martes, 29 de septiembre de 2015

LA “RUQUERIA” POR UNA OBSTINACIÓN



Tener 72 de los 135 escaños del Parlamento tendría que ser una victoria que a muchos le gustaría consolidar de forma oficial. Sin embargo, lejos de seguir adelante a favor de la elección de un pueblo que confía en sus dirigentes, el puesto que uno ocupa es más importante que el bien común de todos. ¿A qué te refieres? Estaréis pensando. Es muy fácil. Una de las cosas que se pactó antes de la coalición política Juntspelfue que si se ganaban las elecciones, Artur Mas revalidaría su cargo de President de la Generalitat de Catalunya. Pero al no obtener la mayoría absoluta dicha coalición (para gobernar en solitario le hacen falta 68 y sólo poseen 62) deberían de pactar con la otra fuerza política que apuesta por la Independencia de Cataluña: la CUP. Sin embargo, por sus creencias políticas y sociales, la CUP, con Baños a la cabeza, no puede apoyar a un hombre que ha apostado por los recortes en muchos aspectos pero principalmente, en asuntos sociales.

Yo, si estuviera ante una tesitura de estas características, y contando con otro partido político con otro representante al que sí apoyaría, me tragaría mi orgullo y pasaría a ser el número dos por el bien del futuro de mi país (o eso es lo que hace un dirigente que se ha ganado ese apelativo no por su carisma sino por sus convicciones que siempre fueron las mismas). Sin embargo, parece a ser que a Mas le encanta su sillón presidencial y no entra en sus pensamiento, dejarlo ni siquiera por el futuro de un nuevo estado (pese a que ese fuera su discurso político antes de las elecciones). Y esta “ruquería” (cabezonería en castellano) es lo que le puede costar el no volver a proclamarse de nuevo pese a la mayoría de escaños conseguidos.

Sin embargo esta inflexibilidad que pone en jaque todo por lo que se ha luchado tanto en la calle, como en las urnas, puede convertirse en un desastroso jaque mate llegando a tener incluso que convocar una nuevas elecciones por no bajarse del burro (nunca mejor dicho).

En fin, que siempre que la política dependa de hombres obstinados, de nada valdrán los ideales, pues sin lugar a dudas siempre se luchará por una posición privilegiada independientemente del anhelo fervoroso que el pueblo reclame.

MORALEJA: Hay un refrán que dice: “No se puede luchar contra el destino, quien nace lechón muere cochino”. Más claro… el agua.

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