lunes, 1 de julio de 2013

SUPLICANDO UN POQUITO DE HUMOR


 

No hace el calor apabullante de esta ola que nos ha llegado así, de repente, para que los ánimos y las ganas de todo y de nada no sean muchas. La crisis sigue ocupando las portadas de muchos periódicos y medios de información de Internet. Los recortes siguen al pie del cañón apretándonos un cinturón que ni se ve ya. Los casos de abusos de poder con casos de violencia de genero siguen ahí, en la pagina siguiente al todo el resto. Y suma y sigue.

 

Pero nos olvidamos que a nivel mucho más cercano, como si lo otro no lo fuera pero si lo es, hay problemas que cobran una importancia mas relevante sobretodo cuando a nivel de salud hablamos y las personas a las que afectan, son tan cercanas que nos trastoca todo nuestro mundo de prioridades absurdas.

 

Cuesta creer que con todos los avances que hace la ciencia (a la que también le han hecho muchos recortes porque el aprender, el conseguir algo verdaderamente relevante, parece no estar de moda) no se haya encontrado aún una cura no para la enfermedad sino para la palabra que engloba dicha enfermedad: CÁNCER.

 

¡Cáncer! Es decirla y un escalofrío recorre nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestro espíritu sabiendo que eso y decir MUERTE es lo mismo. Pese a las curas, pese a los tratamientos, pese a todo, Cáncer, Tumor, Leucemia, Radioterapia, Químio, Portacab, Intervención, Operación,… sigue causando en nosotros una pena increíble como si la persona a la que queremos y que tenemos que ayudar a pasar el duro trance, fuera ya un sentenciado a muerte al que vemos sus días contados.

 

Duele una enfermedad. Sea cual sea, una enfermedad se contagia en el ánimo y en los individuos que quieren y aprecian a esa persona. El desánimo, las ganas escasas de hacer cualquier cosa, el ver como el tiempo parece detenerse entre las paredes del hospital para todos menos para esa hija, madre, esposa, amiga,… querida, erosiona por entero nuestro ser y nos quedamos faltos de esperanzas de vivir nosotros mismos. Al final, haciendo un poco de tripas corazón, quedamos con un amigo o dos (más no nos apetece) en un lugar donde las confidencias y el desojar el corazón para aliviar un poco su dolor sea sólo percibido por el que tenemos delante que no escucha, nos apoya y nos da un poquito de fuerza con un humor reflejado en un chiste malo, en una canción chorra del verano donde un nombre de mujer se convierte en un acto que produce una sonrisa en ese momento extrañamente duro, con una chirigota que se envió por el móvil para proporcionar unas risas por el carnaval que fue guardado por no se sabe que motivo y ahora, hace su función de nuevo para dar un poquito de bálsamo al cuerpo, mente y alma de una persona que ama y ver que su ser amado, está sufriendo.

 

Un poco de suplicante humor no es malo y menos aún reírse en el momento más inesperado para poder dar un poco de vida a algo que pinta tremendamente oscuro ante nuestros ojos por un sentimiento infinito de amor que es subyugado por una enfermedad, que al decirla, produce en tremendo dolor incluso en aquellos que no conocen a los que la poseen y que son espectadores ocasionales de un mal compartido.

 

MORALEJA: El antónimo de la risa no es malo y eso lo sabía Gustavo Adolfo Bécquer que dijo: “¡Llora! No te avergüences de confesar que me has querido un poco”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario