viernes, 27 de junio de 2014

“UNA ESPIRAL INQUISITIVA”





¿Recordáis el pelota que había en vuestra clase cuando ibais a EGB o al Instituto? Yo, tengo que reconocer, que en EGB nunca tuvimos un pelota en la clase, pero sí en el Instituto. Normalmente, por lo que dicen, tendía a ser un chico pero que peloteaba por igual tanto a maestros como a maestras. En el mío se llamaba Francisco (el pedía que le llamaran así. Nada de Paco, ni Kiko, ni Francis, ni Paquito, ni Curro, ni nada. Era bastante repelente, pero, normalmente, ya suelen ser así los buenos pelotas con el resto de sus compañeros. Afectuosos con sus docentes. Groseros con el resto de la clase).

¿Qué es un pelota? Un pelota es alguien que para conseguir algún beneficio presente o futuro adula a otro, en este caso en concreto, a un educador (o varios, porque ahí va otra máxima del buen pelota: “la fidelidad es cosas de pringaos”. Lo siento por la expresión pero era lo que se decía en mi época).

Pero, ¿Sabéis cual es uno de los origines de la frase eres un pelota cual es? Parece ser que antiguamente se llamaba pelotas a las prostitutas o amantes de los hombres adinerados (estas mujeres hacían y decían cosas del gusto de los hombres que las mantenían para que siempre las prefiriesen a ellas y no a otras, forjándose así, su nombre de “primeras pelotas de la historia”).

En un artículo leído esta mañana he encontrado a otro pelota de aquellos que claman al cielo por su forma de actuar de manera tan BENEPLACITA y en pos de un beneficio, sin lugar a dudas, a corto o largo plazo. ¿A quién me refiero? A Pedro, el fiscal anticorrupción. Este, dice, que el juez Castro, no está siendo sensato a la hora de imputar a Cristina. Que no se ha abstraído de los juicios paralelos. Pedro, considera, que el juez Castro, corre el riesgo de caer en “la mera especulación, cuando no la pura ficción”. ¡Madre mía! Esto sí que es un pelota con un par de ellas obviamente, de adorno. Nadie, en su sano juicio (nunca mejor dicho) tendría que tener miedo a declarar ante un tribunal. Y me parece francamente absurdo que por evitar algo, que es lo más normal del mundo cuando uno está imputado, que no quiere decir culpable por lo poco que yo sé de leyes, temer una silla que está en un juzgado. ¿De qué es la silla? ¿De polillas carnívoras hambrientas? ¿O es que se acaba de aprobar en España, con esto de las leyes Express, el traer la silla eléctrica para hacer declarar a los acusados? Sinceramente, a no ser que la silla corra peligro de maltratar de alguna forma al que se sienta en ella, por ser, por ejemplo, de sauce boxeador como poco, no tendría que temerse tanto a que una persona se siente en ella y de su versión de los hechos. ¿No busca el departamento de anticorrupción desenmascarar a los corruptos? Pues este acto de declarar no tiene que tener mayor trascendencia alguna. Si alguien es inocente, como dice Pedro, el fiscal anticorrupción, no hay nada que temer. Y si verdaderamente se teme que el juez Castor se preocupa más por los medios de difusión mediática de información, que él, me refiero a Pedro, sea el primero en dar ejemplo no echando mas leña al fuego. Si hay que declarar se declara y punto. No es nada malo y si lo hay, que se hubiera pensado mucho antes, cuando dispuestos como estaban, tanto Cristina como Iñaki, de una posición de poder y bien remunerados por pertenecer a la Casa Real, no se hubieran dedicado a “jugar al Monopoly” con el dinero de verdad de los contribuyentes españoles.

MORALEJA: Alexander Dumas, escritor y novelista francés, dijo: “No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor”.


miércoles, 25 de junio de 2014

LA POCA IMPORTANCIA DE PENSAR EN EL OTRO



Alguien dijo: “No hagas a los demás, lo que no quieres que te hagan a ti”. Siempre he intentado guiarme por esta, podíamos llamar,… máxima. Pero el que tú hagas lo que podíamos llamar como “correcto” no justifica para nada, que el prójimo, ese al que no quieres hacer daño, no te hiera y más de lo que pensaba.

Un santo, un cumpleaños, una celebración especial para ti, no siempre está ligada al conocimiento de que el resto del universo, sea conocedora de la misma. No hace falta decir, pues es más que reconocido, que los hombres son los máximos en olvidar de estas fechas. Siempre se excusan en cualquiera de sus atribuladas y distintos pretextos que suelen ser de lo más variopinto. ¿Hay que castigarles cuando algo así ocurre? Francamente no. Mas tampoco hay que dejar que pase como si no hubiera pasado nada.

“¡¡¡Las mujeres sois muy exigentes!!!” Si. ¡No lo niego! Somos exigentes pero ese mismo grado de implicación que invertimos en aquellos que nos importan, a los que no queremos ver sufrir, nos da esa potestad de molestarnos, de no dejar que la única fecha al año que recuerdan personas que sólo te felicitan por navidad, le quite importancia al echo de que TÚ te olvidaste y con ese acto,… me heriste. ¡No por olvidarte! Casi tendría que estar acostumbrada. Sino a que no lo hicieras porque,… estabas en pleno desenfreno, el típico y normal que provoca esta fecha con la cual comparto festividad.

¿Es tan difícil de recordar? Para los hombres, y no estoy en plan feministas ni mucho menos, es casi un imposible. Durante años de recordar fechas, de recordar cualquier pequeña cosa que era importante para unos y para otros, me ha hecho darme cuenta de que las personas no olvidan porque quieran olvidar. Simplemente somos tan insignificantes para ellos, para sus vida, que nada importamos.

“Haz las cosas sin esperar nada a cambio” es también una bella forma de ver la vida. Pero el estar ahí sin esperar nada, absolutamente nada a cambio, hace que a veces, por las circunstancias que estas viviendo, por ese momento de tu vida que parece desmoronarse por momentos, por vivir aislada completamente del resto de personas el resto de días del año, hace que necesites que los que quieres, los que amas, los que te importan, se acuerden de ti al menos, un día al año. Lástima que no todos lo vean así. Lástima, que la poca importancia de pensar en el otro, nos haga sentirnos heridos cuando nosotros somos la víctima y francamente humillados cuando no se persona que nosotros hayamos herido a alguien de la misma manera sin que ese sujeto lo mereciera.

El egoísmo suele ser así: Fácil cuando se trata de vapulear contra el otro. Difícil de soportarlo cuando los fustigados somos nosotros.

MORALEJA: François de la Rochefoucauld, (1613–1680) escritor, aristócrata y militar francés, dijo: “Es una prueba de poca amistad no darse cuenta del retraimiento de la de nuestros amigos”.

martes, 24 de junio de 2014

DINERO (relato)





El dinero es poder. El dinero es posición. El dinero es grandeza. El dinero los es todo.

Yo tenía una buena relación con mi pareja, una hija que ya era independiente, una vida llena de lujo y comodidades que ambos, tanto mi esposo como yo, nos habíamos ganado con muchos esfuerzos desde jóvenes. Ahora, con los cuarenta recién cumplidos (él con siete años más) podíamos vivir tranquilamente y disfrutar de todo lo que nos diera la gana.

Pero el dinero, en realidad, no proporciona la felicidad pese a significar tanto para muchos. Tenerlo todo era a veces como no tener nada. Quizás fue este el motivo el que me llevó a liarme la manta a la cabeza y hacer lo que hice.

Tenía cuarenta años, como ya os he dicho, un puesto de trabajo en una gran empresa multinacional en la que me respetaban y me temían por igual. ¡Yo mandaba! Eso me encantaba.

Un día, desayunando, escuché una conversación entre unas jóvenes (chicas de veintipocos) que estaban sentadas justo detrás de mí. Tengo que reconocer que no presto mucha atención cuando me siento en una cafetería para tomar un café y relajarme un poco. Mas ese día, yo formaba parte de aquella conversación de seis, siendo el miembro mudo número siete de la mesa de al lado. No se percataron de que yo no perdía ni un ápice de su conversación (estaba de espaldas a ellas). Hablaban de chicos, de hombres con potencial, de sensaciones que se producían cuando empezaba una relación, de los primeros besos apasionados, de los primeros roces, del acercarse con miedo a uno sin saber si será rechazado. Las escuchaba atenta. Mientras mi mente me trasportó a aquella época donde yo había sido también una mujer joven, con esas experiencias sentidas a flor de piel. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Era increíble sentirse tan vital, tan joven, tan llena de vida. Francamente, hacía mucho que no me sentía así. Habían pasado ya casi veinte años.

Conocí a mi marido Francisco (yo le llamaba Fran) cuando estudiaba en la universidad. Había tenido un novio en el instituto, un gilipuertas que intentó anularme como mujer con sus celos. Fran era diferente: no le asustaba mi forma de ver la vida, mis ganas de vivirlas, mis logros aunque estuvieran por encima de los suyos. Fue como un soplo de aire fresco tras mi otra relación. Al acabar la carrera, ambos conseguimos trabajos pronto y al año de trabajar, nos casábamos. Nuestra hija, Marta, llegó demasiado pronto a formar parte de nuestra familia (yo no deseaba tener hijos tan pronto pero la llegada de Marta al año y medio de casados, fue una bendición). Después de aquel “desliz” decidimos que nuestras vidas ya eran perfectas siendo tres, y Fran, hizo lo oportuno para no volver a tener más hijos.

Todo en nuestra relación era cordial, siempre consultado, hablado, sin peleas, sin malas interpretaciones. Formábamos una pareja francamente perfecta, envidiada por todos.

En una cena de altos ejecutivos de su empresa donde las parejas estábamos invitadas, escuché algo que me hirió profundamente: “Las mujeres de más de treinta y cinco, tienen que ser renovadas antes de llegar a los cuarenta. ¡Son lastre para nosotros! Nosotros somos puro fuego y a ellas, empieza a apagárseles las pocas ascuas que poseen en su interior”. No recuerdo quien lo dijo pero fue algo que me pesó mucho mentalmente. Acababa de cumplir los treinta y seis y aquellas risas reforzando aquella máxima de los machitos de alrededor, resonó durante algunos días en mi cabeza.

Se lo comenté a Fran y me dijo que no echara cuenta a sus palabras. Que, posiblemente, estaban bebidos.

Al año siguiente, en la misma reunión, ya había tres acompañantes más jóvenes, de veinticinco años como mucho, tras tres divorcios. Yo tenía treinta y siete. Las miraba y me decía a mi misma: “No fueron palabras de borrachos”. Sabía que Fran no compartía aquella filosofía pero eso no me hizo dejar de sentirme menos especial. No deseaba ser una jovencita de nuevo. Pero ansiaba más que nunca, ser el centro de todas las miradas, deseada como antes.

Las chicas de la mesa se marcharon y yo, me fui al trabajo con aquellas palabra resonando en mi cabeza: primeros contactos, primeros besos, primeros roces,…

Estaba en mi despacho y no era capaz de concentrarme. ¿Qué me pasaba? Me metí en una página al azar de Internet y desde ella, se abrió una página de anuncios varios. Empecé a mirar por hacer algo hasta que uno en especial, me llamó mucho la atención:

“Grupo de jóvenes buscan a una stripper
NO profesional para despedida de soltero privada.
Buena remuneración. Total discreción.
Abstenerse menores de cuarenta”.

Aquel anuncio despertó en mí unas ganas inmensas de formar parte de aquello. Recordaba a Jamie Lee Curtis y su escena en la película Mentiras Arriesgadas  en la que trataba de hacerse pasar por una prostituta de lujo y tenía que bailar sensualmente para un hombre implicado en un asunto sucio sin saber que era su propio esposo.

Yo me sentía como ella: esposa y madre, también de una hija, pero con ganas de que la vida le diera algo con lo que todo fuera más excitante.

Llamé al número de teléfono con número oculto. Hablé con un chico y quedamos que no hacía falta que nos viéramos, pero tenia que mandarle una foto de cuerpo entero. Le envié la foto desde un correo que cree en aquel mismo instante con el nombre de Natasha. A los cinco minutos recibí un correo suyo diciéndome que era la seleccionada. Me dijeron el día, la hora y que, obviamente, me preparara lo que yo deseara para el streptease. Lo dejaban a mi elección.

Tenía dos semana para prepárame. Acudí al gimnasio en vez de tres días a la semana, cada día, de lunes a domingo. Tenía buen cuerpo para mi edad pero deseaba dejarles sin habla.

Elegí la canción de Pereza  titulada Todo  para montar mi “espectáculo”.

Me compré un traje como de gángster femenino que vi en un sex shop on-line y pedí que me lo entregaran en la oficina con la máxima cautela. Era un traje chaqueta ajustado, de rallas, con falda por encima de las rodillas (cinco dedos por encima de las rodillas pero sin ser minifalda). Me compré unas medias negras y un ligero para sujetarlas (siempre me habían gustado los ligueros pero jamás me había atrevido a comprarme uno).

Lo metí todo en la mochila del gimnasio, junto a una camiseta de tirantes negra ajustada que llevaría debajo del traje, un sombrero, una pistola de agua que había llenadode tequila, unos tacazos de escándalo y un sombrero sensual que combinaba perfectamente tanto con mi lencería negra y con mi disfraz.

En casa dije que me iba a cenar con unas amigas. Cogí el coche y me cambié en un área de servicio. Al llegar a la fiesta que se celebraba en un barco anclado en el puerto, el chico con el que hablé me estaba esperando junto a la pasarela de embarque  (no tendría má de veintiocho años, moreno, alto, con cuerpo atlético no muy fibrado, de piel morena, ojos color gris claro y una boca, sensual con labios que apetecía besar. Vestía con una camisa blanca preciosa que resaltaba su piel y un tejano azul oscuro deliciosamente ceñido a su masculina figura). Me miró fijamente mientras yo contenía mi fascinación por aquel hombre joven que tenía ante mí. Le costó hasta presentarse. Lo había conseguido. ¡Lo había dejado sin habla! Cuando pudo articular palabra me dijo que se llamaba Fabio. Me dio un sobre donde estaban los mil euros acordados, me dijo que no sufriera que no habría cámaras y que dentro eran sólo veintiún amigos todos más o menos de su edad. Que no me tocarían Sólo mirarían (sinceramente me gustó que me calmara tanto antes de lanzarme de cabeza al vacío y sin cuerda de sujeción).

Entramos pero aún no debía actuar, era una sorpresa. Fabio se quedó conmigo todo el rato. Intentaba no mirarme algo que no le cuadraba por lo poco que sabía de él. Parecía atrevido, la idea de todo aquello había sido suya, decidido y ahora parecía completamente desarmado.

Pasamos una media hora en silencio. Le dí el Mp3 con la canción y me dijo que esperara cinco minutos y que saliera.

Salí detrás de una cortina. Todas las luces estaban apagadas y había una barra de striper, justo colocada para mi espectáculo (no la había pedido pero deseaba que estuviera). Empezó a sonar la música y los focos me iluminaron. Yo estaba de espaldas y como si alguien ajeno a mí me poseyera desde dentro, empecé a moverme como mi amada y admirada Lee Curtis. Me empecé a desabrochar mi chaqueta dejando ver mi ceñido top que había debajo de forma sensual. Me dí la vuelta de espaldas a ellos. Baje la cremallera trasera de la falda, mientras les miraba y me miraban fijamente. La dejé caer al suelo y me salí de ella por encima con movimientos muy sensuales. La cogí con la punta de mi tacón derecho y la tiré donde estaban los amigos de Fabio. Él estaba al final de todo de las sala y no podía dejar de mirarme. Me quemaba con sus ojos. Me quité la chaqueta al ritmo de la música y se la lancé directamente a él. Vi como se la acercaba a la cara y la olía. ¡Deseaba a aquel hombre! Y desde aquel momento, no dejé de mirarle mientras seguía desnudándome ante él. Me quité el top, quedándome sólo en ropa interior y liguero. Cuando bajé hasta abajo cogida a la barra y me chupé uno de los dedos en plan niña mala mirándole fijamente, todos resoplaron acalorados. Podía notar como sus miembros crecían en sus pantalones más bien ajustados. Los de Fabio son los que yo miraba fijamente. Me acaricié todo mi cuerpo como si me tocaran sus manos. Los pasé por encima de mi sujetador, por mi braguita por al zona de mi sexo con cara de deseo extremo de verme poseída por mi “amante”. Me quité el liguero. Luego me di la vuelta, desabroché mi sujetador y sin dejar de taparme el pecho con timidez, les lancé aquella última prenda al suelo. Habían pasado los cuatro minutos y poco que duraba la canción. Me vitorearon, me aplaudieron y deseaban conocerme.

Fabio recogió mi ropa y la llevó dentro, tras las cortinas, donde yo esperaba para vestirme. Se dio la vuelta sonrojado, para que yo me vistiera tranquila. Me dijo que si no quería, que no hacía falta que saliera a saludarles. Le dije que no me importaba.

Una vez vestida, salí y todos me dieron dos besos presentándose uno a uno. Podía ver aún el deseo tanto en sus ojos como en sus entrepiernas. Aquello me gustaba. Jamás creí que pudiera conseguir que mas de vente chicos jóvenes se empalmaran viendo sólo un streaptese de una novata mujer de cuarenta. ¡¡¡PERO LES ENCANTÓ!!!

Después me pidieron que me quedara pero les dije que no podía. Sabía de sobra lo que el alcohol podía hacer en aquel ambiente cargado sexualmente.

Fabio me acompañó de nuevo hasta la pasarela. Un golpe de viento movió un poco el barco y estuve a punto de caerme de espaldas sobre él. Aquel movimiento fortuito me hizo comprobar la virilidad duramente presa en su pantalón. Le mire fijamente. Él me correspondió. Acercó su boca a la mía lentamente hasta que las dos se estrellaron de forma arrasadora en un lascivo beso pasional. Él estaba en mi espalda. Me volteo como si yo no pesara nada y empezó a desabrocharme la chaqueta. Yo levantaba mi falda de forma apresurada. Estábamos en la parte exterior del barco y cualquiera de sus amigos podría pillarnos en cualquier momento auto invitándose a la fiesta privada que estábamos protagonizando de forma lujuriosamente apresurada. Me cogió a peso, me puso contra la pared que estaba a su espalda. Bajo su cremallera, y ladeando mis bragas, me metió su verga de un golpe en mi sexo. Era todo morboso, lascivo, apresurado. Yo no podía contener mis gemidos pero temía que me oyeran. Él me embestía una y otra y otra vez, de forma violenta. Aquello me encantaba. Pude notar como ni él ni yo pudimos contener el orgasmo más tiempo y nos derramamos casi a la vez.

Sin sacarla de dentro de mí, me miró a los ojos y me dijo: “¡Quiero más!” Me acaba de robar las palabras de mi boca. Fuimos hasta mi coche que estaba aparcado cerca del barco. Nos metimos en la parte de atrás y con su verga aún dura, me escarranche sobre él de espalda, sintiendo de nuevo como era estar hirviendo por dentro, como era humedecerse por un hombre que nunca tenía suficiente. No podía dejar de moverme. No podía controlar mis gemidos. No podía dejar de correrme sobre él una y otra y otra y otra y otra vez. Sus gritos de placeres, sus manos agarrando mis pechos con fuerza, todo me seguía alterándome más y más por dentro pese a mis desfogues. Me puse frente a él y me dejé caer de espaldas hacía adelante para poder notarlo aún más y más adentro. Él seguía duro y firme para mí. Me pedía que no parara, que siguiera. Estaba disfrutándome viéndome gozar como una loca. Yo no podía dejar de ver su ardor creciendo en su mirada cada vez más y más. Me recostó en el asiento y a cuatro patas, me la metió empujando mi cuerpo sin dejar de agarrar mis caderas para que todo el movimiento lo pudiera controlar ahora él. Me dejé llevar. Sentía su pene incasable taladrando mi sexo de forma arrasadora. Me desfogaba con mis eyaculaciones que se encadenaban una tras otra, tras otra, tras otra. ¡¡¡JAMÁS HABÍA TENIDO TANTOS ORGASMOS EN MI VIDA!!! El seguía duro, sin desfallecer. Me alcé, me aproxime a su oreja, y mientras la lamía le susurré: “Córrete para mí”. Al escuchar mis palabras entre gemidos entre cortados suaves, no pudo contenerse y me dio toda su esencia de nuevo bañando mi interior con puro fuego lechoso.

Me besó y me dijo que quería volver a verme. Le dije que no había ningún problema pero que yo también quería seguir excitándole desde un escenario. Desde aquel día, visito muchas fiestas privadas sin que nadie lo sepa, me desnudo y luego, enloquezco de deseo, en los brazos de Fabio.

FIESTA DE SAN JUAN: “LA NOCHE MAS CORTA DEL AÑO”





La Noche de San Juan, festividad pagana llena de hogueras o fuegos que está unida con la llegada del solsticio de verano (21 de junio). El origen de prender fuegos era "dar más fuerza al sol", que a partir de esos días iba haciéndose más "débil.

La noche de San Juan está así mismo relacionada con antiquísimas tradiciones y leyendas españolas como la Leyenda de la Encantada.

¿Qué es la Leyenda de la Encantada? Según nuestros amigos de Wiki, la Leyenda de la Encantada es un nombre genérico que hace referencia a un conjunto de tradiciones orales y leyendas mitológicas narradas en numerosas localidades españolas. A pesar de que existen múltiples variantes locales, una serie de elementos son comunes a todas ellas: la protagonista (una joven de larga cabellera), el momento temporal (Noche de San Juan), manifestación (peinándose) y otros elementos (espejo, peine —generalmente de oro—, boda).

La Encantada está íntimamente relacionada con seres mitológicos como las Lamias, Mouras (mitología gallega), Mari y Mairu (mitología vasca), las Anjanas (mitología cántabra) y las Xanas (mitología asturiana), de hecho una y otras, en esencia, son versiones diferentes de la misma narración pero adaptadas a entornos culturales particulares. Asimismo, su relación con la figura mexicana Xtabay sugiere una presencia antiquísima y casi universal del mito o una posible difusión transatlántica, bien a través de los procesos de conquista de América, en el proceso inverso mediante la importación de leyendas de los pueblos americanos originarios, o bien tratándose de una tradición de ida y vuelta.

A pesar de que la noche de San Juan es la que popularmente se conoce como la más corta del año, no es así. La noche más corta es la del 21 de junio, coincidiendo con el solsticio de verano. Sí que es cierto que en un primer momento, la noche de San Juan fue la más corta. La razón es simple: el año terrestre no dura exactamente 365 días. Cada cuatro años se añade un año bisiesto para corregir el error. Pero este no queda del todo corregido, por lo que poco a poco, los solsticios se van avanzando.

En la noche de San Juan millones de hogueras se encienden alrededor del mundo lanzando su cántico de fuego a la Luna. Todas las culturas y pueblos celebran el solsticio que da comienzo al verano, desde el Antiguo Egipto hasta el Lejano Oriente o el mundo celta de los druidas. Es la noche mágica por excelencia, de los milagros y de las curaciones; la noche del amor, en la que todos los ritos y encantamientos son pocos para conseguir todo aquello que se desea... Con la llegada del solsticio de verano -en el hemisferio norte- los días se alargan y se antojan más calurosos, ya que el sol se posiciona en el punto más alto del firmamento, ofreciendo sus preciados rayos, creadores de vida. No es de extrañar que se conmemore este fenómeno astrológico con festejos de profundas raíces mitológicas.

Mitología, magia, ritos, creencias, todo vale en una noche tan mágica como esta que hace imaginar, ya sea junto a la orilla de una playa, en mitad de un pueblo con tablones recogidos para formar una hoguera, o tirando petardos, la Noche de San Juan siempre ha tenido algo de especial, de fantástico, de noche donde todo puede hacerse realidad.

¡¡¡Bienvenido verano!!! Feliz día de San Juan para todos.

MORALEJA: Unos refranes como punto y final sobre el día de San Juan:

* Agua de San Juan quita vino y no da pan

* Ara por San Juan si quieres coger pan.

* El viento que corre por San Juan todo el año correrá.

* Las cabrillas de San Juan buenas madrugadas dan.

* San Juan de buena estrena, buena corrida y mejor cena.

* San Juan nos amenaza y San Pedro nos echa de casa.

* Por San Juan los días empiezan a acortar.

* Aguas por San Juan, vinagre a la navidad.

* Sin engaños, la noche de San Juan es la más corta del año.

domingo, 22 de junio de 2014

NO TENGO OLOR, NO EXISTO (poema)



NO TENGO OLOR, NO EXISTO

Había musgo,
madera añeja,
hierba húmeda
recién iluminada
por la mañana.

Nacía el sol,
las rosas azules
recordadoras de imposibles,
bañaban con su aroma
toda la armonía
de las primeras
horas del día.

Lloraba la mariquita
mientras se bañaban
las carpas en el estanque cercano.
Cantaba el grillo,
mientras el viento lozano
le coreaba los cantos.

Miles de almas en concordia,
grandes y pequeñas,
con cuerpo, con vida,
y en medio de todas,
una sola, vacía.

Alguien yacía,
en un mundo de olores,
de colores, de formas, de sabores,
de cuerpos con algo más que esencia,
menos uno, inerte a todo.

Se recostó sobre su sombra,
replegando sobre sí mismo su cuerpo,
llorando amargamente con una grito callado
muy adentro aullado a boca llena:
"¡No tengo olor! ¡No existo!"

MOTIVOS. EXCUSAS. OPINIONES. VERDADES






Las personas tenemos la mala costumbre de creer al primero que entra o a último que sale de nuestras vidas. ¡Es una tara que llevamos todos con nosotros! Mas yo abogo más por escuchar todas las versiones y en que cada cual, llegue a las conclusiones que desee con la información que tenga (cuanto más mejor).

La abdicación de su majestad Don Juan Carlos I ha llevado consigo millones de motivos susurrados, millones en excusas pensadas, millones de opiniones recabadas por expertos o no tanto, y verdades, nos guste o no, que sólo él sabrá.

Uno de los principales motivos que se han considerado tras su renuncia al trono en pos de su hijo, fue el caso que manchó de lleno la Casa Real, tras el estallido del Caso Nóos en el que fueron implicados directamente tanto el yerno del rey, Iñaki Urdangarín, como su propia hija, la infanta Cristina. Incluso dijeron que hasta su propia alteza estaba implicada en este caso cosa que aún está pendiente de resolver. Junto a este mismo asunto, la infanta y su familia, fueron apartados de España e incluso se llegó a decir que para ayudar a su hija, hasta el propio rey había llegado a un pacto secreto para evitar que ella entrara en la cárcel.

En la actualidad, lo último que conocemos según las noticias, es que un nuevo escrito de Urdangarin retrasa el cierre del 'caso Nóos' (el duque pide que Hacienda aclare si ha tenido en cuenta sus alegaciones en las que culpaba de las irregularidades fiscales a las empresas), según lo publicado en El diario Vasco.com en pasado 18 de junio.

Otro de los motivos dijeron que era la salud del monarca (tras su ya conocidas intervenciones, el rey presentaba un aspecto casado, inflado y sus estabilidad, cada vez era más inestable).

Entre el abanico de excusas se ha llegado a decir desde que fue obligado por una de las sociedades secretas conocidas (algunas son las informaciones que señalan que la decisión de abdicar de Juan Carlos I como rey de España se tomó en la última reunión del club Bilderberg, un grupo de influyentes personajes que supuestamente deciden qué cosas han de ocurrir en el planeta a nivel financiero, laboral y gubernamental) como que había sido requisito con quien había adoptado el pacto para que su hija no fuera implicada, el dejar la corona en manos de su hijo, como que era el momento adecuado y más preciso para el país (después de lo Bostwana, cualquier momento hubiera sido el ideal para dejar el cargo. Tras la implicación de Urdangarín y posteriormente de Cristina en un caso de malversación de fondos públicos pese a su elevado nivel de vida, muchos fueron los que pensaron y desearon que el rey traspasara sus poderes para el bien de la sociedad y de España en general).

De opiniones es muy difícil de enumerarlas todas pues hay tantas como personas hay en este mundo. La opción de la tercera de republica, era una de las más deseadas por un amplio sector de la población que veían una oportunidad perfecta ya que la Corona Española había dejando bien claro que no parecía entender, por activa y por pasiva, las necesidades verdaderas de su pueblo (un pueblo que pasa hambre pues hay más de cinco millones de personas sufren exclusión social extrema en España).

Dentro de las verdades nunca las sabremos sino es de boca de los propios protagonistas de esta historia que son más de los que creemos.

Lo que está claro que a fecha de hoy España ha sufrido un cambio. Aún es demasiado pronto para discernir si será positivo o negativo pero que ha sido impuesto, eso no me lo discute nadie.

Si se buscaba un nuevo futuro para la nación, se debería haber escuchado que deseaba la población, la gente verdaderamente afectada por todo lo que está sucediendo a todos los niveles en este país. Sin embargo, una sucesión es algo impositivo que no beneficia al entendimiento, sino al sometimiento, una vez más, de la población en pos de una corona.

En definitiva, que ni los motivos, ni las excusas, ni las opiniones, ni las verdades ocultas, nos han librado una vez más, de tener que “callar” y de “agachar la cabeza”.

sábado, 21 de junio de 2014

ÚLTIMA VENGANZA (poema)



ÚLTIMA VENGANZA

Golpéame por dentro.
Aséstame con tu fuerza,
con tu máxima furia,
con ese vigor desconocido.
Estrangula mi
corazón fuertemente.
¡Déjame sin latido!
¡Ya nada puede matarme!

Golpe por golpe,
palabra por palabra,
verbo por verbo,…
venganza por venganza
(no pensarías que me
iba a quedar callada).

El arte del momento
no te acompañó
jamás, amiga mía.
No fue tu fuerte.
Para ti sólo existía
una máxima, absurda, ilegible,
francamente difícil de entender.

No existen acusadores ni acusados,
ni actos profanos, ni pactos ocultos,
ni mentes perversa que actúen contra ti.
¡No eres tan importante!

Si actuaste fríamente no lo entiendo.
Si actuaste astutamente no me lo creo
(¡No eres tan inteligente preciosa!).

Si lo hiciste para herirme,
te equivocaste de forma.
Si tratabas de humillar,
erraste vergonzosamente.
Si tratabas de alejarme,
lo conseguiste a medias.
Si buscabas de ser la protagonista,
que mundo más pequeño te espera.

¡Lloré! No voy a negarlo.
No busco ser
la fuerte de esta historia.
En acto tan impuro
de una vida pasante,
hasta la lágrima esta aceptada
como consuelo del alma.

Mas no me hinqué
de rodillas como esperabas,
ni fui tras tu busca,
ni trate de volverme
a acercar a ese deplorable
universo tuyo que llamas vida.

Fui valiente, firme, tonta.
¡Ahora soy libre!
Mira que venganza
más bien planificada.