domingo, 21 de julio de 2013

ESTAR O NO ESTAR,… ¡NO SE SER DE OTRA MANERA! (escrito)


 

Querido amigo,

 

Y te llamo amigo porque un día lo fuiste,… ahora ya no. ¿Cómo se le llama a alguien que ahora ya no es nada para ti? ¡Si! Duele leerlo pero también duele escribirlo. No te creas que lo digo para herirte sino para dejar de sufrir un poco más yo.

 

Miles de veces me dijiste que hay muchos tonos de grises. ¡Yo no sé verlos! En una relación de amistad o SE ESTÁ O NO SE ESTÁ. Si, son un blanco que te puede cegar hasta hacerte sangrar la mirada y un negro, tan oscuro que puedes temer de estar en el vacío más completo pero así soy yo. ¡O me entrego o no! Lo otro,… son medias tintas.

 

Puedes imaginarte que el amor llamó a mi corazón y que esto ahora son unos celos absurdos. ¡Puedes creer lo que te plazca! No existe celar en mi diccionario. No se puede temer perder algo que JAMÁS fue tuyo porque bien sabes que la posesión, para mí, no era importante (nunca lo será). No es lo mismo TENERTE que POSEERTE,… (eso lo dejo para tus amantes caducas de las que te alejas por tus miedos no por los suyos).

 

¡Rompiste las reglas! Todas y cada una de las que yo acepté durante siete años de un cariño sincero y puro de amistad. ¡Todas! ¿Y por qué? ¿Amor? ¿Seguro? No reside el corazón más abajo de tu cinturón negro de piel italiana amigo. En el momento que leí,… HACERLE EL AMOR vi que no era amor eso que tu una vez mas enmascaras no se muy bien porque.

 

En fin,… si no lo has entendido hasta ahora, ya te lo digo yo,… ¡Esto es una despedida! Duele, molesta, hace que las lágrimas corran una y mil veces por mis mejillas pero el dolor pasará y detrás de la molestia vendrá el consuelo.

 

Ahora, me siento pérdida, usada, desgastada, parte de una parte de una nada que habita en lo más profundo de un lago absurdo de desesperación y vacío. ¡Pero pasará! ¡Todo pasará! Volverán las risas a mi cara, volverá el color a mis mejillas, alguien se ganará de nuevo una confianza que tu destrozaste como si fuera un papel inservible. Regresarán los cafés, las ganas de verses, las ansias de leer algo escrito por uno por o por el otro, el encender en teléfono y encontrar un mensaje de alguien a quien si le importas. ¡Y no hablo de amor! ¡Nunca fue amor! Ese sentimiento absurdo de princesa de cuento lo dejo para las otras, por esas por las que pierdes todas tus normas y sensatez que te brindaron los cuarenta y muchos ya cumplidos.

 

No se como acabar la carta. Las despedidas, cuando ha habido ese blanco cristalino y puro del que te hablaba antes, son amargas. No puedo decirte “Hasta pronto” porque no quiero. No puedo decirte “Hasta nunca” porque no lo siento. No puedo decirte “Un beso” porque no me sale. No puedo despedirme con un abrazo que no deseo.

 

Te tuve muy presente, sufrí a tu lado y ahora,… no quiero sufrir más.

No lo siento pero jamás dejaré de sentirlo.

 

ALIBI

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