viernes, 1 de noviembre de 2013

MINADO POR LA MINA (poema)


 
MINADO POR LA MINA

 

Nadie siente el dolor. ¡Nadie!

Pues nadie queda tras la muerte.

Bajar hasta lo más profundo,

confundirse entre polvo,

oscuridad, soledad vacío.

Ser enterrado en vida pasa

más de una vez por tu cabeza.

No te entienden y es lógico.

Donde tú trabajas no hay

ventanas para que entre el sol.

Todos protestan,

se quejan del momento,

del día a día,

de esta puta crisis

que está acabando

con todo lo poco

que quedaba de bello

en este diminuto mundo

llamado país circunstancial.

Mientras algunos corren

demostrando su poca humanidad

que habita en su interior,

tu lloras lágrimas demasiado negras

(no es por el luto, que existe,

pues el día de hoy no fue bueno

y mas de un amigo cayó trabajando.

Los matices que rodean

tu universo son negros

y olvidas de que color

es el llanto, la luz de día,

el olor a rocío de la mañana).

 

Nadie siente el dolor. ¡Nadie!

Pues nadie queda tras la muerte.

Da igual cuantas manos se levanten,

cuantos acuerdos firmados queden,

cuantas promesas incumplidas se firme

durante un día, una semana, un mes, un año.

 

Nadie siente el dolor. ¡Nadie!

Pues nadie queda tras la muerte.

 

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