martes, 4 de junio de 2013

ME QUEMABA (poema)


 
ME QUEMABA

 
Me quemaba

lentamente

en la saciedad

de deseos encarnados.

Me quemaba

pesadamente

en unas ascuas

de pliegues infinitos

de tu cuerpo.

Me quemaba

lánguidamente

mientras el probar

de nuevo tu boca

se alejaba sin remedio.

Me quemaba

paulatinamente

por desatar por siempre

el sinfín de te quiero

que contenía mis labios.

 

¡Todo era ensoñación!

Un mundo que vive

entre mi cama

y mis ganas.

Ese ratito amargo

en que todo es posiblemente

falso pese a vivirse

en primera persona.

La escapada de un deseo

que se perdió fugazmente

en un sueño.

 

Me quemaba,

juro por Dios

que me quemaba,

en su océano de amantes

con tu perfume

pero sin tu esencia,

con tu ojos

pero sin tu mirar,

con tus ganas

pero sin ese deseo

bajamente ardiente tuyo,

con tu cuerpo

pero sin la inmensidad de este.

 

Me quemaba,

bien lo sabe el altísimo

que me quemaba,

cuando un recuerdo glacial

me embriago de agua.

Eras tu que vivías en mi presente,

ese que jamás existirá en nuestras sobras.

 

A las cenizas se les dieron

paz una tarde cualquiera.

Cómo epitafio diez simples palabras:

“Para alguien

que murió por amor,…

un amor nunca amado”.

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