viernes, 3 de mayo de 2013

FAMILIA,… ¿BENDICIÓN O MALDICIÓN?


 

¿Qué es la familia? Dícese de FAMILIA aquellos que comparten tu sangre contigo, que llevan tu apellido y que por desgracia, jamás estarán ahí cuando REALMENTE los necesites. ¡Esa es la gran realidad!

 

Seguro que alguno de vosotros ha pensado alguna vez,… ¡¡¡QUE FAMILIA TENGO!!! Y se ha llevado las manos a la cabeza. Empezando por hermanos que no nos entienden o que quieren destruir las vidas de nuestro padres sólo por el puro egoísmo hasta hermanas que son capaces de echarte a la cara que tengas un detalle con un amigo o amiga tuyo que ellos no toleran o, que simplemente, no le saludó en la discoteca no se qué. Se que la familia también son los padres pero en esta vez, no voy ha hablar de ellos, voy a hablar de los hermanos y las hermanas y sus formas tan peculiares y maravillosas de demostrar su gran y maravilloso amor por el prójimo o por su congéneres.

 

Tenemos el hermano rico, ese que ha triunfado en la vida o que lo parece. Es el favorito de papa y de mama que aún no saben que su último matrimonio fallido, lo dejó sin un euro ni para vivir porque como siempre había vivido de las mujeres, su última esposa ya fue lo suficientemente inteligente, para ponerlo todo a su nombre y dejarlo con un palmo de narices. Duerme en la cama plegable o en el cuarto de los niños mientras consigue o una nueva mujer que lo mantenga o un trabajo (cosa que para un triunfador como él, es mas difícil que para lo simples mortales, ya que como tiene un “caché” inventado y creído, no le gusta todo lo que el mercado laboral oferta). Cuando él entra por la puerta de casa de vuestros padres es el orgullo de la familia. Lleva cosas inmensamente caras que ni sabes de donde las ha sacado y prefieres no preguntártelo porque,… ¿Cómo puede comprar un hombre un reloj de oro de los buenos si duerme en tu casa porque no tiene ni para comer? ¡Mejor no preguntarse nada! A veces es mejor que los padres vivan su mentira por su propio bien.

 

Tenemos a la hermana rica, que no es igual que el hermano rico ya que las mujeres, tiene algo más rebuscado hasta en la forma de tener riquezas inventadas. Se compraron una casa, con su pareja, un tío detestable, machista a más no poder, al que no aguanta, que la preñó de un hijo varón. Viven figurando ser algo por ese terreno que no pueden arreglar mientras él, negado para el estudio o para trabajos que hagan falta algo más que la fuerza bruta, va de acá para allá, presumiendo de lo que no tiene sólo por el simple hecho de aparentar. Mama y papa la quieren con todo su corazón porque su primer nieto, se lo dio ella. Luego a solas, cuando nadie escucha, ellos mismo lloran amargamente porque para ser una hermana rica, hay que ser egoísta y desconsiderada a más no poder y con ellos, sus propios padres. No es que tenga que tener un detalle con algo material y sin sentido, sino que ni siquiera es capaz de decir un simple,… ¡¡¡OS QUIERO!!! (Porque es lo único que buscan sinceramente los padres: que sus hijos, pese a la edad, les sigan diciendo que les quieren).

 

Tenemos al soltero de oro, ese hijo que aún vive en casa y pese que es una carga para sus padres, jamás se da por aludido. Trabaja o no, pero siempre espera que su mami, porque en eso son privilegiadas las mamis, salga en su favor cuando coja el mando y su padre quiera ver el partido de un canal y él, la peli Showgirls en otro. El padre dice que en su casa se hace lo que él dice, la madre le llama egoísta al padre y empieza a una discusión absurda que acaba cuando él hijo dice: ¿Os podéis ir a otra habitación a discutir que no escucho la película? El padre se va a su cuarto y cierra la puerta de golpe, la madre se va a otro cuarto distinto, dando un portazo y el hijo, parásito succionador de vida, se queda tranquilo en el comedor disfrutando de tener una casa para él sin lo que conlleva tener un hogar y sus gastos.

 

Tenemos a la soltera de oro, es la hija caprichosa, la que quiere todo para ahora, que siempre está comprándose ropa y haciendo dietas absurdas pese a que no le sobra ni un gramo. Cuando empieza una de esas dietas, todos los de la casa, es decir, papa y mama, deben de hacer dieta también por la regla de que yo no puedo ver comida porque sino me entra hambre. Desde el primer día que empieza, su mal humor se hace visible a través de gritos y malestar general y otras clases de improperios propios de un poseído por veintemil demonios que de una mujer hecha y derecha. No sabe poner una lavadora, ni coser un botón, ni planchar, ni limpiar el polvo, ni barrer, ni tender la ropa, ni pone un lavavajillas, ni cocinar, ni nada relacionado con el hogar ni las tareas domésticas porque para eso ya está su mami.

 

Tenemos al hijo que siempre estuvo enfermo y al que siempre le viene los malestares imaginables habidos y por haber. Normalmente suele estar casado y su esposa, nunca le hace caso cuando se siente fiebroso o tiene todo el cuerpo dolorido. Según él, tiene una enfermedad que los médicos no saben ver y por eso siempre está tomando medicinas pero sin llegar a curarse nunca del todo. Siempre que viene a casa de los padres, quiere que cocinen para él, que le mimen, que le den lo mejor por encima de sus hermanos,… vamos, que todos los que estén en ese momento en casa, le hagan de humildes siervos por su considerable enfermedad incurable.

 

Tenemos a la hija que siempre estuvo enferma y que ahora, como sus enfermedades no convencieron a nadie, se ha hecho un montón de piercings y tatuajes en el cuerpo, para que sus padres estén mas pendiente de ella aunque sea para decirle que eso no les gusta y que deje de hacerlo (cosa que no hará porque así recibe la atención que su baja autoestima necesita y que no obtiene, normalmente, de su pareja). Cada año cambia en sus ámbitos alimenticios (que para los padres, sobretodo para las hijas enfermas que viven fuera ya del hogar familiar, siempre es un problema). Hace un año le dio por vomitar (no provocarse el vómito sino que todo le daba tanto asco, que al final su cuerpo lo expulsaba por el propio rechazo de la persona). Luego le dio, como causa de los vómitos, por dejar de comer (no anorexia, sino que dejó de comer porque como decía que no se sentía bien cuando vomitaba, la única forma de evitar arrojar era ingerir). Después se dio por ser vegetariana (no por una moda del momento, porque una amiga le ofreció seitán y, como no lo devolvió, le dio por comer cosas naturales y sanas para variar).

 

Seguro que cada cual podría indicarme otros modelos de hermanos y hermanas egoístas, enfermizamente trastornados, odiosamente malcriados, peligrosamente venenosos, indispuestamente capacitados para ser verdaderos orgullos de la familia. Raros, absurdos, irracionales, agresivos,… pero a fin de cuentas, parte de una familia creada por el amor y el cariño que un día, hubo entre un padre y una madre que se querían.

 

 

MORALEJA: Confucio ((551 AC-478 AC) Filósofo chino) decía: “Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente”. El problema viene cuando estás harta de complacerlos a todos y te dices,… ¿Y si dejo de ser una columna para empezar a ser simplemente yo?

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