miércoles, 4 de marzo de 2015

TRAS LA PENA… UN NUEVO RUMBO





Cuando el pasado mes de diciembre Pastora Soler anunciaba que dejaba los escenarios para recuperarse de su miedo escénico, muchos de sus fans, entre los cuales me incluyo, sentimos un vacío inmenso en el alma.

Cuando lo que más te apasiona en la vida, como cantar, se convierte en algo tan terrible que te hace perder el conocimiento, es momento de replantearselo todo. Pastora lo hizo. Apostó por ella, por refugiarse en sí misma y encontrar de nuevo, esa pasión que la hace ser quien es.

Ahora, la noticia de que será mama, es un punto de inflexión tras una decisión dura para la artista. Sin lugar a dudas, las penas, con la inmensa alegría de una nueva vida, hacen que la vida se llene de un color especial que hasta la fecha, por lo que fuera, no alcanzabas a vislumbrar.

Mas hay una pregunta que me nubla la mente. Si algo que te hace inmensamente feliz, que es tu propia vida, tu motor para levantarte cada mañana, se convierte en algo completamente opuesto. ¿Sentimos que nos hemos defraudado a nosotros mismos? ¿Somos conscientes de hasta que punto un “don” puede ser látigo y ungüento para sus llagas?

Hay momentos, cuando alguien tiene la capacidad de entender que la vida le ha hecho llegar a un punto de inflexión, que no estamos preparados para afrontar ni un camino, ni otro. Necesitamos un tiempo de reposo, de espera, y eso en un mundo moderno en que pararse implica perder el tren, es algo más duro de lo que parece.

Es por este motivo, que la inercia de forzar seguir un camino u otro, nos hace errar en la decisión sin poder, a veces, volver a atrás y enmendar lo sucedido.

Sin embargo, hay otros momentos que el camino es el acertado porque sí, porque hubo una luz, una estrella, un lucero guía, que te marcó tan claro el camino que no seguir andado, sí que hubiera sido una decisión desafortunada.

Yo, en estos momentos, estoy ahí, en ese punto de inflexión, parada, inmóvil, intentado hallar aunque sean unas mísera migas de pan para saber si tengo que seguir por un lado y por otro. Sin embargo, yo no tengo las misma suerte que otros. Mis caminos son tan iguales al iniciar de ambos que no sé que hacer. Y se me acabó mi tiempo de reposo, de meditación, lo noto, lo siento. Mas no tengo fuerzas, ni sabiduría suficiente, para saber cual debo emprender y porqué.

¿Cuándo elegir se convertirá en una tarea sumamente más fácil? Yo creo que nunca pues hasta que no has andado un trecho, hasta que no has visto el camino en todo su esplendor, no sabes que la senda fue la acertada. ¡Por eso elegir nunca será fácil! Nadie ve más allá de sus pasos cuando empieza de nuevo a andar.

MORALEJA: William Shakespeare dijo: “No tratéis de guiar al que pretende elegir por sí su propio camino”. Para uno que lo tiene claro, dejar elegir en paz.

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