martes, 17 de febrero de 2015

“SECRETARIAS” MENOS UNO BAJO CERO





El titulo de mujer nos lo ganamos al nacer. No somos conscientes al cien por cien, hasta pasados algunos años. Es algo que somos, que poseemos, que nos pertenece pese a todo y ante todo.

Sin embargo hay “mujeres” que no lo han descubierto aún, pese a los cuarenta y tanto más que cumplidos. Y lo peor no es que no sean conscientes de ello sino que si lo fueran, ignorarían el valor que el título de mujer tiene y que, sin lugar a duda, es mucho más valioso que cualquiera que por cargo laboral se nos pudiera otorgar.

Bien pensado, si nuestras “hermanas” sufragistas se alzaran de sus tumbas, no irían contra los hombres, aunque aún no tengamos los mismos derechos que ellos, sino contra estas “mujeres” que han parecido olvidar que son.

¿Cómo se puede distinguir a las “secretarias” bajo cero? ¡Muy fácil! No tienen opinión ni a la hora de comer y piden lo que su “jefe” se pide, por si las moscas confunden lo que pueden comer o no. ¿Que piden sopa de cebolla? Pues aunque no es muy correcto que el aliento de una mujer apeste toda la tarde, de cabeza a por la sopa que se van. ¿Que pide solomillo al roquefort? Pues aunque sean unas acérrimas defensoras de los animales y se hayan proclamado por activa y por pasiva vegetarianas, se lo comen a dos carrillos. ¿Qué se piden un yogurt natural de postre? Pues aunque estén siempre diciendo que ellas no toman ningún producto que no venga de la soja, se lo comen aunque le de alergia la lactosa.

¿Esto lo hacen por no tener criterio? ¿Por cortas de miras? ¿Por estúpidas integrales? ¿Por mentalidad mínima en reserva? ¿O porque la cabeza no les da para más? Después de un amplio estudio sobre el asunto, creo que ciertamente están muy perdidas en la vida, tanto que ni siquiera tienen criterio a la hora de elegir un plato de un menú por sí solas. A las que le dicen cuatro a elegir, se aturullan de tal manera, que no pueden procesar tanta información y obviamente, si te pides lo mismo que el que está frente a ti comiendo, poco puedes equivocarte en si te gusta o no. Con responder incluso lo que él dice, hasta no tienes que pensar la respuesta y la vida es mucho más sencilla.

Eso sí, como el “jefe” le traigan un postre y resulta que no es lo que él esperaba y solicita cambiarlo por otro, ellas se quedan como en estado de shock. ¿Se comen lo que pidieron? ¿Estará bueno? El proceso dura hasta que el camarero llega con los cafés y al ver que se les acumulan las cosas, cogen, fingen un leve mareo, se van al baño y cuando salen, esperan sanamente que todo haya desaparecido: el postre, el café, el camarero y lo más importante,…  hasta la cuenta porque no son tontas. ¡No! Son cortas y eso en tiempo de crisis, lo de la fuga en busca de la caballerosidad del prójimo, funciona hasta con el más listo.

Estar de cara al público es lo que tiene, que ves pasar a infinidad de personas que ciertamente han perdido el norte, sobretodo en el sexo femenino.

MORALEJA: Emilia Pardo Bazán, (1851-1921) novelista, periodista, ensayista y crítica literaria española introductora del naturalismo en España, dijo: "La educación de la mujer no puede llamarse tal educación sino doma, pues se propone por fin la obediencia, la pasividad y la sumisión". ¿Es eso lo que busca un hombre al buscar una secretaria? ¿Obediencia? ¿Pasividad? ¿Sumisión? No son cualidades ni para un buen profesional indistintamente cual sea su sexo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario