lunes, 19 de noviembre de 2012

LOS SUSURROS DE LAS MUSAS


Hay personas que nacen con un don especial, con una sensibilidad increíble que traspasa la apreciación normal que tiene todo ser humano.

 

Ellas, esas personas, no son conscientes de su don y como el héroe que no sabe si puede encajar su secreto en un mundo terrenal con personas corriente, sufren en silencio la tortura que es tener que ocultar lo que son a los ojos de los demás.

 

Cualquier acto corriente que para otra persona sería un paseo, un recorrido preciso por un mundo normal, para ellas, para esas personas, se transforma en un paseo por el infierno inmenso de los sentidos. El crepitar de una hoja bajo sus pies se convierte en un canto de sirena terrestre contra el que tienen que luchar. El olor del rocío de la mañana, que ellos saben que no es el mismo que cuando la tierra esta mojada por la lluvia, inunda sus pulmones con renovado aire de sensibilidad que tienen que callarse, a veces, por miedo. Los colores de lo que les rodea con el cambio de la estación del año, son fuegos artificiales en sus ojos, en sus manos, en su piel,… en todo su ser por entero.

 

Pero no es fácil ser sensible o sufrir el don de la sensibilidad suprema. Cualquiera que al pasear le viera cerrar los ojos creería que va a precipitarse contra el suelo y correría a evitar la caída. Al ver que sólo disfrutaba de algo que no podían ver los ojos mortales lo tomaría como chiflado alejándose apresuradamente de su lado. Incluso cuando saliera a dar una simple caminata por el placer de disfrutar a solas de sus sentidos algún transeúnte amable que paseara con su coche, se pararía a su lado para conducirlo a un lugar,… ¿Por qué los que caminan por caminar tienen que ir a algún lugar? Es mas fácil para el que tiene su vida proyectada hasta el último suspiro pensar que hay personas que “pueden perder el tiempo” simplemente disfrutando de aquello que les rodea sin tener una hora, un lugar, un tiempo definido, un momento en el que hay que volver y regresar,… Eso no va con la gente que vive deprisa en un mundo que tiene una contrarreloj pactada en secreto con ellos hacia la tumba. Pero ellos son los felices y el resto,… son los locos (bueno,… ¡¡¡SOMOS LOS LOCOS!!!).

 

La soledad y el mutismo de ruidos corrientes, son un bálsamo de aire fresco para sus vidas aunque es muy difícil de conseguir en el día a día. Siempre hay alguien cerca o estalla sin sentido de nuevo el sonido inverosímil de un claxon al pasar de rojo a verde el semáforo que hay ante sus ojos, un nanosegundo que no puede ni disfrutar el que pita y que trunca el deseo del que disfruta de disfrutar a solas de la vida. Te gustaría decirle a ese que rompió tu mundo que las prisas no son buenas, que el aquí y el ahora es el único que importa, que no se puede ir por la vida como el conejo blanco de Alicia en el país de las Maravillas  llegando tarde a todos lados y siempre seguir corriendo. ¡No va a entenderte! Mejor dejas que derrape por decimoquinta vez con su coche y siga corriendo hacia,… ese lugar que siempre se aleja cuanto mas se acerca. ¡Esa es la vida que ha elegido vivir! Hay que aceptar que ellos son mas y que nosotros,… somos los locos.

 

Luego, cuando llega la noche y todo se queda en silencio, el aire golpea los árboles de la calle y te llama para que salgas a disfrutar de la inmensidad de los sentidos. Pero es tarde y debes dormir. Te quedas un instante en el balcón, en esa azotea que otros olvidaron que existe y dejas a tu ser que sea durante media hora, una hora,… dos. Hasta que de nuevo un sonido molesto y vulgar, te hace retornar a tu ser de persona contenida y volver a la cama para dormir porque es lo que toca a estas hora de la noche.

 

MORALEJA: Las musas no tienen un horario, ni reloj, ni vida definida. Por eso vienen a uno cuando ellas desean susurrando para que liberes tus ganas, tus deseos, tu arte. ¡Esa es la suerte del que no tiene que ocultarse! Pero los que si,… sufrir y disfrutar van unidos de la mano a nuestro don. ¿Por qué no renunciar a él? Simplemente por una cosas sencilla,… ¡Entonces no seríamos nosotros mismo! Ese si sería el peor tormento descomunal de una vida vivida siempre a medias.

 

 

 

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