miércoles, 17 de febrero de 2016

CIEN METROS EN CINCO HORAS



 

Martes, 16 de febrero de 2016

 

No, no es una exageración ni mucho menos. Hay días que se van complicando de tal manera el día que cien metros lisos, que normalmente los harías en diez segundos o menos (si eres profesional, claro está), se convierte en un suplicio en que la hora de la comida, es TODO UN REMASO DE PAZ incluso con comida recalentada y demás.

 

¿Que no puede ser así? ¡Os cuento! Te levantas, vas al médico pues tienes que tramitar algún documento médico de tu padre, de tu madre, de tu esposa pues ella no puede. Al tener jornada partida y trabajar fuera, sino lo haces a primera hora, no podrás hacerlo en todo el día. Llegas al centro médico y como no… ¡No hay donde aparcar! Te preguntas como puede ser si hace apenas cinco minutos que ha abierto en centro sanitario, haya ya una cola que parece infinita. Te toca esperar tu turno para que te den un papel, para que te atiendan en un mostrador u otro (si, después de muchas cabalas, hacer dos colas es mejor que una desorganizada. Eso si, como la evolución va hacia delante, un nuevo avance serán tres colas,… ¡Patético!).

 

Te atiende, por suerte un hombre que más o menos sabe de que va. Tras veinticinco minutos de espera en la cola, de nuevo a la carretera. Si hay mucho tráfico normalmente a primera hora, imaginad si vas con media hora de retraso. Es como si todos los conductores lo supieran y también los semáforos incluso los guardias de circulación que a esa hora todos te paran a ti para dejar pasar a los estudiantes.

 

No sé como llegas a la empresa con sólo cinco minutos de retraso (y eso que siempre llego con diez minutos de antelación pues no me gusta que me llamen la atención por algo que está en mi mano evitar). Y como Murphy es un cabrón que aparece cuando menos te lo esperas, el responsable de la empresa, el que paga los sueldos y nunca te ha visto llegar antes desde hace ya más de diez años, hoy te pilla en recepción y te echa un vistazo de aquellos que uno entiende muy bien: “¡Te he visto! Y sé que llegas tarde”.

 

Así que el día no empieza con buen pie. Además, como estamos en plena campaña de gripe, falta LA MITAD de la plantilla. En Comercial la mitad. En Administración sólo uno pero otro, como comercial necesita ayuda, se va con ellos. En Almacén faltan como diez. En Productos dos más. Y claro, eso no tiene que verse de cara a la galería y por lo tanto, vas atendiendo las llamadas como buenamente puedes. Mas es obvio que alguno tiene que esperar. Sin embargo como no está acostumbrado a ello, se enfada, grita, te falta el respeto y al final, te dice lo que necesita. Te dan ganas de mandarlo a la mierda y sin embargo, te pones a hacerlo con rapidez pues entra otra llamada y otra y otra y otra.

 

Para colmo, hay una chiquita nueva a la que no han enseñado bien (porque no hay tiempo, porque no hay gente, porque algunas no tienen ni PUÑETERA IDEA del trabajo que desempeñan desde hace quince años). La chiquita, a la que le han dado cuatro nociones básicas (muy básicas, pero que muy, muy básicas pues algunas y algunos no da para más) te empieza a remitir un sinfín de e-mails que son, sin lugar a dudas, para su propio departamento. Pacientemente devuelves uno, dos, tres… treinta y cinco. Pero después de una hora y media te da por llamar a la persona que tendría que haberle enseñado un poquito mejor y le dices: “¡Por favor! Pierde diez minutos con ella pues no puedo estar toda la mañana devolviéndoos los e-mails”. A lo que la avispada del otro lado responde… “Ya le he dicho que me pregunte lo que no sepa”. Respiras, te tomas unos segundo para no decirle lo que pasa en aquellos momentos por tu mente. “Ya pero la chica, te habrá preguntado y no le has respondido porque hablabas por el teléfono y me está pasando TODO lo que es para vuestro departamento. Te pido que le dediques diez minutos”. Tampoco lo ha entendido a la segunda, pues ella es así, y te responde un “¡Vale!” que tú sabes muy bien lo que significa: “Por uno oído me entra y por otro me sale”.

 

Así que en un despacho de cuatro personas, hay una, tú. Estás cogiendo el teléfono, atendiendo el zetafax, respondiendo a los e-mails y devolviendo los erróneos que siguen llegando, soportando de todo y más por un puesto de trabajo que te gustaba hasta que comprendiste que nadie es imprescindible cuando murió un compañero por cáncer y a la mañana siguiente, ya había otro en su puesto.

 

Llega la hora de comer, pero tú no has acabado. Te tomas treinta minutos para cerrar temas por no dejar las cosas a medias. ¡Eso jamás te ha gustado! Mas cuando vas a calentarte la comida, tras poner la copia de seguridad que siempre te toca a ti poner a mediodía a la que tienes que dedicar un tiempo para poner sobretodo cerrando ordenadores que OTROS siempre se dejan abiertos, no te encuentras con nadie. El jefe JAMÁS ve esos momentos en los que has invertido 45 o 55 minutos a favor de la empresa de más y sin remuneración extra ninguna. Sólo estará cuando llegues tarde, aunque sólo sea un minuto, para lanzarte esa mirada absurda que te hace sentir hasta culpable.

 

En fin… todos hacemos cien metros en cinco horas, pues pese a los baches, los gatos que se cruzan simbólicamente en tu camino, las rocas, las espinas, las serpientes y demás, el ser humano es capaz de todo por alcanzar su meta, aunque muchas veces te dé ganas de darte media vuelta y mandarlo todo al carajo.

 

MORALEJA: Alfred Victor de Vigny (1797-1863), escritor francés, dijo: “Las personas fuertes crean sus acontecimientos; las débiles sufren lo que les impone el destino”.

1 comentario:

  1. Está muy claro. En España el reloj de entrada y salida del trabajo sólo se usa en ciertos almacenes y fábricas, debería estar en todas las oficinas, eso "delata" al que llega antes, al que se va después y al que siempre se toca los huevos. Además, un buen CRM, y un plan de "productividad" hace que se mida ésta (en muchas empresas americanas pagan plus por productividad y despiden por baja productividad, en Japón y China, sin un trabajador detecta que no produce lo suficiente, se despide a sí mismo, sin que nadie se lo diga... Pero claro, "Spain is Different" y lo curioso es que lo diga un Andaluz como yo, tachados de vagos y fiesteros, pero mas de uno de esas regiones que se dan de currantes natos no dan un palo al agua y aún les queda el carácter latino (latino de latín-roma) de tener padrinos en todas partes y acceder a puestos para los que no valen por "recomendación"

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