sábado, 22 de marzo de 2014

LAS CRUZASTE SOBRE MI ESPALDA (poema)


LAS CRUZASTE

SOBRE MI ESPALDA

 

Verte no fue lo primero.

Conocerte no importaba.

Poseerte era la acción mas deseada.

Una mirada casual,

larga gracias a ti.

Luego una sonrisa cómplice.

¿Tan sencillo era todo?

 

Te alejaste.

Pensé que no podía ser.

Tomé el último sorbo de café

cuando un aliento perfumado

de mujer me susurró desde atrás:

‘¿No piensas seguirme?’

 

Olfateé cada destelló perfumado

hasta quedarnos a solas.

Después preferí usar mi tacto

para traspasar las pocas barreras

que quedaban entre ambos.

Cuando cruzaste tus piernas

sobre mi espalda,

no quedaba nada

que pudiéramos ocultar entre ambos.

 

Lubricarse las ansias había

tomado tu forma de hembra.

Deslizarse sobre el precipitado deseo

había cobrado forma en mi cuerpo.

 

Cuando tu lengua acabó conmigo,

tu sexo aún deseaba más de mí.

 

¡Jamás conocí a alguien así!

 

El cuerpo cansado se rindió a lo obvio.

‘¿Dónde estaba ella?’

Me pregunté asustado.

¡Ya no estaba allí!

Temblé por entero de la cabeza

a los pies aterrorizado.

 

No volví a verla nunca más.

Su recuerdo me persigue

en sueños cuando la noche.

Ella se queda siempre satisfecha,

con sus piernas cruzadas a mi espalda.

Yo me despierto empapado en sudor

preguntándome por qué

se marchó tras aquello.

¡Nunca el alba me trae la respuesta!

¡Nunca podré olvidar a aquella mujer!

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