miércoles, 30 de enero de 2013

¡OLVÍDATE DE LAS SORPRESAS!

 

Hoy el sentirse triste forma parte de una tristeza mayor. Es como si un niño hubiera descubierto una gran mentira y se sintiera completamente engañado por todos y por todo.

 

La crisis me ha mostrado cosas que hasta ahora no conocía: unas extrañas, otras predecibles, algunas completamente desastrosas y otras francamente detestables. Pero jamás me hubiera imaginado que entre ellas descubriría que las SORPRESAS no existen (y eso que las sorpresas mas bonitas que se pueden hacer, no cuestan dinero). A mi, por ejemplo, me encantaría que una noche despejada de luna nueva, alguien me “secuestrara” para ir a lo alto de una montaña en una parte oscura con una manta para tirarla en el suelo y poder contemplar durante horas las estrellas y con la esperanza de ver alguna fugaz. O por ejemplo, que alguien viniera y me dijera,… ¡Vamos! Y coger el coche sin saber ni dónde ni por hacer algo (sólo con un porque si en el corazón y con la ilusión de no saber nada para que todo parezca renovado, nuevo,… sorprendente). O simplemente, decirme: ¿Sabes quien tiene las llaves de la azotea de aquel edificio tan alto? Pues yo y puedes coger tu cámara para hacer fotos de un paisaje precioso de la ciudad. Y así hasta el infinito sin coste económico pero si coste de horarios y claro, no todo el mundo quiere sacrificar horas de su vida para sorprender a alguien y menos si ese alguien sólo es un conocido, una amiga, o alguien que un día fue especial y ahora,… sólo hace tiempo que no la ves. O peor aún, cuando llevas años y años y años con tus amigos (masculinos claro esta) y jamás se acuerdan de enviarte ni una postal por tu santo. No quieres nada grande, ni pequeño, ni mediano. Una felicitación que siempre llega una semana tarde si es que al final llega).

 

La otra cara de la moneda, la de dar tu la sorpresa, es también oscura y negra. Viste algo que alguien quería o dijo que le gustaría tener o recibir. Un ejemplo: un gran amigo tuyo dijo que lo que más le gustaba para desayunar era el pan de mollete de su pueblo con leche condensada. Consigues encontrar a alguien que te lo trae de allí y recién hecho el día anterior (un pan tan bueno no se pone malo en unas pocas horas de más), vas al supermercado a comprar leche condesada y te presentas al día siguiente con una bandeja con ese desayuno. Primero te mira sorprendido y luego diciendo,… ¿Y eso para quien es? Te siente estúpida y algo que pensabas que le iba ha hacer una ilusión tremenda, acaba criando polvo en una mesa olvidada del despacho. O peor aún, una compañera de trabajo que está pasando una mala racha, te habla de lo bonito que había sido su ramo de flores y lo complicado de componerlo porque era de orquídeas naranjas que las trajeron de no se donde. Recorres un montón de floristerías tres meses antes de su cumpleaños intentando que alguien consiga traerte esa flor tan deseada. Cuando llega ese día, le entregas un precioso regalo y ella lo mira y lo deja a un lado sin observarlo un instante. ¿Qué ha pasado? Te preguntas más que pasmada como estupefacta y resulta que ni se ha dado cuenta de que era una orquídea naranja. Al final se marcha con ella pero sin ni un ápice de sorpresa ni siquiera en su mirada y tu te preguntas,… ¿Se la lleva porque le ha hecho de verdad ilusión o sólo para no tirarla delante de mis narices? O cuando buscas un libro especial para tu persona especial y te pasas meses y meses buscando y cuando por fin lo consigues, se lo entrega y te dice sin abrirlo: ¡Es un libro! Si un culminación de asombro en su voz. Te dan ganas de arrancar el libro empaquetado de sus manos y de decir,… cualquier cosa. Al final, tanta falta de sorpresa en ese tan simple, te hace enmudecer, te deja completamente de piedra).

 

Y a veces, sólo a veces, te paseas por la red para sorprender a alguien y imaginártelo con una sonrisa de oreja a oreja por una chorrada que has encontrado en Internet para hacerle reír un instante y que deje de pensar en todo lo malo que le rodea o le puede rodear en ese momento de su vida (el agobio, el estrés, la ira, el mal rollo en el trabajo,…). Si esa persona no contesta un LOCA, o un BOBA, o un ESTÁS PARA QUE TE ENCIERREN con una carita sonriente de emoticono, es que simplemente, ni se sorprendió y encima pensó: Y esta,… ¿De que coño va la majara?

 

En fin señores, que cuesta muy poco sorprender a alguien, imaginarte su sonrisa sin verla y desearle que tenga un buen día, que sea feliz, que la vida es un ratito y has que disfrutarla de principio a fin. Pero si esa persona se llama YO y hoy le quitaron una venda preciosa de sus ojos, no solo se sintió caer en las fauces de la verdad sino que tristemente,… dejó de creer en sus hadas para siempre.

 

MORALEJA: John Lennon dijo: “La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”. ¿Cuántos planes más vas a hacer para no dejarte seducir por algo que VERDADERAMENTE TE SORPRENDA? ¡Tu mismo! Tu vida es tuya pero piensa que son cuatro días y ya has perdido uno y medio con tanto planear ser feliz en vez de disfrutar de serlo.

 

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