lunes, 31 de marzo de 2014

LA “LUCIDEZ” TORPE DEL “TUERTO”


 

* La Autoridad Electoral de las primarias del PSC de Barcelona desestima la impugnación de Jordi Martí. (El organismo cree que el proceso electoral ha sido totalmente "limpio y transparente" y los resultados son "incuestionables". Recuerdan que podían votar los mayores de dieciséis años y los ciudadanos extracomunitarios con dos años de residencia en la capital catalana). Enlace web: http://www.lavanguardia.com/politica/20140330/54404567355/autoridad-electoral-primarias-psc-barcelona-desestima-impugnacion-jordi-marti.html.

 

* El PSC pincha en las primarias a la alcaldía de Barcelona (La participación es solo de 7.463 personas, por debajo de la esperada. Los dos ganadores, Jaume Collboni y Carmen Andrés, son afines al aparato). Enlace web: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/03/29/catalunya/1396092940_601666.html.

 

* Jaume Collboni gana las primarias del PSC pero deberá disputar segunda vuelta con Carmen Andrés. (Además de los militantes, podía votar cualquier barcelonés mayor de 16 años. Cinco candidatos se enfrentaban en la primera vuelta de los comicios internos). Enlace web: http://www.elmundo.es/cataluna/2014/03/29/5336ae77268e3e9e068b456e.html.

 

Cuando a una persona se le da una oportunidad para hacer algo nuevo normalmente la emoción es lo primero que llega.

 

Recuerdo cuando cumplí dieciocho años. El poder votar, el poder comprar alcohol, el poder conducir me emocionaron, el poder salir hasta altar horas de la noche me embriagaron.

 

Votar lo hice al año siguiente pues de haberlos cumplido y fue la primera vez que cogía todos los panfletos electorales y me los leía de cabo a rabo. Fue la primera vez que confié en la política. Fue la última vez que me dejé llevar por un programa electoral. Durante los cuatro años más que vi que nada de lo que voté, pese a ser el partido ganador, se cumplió, me di cuenta que en política el TODO y la MENTIRA van estrechamente de la mano.

 

Lo de comprar alcohol, aunque podía, no me gustaba. Odiaba el olor a cerveza, detestaba el whisky y, aunque me maree con un exceso de vino con burbujas rosado, y conduje con ese puntillo (dos copas, pero para alguien que no había probado el alcohol jamás, fue suficiente) que te da por reírte de todo. ¡¡¡NUNCA MÁS!!! El bajón posterior fue horrible y me pilló de vuelta a casa.

La conducción también se demoró pues no trabajaba y tuve que ganarme el derecho a poder optar, sólo, a pensarlo. Por suerte, fui la primera de mi casa que se compró un coche para ella sola, un coche nuevo, el que siempre quise, pero todo llegó cuando cumplí los veintiuno.

 

Lo de trasnochar, obviamente, también se demoró. Deseaba sacar la máxima nota en mis estudios y hasta que no conseguí todo a lo que podía optar por aquel entonces, no disfruté de unas noches que no eran tan excitantes a las cinco o seis de la mañana como todos pensaban. Tenía veinte años.

 

Lo bueno es que podía hacerlo. ¡Podía hacerlo por ley! Pero eso no significaba que me volviera loca y me tirara al alcohol, a las drogas, a cualquier loco con un tejano ceñido y pinta de italiano (me volvían loca mi concepto que tenía de italiano, lo reconozco), a la noche sólo por estar “autorizada”. Junto con los dieciocho (o en mi caso, a una edad más temprana) sabía lo que era tener responsabilidad y ser coherente con las decisiones que tomara tanto si eran acertadas como no. A partir de la mayoría de edad no sólo era adulta sino que todo, todo, todo lo que hiciera, todo lo que quisiera, era “culpa” mía. Se me habían regalado las opciones de elegir pero también el compromiso que implicaba poder elegir hasta las últimas consecuencias.

 

Las primarias de ayer del PSC pudieron ser limpias, pudieron ser acertadas, pudieron ser la oportunidad para muchos de ejercer un derecho, el del voto, que no todos poseen en sus países de origen o que sí, pero no con la “trasparencia” que se tiene en este país. Pero el problema fue que no todos lo que votaban sabían porque lo hacían, porque estaban allí, es más, a más de uno, se comentó en varios informativos, que hasta se les puso un sobre en el bolsillo para que votara y cuando se le preguntaba que era el PSC decían, ya que no sabían ni el idioma castizo, “I don’t now”.

 

¿Se puede decir que hubo la suficiente nitidez en las votaciones? Bueno, poderse decir se puede decir todo lo que uno de sea. En principio, vivimos en un país libre.

Eso si,… ¿Todos los que votaban sabían que estaban haciendo? Pues no, es obvio que no lo sabían. Si alguien que hace una cola para votar, que lleva un sobre en la mano, se le pregunta por un partido político, sea cual sea el partido, y responde... “¡¡¡NO LO SÉ!!!”, francamente esa persona se diferencia de un maniquí porque respira, se mueve, su corazón late y poco más.

 

Cualquier voto, ya sea para lo que sea, que no se haga con la conciencia necesaria, con las cuatro cosas más sencillas aprendidas, no sólo se debería valer de nada sino que debería ser eliminado hasta del derecho a votar.

 

Quizás de esta manera aprenderíamos a ejercer mejor nuestros derechos o quizás, así, consigamos entender porque, cuando hay que elegir algo con sentido común, esas personas ni tienen derecho a votar, ni puede elegir, no en un país democrático.

 

Alguien dijo alguna vez: “En el país de los ciegos el tuerto, es el amo”. Pero ser el “tuerto” no significa saber más que el que no puede ver pero aprendió a escuchar.

 

MORALEJA: Nelson Mandela sabía muy bien lo que era el racismo (Una de sus frases contra el racismo era: “¿Por qué en esta sala me enfrento a un magistrado blanco, soy acusado por un fiscal blanco y escoltado hasta el banquillo por un ordenanza blanco? ¿Puede alguien sugerir honesta y seriamente que en este tipo de ambiente la balanza de la justicia está equitativamente equilibrada?”). Se que más de uno al leer parte de este escrito de hoy pensará,… ¡¡¡RACISTA!!! Y lo hará sólo para escudarse. ¡No es racismo! No hablar de lo ocurrido en un lugar y en un momento y con personas que al, tener una opción, en vez de aprender y elegir sabiamente, actuaron como borriquitos aun no se sabe muy bien por quien guiados.

 

Tres frases de Madiba para acabar:

 

* “Debemos hacer fracasar los intentos por dividir a nuestro pueblo en bandos étnicos, por convertir su rica variedad en un peligro con el que perforar nuestros corazones”.

 

* “Nunca he considerado a un hombre como mi superior, ni en mi vida fuera, ni dentro de la cárcel”.

 

* “Todos sabemos cuan tenazmente puede el racismo aferrarse a la mente y hasta qué punto puede infectar el alma humana. Allá donde se sostiene en disposiciones raciales en el orden social y material, esa terquedad puede multiplicarse por cien”.

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