lunes, 31 de diciembre de 2012

UNA BROMA DE MAL AGRADO. UNA PSICOPATÍA DE MUY MAL GUSTO


Cuesta creer que en un mundo moderno un monosílabo siga sin ser entendido y que a veces, más de las que a una le gustaría admitir, hay que recurrir a la bordería para que quede claro que NO es simplemente NO.

 

¿A qué viene esto? ¡Muy sencillo! Hace unos días, hablando con una amiga me comentó algo que me llamó la atención de forma un tanto dura. Resulta que trabajaba haciendo una sustitución maternal y estaba a punto de acabarse (cuestión de una semana en 2007). Fue a tres entrevista y a en la tercera, tuvo la suerte de ser cogida. Era un contrato de tres meses que se prorrogaría al año. Eso, después de dos contratos de seis meses supliendo a mamis, le subió mucho la moral.

 

Los días que le quedaban en la antigua empresa, empezó a arreglar todo para no dejar nada pendiente. De los talones y pagarés que había preparado para proveedores, había dos que no habían venido a buscarlos. Su último día, después de dos llamadas anteriores, volvió a llamar para que pasaran a recogerlos. Una de las empresas le cogió el teléfono un chico muy simpático. Le dijo que en 10 minutos pasaría por la empresa. ¡Así fue! Recogió el talón y después de una charla muy corta, no sabe como, le pidió el teléfono para seguir en contacto. Mi amiga se echó a reír pues es una mujer normal y corriente y no le había pasado eso nunca. Pensó, según ella, que era una broma o una apuesta o algo raro. Le dijo que no podía dárselo y puso alguna excusa (no me ha dicho cuales). El insistió y como no veía que fuera nada malo, al final le dio su móvil.

 

Pasaron las semanas y la llamó para tomar algo. Quedaron y hablaron poco durante un medio día frente a un bocata cada uno y un par de coca colas. A él le gustaba un escritor que también le gustaba a ella (Gabriel García Márquez) y eso disipó la charla. Le dijo de quedar otro día y ella respondió que no. Durante la comida no le había dado muy buena vibración y con una vez que quedaran,… ya era suficiente.

 

Pasaron los años y cuando ella se pone el whatsapp en el móvil, recibe uno de un número desconocido que le decía: “¡Hola vecina! ¿Qué tal? ¿Cómo va todo?”  Ella sabía muy bien que no era un vecino pues su número, se lo daba a pocas personas y sólo lo tenía la vecina de enfrente por si ocurría algo imprevisto. Se quedó a cuadros y como era lógico preguntó quien era. Le respondió que era él, aquel hombre del talón. Primero le chocó que después de cinco años siguiera guardando su teléfono. Luego le respondió de forma simpática. Él le envió un video divertido de dos móviles haciendo el amor. Ella se rió. Le envió uno de un chiste un poco verde. Él se rió. Le envió un video de otro chiste subido de tono. Ella se rió. Le envió una canción de broma que le habían pasado. Él la llamó. Ella no cogió el teléfono pues se asustó. Le envió un mensaje y le dijo: “¿Por qué me llamas?”. El respondió: “¡No te hagas la dura que tu ya sabes lo que yo busco y se que tu lo deseas igual!”. Ella se estremeció aterrorizada. ¿En qué mundo unos mensajes cinco años después sencillos y llenos de risas podían ser interpretados tan mal por una mente masculina? Ella tomó aire y le expresó: “¿Qué crees que quiero?”. Él le respondió: “¡Que hagamos lo mismo que los móviles! Nadie se va a enterar. Soy discreto”. Ese fue un golpe bajo y nada acertado. Si un hombre con el que sólo se había compartido en los cinco últimos años un silencio, del que no se guardaba ni el teléfono, al que se enviaron unos mensajes de whatsapp podía pensar que busca sexo,… es que no era una broma pesada sino que esa persona tenía una psicopatía y de muy mal gusto. Intentó controlar sus nervios, sus malos recuerdos y le respondió que borrara para siempre su móvil. Él respondió que “Ok!”

 

Cuando me lo contaba estaba conmovida y paralizada por el pánico. No paraba de preguntarme que en que mundo algo tan sencillo podía verse como una insinuación de algo que no fuera la risa. Intenté hacerle entender que esa persona, ese hombre en concreto, no estaba bien sino que seguro que tenía un problema mental o que era adicto al sexo. Ella empezó a decirme que dejaría de hablar con los hombres. Le dije que no fuera tan radical. Ella me respondió que si algo tan sencillo se tomó de esa manera. ¿Qué otras cosas dichas con doble sentido no fueron tomaron por otros hombres como una insinuación indirecta del deseo sexual? Yo me reí y me miró raro. Le conté lo que me pasó a mí una vez para que escuchara y juzgara. Cuando yo trabajaba en una empresa, había un chico que siempre estaba con la tontería del escote, que si esto, que si aquello. Era algo gracioso y nada molesto. ¡Mis pechos no iban a emigrar de mi cuerpo! Eran pechos y la vista que proporcionaba el escote era preciosa. La crisis hizo que mi despido fuera uno de los primeros de la empresa por ser de las últimas personas en entrar. Él, mi compañero, vino un día a verme y en la calle empezamos a hablar de la vida. Fue una charla muy amena. Cuando le acompañé a su coche en una calle donde no había tráfico, ni gente, ni nada, me pidió si podía darme un beso. Yo me reí y le respondí,… Uno no,… dos y en la cara. Él me miró fijamente y me dijo que no,… que quería besarme la boca. Sonreí y sin hacerle daño porque era una gran persona, le dije que yo no podía besar en la boca a nadie que no fuera mi pareja. ¡Así de sencillo! Me dio un par de besos, un gran abrazo y se fue. Le dije a mi amiga que si yo había sido más directa que ella y que me había pasado lo que yo consideraba una anécdota, es lo que tenía que hacer ella con lo de ese individuo. Sonrió. La sonreí. Se calmó bastante y volvió a salir al mundo como siempre, con una sonrisa en la boca y una palabra amable para todos. ¡Así era ella!

 

MORALEJA: Cuesta creer, y lo vuelvo a repetir por tercera vez, cuesta mucho creer, que un mundo desarrollado como es el nuestro, un hombre siga teniendo los instintos primarios y lo que es peor, la educación de un hombre de las cavernas. Ya no existe ni mazo, ni arrastrar a la hembra por los pelos para poseerla forzada en lo mas oscuro de una cueva. Ahora existen los móviles, los hombres desequilibrados o, simplemente, sexualmente insatisfechos. ¡El sexo no es malo! No lo convirtamos todo en algo misógino y posesivo. Todos tenemos derecho de disfrutar de nuestro cuerpo y del de otro. Eso si,… ¡¡¡SIEMPRE CON EL CONSENTIMIENTO MUTUO DE AMBAS PARTES!!! ¡Basta ya de forzar! NO es simplemente NO. ¡Así de FÁCIL!

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