MORALEJA: Dijo Voltaire: "Azar es una
palabra vacía de sentido; nada puede existir sin causa."
domingo, 18 de enero de 2015
LA “CALIDAD” DEL VERBO
Es una lástima que en la evolución de la palabra, en la
trasparencia del vocablo, verbos utilizados desde siempre, sean por las
editoriales motivos para rechazar un manuscrito de gran valía. Verbos comunes
en nuestro día a día, que por su forma a un tanto soez o malsonante, refuerzan
la teoría por la cual un texto puede ser refutado por su simple utilización del
mismo.
¡Pobres verbos sin calidad! Pobre FOLLAR, JODER, MEAR,
CAGAR,…
Pronto hemos olvidado que lo vulgar, aunque malsonantes,
existe y no podemos ir contracorriente. Por mucho que se intenta culturizar al
vulgo, el pueblo no entiende de elitismos gramaticales y aunque la labor es
francamente encomiable, olvidamos que no es lo mismo FOLLAR que HACER EL AMOR,
que no es lo mismo JODER que estar JODIENDO.
Es más, imagínense un escena tórrida, pasional, de esas que
lo cuerpos vivos y calientes, parecen como bolas que rebotan contra paredes,
mesas, puertas y demás. Se rasga una camisa por allí, se levanta bruscamente
una falda por allá, el rasgar de ropa interior es el preludió de lo lascivo en
mayúsculas. En ese momento, él la mira a los ojos y le dice: “¡Te
voy a hacer el amor!” Vamos, yo, con lo romántica que soy yo, después
de tirar mis zapatos, mis palomitas, el bolso y todo lo que tenga a mano que
sea arrojable contra la gran pantalla, soy capaz de coger un vuelo e ir en
busca del director, de los actores y darles sendas collejas de las de coger
carrerilla y con la mano abierta por lo estúpido de la frase. Ahí, él no
debería decir nada y de la boca de ella, de manera jadeantemente suplicante
tendría que emerger un “¡Fóllame!” ordenante, lascivo al
máximo que hiciera arder la sala por los cuatro costados y no de indignación
como en el caso anterior.
Además, que si la calidad del verbo viene dada por su
familia gramatical, no debemos olvidar que el verbo FOLLAR proviene del latín
directamente de ‘follis’ cuyo
significado es ‘fuelle’ (pieza que
sirve para soplar aire y se utiliza, entre otras cosas, para avivar el fuego) y
es precisamente esta palabra la que deriva en follicare, convirtiéndose en el acto de soplar con el fuelle y que
da el significado de ‘resollar’ y/o ‘jadear’.
Ese resoplar o jadeo realizado con el fuelle (follis) unido al movimiento que se hace
al bombear fue el que con el tiempo terminó derivando en la palabra
follar que conocemos y tanto se utiliza para referirse vulgarmente a la
práctica del coito. ¿Cómo se puede considerar un verbo sin calidad uno que
proviene tan dignamente de sus ancestros latinos de alcurnia y postín?
Sin embargo, y perdonen mi atrevimiento, es la falta de
utilización de ese mismo verbo de forma activa lo que hace que no se pueda
visualizar en conjunto una obra como es debida.
En una época donde los látigos, los atizadores de cuero, los
antifaces y demás artilugios sexuales han hecho que miles de mujeres y de
hombres fantaseen con la idea de dominar y ser dominados, no puede ser que las
editoriales, sobretodo aquí en nuestro país, por el exceso de manuscritos,
rechacen una obra por un verbo malsonante, por una habla vulgar de los
protagonistas, por no pertenecer a esa clase ilustrada que de poco importa al
trabajador de a pie.
Si las obras de teatro hacían en la antigüedad que un
hombre o una mujer pudiera evadirse por unos instantes de la peste, de la
miseria, de la desgracia por poco dinero,… ¿Por qué tratamos que la mayoría de
libros que salen ahora mismo al mercado tengan que ser tan políticamente
correctos en cuestión de forma, calidad y sonoridad verbal?
Esta claro que el hombre olvida cuando se rompieron las
cadenas de lo normal, de lo lógico y se construyo una nueva forma de concebir
un tipo de escritura, de cultura o de arte.
¡No podemos capar los nuevos movimientos literarios! No
podemos despreciar a un “libro” por las “tapas”. No se puede refrenar la
creación y encauzarla como si de un río se tratara.
Si para nuestro padres escritores la transgresión fue la
cuna de un nuevo renacer, de una nueva expresión, de un forma distinta de ver
la vida,… ¿Por qué se nos trata a nosotros de cauterizar con morfología
correctora cada paso que damos en pos de nuestra lucha por encontrar nuestra
voz única y personal?
Esta claro que muchos olvidan que los que marcaron una
bifurcación del camino, ya sea a nivel social o cultural, no se les llamó locos
sino visionarios.
Mas en el siglo XXI, no hay cabida para nuevos locos ni
para nuevos maestros ni visionarios. Si las editoriales no aceptan, el texto es
apartado una, dos, tres veces.
Pocos son los caminos que nos quedan a los que no deseamos
pasar por el aro. Meros proscritos de lugares cirbernéticos donde la prosa no
se corrige tan puramente.
Somos mendigos del verbo,
prisioneros de nuestras palabras.
Somos los supervivientes
de letras nada puras.
No somos ni mejores ni peores.
¡Eso sí! Llámenos con todas
las letras por nuestro nombre.
¡Nosotros somos escritores!
MORALEJA: Hay un proverbio hindú que dice
así: “Un
libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado,
un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”.
martes, 13 de enero de 2015
UNA PELÍCULA DIFERENTE
Hoy ha sido la primera vez que he visto El lado oscuro del
corazón, una producción Argentino-Canadiense recomendada para que la viera del
año 1992.
En ella, Oliverio, un poeta bohemio, recorre Buenos Aires
con sus amigos, acosado por la muerte, buscando a una mujer capaz de
"volar". En el transcurso de la película, la poesía de Mario
Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo se ve entremezclada con los lugares
más espesos de la cotidianidad artística argentina y uruguaya. Desde el asado,
hasta los maltrechos bares de Buenos Aires y Montevideo. Entrelazada en
ocasiones con la ficción, solamente para poder mostrar de mejor manera el
pensar del personaje central.
La historia se desarrolla en las idas y vueltas de
Oliverio, a través de su mundo, en el cual, cambiar alimento por poesía, o
pedir en verso monedas por las esquinas de la calle, ver a Mario Benedetti
recitando sus poemas en alemán, ver esculturas genésicas, hablar con vacas, y
conversar con la muerte, parecen ser parte de un día cualquiera en la vida de
un poeta.
No se puede decir que una película es buena o es mala, no
si no eres un profesional que se dedica a ello y aún así, más de uno a veces,
se equivoca.
A mí, desde mi más humilde opinión, creo que me faltaba
madurar un poco. Es una obra densa, con mucho trasfondo, con muchas imágenes
llenas de significado.
El verso es el diálogo o el diálogo es verso. No es apta
para personas que como yo, trataban de verla una sobremesa desde un cómodo
sofá. Es una película para ver en la gran pantalla, para ir expresamente a
disfrutar de toda la fuerza que desprende.
Sin embargo hay un personaje con el que me sentía
identificada al cien por cien. Era la muerte, fría, distante, realista, la
única vitalmente cuerda en unos desvaríos de idas y venidas. La sincera de la
obra, la sobria, la sublime, la magnifica presencia presente que perseguía o
iba de la mano, pues a veces no quedaba claro, de un rocambolesco poeta Oliverio.
Mas, como ya he dicho, es la opinión de una persona que
pensaba que el lado oscuro del corazón es lo que uno calla y no sus miedos.
MORALEJA: Me quedo, para acabar el escrito
de hoy, con las palabras de la propia muerte en un momento de la película: “Quizá ya no tengas
nada que decir. O quizá comenzaste a darte cuenta, que soy la mujer más
importante de tu vida. O quizá, decidiste quedarte en silencio, para que yo te
dicte mis palabras”.
COMO AHUYENTAR A LOS HOMBRES DE FORMA SENCILLA
A las mujeres nos gusta sentirnos bellas. Es por eso que
cada mañana nos dedicamos cierto tiempo antes de salir a la calle. Nosotras no
podemos coger unos vaqueros, unos pantalones de vestir, un cinturón, unos
zapatos, unos calcetines, una americana y salir a la calle sin más ni más.
Las mujeres necesitamos antes de adentrarnos en el día a
día, un cuidadoso estado de alegría y perfección que nos lo proporciona el
ducharnos, el arreglarnos el pelo, el maquillarnos, en elegir los complementos,
en vestirnos y perfumarnos.
Pero también hay que reconocer que en este ritual casi
diario que seguimos muchas de las féminas otras lo han llevado siempre, quizás
por falsa convicción de belleza, un poco al límite. Y es que, de parecer bella
a resultar esperpéntica, sólo hace falta pasarse un poco de la raya. ¿Y cual es
la raya? Ahora os daré unas claves para que cada cual la trace donde crea
necesaria.
La piel debe de parecer natural, y es en este punto donde
muchas mujeres meten la pata utilizando, sobretodo en invierno que la piel se
torna más plomiza pasado el bronceado veraniego, autobronceadores, cosméticos
de base con un tono desacorde a la piel. Mas olvidamos la regla básica del
maquillaje por excelencia: que no parezca que vamos maquilladas.
Las cremas con un toque de color dan esa hidratación y ese
tono más uniforme con nuestra piel.
Otro error muy común es descuidar, por ejemplo, la
hidratación corporal en invierno. Al llevar más ropa, muchas olvidan hidratar
su piel tras la ducha o el baño por el echo de que hay que esperar un tiempo de
absorción de la hidratante. Sin embargo, el cuidado de la piel tendría que ser
un constate anual. No por no ir a la piscina, o por no bañarse en la playa, o
por no estar tantas horas en el sol la piel no se resiente. Es más, el frío
hace que la piel se agriete de una manera mucho más agresiva que todo lo
anteriormente dicho. Por lo tanto, dedicar un rato a mimar la epidermis con
lociones corporales, no es algo exclusivo de los meses de verano.
El perfume que destila una mujer al pasar es algo que hace
soñar a muchos hombres. No sé porque pero es esa la esencia que queda de
nosotras al pasar y es por eso, que de forma excesiva, suele ser un desacierto
en toda regla. La calidad de todos los perfumes hace que con muy poco, ya
quedemos perfumadas para todo el día. Así que más vale guardar esas gotas de más
en el frasco que llevarlas puesta como si de un atronador tufido de mofeta se
hubiera apoderado de nuestra particularidad que si lugar a duda, es uno de
nuestro sellos de identidad.
El último error a destacar, y pese a que está de moda, es
lucir las uñas con demasiadas filigranas. Las manos es lo primero que uno
ofrece al saludar, así que un color sencillo y bello, dice mucho más de
nosotros que corazoncitos, o decoraciones print
animal con “cebreados”, “atigresados”, y muy desacertados, toques salvajes
que no nos hacen más interesantes sino un poco más vulgares.
El mejor truco para sentirnos bien con nosotras mismas es
mirarnos en el espejo de frente y decirnos: ¡Buenos días mundo! Hoy voy a
arrasar en todo lo que haga. Así, da igual si llevamos mucho o poco maquillaje,
pues lo primero que se verá de nosotras al caminar será nuestra seguridad que
sin lugar a dudas, es lo que más cautiva tanto de un hombre, como de una mujer.
MORALEJA: Emerson, (1803-1882) Poeta y
pensador estadounidense, dijo: “Aunque viajemos por todo el mundo para encontrar la
belleza, debemos llevarla con nosotros para poder encontrarla”.
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